Acho en la pampa 6

Acho se encuentra con los hermanos garcia, unos gallegos que se las traen...

ACHO EN LA PAMPA 6

Después de una semana Catruen se había marchado de la casa de Acho. Habían vivido recordando viejas épocas. Retozando en todas partes de la casa, en los establos, en el campo, en la laguna.

Bueno ahora que se había marchado, el joven tuvo que llegarse al pueblo para conseguir provisiones.

Había partido de tarde con la tormenta en la cabeza, y cuando llegó al pueblo ya la polvareda y el viento arrastraba todo a su paso.

Alcanzó a entrar en el almacén de ramos generales de los hermanos García: Paco y Manolo. Dos solterones que hacía años estaban viviendo en aquel pueblo perdido en la Pampa desierta.

Apenas alcanzo el muchacho en guardar bajo techo el carro y los caballos que tiraban de dicho carro, cundo se largo la lluvia.

Era una lluvia suave, tupid, pero que amenazaba con tardar un tiempo en amainar.

Corriendo el muchachito se metió dentro del almacén de ramos generales de los hermanos García.

__¡También a quien ze le ocurre salir con ezta tarde chaval!__ le dijo fuerte como hablaba casi siempre Paco

__¡Deja al chaval, metete en tuz cozas viejo gruñón!__ le espeto Manolo gentilmente con voz aguardentosa y varonil.

__¡La verdad es que necesitaba las cosas!__ dijo Acho mientras tocaba sus largos cabellos algo húmedos.

__¡Trae una toalla, a ver si ze enferma el jovenzuelo, hombre!!__ ordena Manolo y  Paco sale correteando.

Al instante viene con una toalla, perfumada y suave. Manolo le  quita la toalla de las manos y se pone a secar el cabello del joven.

__¡Debemoz cerrar ya!__ comenta Manolo mientras con sus manos gruesas y fuertes seca paciente y cariñoso los cabellos de Acho que suspira al notar que se ha acercado demasiado aquel hombre maduro y refriega un paquete duro por su trasero, como al descuido.

__¿Tu creez?__ pregunta Paco

__¡Zi hombre, que zi, ya cazi ez noche y el agua no ha de parar!__ Paco hace lo que el hermano ha sugerido y cierra todas las ventanas y se enciende el farol, iluminando todo el salón. Algunas velas más allá, le dan un tinte al lugar.

__¡Está bien Manolo!__ dice Acho y se e retira un poco.

__¡Oh zi mi niño, dezcuida, que me he diztraído, lo ziento!__ se disculpo Manolo

__¡No te apenes Manolo está bien, ya estoy seco!

Los hermanos comienzan a organizar algo de picar. Unos quesos, salames, un poco de pan y un buen vino tinto.

Los tres comen entre cuentos y risotadas de los hermanos. Acho los escucha con atención y muy divertido.

__¡Tu te quedaz ezta noche aquí chaval, no!__ dice Manolo

__¡Si pensé que no tendrían problemas!

__¿Qué problemaz tendríamoz niñato?

__¡Pos claro, que problema, ninguno!__ asiente Paco, divertido y algo picado ya por el vino.

__¡Les agradezco tanto!__ dice Acho, sintiendo el hormigueo que siente cuando se calienta el pico y la cola. Prenden un chala cada uno y fuman siguiendo con los cuentos.

Allí hablan hasta por los codos. Los gallegos son de hablar mucho, a pesar de que si uno no los conocía tenían un carácter cerrado.

Acho se reía como pocas veces. Contaban los gallegos de cuando llegaron siendo muy jóvenes y como fueron llegando a aquel lugar inhóspito. De cómo nunca formaron familia, de su incapacidad y de que al tiempo encontraron como lidiar con ello.

Algunos truenos se escuchaban a lo lejos y la lluvia golpeaba contra el techo provocando un monótono sonido distante y continuo. A veces luces esporádicas iluminaban un poco mas los rostros de los hombres que pitaban y bebían sentados a la mesa.

__¡Bueno este cuerpo ya esta muy canzado!__ resaltó Paco

__¡Mañana menguara Zeguramente está lluvia!__ afirmó Manolo rozando la espalda y dándole golpecitos en los hombros al chico.

