Acompañando a mi prima a una boda

Acompañé a mi prima a una boda y terminamos haciendo el amor en la sala de su casa.

Una tarde, llama mi compañero de trabajo a la oficina para pedirme un dato y me avisa que estaba por entrar a una reunión, que demoraría aproximadamente 2 horas en volver. Aproveché entonces para leer mi correo personal y ver los correos que me mandaba mi novio, ocasionalmente me manda sus fantasías eróticas y sus deseos de tener sexo conmigo. Fue tanta la fantasía que estaba escrita que no pude contenerme las ganas de empezar a tocar mi cuerpo, la falda estaba a medios muslos, me había desabrochado unos botones de la blusa para poder acariciarme Estaba a acariciándome mis senos con la blusa desabrochada cuando se abrió la puerta de golpe, intenté disimular, pero ya era tarde

Era Paco, mi compañero de trabajo que me había mentido para agarrarme con las manos en la maza, aunque me encontró con las manos en otro lado

Se acercó directamente a mi y traté de acomodarme pero ya era demasiado tarde. Se paró detrás mi, miró la pantalla en donde no había nada más abierto que el correo. Yo estaba roja como un tomate, un poco por la calentura y otro poco por la situación.

Me soltó la mano, se apoyó sobre mi espalda y pude sentir su verga que se estaba endureciendo y latía contra mi. Acceso al correo que estaba leyendo. Me dijo: "Así que te gusta leer relatos eróticos", a lo que Yo le dije: "Te pido que no digas nada, no quiero meterme en problemas en la oficina, juro que no va a volver a pasar…" Y él me contestó: "No, no va a volver a pasar que te toques sola, a partir de ahora yo te voy a complacer". Lo miré, me miró fijo y enseguida bajé la mirada. Localizó el mail que estaba leyendo, lo puso en pantalla y me dijo: "Leelo para mi Blanca Edith".

Se sentó en una silla al lado mío y me miraba mientras leía. Cuando llegué al 2º párrafo se acercó más a mí, giró mi silla y me levantó más la falda dejando ver mi tanga negra. Yo me tiré hacia atrás, intentando zafar, pero me clavó la mirada y no pude desobedecer. Me abrió las piernas con sus manos un poco, a lo que yo tímidamente las cerré un poco. Con su mano empezó a acariciarme los muslos, fue subiendo hasta llegar a mi tanga; definitivamente Paco era un experto en tocar las partes íntimas de una mujer. No tardó mucho en meter sus dedos por entre mi tanga, enredando sus dedos en mi vello púbico, no tardó en separarlos y recorrer el largo de mi vagina con su dedo índice, llegando hasta la puerta de mi agujerito trasero, gracias al impulso inconsciente de mi cuerpo que se levantaba de la silla. Repitió el movimiento varias veces, hasta que sola mi vagina atrajo su dedo al agujero, y cuando sentí que su dedo me penetraba nuevamente me levanté de la silla buscando que la penetración fuera lo más profunda. Inmediatamente, me regaló otro dedo y hábilmente con la otra mano me desabrochó la blusas que anteriormente había abotonado a toda prisa, bajó los tirante de mi brasir dejando al descubierto mis senos, mis pezones estaban totalmente erectos. En seguida se acercó a mi, lo que hizo más profunda la penetración de sus dedos y comenzó a lamer mis pezones que ya estaban duros como una piedra.

Apenas podía concentrarme en la lectura, pero intenté seguir. El relato comenzaba con mi novio que me tocaba mi vagina, y Paco decidió hacer lo mismo. Se arrodilló y separó más mis piernas a lo que no encontró resistencia ahora, adelantó mis caderas a la punta de la silla y comenzó a meter su lengua en mi vagina con mucha suavidad, permitiéndome disfrutar de cada pasada de su lengua, de cada mordisco y de cada penetración de su lengua. Totalmente poseída por el éxtasis de la situación, noté que había introducido un dedo en mi culito, abrí los ojos y cruzamos las miradas y sin decir nada volvió a lo que estaba haciendo… Hasta lograr mi primer orgasmo, que no tardó mucho en llegar ya que Paco lo hacía muy bien

Después de devorar todos los fluidos que salían de mi interior se puso de pie, me alzo y me puso sobre el escritorio, hizo las cosas a un lado para que no estorbaran. Enseguida, se bajó los pantalones, y dejó a la vista su enorme verga; definitivamente mi novio no la tenía de ese tamaño, era como un sueño pues la tenía grande y gruesa. Sin preámbulos la ubico en la entrada de mi vagina, acarició toda su extensión con su glande e introdujo apenas la puntita para calentarme más, mientras, acariciaba mis pechos y levantaba mi torso para poder lamerlos. Cuando estaba totalmente extasiada del placer que su lengua propinaba a mis pezones, introdujo de un solo golpe todo su miembro, sentí como la punta tocaba lo más profundo de mi ser. Comenzó a moverse y hacerme delirar, me lo hacía dulcemente, me trataba como a una dama. Cuando creí que estaba por acabar, me liberó, me hizo parar, me dio la vuelta y me inclinó sobre el escritorio, y volvió a penetrarme muy profundo, lo hacía con tanta fuerza que fuimos corriendo el escritorio y marcamos la pared… Luego de 10 minutos aproximadamente acabó dentro de mí, y se quedó un rato descansando sobre mi espalda.

Luego se fue al baño, cuando salió quise entrar yo pero no me dejo, solamente me dijo: quiero que te quedes con mi esperma dentro hasta que te vayas Edith, quiero que chorree sobre tu tanga, que lo sientas entre tus piernas. Sin decir más, me tomó de la cintura y me besó apasionadamente, pasaba nuevamente una de sus manos por encima de mis senos, mientras que con la otra acariciaba mis nalguitas, poco a poco fue subiendo nuevamente mi falda hasta la cintura y muy hábilmente me quitó la tanga negra de encaje que llevaba puesta, me masturbó nuevamente con sus dedos hasta hacerme venir de manera magistral.

Al cabo de unos minutos y ya recuperada de todos esos placeres mundanos, me reincorporé y me arreglé la ropa (mi blusa y el brasier), cuando le pedí mi tanga a Paco la tenía puesta en la mano como si fuera una pulsera, y me contestó que se la quedaría como recuerdo, o bien, que si tanto me gustaba esa tanga, que me invitaba a tomar una copa a su departamento para terminar lo que habíamos empezado en la oficina.

Y que de ahora en adelante nos saludaríamos de beso en la boca, únicamente le pedí que nos cuidáramos que no nos viera nadie, puesto que yo amo a mi novio y pretendo casarme con él.

Por último me dijo dijo: "ahora… a seguir trabajando Edith" y se fue a su oficina. Yo quedé sumamente desconcertada y no pude concentrarme en el resto del día, es más, me mojaba de sólo recordar lo que había sucedido con mi compañero de trabajo