Academia Wellington, entrégate al pecado 2

El joven Ángel ha sido humillado delante de toda la academia, pero alguien decide animarle... Una marioneta, el primer día de clase y una fiesta.

Hola amigos, quiero agradecer a todos los que me comentáis, en serio, me dáis fuerzas para continuar la historia. Espero seguir sorprendiéndoos con mis extraños relatos. Bueno, os dejo con la segunda parte de la academia.

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Academia Wellington, entrégate al pecado

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Un relato del Enterrador

Koti Saatanan, Finlandia. Fecha desconocida, 2:05 AM

-Pufff… Qué pedo llevo. No tenía que haber estado dándole al chunda-chunda toda la noche-dije andando por las nevadas calles de la aldea para llegar a mi casa.

Las calles estaban totalmente silenciosas, lo cual era normal… Eran las 2 de la madrugada, pero había algo extraño.. No sé explicar el qué. De repente oí pasos, me giré y miré atrás, nada, miré a mi lado y…¡Ah! ¡El demonio! Caí al suelo, pero luego me fijé bien y era una máscara pegada a la pared de una casa.

-Ah… Sólo es una máscara… Pero que mala hostia… ¡¿Quién ha colocado algo tan horrible!?-dije para mí.

De nuevo oí pasos pero más rápidos que los anteriores y vi una sombra atravesando un callejón. “Ah… Ya están los del circo del Sol tocando los huevos…” pensé. Seguí andando hasta que me di cuenta de que no avanzaba, seguía en el mismo callejón, y es más, llegó un momento en que éste se quedó sin salida. Había un muro delante que antes no estaba.

-Bua, qué borracho debo estar. Será mejor que me dé la vuelta-dije y acto seguido me giré.

Me giré y vi a un hombre con chistera y capa agachado, no se veía la cara con con la posición en la que estaba. “¡Se acabó! ¡Puto circo del sol! ¿Qué mierda te pasa?” dije cabreado. Él ni se inmutó. Me quedé mirándolo un rato y de repente se levantó.

- Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre,Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre, Tengo hambre.

-¡¿Pero qué coño?!-dije asustado.

Era una marioneta, una simple marioneta pintada de payaso, pero con tamaño real. ¿Qué clase de broma de mal gusto era esa? La marioneta se quedó callado y su sonrisa cambió a una mueca de asco.

- ¡Tú no eres comida! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco! ¡Me das asco!

Entonces sacó un hacha de su capa y con los ojos completamente abiertos y una sonrisa de oreja a oreja se abalanzó sobre mí. Toda la borrachera que llevaba se me quitó de golpe. Peto era tarde. Me partió en dos. En ese momento, mi cuerpo dejó de responder. Y ahí me quedé. Muerto. Pero él se quedó a mi lado riéndose, riéndose de mí, toda la noche.

Capítulo 2-Ángel: Anna osoittavat alkaa (Que empiece el espectáculo)

QUEDAN 13 DÍAS…

Academia Wellington, Galicia. 7 de octubre de 1963, 7:05 PM.

-¡Vete! Quiero estar solo-dije sin saber a quién se lo decía, pero me daba igual, no quería ver a nadie.

-Vamos… No seas así… Encima que he venido a animarte…-dijo el señor x.

Me giré y mis sospechas fueron satisfechas. Era él. Mike había venido a buscarme. No sé por qué pero me ponía muy contento, por un momento incluso olvidé que estaba de muy mal humor, aunque me volví y enterré de nuevo la cabeza en la almohada.

-Venga tonto, que tampoco ha sido para tanto, te vas a quedar sin magdalenas de pescado-dijo él con una sonrisa.

-Déjame estoy desanim…¡Eh! ¡¿Magdalenas de pescado!?...... ¡Me encantan!-dije yo saltando de la cama.

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-Mira que confundir “Magdalenas y helado” con “Magdalenas de pescado”... Grr.. Con lo que me gustan-dije yo enfadado.

-Mmmmm… Oye… ¿Eso existe realmente?-dijo él mientras me miraba extrañado.

-¡Por supuesto! ¿No las has probado nunca?-dije yo extrañado.

-No. Ejem… Ni quiero-dijo entre tos.

-¿Decías?-le pregunté por qué no le oí.

-Nada. Será mejor que comamos rápido o llegaremos tarde a clase. Por cierto… Sigues en calzoncillos…-dijo Mike señalando mis bajos.

-¡¡¡¡¿¿¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!??????

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Al llegar la hora de clase nos presentamos a todos, como nos indicó el profesor y nos sentamos juntos en una mesa del fondo. Al parecer la actitud de Mike había cambiado radicalmente, antes ni hablaba y ahora era muy extrovertido con todo el mundo.

Cuando terminó la hora comenzó un verdadero interrogatorio, todos los niños se acercaron a nosotros y comenzaron a preguntarnos sobre nuestra vida. Todos se fueron presentando: David, Andrés, Juan, Fran, Víctor… Éramos muchos en la clase. Entonces comenzaron a preguntarle a Mike sobre su aldea natal.

-Oye, ¿qué le pasó a tu pueblo? ¿Es verdad que eres el único superviviente? ¿Es verdad que los mató el yeti? ¿Cuánto te mide?- Le hacían preguntas uno encima de otra todos los alumnos.

-A ver, calma, os responderé con gusto. Una avalancha destruyó mi aldea, pero yo casualmente me encontraba en casa de un familiar y no me vi afectado-dijo Mike sonriendo.