__¡Creo que si, esto pasará rápido, pero la noche no estaba para andar por los caminos!

__¡Pos claro que no chavalote!!__ dijo Manolo

__¡Pero te quedaráz aquí muchacho, no te dejaremoz ir a ninguna parte!__ afirmó Paco

__¡Por zupuesto, habrase visto, no dejaremos a ningún chico y menos a ti que te conocemos de pequeño niñato!

__¡Gracias, gracias, se los compensaré de alguna forma!!__ exteriorizo el joven

__¡Oh de ezo no tengas duda chaval hermoso!__ lanzó Manolo

__¡Sí si, de ezo si!!__ afirmó Paco entusiasmado y mirando a su hermano, guiñándole el ojo.

__¡Bueno iremos a dormir entonces!__ propuso Manolo sonriendo y tomando de los hombros a Acho que camino con ellos casi abrazados a los dos hombres.

Entraron al cuarto y los hermanos estiraron las cobijas y sábanas. Era una cama grande, parecía que fue construida por ellos mismos.

__¿Y donde dormiré yo?__ preguntó ingenuo Acho

__¡Tu, desnúdate y entra aquí!__ dijo Manolo muy baboso. Señalando la cama amplia. Acho sonríe mientras Paco se quitaba la ropa sonriendo al joven Acho que ya sentía su sangre correr caliente, en llamas.

Manolo rápidamente quedó en pelotas. Mostrando un pecho ancho y lleno de vellos, peludo como un oso, con una barba enmarañada y renegrida con bordes grises. Una lanza gruesa y larga colgaba de su entrepierna, que se movía ardientemente buscando levantarse.

Acho se desnudó prontamente sin ninguna protesta. Enseguida su desnudez iluminó la cara de ambos hermanos calientes. Paco lucía un morcillón mas corto pero grueso y ya alzándose, al ver la figura del joven, con su cintura delicada y sus anchas caderas y su cola redondita y apetecible.

__¡Pero mira en lo que se ha convertido este jovenzito, tan ardiente y adorado!!__ comentó caliente como una pipa Manolo con su garrote levantándose.

__¡Ohhh chaval que estas muy bueno, eza figura pareze una niña!

__¡ zziii, zi no fuera por su pijota que está durita!__ Acho se tendió en la cama, dando su cola adonde estaba Manolo. De frente a Paco, que se acercó al jovencito y oliendo su cuello lo besó suavemente, caliente y con una lujuria sabrosa. Lamió el cuello y lo mordió con delicadeza, no propia de los hombrones aquellos.

Manolo apoyó sus manazas rudas en las nalgas preciosas. Las acarició y las sobó con ardor. Con fruición, con cariño, también como si fuera un plato muy sofisticado. Mordió la espalda de Acho que gemía entre los machos alzados. Muy caliente. Deseando que lo hicieran suyo. Aquellos machos eran rabiosos. Paco ya comía los pechitos del joven. Duritos y erectos como piedras , como brillantes. Manolo mordía la nuca y restregaba su serpiente en las nalgas firmes del joven Acho que tiraba para atrás su cola golosa. Deseaba la carne. Deseaba la piel. Paco se adueño de un solo golpe de la boca del joven, tragándose la lengua del mismo, mordiéndola.

Manolo fue despacio con uno de sus dedos a estancarse entre las carnes y buscando el orificio, hundió el dedo, cremoso, dilatado, abierto ya. Resoplaba el joven, aullando suavemente de placer. Lo clavó urgentemente hasta el fondo. Lo llevó y lo saco y lo volvió a clavar.

Paco se comía la boca del chico y acariciaba la pija de Acho dura como piedra, potente, como su propia morcilla, que Acho masajeaba con sus manos. Además le palpaba las bolas y Paco gemía enloquecido de perversión.

__¡Ahhh bendita lluvia!!__ exclamaba Manolo

__¡Que suerte tuvimos hermano, ohhh, es tan delicado, tan bello!!__ gemía complacido Paco, mientras el chico besaba su boca y lo pajeaba intensamente. Apretando las bolas llenas del macho que gemía.

Manolo clavó dos dedos. Abriendo el ojete, haciendo que el anillo se agrandará. Paco se levantó un poco y puso su morcilla gruesa en la boca de Acho que empezó a mamar con ganas y devoción. Paco tragaba saliva y gritaba de locura, muy caliente.

Manolo bajo hasta las nalgas , mordiéndolas, lamiéndolas, besándolas, las abrió con sus manazas y hundiendo la cara se puso a chupar ese culo deseado. Besaba abiertamente alzado aquel agujero goloso y negro, largando de su boca saliva y llenándolo de placer al joven que se retorcía y aullaba alocado y ardientemente.

__¡Ohhh no zabes lo que ez ezte ojete hermanito, tiene un perfume que me vuelve loco, este chaval, es de temer!!!__ gritaba gozoso Manolo metiéndole su lengua sin control al chico.

