Acción y reacción
Tú te muerdes el labio inferior pero no protestas. Encamino mi polla hacia tu coño y te penetro de un solo golpe. Me la has puesto dura con solo mirarme a la cara.
Arrodillate, ahora. Eso es. No me mires a la cara. Todavía no. La primera vez que supiste de mi fue a través de aquella web de relatos. Me enviaste un mail y yo te contesté. Casi siempre las cosas son más sencillas de lo que parecen. Nos empeñamos en complicarnos la existencia una y otra vez. Nos empeñamos en reafirmarnos en unas convicciones morales que nos son ajenas una y otra vez.
Como una suerte de pretexto que nos viene como anillo al dedo. ¿Ser infiel yo? ¡Nunca! Y mientras decimos eso no podemos dejar de mirar de reojo a nuestro/a compañero/a de trabajo deseando follarnoslo en todas las posiciones, lugares y momentos. Tú viniste a mi a través de aquella web de relatos sin hacer demasiado ruido, en forma de mail. Simplemente me decías que te gustaban mis relatos. Yo contesté agradeciéndote tus amables elogios. Acción, reacción, acción, reacción. Tu leíste mis relatos. Te gustaron. Me escribiste. Te contesté.
Ahora, tres semanas mas tarde estas desnuda y arrodillada frente a mi. Esperando cualquier cosa. Aceptando cualquier acción consecuencia de todas las reacciones. Estas casada. Tienes 37 años y dos hijos. No entraré en los tópicos de que tu vida era aburrida ni de que tenías fantasías sin cumplir. Porque no es eso. Tu vida es increíble y cumples todas tus fantasías. Reacción y acción. Por eso mismo estas ahora arrodillada frente a mi. Sabes lo que quieres. Se lo que quiero. Abre la boca. Eso es. Ahora introduzco mi pene en ella. Comienzas a chuparla lentamente, sin mirarme a los ojos. Con la maestría de quien ha chupado cientos de pollas pero siempre quiere que su mamada sea "la mamada". Miro como me chupas la polla y sonrío.
Me estas haciendo una soberbia mamada. Tu lengua se desliza por el tronco de mi pene mientras la introduces en tu garganta hasta la base. Tus manos masajean mis testículos. Estas acompasando tus chupadas a mi respiración. Eso es. Una buena mamada. Primero fue un relato. Después un correo. Ahora tu mamada. ¿Qué vendrá después? Miro tu cuerpo. No esta mal. Tus tetas son grandes y todavía tienen una forma definida. Tu culo aunque no demasiado caído, es algo grande aunque sabes disimularlo bien a la hora de escoger la ropa. Tu cintura es estrecha, tus piernas torneadas. Eres rubia aunque la mata de pelo de tu coño delata tu morenez. Tus facciones son vulgares aunque hablas de manera bastante elegante. Eres como una puta de clase pasada de años. Para decirlo claramente. Además, estoy a punto de explotar en tu boca. Te informo de ello (en el fondo soy un caballero) y tu asientes. Mi semen inunda tu garganta mientras tu mamada se convierte en algo suave y lento y tu lengua limpia hasta la ultima gota de mi corrida.
No ha estado mal. No ha sido la mejor mamada de mi vida. Pero podría entrar en un ranking de las cincuenta mejores, quizás de las veinticinco mejores justo después de las mamadas de la vieja de la estación de autobús y poco antes de la mamada del travestí que daba vueltas al cementerio la noche que murió mi madre. ¡Eh¡ No me juzguéis quien este libre de pecado que tire la primera piedra. Te levantas mientras te limpias algunos restos de semen y babas de la comisura de tus labios. Si la cara es el espejo del alma desde luego tu alma en estos momentos esta saboreando solomillo con trufas.
Eres una autentica zorra. Eso me gusta. Pero no porque lo seas. Sino porque estas convencida de que lo eres. Te digo que te vistas. Tú te vistes, después coges tu bolso. Te acompaño a la puerta pero antes de abrirla te levanto la falda, te arranco las bragas y meto dos de mis dedos en tu culo. Tú te muerdes el labio inferior pero no protestas. Encamino mi polla hacia tu coño y te penetro de un solo golpe. Me la has puesto dura con solo mirarme a la cara.
Comienzo a follarte con fuerza mientras apoyas la cabeza en la pared y lanzas pequeños grititos. Mis manos se pierden por tus pechos, por tu clítoris, por tu cuello, por tu estomago. Tu te corres en apenas unos minutos pero yo sigo bombeándote hasta que noto que me voy a correr, entonces saco mi polla, te la ensarto de golpe en el culo y descargo toda mi leche en tus entrañas. "Gracias". Dices simplemente. "De nada contesto". Acción y reacción. Así de simple.