Actitud... de macho!!
Sigo con mi cerveza mientras a mi izquierda, tras unas tiras de cuero que simulan una cortina, los dos bultos que estaban disfrutando de una mamada ya han pasado a mayores. Solo se escuchan los pequeños golpes de la hebilla del cinturon de unos de ellos contra el suelo y largos y tenues "UFFFFFF".
Son las 12 de la madrugada, jueves. Hoy es el primer día de descanso que nos ha dado este largo y jodido invierno en Madrid, los 9 grados que lucen los termómetros parecen un regalo comparados con el frío que los días de nieve nos han dado hasta esta misma semana.
Estoy en mi casa. Ya he terminado una par de cosillas que tenía que hacer en el ordenador, me enciendo un cigarro y me pongo un poco de música: La Callas. A simple vista nadie diría que escucho ese tipo de música. Otro de mis contrastes. Mientras se consume el cigarro en mi mano, incapaz de darle caladas, no logro desconectar de la mierda de semana que he tenido… en contra de lo que sería normal, mañana no curro y no consigo desconectar.
Siento que tengo demasiadas presiones, que me acogotan y acojonan. Tengo la soga al cuello, un nudo en la garganta. Me apetece pegar un alarido como lobo en medio de la noche, pero no estamos en el campo sino en el centro de la ciudad. Me doy cuenta de que el ritual de "cigarro y a la cama" no va a funcionar para dormir. Esta noche no.
Por un segundo pienso en ponerme algo erótico en el ordenador pero se que no va a funcionar, ya son muchos años en este cuerpo. Me pongo unos vaqueros y la primera camiseta guarra que encuentro en mi armario: salgo a la calle y camino por la Castellana.
En ese momento pienso en llamar a una “folloamiga”, Tatiana. Una de esas amigas a la que no te da reparo llamarla pasada la media noche, por que sabes que le vas a dar la alegría de su vida. Pero el historial del móvil me recuerda por que hace más de una mes que no la llamo: la última vez que lo hice me llamó 4 veces al día siguiente y mensajes por una semana… Llego ya a la esquina de la calle St Barbara y pienso que la mejor opción es tomarse un cerveza. Quiero un sitio donde la gente apenas hable, donde pueda relajarme y pasar de todos. Donde me encuentre a mi mismo, sin apariencias.
Recuero que estoy a solo unas manzanas de Seagull. Quien conozca el sitio le puede parecer extraño, pero es uno de los sitios donde más me encuentro yo mismo. Pongo rumbo a la Calle D. Rodrigo y en cinco minutos estoy en mi destino. Una polla de bronce desgastado es el pomo de la puerta. Cerrada. Llamo al timbre y se abre un pequeño hueco donde asoman los impresionantes ojos verdes del portero. Me abre la puerta como siempre.
Ya tenemos aquí al Brad Pitt gay….
JAJAJA gracias, necesitaba una cerveza.
Pues ya sabes, en tu casa…
Entro y me pido un tercio. Una cerveza fría me va a venir de puta madre. LA poca luz del local se centra en la barra donde no hay grupos más grandes de dos personas y en la puerta del baño, camino del cual tienes que superar unas escaleras y una pequeña estancia de unos 10 metros.
Todo el entorno guarda una cierta coherencia a simple vista. Solo hay hombres, la mayoría rapados, en vaqueros y camiseta, alguna camisa de leñador y los camareros medio desnudos. La gente no habla demasiado alto si bien algunos hablan entre ellos aparentemente muy interesados.
Siempre fiel a mis costumbres me dirijo al baño lo primero. Sorteo unas cuantas miradas, un par de calvos y ningún roce. Algunos guiños. Yo siempre con mi mirada al frente, ese no es el camino, si pretende alguien que me pare… esa no es la forma.
En la zona oscura solo se adivinan un par de sombras. Puedes ser tonto o concluir que alguien está disfrutando de una mamada increíble, solo se escucha el característico silbido que se produce al respirar de un pequeño bote de poppers.
Entro en el baño y descargo con gusto. UN par de personas entran después de mí y lo mejor para no crear confusión es no mirar. Termino de mear, me sacudo y cierro mis pantalones… salgo del baño y justo a la izquierda veo un hueco donde poder sentarme tranquilamente a beber mi cerveza.
La oscuridad de esa estancia es apasionante…. Ves a la gente pasar al baño, en silencio. Sinceramente creo que es un código de respeto. A veces ves a gente explorando zonas del cuerpo que yo jamás me atreverían a tocar. La primera vez me pareció algo muy animal pero con el tiempo he aprendido a respetarlo, creo que pertenece mas a una cultura de sensaciones y placeres que simplemente me viene grande.
Desde mi ángulo puedo ver toda la zona oscura donde el transito de gente empieza a aumentar. Un grupo de australianos que se dirige al baño hace algún comentario, para mi gusto más grotesco que acertado, sobre lo que vieron el día anterior. Creo que se han olvidado de que el ingles es el segundo idioma más hablado del mundo. Cuando salen del baño uno se me acerca, se pone enfrente mío y me roza los pantalones con su mano. Le quito la mano… el tío insiste y me molesto, miro a otro sitio. El tío insiste, con una mano me roza el paquete y con la otra me intenta coger de la nuca mientras me dice algo que a debido aprender de memoria como hacemos todos cuando vamos a otro país de juerga “COME ONE, ERES UN MACHO…” pienso que el mensaje tiene que ser más claro: le quito la mano, aparto mi nuca… “ GET OUT OF MY WAY, MATE” . Parece que el tío por fin lo entiende y se va con su amigo que le esperaba en la oscuridad.
