Acaríciame

Esta vez no habrá penetración. Solo quiere que la toquen...

Acaríciame. Recórreme. Tócame.

Siente mi piel blanca y desnuda que se estremece con el roce de tus dedos.

Comienza por los dedos de mis pies y me subiendo, lascivo, por mis piernas, sin separármelas demasiado aún, porque todo lo quieres, pero no va a ser ahora.

Rodea sutil mi monte de Venus y recréate en mi vientre. Siente su vulnerabilidad. Como tiembla cuando tus contundentes manos lo tocan. Supera mis costillas y llega victorioso a mis pechos, a mis pezones que se endurecen solo con rozarlos, de la misma forma que tu miembro es ahora un poderosa falo con las venas bien dibujadas. Quieres atravesarme ya. Estás pensando en abrirme las piernas, comerme el coño vorazmente y embestirme. Espérate. Dame tiempo. Disfruta este momento en que rodeas suave el cuello. Y me acaricias la mejilla, y me rozas los labios que se abren para que, aquí si, metas tus dedos y los mojes en mi saliva caliente. Acaríciame los ojos. Juega con tus dedos por mis orejas, por mi pelo. Déjame desvanecerme en tu tacto de seda. En tu táctil sexualidad. En tu respiración nerviosa.

Vuelve a bajar. Vamos a comenzar el juego de nuevo. Aunque no se si esta vez lo acabaremos. Te voz a dejar que me separes las piernas. Te voz a dejar que visualices mi coño. Mi clítoris que implora ser lamido. Una buena lengua que le de vida y lo ponga en su preciso lugar. Que lo empape y lo lleve al clímax. Todo eso imaginamos juntos mientras tu vuelves a subir por la parte interior de mis piernas. Mis muslos gloriosos por los que hundes tus dedos al pasar, como queriendo demostrarme de lo que eres capaz.

He abierto mis piernas para ti, tontito. No tardes. ¿No ves que te lo estoy entregando? Tócame con tus dedos. Pásalos por encima de mi vulva. Hazla fluir. Disfrútalo. Méteme los dedos si es preciso. Es ahora o nunca. Quiero gemir sin control y agarrarte la polla para oir tu excitación también. Me puedes chupar, me puedes lamer. Insúltame si eso te excita. Llámame puta. Dime que soy tu jodida esclava. Dime que voy a hacer exactamente lo que tú digas. Introduce tu lengua hasta donde puedas y mira mis tetas perder el control desde abajo. Suda conmigo. No temas alzar la voz. Decirme guarradas. No pares. Vamos a corrernos juntos. Luego me follarás, o tal vez en otra ocasión. Pero ahora vamos a desgastar este momento hasta el orgasmo. Que tu propia boca se desborde con mis fluidos brillantes. Que mi mano se manche con tu semen lechoso.