Accidente en la Fiesta Navideña
Breve relato anecdótico de lo ocurrido en una posada navideña hace unos cuantos días
Lamento haberlos dejado sin relatos, solecitos, pero había estado muy ocupada con la universidad, pero afortunadamente, ya estamos en vacaciones decembrinas. Y, es en estas vacaciones cuando me ocurrió algo que amerita contarlo aquí.
Actualmente me encuentro felizmente soltera, en paz conmigo misma y sin el peso de una relación tóxica, claro que aun tengo deseos de hacer el mete y saca y para ello tengo uno o dos amigos especiales con quienes puedo contar. Pero, lo anterior no quita que pueda llegar a tener deseos de probar cosas distintas, y una de esas veces ocurrió hace tan poquito que aún lo tengo fresco en la memoria.
Fue hace un par de días, poco antes de que las posadas terminaran cuando una amiga, quien es como mi hermana, me invitó a una posada de sus compañeros de escuela, lejos de ser una posada, me dijo que, sería una fiesta donde el alcohol y el buen ambienté sobrarían. Sin dudarlo, acepté la invitación y nos pusimos de acuerdo para vernos en su casa y de ahí irnos a dicha reunión social. Como dato ciltital para los ajenos, una 'posada' en una fiesta navideña tipica en donde yo vivo.
Fue un martes cuando me avisó, tiempo que me dió para ir al centro de mi ciudad y comprar una blusa que combinase con la falda que pretendía ponerme para ese día.
El día llegó, era un sábado, claro que recuerdo que outfit use, una mini-falda negra que combinaba tanto con la jacket y los tacones que me puse, contrastando el negro de las prendas con una blusa escotada sin tirantes en color blanco. Si, amigos, me puse tanga porque de otro modo, la top interior se vería marcada por lo ajustado de mi falda. Creo haberme vestido despampanante, pero no estaba buscando llamar la atención de ojos masculinos, no, solo quería sentirme bonita para mí, ya que hace poquito había pasado por una relación tormentosa, que raro en mí.
Terminé de hacerme el maquillado y de peinarme los rizos para tomarme unas fotos antes de salir hacia casa de mi amiga. Subí las mejor foto de todas las que me había tomado, me despedí de mis papás y pedí el Uber con el destino indicado.
En menos de diez minutos ya estaba en casa de mi amiga, donde solo fue cuestión de pedir otro Uber con destino a la fiesta y esperarlo. Eran ya cerca de las 8:30pm cuando abordamos el vehículo.
Llegamos sin ningún percance a la fiesta, la cual era en lo que parecía ser una sala de fiestas pertenecientes a alguno de los padres de los organizadores.
En la entrada había un grupo de entre cuatro y cinco chicos y chicas, quienes nos saludaron y nos invitaron a pasar al interior.
Tomamos asiento en la barra improvisada y nos dispusimos a divertirnos. Pasaron un par de horas y de la nada, un chico ya estaba bailando con ambas, la verdad que no recuerdo su nombre, y ni quiero, no porque haya sido grosero o nos haya faltado al respeto sino por lo que pasaría horas después.
Este chico es compañero de licenciatura de mi amiga, pero no de salón, ella lo conocía por eso él tuvo la confianza de pasar la fiesta con nosotras. Él tenía un claro interés en mí, me veía constantemente fijamente a la cara, y al escote claro, pero era lindo en su forma de comportarse y en su físico, no me desagrada. Entre la plática y los tragos, él preguntó sobre mi situación sentimental y cosas de ese tipo, sin perder la oportunidad de coquetear, francamente, no planeaba tener algo con este chico, ni siquiera un beso, pues, era tres años menor y no me siento atraída a por personas menores que yo, pero, de nuevo, el alcohol hizo su magia.
Sin que yo misma me diera cuenta, ya nos estábamos besando en la esquina de la barra, dejando a mi amiga a un lado. En determinado momento, recuerdo haberla perdido de vista, y es ahí cuando mi nuevo ‘amigo’ me invita a fumar un cigarro en el jardín del local donde estaba la piscina.
Salimos al jardín en la parte de atrás del lugar, donde habían menos de cinco personas, y dos de ellas eran una pareja que se estaba besando, prácticamente, el lugar estaba vacío atrás porque la piscina estaba vacía dado el clima frío de la época.
Realmente, yo no estaba interesada en nada fuera de unos besos, pero entre risa y risa, terminamos en él puerta de los baños a un costado de la piscina.
Nos miramos a los ojos y sonriendo nos empezamos a besar apresuradamente, lejos de los ojos de todos.
Él me tenía contra la puerta del baño con la blusa abajo y la falda casi levantada, mientras yo trataba de quitarle los pantalones y la jacket de mezclilla que traía.