No es una cuestión idiomática ni de apariencia, sino de comportamiento y ganas. Si un día me puede apetecer algo al día siguiente puedo cambiar de gustos. Creo que si estoy en este sitio es por que me quiero dejar tentar… y la única manera de hacerlo es con carácter, con actitud. El carácter ni se improvisa ni se disimula. Se tiene o no se tiene. Es algo que se transmite por cada poro de piel, en la mirada, en la forma de andar, de tocar, de hablar. No se aceptan disfraces ni tan siquiera en la oscuridad…
Sigo con mi cerveza mientras a mi izquierda, tras unas tiras de cuero que simulan una cortina, los dos bultos que estaban disfrutando de una mamada ya han pasado a mayores. Solo se escuchan los pequeños golpes de la hebilla del cinturon de unos de ellos contra el suelo y largos y tenues UFFFFFF. Me recuerda al relajante sonido del mar cuando, en la oscuridad de la noche, no hay ajetreo que te distraiga del sonido de las olas…
UFFFFFFFFF. CLON…. CLON… CLON…
Cierro los ojos y ya me noto menos tenso. Se abren mis oídos a todo estimulo exterior. Se introduce en la escena un sonido nuevo, algo parecido a las palmadas sordas… la penetración de mis vecinos debe ser más profunda, los huevos del activo deben de estar golpeando el culo del pasivo que aumenta su ritmo en los suspiros pero no aumentan en tono… algo cuchichean, ago que les hace cómplices de un momento único para ellos. Capto como unos zapatos suben las escaleras y se detiene enfrente mió….
De la nueva sombra se adivina un hombre de mediana estatura con camisa de leñador roja unos hombros bien formados y unos vaqueros muy bien puestos, empieza a andar hacia donde yo estoy y se dirige al baño.
Eso si que es carácter, pienso…
Sale del baño y se para un segundo a mi lado, no me mira pero yo si, nos separa una especie de andamio a media altura. El tio es rapado con barba de tres días, un morenazo castizo.
Sin mirarme se pone a andar, enseñándome su inmensa espalda y dirigiéndose a los escalones de salida… pienso “estoy aquí cabrón…” y como si me hubiera escuchado se detiene, se da media vuelta y camina otra vez para mi.
Permanezco hierático, igual se dirige al baño, pero se detiene enfrente de mi, a solo unos pocos centímetros… respira profundamente como si fuera un perro queriendo reconocer que es lo que tiene enfrente. Extiende su mano a la altura de mi pezón izquierdo y empieza a apretarlo… parece que he pasado el reconocimiento. Acto seguido y con la misma lentitud yo acaricio su pezón derecho con dos dedos. Y el tío me habla:
Que ricos pezones tienes tío… están bien trabajados.
Y los tuyos cabrón… (bebo un sorbo de mi cerveza sin detener las caricias)
En ese momento se lanza a mi boca sin romper el espacio entre los dos… dejo mi cerveza a un lado, y dedico mis dos manos a sus pezones… y con su mano derechazo comienza a acariciar mis pantalones, la zona del paquete, con firmeza, agarra fuerte el bulto y recorre toda su dimensión. Pienso: eso es una mano. Mi polla, que empieza a crecer, ya es suya y va a hacer con ella lo que quiera…
- Ufff tio, que macho eres ( me dice)
Abrazo su cadera hasta el culo, lo agarro con las dos manos y lo empujo hacia mi, le beso con ganas, retuerzo mi lengua en su boca hasta llenarla entera y muevo con mis manos su culo de una manera firme. Le beso en el cuello y paso mi lengua hasta encontrar el lóbulo de su oreja, lo muerdo firmemente con mis labios y le paso levemente mi lengua alrededor… de un gesto le abro la camisa y él busca mis pezones bajo la camiseta. Nos miramos fijamente mientras nos tocamos y pellizcamos el pecho… mi boca se lanza a chupar uno de sus pezones, duros y firmes que muerdo y estiro hacia fuera.
Absortos en el éxtasis que sienten dos machos al encontrarse estábamos los dos viviendo un cataclismo ajeno a todo el movimiento exterior… me coge de la cabeza separándome de su pecho y me mira firmemente… cuando la conexión es tan brutal sobran las palabras y me doy cuenta de que ante la liberación de tanta hormona se acumulan 4 sombras en nuestro entorno…
Mi casa está lejos tio…
Yo vivo a dos manzanas… ( me dice)
Vamos…
Le doy el último trago a mi cerveza mientras el macho que he conocido me coge el paquete sobre el pantalón como marcando su territorio. Dejo el botellín tirado y mientras salimos de la zona veo que todos los bultos que representan personas están centrados en nosotros acariciándose los paquetes, pellizcándose los pechos y poniendo caras de cerdos a nuestro paso…
Salimos por la puerta del local y el portero me sonrrie:
- ESTO ES ACTITUD….