Academia Wellington, entrégate al pecado 4

Esteban, un joven que goza del dulce néctar de las piruletas decide investigar a Mike, aunque a éste no le entusiasme la idea...

Ya era hora de que me pusiera con el capítulo 4 de la academia, la verdad es que he estado descuidando esta saga por atender mi reto con Ausha y por crear la de Videogames and rock and roll! Pero bueno… Aquí está, finalmente en vuestras pantallas… Academia Wellington 4.

Espero que sea de vuestro agrado.

____________________

Academia Wellington, entrégate al pecado

____________________

Un relato del Enterrador

Koti Saatanan, Finlandia. Fecha desconocida, 06:34 PM

-¡L-Lucas!-grité sorprendida.

-Qué reencuentro más entrañable…-dijo la voz fingiendo ternura.

Lucas y yo estábamos atados y totalmente desnudos. ¿Qué pretendía hacer ese maníaco con nosotros? Él seguía plácidamente dormido, pero yo no podía estar más despierta.

-¿Q-qué vas a hacernos?-dije yo asustada.

-Qué vulgaridad… Yo no pienso haceros nada… Os lo haréis vosotros mismos-dijo la voz con tono burlón-Ya es hora de que tu marido despierte, ¿no crees?

De repente, un calambre recorrió el cuerpo de Lucas, como si hubiera metido los dedos en un enchufe. Su cuerpo tembló como si le hubiera dado un ataque de epilepsia.

-¡Aaaagh! ¡¿Qué demonios?! ¿Dónde estoy?-dijo Lucas asustado.

-Ya podemos comenzar… Veréis… Los dos habéis venido por lo mismo, los dos habéis venido a follar conmigo. Qué lascivos… Sin embargo, sólo uno de los dos podrá tomar mi cuerpo virginal-dijo la voz a través del altavoz.

-¿Eh? ¿Quieres decir que Lucas…?-dije yo asustada.

-Así es. Es homosexual. El problema es que en este pueblo los de su calaña están muy mal vistos… Por eso necesitaba una putita para disimular… Ahí es donde entras tú-dijo la voz sin inmutarse.

-E-entonces me has engañado-dije mirando a Lucas.

-Bueno, tú tampoco estás libre de pecado. Venías para echarme un polvo y después cobrar, ¿verdad putilla?-dijo la voz en tono burlón.

-¡Mary! ¡Me prometiste que lo dejarías!-dijo él gritándome.

-El juego consistirá en lo siguiente…. He escondido una bomba dentro de cada uno. Si matáis al otro, vuestra bomba se desactiva. Pero si no matáis ninguno, os haré explotar a los dos. El premio es tener sexo conmigo. ¡Disfrutad del juego!-dijo la voz con tono neutro.

Lucas y yo nos miramos. Entonces las cadenas se abrieron. No sabíamos si ese tío iba en serio, así que nos quedamos quietos, mirándonos.

-Lucas, mátame, tú mereces vivir más que yo-dije llorando.

-N-no… No puedo hacerlo….¡No puedo hacerlo!-dijo Lucas llorando.

-Por favor… Abrázame. Tengo miedo-dije llorando cada vez más.

-Claro-dijo él con una sonrisa triste-Todo saldrá bien.

En el momento en el que nos abrazamos con nuestros cuerpos desnudos, le arranqué la oreja de un bocado. De repente, su herida comenzó a expulsar sangre desmesuradamente y él cayó al suelo. Me miró con ojos llorosos, preguntando “¿por qué?” No respondí. Le agarré la cabeza y se la estrellé repetidas veces contra el suelo.

Esa noche, en mitad de aquel cochambroso sótano, la sangre de Lucas tenía un brillo especial, el resplandeciente color rojo brillaba como el fuego, color carmesí. La belleza de su cadáver sin cabeza me sobrecogió. No sé por qué.

- JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA . ¡No me esperaba algo así! Ha sido soberbio. Eres magnífica. Te mereces este premio. ¡Más que nadie! JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA -se carcajeaba la voz.

-¡Ya he hecho lo que me has pedido! ¡Ahora sácame de aquí!-gritaba yo pidiendo la libertad.

- JAJAJAJA . ¿Pero ya te quieres ir? Si solo acabamos de empezar a divertirnos-dijo la voz.

-P-por favor… Sniff-dije llorando.

-No te preocupes, a partir de ahora serás mi sierva. Tienes potencial. Puede que me seas útil-dijo la voz.

De repente, las paredes de aquel sótano comenzaron a sangrar, y la sangre formó una cara sonriente que se iba deformando poco a poco a medida que ésta se extendía. De la sangre apareció un chaval.

- Yo, Mike pyhä, seré tu nuevo amo -dijo el chaval sonriente.

La oscuridad de la habitación comenzó a envolvernos más y más, hasta llegar a un punto en el que solo nos encontrábamos él y yo, en la oscuridad. Luego, abrió su boca y de ella salió una lengua enorme que me envolvió por completo. Después me devoró, con cada bocado me rompía más músculos y huesos. Y luego… Tragó. Ahí fue cuando me morí. Lo último que vi antes de morir fue el cadáver de Lucas en el suelo, sin cabeza, perfecto….. Y bello.

