Accidente Incestuoso III. Nuevo invitado.

La tercera y penúltima parte de esta saga nos viene desde el punto de vista de Sandra, y de como ésta intenta hacer partícipe a su madre del maravilloso miembro de su hermano.

Me tumbé sobre mi cama, hacía un buen rato que mi hermano dormía, la casa estaba en silencio, estaba exhausta, reventada, cuidar de mi hermano era agotador, pero lo que realmente me había cansado era la paja que me acababa de hacer con ese enorme monstruo que tenía el muy condenado, en mi rostro se dibujaba una sonrisa pícara al recordarla, estoy como una chota pensé, ¿cómo se me ha  podido ir tanto la cabeza?, ¡vaya polla que tiene, que exageración!, y que cantidad de semen, ¡madre mía, que disparate! , y con todos esos pensamientos me quedé dormida.

A la mañana siguiente seguí con la rutina de cuidadora de mi hermano, mis padres llegaban por la tarde y la situación se normalizó, estábamos cómodos, había cierta complicidad pero dejamos aparcado lo que había pasado, cuando pasaba cerca de el le hacía alguna caricia, incluso le sobaba un poco, pero más inocente que otra cosa, como jugando, yo todavía me excitaba al hacerlo, pero había que ser prudente y tendríamos muchas más oportunidades, además, había comprobado que mi hermano me miraba de una manera más dulce, y eso me gustaba, me sentía relajada, y no quería fastidiarlo por el simple hecho de que me apeteciese tener esa enorme polla dentro de mí.

Cuando mis padres llegaron, lo vieron todo con normalidad, nos vieron contentos y ellos también lo estaban, con lo cual parecía que nuestro escarceo estaba a salvo, la normalidad volvió a casa, mis padres volvieron a ocuparse de mi hermano y yo volví a ser la hermana pasota e idiota que lo martirizaba en cuanto podía, pero esa normalidad cambió a la tarde siguiente. Ya tenía hablado con él, que todo tenía que ser como antes, mis padres seguirían cuidándole y si alguna vez teníamos un hueco, pues ya repetiríamos, pero cuando ví a mi madre que salía de nuevo de asearlo y volvía a meterse en el baño y volvía a escuchar como se masturbaba, esta vez mas fuerte, casi chillando, me dejó muy intrigada, algo había pasado en el aseo y fui rápidamente a preguntarle a mi hermano, -oye, ¿Qué ha ocurrido?, mamá esta en el baño haciendo lo que te dije-, el me miró con cara de haberla cagado, -quita, que se me ha puesto dura, muy dura, he empezado a acordarme de ti, de lo que hicimos, de lo que me dijiste y zas, se ha puesto a crecer una barbaridad-., resoplo y continuó, -entonces, mamá se ha puesto colorada y se ha dado la vuelta, como asustada, ha empezado a decirme que tengo que tener cuidado, que eso no puede pasar, que es muy violento para ella y si sigo así lo tendrá que hacer todo papá, joder, y no veas el bajón y lo mal que me he sentido-.

Yo empezó a reirme, -pues lo hará papá, porque menuda paja que se está haciendo ahora, la has dejado echa polvo, jajaja-, mi hermano también rió y ahí acabo esa conversación, aunque en mi cabeza no, en el fondo me jodía ver que mi madre iba de conservadora y luego se desquitaba en privado masturbándose pensando en la polla de su hijo, además, me excitaba saber que ella sentía lo mismo por ese enorme falo, así es que decidí actuar.

Al rato me acerqué a ella, estaba sentada viendo la tele y empezamos a hablar, temas banales, ella me contó su viaje y empezó a preguntarme que cómo había ido el fin de semana al cuidado de mi hermano, yo le dije que bien, y ahí empezó mi actuación, le comenté que la hora de las comidas iban bien, que no daba el follón y que se lo comía todo, pero que en la ducha me ocurrió algo que me preocupó un poco, le dije que le pregunté si quería ducharlo con o sin bóxer, el me dijo que con bóxer, pero que había notado como se había excitado y que le pregunté, y me dijo que llevaba tiempo sin hacer nada y que ya le dolía, que no dijese nada, que ya se le pasaría. Mi madre mi miraba superatenta, - ¿le hiciste algo?- me preguntó muy seria, -pues no, mama, no, que le voy a hacer, ¿una paja?, joder, ¿no tiene ninguna amiga de esas especiales?, pues que se la haga ella, pero yo paso-, y sin decir nada más, me levante y me fui como ofendida, aunque lo que estaba era superexcitada de imaginarme a mi madre como se habría quedado y si al día siguiente la ducha se la daría mi padre o ella, evidentemente se lo conté a mi hermano, sabía que eso haría que se la pusiera muy gorda, como así fue, aunque no le hice nada, mejor ver si mi madre por fin actuaba.

