Accidente Incestuoso II. La confirmación.
Continuación del anterior pero independiente.
Habían pasado unas horas desde que mi hermana había perdido el norte en el baño, mi cabeza pasaba de al excitación a la culpa con facilidad y a duras penas podía concentrarme, asumía que todo eso era una locura, que estaba mal, pero por el contrario, la imagen de Sandra masturbándome y como ella misma se había dado placer delante mía, sin importarle nada, solo el desahogo de una excitación que la quemaba por dentro, me tenía muy encendido.
Tras muchas idas y venidas mi cabeza fue tomando consciencia de lo acontecido, el sentimiento de culpabilidad se fue adueñando de mí, y la excitación fue remitiendo, solo quedaba enfrentarme a mi hermana y cerrar ese capitulo para siempre, como si nada hubiese pasado, solo me quedaba mirarla a los ojos y escuchar un lo siento y un de aquí esto no sale y no se vuelve a repetir, solo quedaba eso y la ansiedad que me tenía casi sin respiración centrada en la boca del estómago desaparecería, ¡que engañado estaba!.
A las ocho de la tarde mi hermana vino con la bandeja de la cena, traía la mirada clavada en la sopa caliente que desprendía un halo de vapor al caminar y una tortilla cuajada que me solían preparar casi todas las noches, abrió las patas de la bandeja y la coloco sobre la cama y cubriéndome parte del estómago y las piernas. .-Sandra.-, le dije, sin mirarla a la cara y con mis ojos también clavados en la bandeja, - tenemos que hablar.-, ella seguía cabizbaja y con un “después de cenar”, se sentó a un lado de la cama y comenzó a darme de comer, me comí la sopa casi ardiendo, y la tortilla casi atragantándome, solo quería ingerir rápido la cena y poder solucionar ese tema, casi no me entraba la comida pero me daba igual, tenía que terminar cuanto antes.
Cuando acabé, Sandra retiro la bandeja y la coloco en la mesa de despacho que estaba a los pies de mi cama, se volvió a sentar a mi lado y esta vez mirándome a la cara me dijo –lo siento, Álvaro, lo siento de veras, no se que me ha pasado, estoy avergonzada, me encuentro fatal, agobiada, asustada, por favor no se lo cuentes a nadie, esto tiene que quedar entre nosotros, por favor.-, las lágrimas en los ojos empezaron a florecer, su voz trémula y entrecortada denotaban un claro arrepentimiento, pero ella continuó hablando, .- es que no se que me ha pasado, la he visto así, y no he podido resistirlo, no podía creerme que fuese cierto, que disparate en esta casa estamos todos fatal-. Esa frase me hizo reaccionar, - ¿todos fatal?, ¿en esta casa? , ¿Qué no podías creerte?, Sandra, cuéntamelo todo.
Ella mi miró y comenzó a contarme algo que me dejó sorprendido, me dijo que una de las primeras veces que mi madre me bañó, escuchó tras la puerta del aseo de mis padres que mi madre decía que exageración, que locura, y luego como unos gemidos, ella al principio no sabía a que se refería, suponía que era al accidente y que los gemidos eran llantos por la situación en la que yo me encontraba, pero que siempre era igual, que cada vez que me bañaba, mi madre se encerraba en el cuarto y que cada vez ella tenía mas claro que era para masturbarse, y que para salir de dudas, comprobó que mi madre se cambiaba de bragas y que las sucias estaban totalmente mojadas por sus jugos.
Aquella historia me dejó petrificado, no podía creer que mi madre se masturbase pensando en mi miembro, no había notado nada, no me lo podía creer, miré a mi hermana pero ella había desviado la vista hacía mi entrepierna, mi cabeza no lo creía, pero mi miembro sí, se había levantado vigoroso y se notaba fuertemente mi erección bajo el pantalón del pijama, Sandra me miró, - te has puesto, ehh.- una sonrisa pícara le apareció en el rostro, - ¿te has puesto cachondo con esto?.-, yo no sabía que decir, mi miembro me delataba, resople, - no puede ser, le dije.-, estás fatal y muy salida.-. Ella volvió a sonreír y dirigir la mirada a mi polla, que luchaba por salir pero que estaba encerrada y casi comenzaba a dolerme, Sandra notó que intentaba acomodarmela y sin mediar palabra, se colocó sobre mis piernas y comenzó a bajarme el pantalón, -déjalo Sandra, no es buena idea, ya se me pasará-, ella ya me la había cogido y movía su mano lentamente, apretándomela con fuerza paró, me miró y dijo, - si quieres que pare, paro, tu decides.- tras unos segundos de silencio, segundos que parecieron eternos, su mano volvió a moverse, vi como una de sus manos se metía en su pantalón mientras la otra seguía masturbándome y cerré los ojos.
Los jadeos de Sandra empezaron a aumentar, la velocidad empezó a aumentar, yo seguía pensando en que todo estaba mal, mi hermana pajeándome, mi madre se masturbaba pensando en mi polla, era todo un sin sentido, una vida extraña, yo me sentía extraño, abrí los ojos y ví como mi hermana acercaba su boca a mi glande y sacando la lengua empezó a lamerla, saboreando cada lengüetazo, intentó meterla en la boca pero casi no le podía entrar, notaba como se asfixiaba y como los ojos se le ponía vidriosos, pero seguía intentándolo, su boca, su lengua, sus dos manos, toda ella me masturbaba, - quiero rozarme..-, me dijo y dándose la vuelta, se quitó el pantalón y las bragas y acercó mi falo a su coño que estaba totalmente encharcado, yo seguía sin decir nada, no asimilaba aquello, era como si me estuvieran violando, una violación consentida, pero no disfrutada, sentí su sexo caliente y como empezó a frotarlo contra su coño suave, depilado y encharcado, sus movimientos se hicieron más bruscos, sentía mi polla casi en la entrada de su sexo, sus gemidos acrecentaban el tono, sus joder, sus que grande, sus ahhhh, sus que gusto no paraban de resonar en la habitación, hasta que comenzó a correrse, su cuerpo se contorsionaba mientras seguía apretando mi miembro contra el suyo.
Tras varios espasmos interminables, mi miembro seguía erguido, grande, gordo, a punto de estallar, la mano de Sandra no lo había soltado y girando su cabeza me dijo, .-ahora te toca a ti- y comenzó con movimientos más fuertes a pajearme, mi polla estaba a punto de reventar, -córrete.- me decía, -lléname de leche, dámela toda, cabrón, joder, va a reventar, córrete, córrete como lo hace mama cuando se imagina tu polla dentro de ella, córrete en su cara, córrete en la mía.- yo ya no podía mas, empecé a gritar y empecé a correrme, mi hermana no paraba de pajearme, de exprimirme, mi polla era un hervidero de semen, los chorros salían por doquier, mi espalda se arqueaba todo lo que podía para que esos chorros explotasen sobre la cara de mi hermana, no se los que le dieron, mis ojos estaban cerrados, apretados, disfrutando de la nueva paja que me acababa de dar mi querida Sandra.
Pasado un rato, Sandra limpió todo, cambió las sábanas, me cambió a mi, y ya mas relajados, me miró y me besó en la boca, beso que fue correspondido, sentí su lengua como jugaba con la mía, sentí que todo había cambiado, ya no había sentimiento de culpa, ya no había ansiedas, solo un nuevo sentimiento, quería follármela, quería ver su cara cuando mi enorme miembro la clavase, quería correrme dentro de ella e inconscientemente sabia que también quería ver esa misma cara en mi madre.