Accidentalmente enamoradas.
...
Ambas corrían con todas sus fuerzas, sus pies golpeaban fuertemente la tierra mojada, se sumergían en el lodo. La más joven jalaba a su amada de la mano, intentando así apresurar sus pasos para que no lograr alcanzarlas.
Sin darse cuenta de cuanto habían corrido se tumbaron junto a un árbol, que les brindaba refugio de la lluvia. Sus respiraciones eran fuertes, inconstantes; la mayor solo pudo sentarse en el pasto mojado y sollozar… Lloraba con todas sus fuerzas, balbuceaba cosas que no tenían sentido para nadie más que para ella. La pequeña se sentó junto a ella para cubrirla con su chamarra. Ella también lloraba, pero podía contener sus gemidos, intentaba calmarla, darle consuelo como tanto tiempo atrás lo había hecho.
Acariciaba su cabello, secaba como podían sus lágrimas que se mezclaban con el agua, daba pequeños besos en su frente, en sus manos.
– Hay que irnos. - Dijo en susurro la bella joven-
– ¿Irnos? ¿A dónde?
– No lo sé, podemos ir a la playa, a Venezuela o a Holanda. A donde tú quieras.
– ¿Estás loca? No podemos hacer eso.
– Pues quizá sí estoy loca, pero prefiero pensar en una locura para salir de esta, que regresar.
– Pero tenemos que hacerlo, tenemos que volver.
– ¿Es enserio? ¿Quieres volver? ¿Estás consiente que a estas alturas ya todo el mundo sabe de lo nuestro? Mis padres, mi hermano, tu esposo, tu hija.
– No es necesario que lo recuerdes, solo soy realista, no podemos irnos, nunca podría darte lo que tú mereces, la vida a la que estás acostumbrada.
2 años, 5 meses, 3 semanas y 6 días antes.
Ella iba caminando por la calle sin mucho ánimo, pensando en mil cosas; la dejaron salir tarde del trabajo, no podría llegar a preparar la comida de su familia, su hija necesitaba un uniforme nuevo, aún no había llegado el depósito de su quincena, el día anterior peleó con su esposo, fuerte como antes, cuando la golpeaba… Pero por desgracia esos pensamientos le trajeron malos recuerdos que hicieron que mentalmente se viera frente al espejo con un ojo morado, con la boca sangrando, con su cabello despeinado y solo sonaba en sus oídos, sus propios gritos y suplicas desesperadas para que su marido se detuviera.
Por otro lado una bella joven terminaba (¡por fin!) con su ronda de reparticiones, solo quería llegar a su casa para darse un baño y acostarse a dormir, no era como las demás jóvenes de su edad que salía todos los fines de semana a un bar, ella prefería la soledad de su habitación; se detuvo momentáneamente por el semáforo en rojo de la avenida 5 de mayo, mientras curiosamente sonaba en su Ipod “Entre tú y yo – Tercer cielo” una canción con la que muchas veces se preguntaba el por qué aun la tenía, pero cuando decía: “Sí, fue como un sueño lo que viví al verte cruzar” levantó la mirada y se encontró con una hermosa mujer. No muy alta, pero sus tacones le regalaban 7 cm más, de piel morena clara, cabello recogido, negro que brillaba con el sol, muy bonita pero con cierto aire de tristeza.
Se veía pensativa ¡Y valla que lo estaba! Caminaba sin prestar mucha atención e ignoro por completo el semáforo en rojo, la joven se percató que venía un auto hacía ella.
– ¡Cuidado!
Escucho la mujer, sacándola de sus malos pensamientos y al voltear e intentar averiguar que pasaba, solo vio que un coche venía directo a ella a toda velocidad, se paralizo y vio toda su vida en una película. Cerró fuertemente sus ojos y de pronto sintió un gran empujón, la derribó hizo que se torciera el pie y se raspara el brazo con el que cayó, pero por extraño que parezca, quien la empujo no fue precisamente el carro, fue la joven que sin pensarlo corrió a empujar a la bella mujer. La joven ahora volaba por la fuerza con la que el carro la impacto. Cayó algunos metros más adelante y la mujer aun herida corrió como pudo a verla.
Se encontró con un cuerpo herido, sangrando, su pierna estaba rota, doblada en un ángulo naturalmente imposible, miro su rostro y estaba todo raspado del lado izquierdo, su piel blanca estaba manchada de rojo carmesí, sus cabellos rubios (naturales) estaban despeinados, sus ojos verde aceituna estaban están enrojecidos, quizá por las ganas de llorar. Esta heroína le sonrió solo para que pudiera ver que sus blancos y alineados dientes eran opacados por toda la sangre que había en su boca.