A la tarde siguiente, yo hice como que me iba para dejarlos solos, y ver si mi madre perdía la cabeza como yo, así es que me escondí en mi habitación y esperé a ver si pasaba algo. Al poco escuché como mi madre se acercaba a la puerta de la casa y echaba la cadena, luego entraba en la habitación de Álvaro y como se lo llevaba al baño, dejando la puerta abierta, estaba claro que algo iba a hacer, al echar la cadena se aseguraba de que nadie la pillaba de improviso, y con la puerta del baño abierta, se aseguraba de que escuchaba el timbre, así es que me coloqué en el lateral de la misma, donde podía escucharlo todo y verlo desde el reflejo del espejo del lavabo sin ser descubierta.

Mi madre empezó a duchar a Álvaro, le hablaba de cosas sin importancia, de cómo se encontraba, de que pronto se recuperaría hasta que se calló, y pude comprobar que mi hermano se había excitado, supongo que al pensar lo que yo le había dicho había tardado poco en ponerse cachondo. –lo siento, mamá-, escuché como hablaba mi hermano, -no te preocupes, Álvaro, si se que pueden pasar estas cosas, ayer a lo mejor fui un poco dura-. Contestó ella. –no, es que hace tiempo que no me hago nada y entre el agua caliente y el jabón, pues me pongo, intento no pensarlo pero no puedo evitarlo, perdóname-, decía, que hijo de puta, pensé yo, este va a conseguir que se la haga. Mi madre se quedé callada y agarró ese mástil con fuerza mientras miraba a Álvaro a los ojos, y le decía, -no se lo cuentes a nadie, y no lo voy a hacer más, solo esta vez para que te relajes, pero dime que no se lo vas a contar a nadie, soy tu madre, y esto está mal-. –tranquila mamá, de aquí no sale-, ¿Qué no salía?, pensé yo, va a salir pero mucha leche, mientras mi mano se había metido por el pantalón y buscaba mi sexo, que estaba mojado por todo aquello.

Mi madre comenzó a pajear a mi hermano, el tenía cerrado los ojos, su polla estaba gordísima, mi madre jadeaba al ritmo de su mano, mi hermano también, -la verdad es que es enorme-, comenzó a decir, -se te pone increíblemente grande-, los movimientos iban acelerándose, los míos también, me frotaba con fuerza el clítoris al mismo ritmo que mi madre pajeaba a mi hermano, mis pezones estabas muy duras, el espectáculo era dantesco. Ella seguía pajeándolo, -córrete cuando quieras-, le decía, no te preocupes y córrete-., y de repente hizo algo que me dejó petrificada, se acercó el miembro a la boca y comenzó a chupárselo, a ella si le cabía entera, mi hermano abrió los ojos, creo que se quedó igual que yo, y empezó a follarle la boca, casi no le cabía entera, mi madre hacía esfuerzos pero a duras penas le entraba el glande, aunque no paraba de chupar ese polla tan grande,  sus manos se apoyaron en el culo y con la cabeza iba acompasando los movimientos de la follada, Álvaro  empezó a gritar, -mamá, me voy a correr, te voy a llenar de leche, mamá, joder, que gusto, estoy a punto de correrme-, y empezó a gritar, sus ahhhhh eran cortos pero intensos, como queriendo aguantar la corrida, mi madre se había apartado y el primer chorro le dio de lleno en la cara, ella seguía con la mano, -eso, córrete, dámela toda, venga, toda, toda, toda-. Mi hermano se contorsionaba, mi madre no paraba de pajearlo, exprimiéndole hasta la última gota, y yo, yo me mordía el labio de abajo para no hacer ruido, aguantando los gemidos, mi mano aceleró el ritmo, mis caderas se movían circularmente porque me estaba corriendo al mismo tiempo que él, era maravilloso, que placer mas intenso.

Cuando todo terminó, entre en el baño de sopetón, -mamá, Álvaro, ¿Qué hacéis?-, mi madre se puso blanca, no ya de todo el semen que tenía sobre su cara, sobre su pelo, sobre su ropa, sino del susto que tenía en el cuerpo, se incorporó -¿Sandra, qué haces aquí?, yo, yo, no se cómo explicarlo, esto es, no se, no se-, estaba muy nerviosa, tartamudeaba, sus manos temblaban. Yo me acerqué a ella, y le dije –tranquila, no pasa nada, tranquilízate, yo también lo he hecho-, y mirándola a los ojos le paso la lengua por su mejilla para llevarme algo de semen a mi boca, -límpiate y ahora hablamos, ya termino yo-,le dije, y mientras salía, continué, -puedes quedarte un rato en el baño como siempre, que ya sabemos lo que haces, no te preocupes-, cuqué el ojo a mi hermano y mi madre desapareció.

Continuara…