Capítulo 4-Esteban y Ángel: totuus (La verdad)

QUEDAN 11 DÍAS…

Academia Wellington, Galicia. 8 de octubre de 1963, 8:05 AM.

Me metí mi piruleta en la boca y me dispuse a ir a clase. Había que andar con mucho ojo, pues ese monstruo andaba cerca. Si descubría que yo seguía por aquí seguramente me mataría. Lo mismo que me regaló la inmortalidad me la puede arrebatar. Yo me iría, pero es que mi alma está atada a este sitio. Fui a clase, como siempre. No había problema, él estaba en otra. Me preguntaba por qué se había interesado en ese chico. ¿Podría ser…?

Pensé que lo mejor sería investigar qué buscaba de ese chico. Y para ello debía buscar en…. Muy a mi pesar… La biblioteca.

Abrí la puerta y me encontré en aquel cementerio de libros, busqué el que quería: “filosofía moderna”, “Pikachu va a la compra”, “cómo agrandar el tamaño de tu pene” (Mmmm… Este mejor me lo guardo para luego) y “Leyendas antiguas del mundo” (¡Este es!). Me lo metí en el bolsillo y me dispuse a abandonar el lugar para no encontrarme con…

-¡Hola Esteban!-dijo alguien agarrándome el hombro.

-(Mierda, me ha interceptado)-pensé.

Me dí la vuelta y allí estaba: Cristopher McDonald. Heredero de la fortuna McDonald. Era un muchacho gordo con gafas de ascendencia irlandesa, pero al que sus padres habían mandado aquí porque… Hombre… No hay muchas academias como ésta por el mundo…

-¡Ey! ¿Qué tal Cristopher? ¿Cómo va esa dieta?-dije yo forzando una sonrisa.

-Bien, ya solo como 7 veces al día, ¡mira que tableta!-dijo él orgulloso.

Esperaba que sacara una tableta de chocolate del bolsillo, pero en realidad se refería a su grasienta y deformada barriga.

-Eh… Sí… Buaaah… ¡Qué bueno estás!-dije yo fingiendo estar sorprendido.

-Jajajaja. Bueno… Yo ya he cumplido con mi parte del trato, ya tengo tableta, ahora ya podemos follar, como me prometiste-dijo él con brillo en los ojos.

-Esto…. Como decirlo… Pues… Eh… ¡Oh! ¡Qué tarde se ha hecho!-dije señalando mi muñeca, aunque no llevaba reloj-¡Tengo que irme!

Creo que corrí como no había corrido en mi vida. De la velocidad que llevaba, al pasar por al lado de una señora de la limpieza le levanté la falda y vi su tanga de cebra y sus piernas osteoporóticas.

Corrí hacia mi cuarto cuando vi a Jaime, el chico pelirrojo que no hablaba con nadie. Decidí espiarle a ver qué hacía. Le seguí y se metió en el despacho del orientador. Pegué la oreja (si, soy un cotilla, pero es necesario recabar información siempre que sea posible) y escuché como gemidos, pero no le dí más importancia, si estaban gimiendo sería porque se estaban preparando para una maratón ahí dentro.

-¡Oh, sí! ¡Hazme tuyo!-oí gritar cuando me iba.

-En fin… Será algún tipo de muletilla deportiva-dije para mí.

Iba a irme, pero la curiosidad pudo conmigo, así que pegué la oreja a la puerta para escuchar lo que pasaba:

-¡Ha sido increíble! Cada vez eres más caliente-dijo el orientador.

-¿Cuándo seré libre? ¿Cuándo podré dejar de hacer esto?-dijo el chaval pelirrojo con tono triste.

-¿Recuerdas nuestro trato? Yo te evitaría las torturas si te convertías en mi esclavo sexual. Yo soy el que decide cuándo te darán el alta de este centro-dijo el orientador-Y por el momento no tengo la menor intención de dejarte ir.

-¿Por qué hace esto? ¿Por qué no me deja ir?-dije el joven pelirrojo llorando.

-Porque tú eres mío-dijo el orientador.

Después decidí salir de ahí. No quería meterme en asuntos turbio, y ese asunto lo parecía. Solo quería ir a mi habitación a investigar.

Al llegar a la entrada, la zona con las escaleras a la izquierda y a la derecha, vi a alguien con maletas en la mano, era Ángel. Decidí acercarme para preguntarle a dónde iba.

-Hola chaval, ¿qué haces?-le pregunté.

Se giró para mirarme y vi lágrimas en sus ojos. Algo debía de haberle pasado.

-¿Es-Esteban? Sniff… Me voy. Me voy de aquí-dijo él llorando a moco tendido.

-¿Mmm? ¿Y eso?-pregunté extrañado.

-Mike… Él… Él…-dijo alterado.

-Apártate inmediatamente de él, Esteban-dijo una voz a mis espaldas.

Entonces me giré y allí estaba, el monstruo, el ser más cruel que he conocido jamás, Mike pyhä. Sus ojos reflejaban odio, y ese odio iba dirigido a mí. Como ya había supuesto, no se alegraba especialmente de verme.

