Acompañando a Karina a un baile

Tuve que acompañar a la amiga de mi esposa a una cena baile de su empresa, pero nunca imaginé que todo resultara de maravilla.

Mi nombre es Karina y tengo 30 años, soy divorciada y tengo dos lindos hijos. Físicamente soy una mujer delgada y de cabello rubio y rizado, mido aproximadamente 1.65 de altura, mis piernas son torneadas y soy poseedora de unas bonitas nalgas. Mi cintura es delgada y mis senos que a pesar de no ser muy grandes son bonitos. Algo que le encanta a los hombre de mi son mis ojos verdes como esmeraldas que embrujan a cualquiera.

Se acercaba la fiesta de aniversario de la empresa donde trabajo y todos llevarían a su pareja, pero yo me había peleado con mi novio; y la verdad no quería parecer una rogona, así que pensé finalmente no ir a la fiesta.

Platicando con mi mejor amiga me sugirió que su esposo me acompañara y que yo fingiera delante de mis compañeros que él era mi pretendiente, por lo que me agradó la idea pues Paco es un hombre muy apuesto, solo que me pidió que me comportara y que no fuera a pasarme de la raya con su esposo pues ella sabe que con el vino me pongo muy liberal. Pero ¿cómo le digo que me acompañe a tu esposo? A lo cual mi amiga se ofreció a platicar con él para que me hiciera ese gran favor.

Y así fue, a las 9 de la noche pasó por mi para dirigimos a la fiesta, el vestía un traje color azul marino sin corbata, mientras que yo llevaba una falda corta tableada, mostrando mis piernas, acompañada de una blusa de tirantes negra las cual usaba sin brasier, los cual hizo que con la frescura de la noche mis pezones se fueran marcando por debajo de la blusita y llamaban la atención de todos mis amigos. Claro está que también llevaba un abrigo para que no se notara tanto pero era muy evidente, para esa noche me compre una zapatillas de color negro de tacón muy alto, que hacía que mis piernas y nalguitas lucieran de manera espectacular.

Ya en la fiesta fui directamente con mis compañeros y les presente a Paco como mi novio. Nos sirvieron unas copas y brindamos por el aniversario de la empresa. Después de estar un rato platicando en la mesa con los compañeros le pedí a Paco que me invitara a bailar, por lo que él se quitó el saco me puse a bailar, así estuvimos durante un buen rato antes de cenar, Durante la cena estuvimos platicando en grupo y nos preguntaron cómo nos habíamos conocido para lo cual les tuve que inventar otra historia. Estuvimos platicando, tomando copas de vino y al final, ocurrió lo inesperado, se me subió el vino y comencé a portarme más suelta con el esposo de mi amiga, claro está que mis amigos tomaban muy natural que abrazara y besara al que les había presentado como mi novio.

Terminada la cena, comenzó el baile a lo cual me levanté de manera rápida y le dije a Paco que quería bailar, lo tomé de la mano y lo llevé hasta la pista que ya estaba llena de compañeros de trabajo. Con la borrachera encima olvidé que se trataba del esposo de mi mejor amiga y no con mi novio, que siempre era muy mandado al bailar, por ello empecé a frotar mis nalguitas en su verga, fingiendo que era consecuencia del baile. Por culpa de mis frotamientos, él también se excitó y por consecuencia pegaba su pene a mis caderas y piernas sin importar la gente que nos rodeaba.

Al terminar la pieza que bailábamos, nos quedamos parados viéndonos a los ojos y sin titubear, le pedí a Paco que si esa noche quería ser mi amante, solo por una noche y que a la mañana siguiente todo sería como un sueño, que nada trascendería más de esa bella noche.

Él no dijo nada, solo se acercó y me dio un lindo beso en la boca, beso que yo correspondí separando mis labios para que su lengua entrara en busca de la mía, entrelazamos nuestras lenguas, sellando nuestro pacto por una noche; estuvimos en la fiesta como hasta la una de la mañana, bailando cachondamente, besándonos y platicando con mis amigos. A la una de la mañana me pidió Paco que nos fuéramos de la fiesta puesto que quería pasar unos minutos a solas conmigo, por lo que nos despedimos de todos y emprendimos camino a la aventura.

Una vez que estábamos en el estacionamiento, Paco se paró frente a mi apoyándome en su auto, por lo que se sacó su enorme verga y la puso en mis manos, de manera inconsciente lo comencé a masturbar mientras él me besaba mi cuello y metía sus manos por debajo de mi blusa, mis pezones reaccionaron de manera rápida y pronto estuvieron erectos.

Paco me pidió que me pusiera de rodillas y en un segundo su erecta verga estaba tocando mi cara la que gire para darle lo que sin palabras me pedía. Metí su glande en mi boca y una de mis manos se dedico a recorrerla de arriba a abajo, las gotas de líquido preseminal que brotaron de su verga aumentaron mi excitación, desee recibir sus jugos en mi boca, por lo que se la chupe durante un rato deseando sacarle su semen.

Me saco su verga de mi boca y cambio su posición, levantó un poco mis piernas, hizo a un lado mi diminuta tanga y acomodo su verga en mi vagina y de un solo impulso me la metió hasta el fondo. En total creo que su verga me provocó 2 orgasmos antes que su semen llenara por completo el interior de mi vagina. No pude contenerme y lo abracé con mis piernas a su cintura las cuales apreté en señal de éxtasis de todo lo que sentía.

Al cabo de unos minutos nos arreglamos la ropa y nos subimos al auto en dirección a mi casa, había sido una sesión fenomenal de sexo en el estacionamiento, pero eso no pararía ah, todo el camino lo hicimos abrazados y yo acariciando su verga, que tan rica sentía en mis manos, manteniéndosela firme todo el trayecto. Al llegar a casa, me dijo; No me puedes dejar así, mi esposa se daría cuenta que algo paso, así que tienes que quitarme esta erección.

Ni tarde ni perezosa procedí a mamarle nuevamente su verga, saboreando aún la mezcla de nuestros jugos, hasta que Paco se aferró de mi cabello y disparó dentro de mi boca dos suculentos chorros de semen calientito, que retuve en mi boca y lengua durante un rato, para poder saborear el delicioso sabor que tenía, antes de tragármelo completamente.

Me dejó en mi casa y él se fue a su casa con su esposa, es decir, mi amiga. Quedamos en hablarnos para saber si nos habrían descubierto, cosa que no ocurrió. Actualmente sigo frecuentando a mi amiga para tomar café y ocasionalmente saludo a su esposo cuando llega de trabajar acompañado de una mirada traviesa y de complicidad.