Abrió la puerta y casi caigo de espaldas, nuestras risas hicieron eco en el baño. Encendió el interruptor de la luz del cuarto, afortunadamente o desafortunadamente, había luz.
Nos empezamos a besar más intensamente, al punto que yo ya tenía los interiores empapados. Es ahí cuando le empiezo a tratar de bajar los pantalones para ver qué tal estaba el arsenal del chico. No estaba mal, no era la verga más grande o pequeña que yo haya visto, pero era gruesa y estaba bien dura. Claro que me la metí a la boca sin dudarlo, chupándosela como si mi vida dependiera de ello. Siendo sincera, tenía mucho tiempo sin disfrutar hacerle sexo oral a un hombre, ni yo misma me creía lo profundo que me estaba metiendo su verga a la boca sin tener la sensacio de querer devolver. Podía sentir mi rostro ardiendo por la excitación del momento, ambos estábamos ardiendo, tanto que ninguno aguantó. Me puse de pie y casi por instinto, él me tomó de la cintura y me puso en cuatro levantadome la falda y hachando a un lado mi tanga. Yo solo estaba con las manos apoyadas en la pared esperando a que me llevaran al órganos, no me importaba que estuviéramos en un baño o que lo fuera a hacer sin preservativo con un desconocido, solo quería que me cogieran. Ahora que lo miro en retrospectiva, fue una idea irresponsable, cuídense siempre, solícitos.
Ustedes sabes que en momento así, no hay palabras, solo actos y jadeos, y así fue, nadie dijo ni una sola palabra. El cuarto se llevaba de nuestros jadeos y uno que otro gemido, acompañado sin incesante sonido de mi trasero rebotando contra él, seguramente la pareja que estaba afuera habrá escuchado con morbo y envidia.
Fue un mere y saca incesante, de esos que hacen que diez minutos parezcan eternos
Parecía que aquel tipo me llevaría al cielo con cada una de sus embestidas donde lo que dominaba era su fuerza y no el tamaño de su miembro, pero durante una de esa embestidas a mi trasero, su miembro se salió, y tal vez por el calor del momento o de manera intencional, aquel la colocó en el lugar incorrecto, y antes de que yo pudiera avisarle, él me embistió de tal forma que, sin querer ser grafica, su verga entró de golpe en mi ano, sin importar el grito que me escapó, el siguió culeandome, tal vez unas tres veces. Solo se detuvo cuando trate de enderezarme y su verga salió de mí. En verdad, nunca olvidare de la sensación dolorosa de su verga saliendo de mí. Curiosamente, dolió más la salida que la entrada.
Ahora me da un poco de risa, pero en el momento, me enojé mucho, tanto que no me importaron sus disculpas y ruegos para que siguiéramos con la diversión, pero yo ya me había acomodado la ropa y, como les he dicho, me dolía mucho el trasero. Afortunadamente, se comportó de forma sensata y me dejó salir del baño cuando se dió cuanta que hablaba en serio y después de decirle que gritaría si no me dejaba salir, claro está.
Adolorida, derrotada e insatisfecha, salí del baño dejando al amigo tras de mí.
Ya de nuevo en el ambiente iluminado por luces neón, me encontré a mi amiga bailando con dos chicos un reggaetón de esos viejitos. Recuerdo haberle tomado de la mano y llevarla a una esquina del lugar para contarle lo que había pasado entre risas irónicas y lamentos.
No tardamos mucho tiempo más en el lugar, decidimos irnos poco antes de transcurrida una hora, tanto por el ambiente que se empezaba a poner pesado por uno que otro malacopa en el lugar como por nuestro nuevo amigo que se acercó para pedirme ‘disculpas’ por lo ocurrido.
Pedimos el Uber, el cual tardo unos incomodos cuarenta minutos en llegar al lugar por ser tan de madrugada.
En fin, ambas llegamos a la casa de mi amiga Sabas y salvas, mi amiga más que yo, pero, como dirían, las risas no faltaron.
Dos cosas pasaron entrada la tarde de esa día ya sobria y más lúcida. Primero, no me podría sentar bien por el dolor en la cola y segundo, es gracioso, pero el tipo me mandó solicitud de amistad en Facebook, solicitud que aún no he aceptado, pero al menos la identidad del tipo ya no fue un misterio para mí.
Es así como termina la presente tragicomedia que viví hace unos días, perdón por el final abrupto, pero es entendible por la naturaleza de la anécdota. De verdad, espero haya sido de su agrado y estaré feliz de leer sus comentarios. Les deseo felices fiestas y les mando un beso, solecitos.