-¿Y la última pregunta?-pregunté yo a ver si colaba para sacarle información.

-Bueno… Un caballero no debería hablar de su pene, pero supongo que puedo hacer una excepción… Ejem… Con él se puede rodear el cuello de un elefante-dijo Mike riéndose.

Todos comenzamos a reírnos, aunque me decepcioné un poco la verdad… Aunque no sé por qué… El resto del día transcurrió de forma normal y los chicos decidieron hacernos una fiesta de bienvenida en las habitaciones, así que fuimos a prepararnos a nuestro cuarto.

No sabía muy bien qué ponerme… Así que supuse que el uniforme estaba bien. Mike empezó a rebuscar entre sus cosas. “Oye, ¿la fiesta es de disfraces?” me preguntó. “No me han dicho nada de eso” le respondí. Sacó algo de su maleta y lo guardó en su escritorio. Le pregunté qué era y con una sonrisa me dijo que era una máscara veneciana de una obra de teatro que hizo cuando era más pequeño.

Llegamos a la sala de fiestas (si, este colegio era de ricos, tenía sala de fiestas) a eso de las 22:00 y nos encontramos con todos allí. Lo primero que hicieron fue darnos la bienvenida. Estaba todo el colegio así que imaginaros cómo de grande era la sala de fiestas. Allí fuimos conociendo a más gente. Andando entre la multitud me choqué con un chico.

-Oh… Eh… Disculpa-dije yo mirándole.

Ante mí había un chico, más o menos de mi edad, de pelo blanco, de ojos marrones con una piruleta en la mano. Se me quedó mirando y me sonrió. Sacó otra piruleta del bolsillo y me la ofreció.

-No… No te disculpes, ha sido culpa mía, no miraba por donde iba. Acepta esta piruleta junto a mis disculpas-dijo él dándome la piruleta-Por cierto, yo soy Esteban, Esteban Casanova, ¿apropiado, eh?

-Si, claro. Y-yo soy Ángel Bárcenas-dije riéndome, pero a la vez algo nervioso, no sé por qué.

-¿Ángel? ¿Dónde estás?-oía a Mike que me llamaba.

-Lo siento, tengo que irme, ha sido un placer-dije dirigiéndome a Mike.

-¿Uh? Oye, ¿ese es el niño nuevo finlandés?-me preguntó mientras me alejaba.

-Así es. ¿Le conoces?-pregunté extrañado.

-No… No lo conozco…¡Adiós, Ángel!-dijo él moviendo su mano-Parece que este año será interesante…

Volví con Mike y me preguntó que dónde había estado y no sé por qué sentí la necesidad de mentirle. Algo en sus ojos me dijo que debía hacerlo. Así que le dije que me había entrado un apretón. Él me sonrió y me invitó a bailar.

-¿Eh? ¿Bailar juntos? Pero si los dos somos chicos-dije yo sonrojado.

-Jajaja. No pasa nada , estamos entre amigos. No pasa nada-dijo mirándome con sus ojos verdes.

Todas mis dudas se disiparon cuando me miró. ¿Qué me está pasando? Ummm… Será que me cae bien y quiero ser su amigo. Y por eso tiene ese poder sobre mí. No hay otra explicación…

El caso es que salimos a bailar, pero no éramos los únicos chicos bailando juntos, así que supongo que no era tan raro… Por eso me dejé llevar y bailamos toda la noche (nota del autor: las juergas de los años 60 no eran como las de ahora, así que tampoco os creáis que la liaron parda…). Ya se iba haciendo tarde pero todos seguíamos con ganas de marcha.

-¡Víctor! ¡Dale caña a esa gramola!-gritaban algunos.

Pero el volumen era excesivamente alto (nota del autor: en este época excesivamente alto era la cuarta parte de lo que hoy conocemos: “¡Coño tío, sube la música que no se escucha!”) y tanto el director como el jefe de estudios vinieron a la sala de fiestas.

-¡¿Qué demonios es esto?! ¡Las fiestas están terminantemente prohibidas en la secuela!-gritó el director.

-¿Y entonces por qué tenemos sala de fiestas?-preguntó el jefe de estudios.

-Pues… Eh… Es un error arquitectónico, ¿vale?-dijo el director.

-¡¿Un error arquitectónico de 400 metros cuadrados?!-dijo el jefe de estudios.

-¡¿Pero tú de qué lado estás?!-dijo el director.

-Del suyo, pero… ¿Cómo es posible que en la instalación nadie….?-dijo el jefe de estudios.

-¡Ya basta! ¡Todos castigados sin desayunar mañana! ¡Y ustedes dos, los nuevos! Vengan conmigo, les voy a dar un castigo más severo por ser su primera incidencia-dijo el director.

Mike y yo seguimos al director y al jefe de estudios hasta el despacho del primero, mientras ellos seguían hablando de “el error arquitectónico”. Mike parecía tranquilo pero yo estaba muy nervioso. Al llegar al despacho nos dijeron que esperáramos allí y se fueron. De repente, la habitación se llenó de un olor dulzón y me dormí. Pero antes de dormir miré a Mike, me estaba sonriendo.

CONTINUARÁ…

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Bueno… Por el momento eso es todo, más adelante se descubrirán más cosas. Siento la falta de sexo pero es que todavía no puedo cuadrarlo en ninguna parte. ¡Espero veros pronto por aquí!

OS SALUDA

EL ENTERRADOR