Acostandome con mi prima (2)

Es la continuación del relato del mismo nombre solo que aparecen los detalles (con fotos).

Para entender esto leer la primera parte ACOSTANDOME CON MI PRIMA

Esa tarde mágica prometía bastante, el iba a cumplir uno de sus mas grandes sueños.

Empezó a aspirar el aroma de su piel, recorría lentamente cada palmo, cada centímetro de piel; hacia arriba haciéndole erizar la piel a ella, luego hacia abajo, tomándose su tiempo en cada lugar especial, llegando hasta sus pies; ella sabia que los pies significan mucho para el (fetichista a muerte de los pies femeninos), tomo delicadamente un pie, como si de un bebé se tratara, abrió los ojos, se deleito con la imagen, cerro de nuevo los ojos y como si la vida se fuera en ello, aspiró y rozando a la vez con sus labios, arranco de ella el primer gemido.

Aquello duró como diez minutos, pero para el que disfruta, eso es una luz. Levantó la mirada con un pie aun en sus manos, triunfante le dice: MI PRIMER SUEÑO CUMPLIDO, los pies de quien tanto amo fueron míos. Ella le dice: la verdad que hace tanto me estaba perdiendo de esto, no sabía que los pies pudieran dar tanto placer, no te imaginas como me dejaste. Noo, si vieras como estoy le dice el, empalmado, mas duro que una roca.

No te gustaría empezar en la ducha para después terminar de nuevo allí, que te parece, le dijo el, que esto aun no empezó.

El empezó a sacarle su mini blanca, desabrochando y bajando lentamente la pequeña prenda, que se deslizaba lentamente sacando por sus pies, luego le dio un besito en el ombligo y haciendo el mismo juego de oler, subió hasta el comienzo de la blusita amarilla que empezó a correrla para arriba, quedándose en el siguiente obstáculo, una montaña de carne que estaba totalmente libre con una aureolo sonrosada y unos pezones erguidos pidiendo a gritos ser mimados, con ambas manos la rodeo desde la base, cerrando entre los dedos índice y pulgar a cada pezón que reaccionaron queriendo salir despedidos como un cohete, ante la presión; ella soltó el segundo gemido.

El daba fuerza y ternura al masaje, que empezó a acompañar con suaves lamidas, como una madre al cachorrito. A estas alturas ella ya rodeaba con sus piernas el cuerpo de el, temiendo que terminase tanto placer. Entre gemidos y sudores terminó de sacarle la blusita, dándole el, un tierno beso en la boca, que ella correspondió abriendo la boca y ofreciendo el néctar salival y su lengua que rápidamente se entrelazó con la de el; todo tenia una mezcla de fuerza y de ternura. La respiración se torno agitada, los sudores se mezclaban, el aroma del amor impregnaba el ambiente, rápidamente ella intento sacarle el polo que llevaba el, a la vez que el trataba de despojarse del jean.

Vamos al baño? pregunta el,

yo me bañé, si algún olor te molesta, vamos, dice ella.

Noo, le dice el, tus olores y sabores me encantan, es solo para jugar bajo el agua, que también es mi fantasía!!, dice el entre susurros.

Noo, seguí, seguí!!!, no pares, no rompas el encanto, ya habrá momento de ducharnos después, entonces el, terminó de sacarse el jean con el slip, quedándose ella solamente con una diminuta tanga de color negro, que el con los dientes empezó a bajar lentamente hasta sacarle totalmente por sus pies, que no perdió ocasión para darle otra tanda de besos.

Ya totalmente desnudos, el se acostó junto a ella y le dijo: Viste que es tan lindo esto, AMAR A ALGUIEN, esto no es sexo, ES AMOR!!! Y le abrazo fuerte, fundiéndose piel con piel.

Lentamente el inició de nuevo el beso que era una mezcla de labios, nariz y lengua, tratando se absorver el aura, el alma de ese ser que tanto amaba.

Se detuvo en un triangulito de pelos, del que, cual manantial se vertía una miel mezcla de hierbas, hembra y sueños. Se detuvo a beber cual oasis del alma, con una lengua ávida de extraer el candor y la dulzura de aquella mujer; se escucharon unos gemidos que anunciaban el primer orgasmo y se presagiaba muchos mas, porque las manos de el no paraban nunca, amasaba la carne y a la vez cada tanto casi sin tocar rozaba sus manos por toda la piel de esa diosa que el siempre ansiaba adorar.

Empezaron a rodar lágrimas de felicidad por las mejillas de ella. Con el sabor de ella aun en su boca se levantó y sorbió las lágrimas de su rostro y le dio un tierno beso mediante el cual ella pudo disfrutar de su propio sabor de mujer deseada y del salado sabor de sus lágrimas de felicidad.

Aquello era un sueño, ya habían transcurrido casi dos horas, después de aquel encuentro en la plaza de los héroes y para ellos fue casi un suspiro, como si fueran cinco minutos.

Después de tan tierno beso ella le pide hacer un 69, diciéndole: también quiero darte amor, dulzura, ternura. Se acomodaron y ella empezó a acariciar el miembro de aquel ser que en tan poco tiempo ya le había dado tanto placer; le dio unos besos suaves y con la punta de la lengua probó el liquido preseminal que daba ya una imagen húmeda y lustrosa al glande. Mmmmm, hasta es rico, nunca pensé que diría esto, te juro!!!, confesó ella, que a esas alturas estaba siendo invadida con lengua, dedos y saliva ambos orificios, el se esmeraba en dar largas lamidas jugosas que iban desde su botoncito de placer hasta el moreno y fruncido agujero, que también recibían masajes circulares con todas las yemas de sus dedos. El ambiente destilaba placer.

A los 10 minutos de intensos juegos amorosos, ambos al unísono en medio de gemidos sudorosos y contorsiones, anunciaban el eminente orgasmo. Ella jamás soltó el miembro y el como queriendo desafiar las leyes de la física intentaba ocupar su boca el mismo espacio de aquellos tiernos labios vaginales que derramaba cascadas de fluidos de amor.

Casi en medio de gritos y espasmos, tuvieron al unísono unos orgasmos que jamás olvidarían en sus vidas.

Quedaron rendidos el uno sobre el otro, sin el más mínimo sentimiento de culpa, satisfechos de aquella experiencia tan deseada y tantas veces postergada.

El le dijo: mejor dejemos aquí, para ser la primera vez, que ya han pasado tres horas y debemos seguir vivos para alguna vez intentar una segunda parte de esto que es el cielo.

La segunda vez la relataré en otra entrega.