La morcilla de Paco era tragada por Acho. Besaba las bolas, lamiéndolas y haciendo que Paco se retorciera de tanto gusto. Seguro de que llenaría la boca del chico en cualquier instante. Gemía y resoplaba, en tanto, su hermano le comía el ojete a aquel mocito que  tanto los calentaba.

El sudor empieza a chorrear los cuerpos de los dos machos que atienden a Acho o tal vez es el joven que los atiende. Como se retozan y se revuelcan histéricos y calientes. Gruñendo a mares. Chorreando jugos y secreciones.

Así es que la poronga de Manolo penetra al joven, clavándolo sin piedad, fuertemente, lo hamacaba entre estertores y gritos. Taladrando, hundiendo su perno largo y grueso hasta el fondo. Resoplando en sus orejas y mordiendo el cuello de vez en cuando.

Acho recibe el néctar de Paco que se desgrana en aullidos. Llenando la boca y la cara del joven que recibe el polvazo como agua bendita. Se retuerce con la lanza clavada en su ojete preciado y requerido.

El macho lo tiene bien sujeto por las caderas. Va y viene dentro. Siente que su vergota se inflama mas y mas.

Entonces el macho ardiente lo cambia de postura y sube las piernas del joven en los hombros. Así penetra mas hondamente al chico , que solloza de placer, lloriquea y eso hace que aumente el morbo de Manolo que empuja mas velozmente el ariete que empuja y penetra.

Paco vuelve a chocar su lengua con la del chico. Se funden en otro beso  profundo, degustándose, mezclando salivas y semen. Sal y azúcar. Salado y dulce.

En tanto Manolo bombea sin descanso. Gruñe, muerde el cuello fino y delicado del joven, que aúlla de lujuria. Grita sollozando de calentura insaciable.

Paco llega a la pija que se bambolea del joven y la mete en la garganta, traga desaforado y enloquecido. La come, la mama. Acho lloriquea balbuceando palabras que no entienden.

Manolo abre su boca y traga la del chico. Chorrean salivas por las comisuras de los labios. Muerden, se chupan las lenguas, mientras la poronga tremenda se abre camino por el túnel ensanchado ya y abierto para el. Las bolas gordas de aquel descomunal oso, golpean las nalgas del chico que gime sofocado por el peso, pero a la vez feliz por la tremenda cogida que le están dando aquellos dos solterones perversos.

Paco traga toda la leche que sale del miembro de Acho, lo bebe, lo traga, con pasión enfermiza, siempre le ha gustado beber el semen de los hombres y siempre que ha podido lo ha hecho sin ningún trauma.

__¡Anda Manolo deja que me penetre a este jovenzito, tu ya lo haz dizfrutado hombre, que dejame!__ ruega Paco terminando de tragar la leche que le ha dado a tomar el chico goloso y caliente.

Manolo sale a regañadientes y Paco ya con su tarugo alzado, lo mete de una estocada en la entrada que lo espera. Acho ha quedado en cuatro y Paco lo posee de forma animal, casi primitiva, se aferra a la cintura y empuja va y viene desordenado y apurado, queriendo gozar de ese ojete que el chico le ofrece, lloriqueando de gozo y felicidad.

Manolo mete su tremenda poronga en la boca de Acho que lo chupa desaforado. Manolo va y viene cogiendo la boca. Gruñe de forma enloquecida, vibra tiembla para dar paso a sacudidas que llenan la cavidad del joven, lo llena de líquido, en tanto el grito que lanza al aire en medio de la noche se confunde con un trueno, es un macho alcanzado el éxtasis total, volviéndose el ser mas primitivo y brutal, empuja, Acho se ahoga y traga lo que puede y en eso está cuando Paco convulsionando le empieza a llenar el ojete de leche, rebalsándolo, en un catarata interminable de escupitajos espesos y violentos.

Caen semi desmayados unos arriba del otro, sin ningún orden, no se mueven por un largo rato, solo respirando pesadamente.

Afuera la lluvia cae sin prisa, lenta y suave, como los cuerpos desnudos que se irán desmadejando para volver a copular. Para empezar con el rito salvaje nuevamente. Para intercambiar líquidos, y jugos y leche y semen, orines y sudor.

Los hermanos gozarán el cuerpo del joven y el joven los dejara secos a los dos hermanos García que al otro día dudaran seriamente si fue real lo que paso o fue un grato y caliente sueño.-

continuara