-Vaya, vaya. Cuánto tiempo sin vernos, Mike-dije yo sorbiendo mi piruleta.

-Te dije que no quería volver a verte por aquí. ¡Y me has desobedecido!-dijo sin apartarme la mirada ni un segundo.

-Bueno… Es lo que tiene que tu alma esté fijada a un sitio, no puedes salir de él-dije encogiéndome de hombros.

-No me importan tus ridículas excusas, voy a tener que…-dijo antes de ser interrumpido.

-¡Por favor! ¡Parad!-dijo Ángel, y nosotros le miramos.

-¿Tú qué haces todavía aquí? ¿No te dije que te largaras?-dijo Mike mirando a Ángel con odio.

-Grrr… Ya me iba. Solo…. Solo…. No quiero que tengas problemas por pelearte, Mike-dijo llorando de impotencia.

-¡Ja! Créeme cuando te digo esto, Ángel. Sé cuidarme por mí mismo-dijo Mike con sonrisa de superioridad.

-¡Genial! Pues entonces yo me voy, Sebastián me está esperando en la puerta. Adiós, te deseo lo mejor-dijo Ángel enfadado.

-Lo que tú digas… Date prisa en desaparecer de mi vista-dijo Mike cruzado de brazos.

Ángel se fue roto en lágrimas y nosotros dos nos quedamos solos. Miré a Mike y cómo sonreía. Entonces supongo que Ángel no puede ser él, como yo pensaba. Intenté irme de puntillas mientras él miraba la puerta embobado.

-¿A dónde te crees que vas?-dijo sin ni siquiera girarse.

-A ninguna parte… Jeje. Es solo que como te veía muy ocupado y eso…-dije sonriendo.

-Tú y yo tenemos un asunto pendiente. Te dije que te mataría sin compasión si volvía a verte por esta academia-dijo con cara de pocos amigos.

-¿Vas a matarme? Y yo que creía que éramos amigos… Hemos compartido tantas piruletas…-dije fingiendo estar abatido.

-Puede que una vez lo fuéramos, pero de eso hace mucho. Yo ya no tengo más que deseos de venganza, no siento nada más-dijo él sin inmutarse.

-En verdad te has convertido en un monstruo… ¿Y qué pasa con…?-dije antes de ser interrumpido.

-¡No te atrevas a decir su nombre! ¡Él lo era todo para mí! ¡Yo no quería hacer nada a nadie! ¡Pero me mataron! ¡Me mató ese viejo hijo de puta! Y créeme cuando te digo que me vengaré. Porque lo que soy ahora… Se lo debo a él-dijo Mike enfadado.

-Mike… Soy tu amigo y te aprecio… Deja esto… Solo… Solo búscalo y quédate a su lado, él solo querría eso-dije triste.

-¡No! ¡No quiero que vuelva a sufrir! ¡Por eso lo he echado de aquí!-dijo muy alterado.

-¿Entonces Ángel es…?-dije yo sorprendido.

-¡SILENCIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!-gritó Mike-¡TE VOY A MATAR! ¡NO TE INTERPONGAS EN MI CAMINO!

Salí corriendo a mi habitación lo más rápido que pude. Él no me seguía. Supuse que no me mataría, todavía quedaba algo del antiguo Mike en él. Seguía enamorado de aquel chico que murió junto a él, pero esa no era razón para hacer todo lo que estaba haciendo.

Llegué a mi habitación y eché el pestillo. Aunque ya sabía por qué estaba tan pegado a Ángel, tenía que leer el libro. Lo abrí y comencé a buscar leyendas finlandesas, encontré lo que buscaba:

Cuando el diablo decidió separarse de Dios y del resto de ángeles, no tenía a dónde ir, así que buscó el sitio más horrible de la tierra para instalarse allí. Estuvo en desiertos abrasadores, mares profundos y picos elevados, pero nada le satisfizo, él odiaba el frío y amaba el calor.

Ahí estaba la clave, Dios jamás lo buscaría en un lugar frío. Se fue a un páramo solitario de Finlandia y allí estableció el infierno, en una cueva de la zona.

Dicen que si un alma pútrida le pide al demonio un favor, éste se lo concede a cambio de transformarlo en siervo, es decir, darle poderes sobrenaturales para que siembre el miedo en el mundo.

Un día, un hombre pidió al demonio salir del infierno, y éste se lo permitió con las condiciones ya mencionadas, este hombre fundó una aldea justo al lado del infierno, Koti Saatanan (La casa de Satanás). Allí es dónde van a parar los siervos de Satán.

Eso quería decir que Mike hizo un pacto con Satán cuando murió. Por eso obtuvo sus poderes y ha vuelto para vengarse, pero por eso también es un monstruo.

Bien… Parece que soy el único capacitado para detenerlo. Tengo que buscar en este libro cómo pararlo.

CONTINUARÁ…

____________________

Eso es todo por hoy. Este capítulo deja muchas preguntas abiertas que pronto serán respondidas. Esta serie llegará pronto a su final. Espero que os haya gustado. ¡Nos vemos pronto!

OS SALUDA

EL ENTERRADOR