– Hola. -Dijo con un esfuerzo sobre humano la pobre ensangrentada.
– Hola. -Contestó con una sonrisa y una lagrima la descuidada. – ¿Cómo te llamas?
– Danielle…
Y entonces la joven perdió el conocimiento. Pronto llegó una ambulancia que uno de los testigos llamó, recogieron con cuidado a Danielle y ayudaron a subir a la mujer…
Al llegar al hospital tuvieron que internar a la joven y como nadie sabía nada de ella, la mujer tenía una obligación moral de encargarse de ella hasta que supiera que estaría bien, ella en todo dijo que era su amiga, su familiar o cualquier cosa para que la mantuvieran informada y por eso ella era la que firmaba los permisos de operaciones y cosas parecidas, no sabía si lo que hacía era correcto, pero solo hacía caso a lo que los médicos sugerían.
Todo estaba en calma, salió bien de la cirugía, pero aun no recobraba el conocimiento, estaba en coma… Ella entraba a verla cada vez que podía tomaba su mano y le leía un poco de la biblia, era religiosa y creía que Dios la sanaría. Nunca salía del hospital, su hija le llevaba ropa diario, y las enfermeras le dejaban bañarse ahí hasta que 6 días después por fin despertó…
Lo hizo cuando los médicos le hacían el chequeo periódico, la mujer la veía desde fuera, y cuando despertó, la joven se exalto mucho porque no podía mover sus piernas, no sentía nada por debajo de la cintura, tuvieron que sedarla para que se calmara…
– Sabíamos que esto podía pasar. -Dijo el médico, un hombre de 60 y muchos
– ¿Y entonces que hago?
–Lo único que puede hacer, decirle que probablemente sea paralitica.
– ¿Y cómo le digo a una adolescente que estará encadenada a una silla eternamente?
– Señora… Tiene que ver que corrió con suerte, es un milagro que pueda mantener la saliva en su boca y más aún que pueda hablar. -Dijo con voz fuerte, casi gritando.
Era cierto, fue un milagro que Danielle estuviera con vida, además había posibilidades que con terapia volviera a caminar, pero solo pensaba en cómo decírselo, en cómo enfrentarla, se sentó nuevamente en la sala de espera tomando con desesperación su cabeza.
Se levantó y entró a la habitación de su salvadora. Se sentó en su cama y tomó su mano como tantas veces antes lo hizo. En poco tiempo Danielle despertó.
– Hola. -Dijo con Danielle con la voz un poco ronca-
– Hola, ¿Cómo te sientes?
– Con sueño, pero creo que bien.
– ¿Sueño? Has dormido los últimos 6 días.
– ¿Enserio? Ha sido mucho tiempo, seguro que ya me quede sin trabajo jaja
– Eso es lo que menos importa, tus padres deben de estar preocupados.
– No lo creo, están de vacaciones… ¿Dime, soy oficialmente paralitica?
– No oficialmente, pero si hay una posibilidad…
– Bueno, por lo menos estoy viva y no soy como una zanahoria jaja
– Jajaja sí.
– Creo que no sé tu nombre
– Lo siento… -Dijo enderezándose y extendiendo su mano derecha- Mi nombre es Anabel, Anabel Villafranco.
– Mucho gusto Anabel, yo soy Danielle Ravenscroft, tomaría tu mano pero creo que no puedo -Dijo haciendo énfasis a su mano enyesada.
– Oh, lo siento no recordaba tu mano.
Continuaron platicando durante varias horas más, conociéndose… Fue entonces cuando Anabel se enteró que Danielle tenía doble nacionalidad, inglesa por sus padres, pero mexicana por ser nativa del país, su familia era adinerada, sus padres y hermano estaban de vacaciones en Brighton, en donde tenían su casa de “verano” pero con sus 17 años había decidido que ella no quería nada del dinero de su familia, ni siquiera el apellido, por eso se dedicaba a estudiar y trabajar medio tiempo en una farmacia en donde repartía medicamentos a domicilio…
Sin darse cuenta Anabel se encontró perdida en la voz de Dan (como pidió que le llamara) su plática le parecía increíblemente interesante le encantaba ver como se movían sus labios y escuchar su voz, con un acento que consideraba sexy, se sentía irrefutablemente atraída hacia esa niña, pero eso no podía ser.
¡Hola! Gracias por leer esta pequeña parte de la historia, siendo sincera es la primera vez que escribo aunque llevo ya un buen tiempo leyendo, espero que sea de su agrado, de no ser así avisenme para no continuar.
La historia es cien porciento real, por supuesto cambie los nombres reales y algunos lugares por seguridad así que... Veamos sí sigue. Agradecere sus valoraciones y comentarios ¡Un saludo!
Corey.