Acabamos calientes tras la fiesta de disfraces.
Mi chica no se iba a quedar con las ganas de follarme en ningun sitio, y mas si le ponen los lugares publicos.
Lucia y yo íbamos a una fiesta de disfraces, nos cogió un poco de imprevisto así que tuvimos que pensarnos los disfraces en menos de una hora, Lucia lo tenía fácil porque ya estuvo en otra fiesta parecida hacia poquito, en la que se había disfrazado de policía. Pero una policía muy muy sexy e imponente. Imaginaros una chica morena, de un metro sesenta y cinco más o menos, pelo suelto moreno, una gorra de policía, unas gafas de sol, pantalones, y una camisa celeste de botoncitos que yo ya tenía ganas de desabrochar, pero bueno había que ser decente.
Como ella iba de policía, pues yo decidí disfrazarme de ladrona, fue bastante fácil porque encontramos una camiseta de su hermano de rayas blancas y negras, cogí un pantalón negro normalito y ya fue suficiente, pelo suelto y me puse una cinta en la cabeza, tipo Nadal cuando juega al tenis.
Fuimos a la fiesta, la perra de Lucia iba tan sexy que todas las tías la miraban, y yo en plan "bueno.. eh que tiene novia eh" a todas les daba morbo la porra que llevaba en la mano con sus gafitas de sol, la verdad es que ponía mucho verla así, la camisa le marcaba la cintura al igual que los pantalones, y el escote que se le quedaba era impresionante.
ucia vio que me puse celosilla en un par de ocasiones, pero sabe que no me enfado, solo lo hago para llamar su atención y que me coma a besos después. Estuvimos bailando, me aleje un poco para ir a la barra a pedir una copa, el sitio estaba oscuro pero había unas cuantas luces de esas de discoteca, así que ni me moleste en avisar a Lucia de que iba a por bebidas porque la música estaba tan alta que ni me iba a oír.
Me pegué a la barra a esperar mi turno, se me acercó una chica, bastante mona, y empezamos a hablar, de que tal me parecía la fiesta, la música y esas cosas sin importancia. La chica cada vez se me acercaba más y más cada vez, yo iba a lo mio, simplemente le contestaba las preguntas y le hablaba de cualquier cosa, mientras esperaba que la camarera, que no podía ser mas lenta, me atendiera. De repente alguien se me pegó a la espalda apretándome contra la barra y agarrándome las manos, llevándomelas a la espalda.
-Estás detenida, ahora eres completamente mía.- Soltó en mi oído, ese susurro tan conocido por mis oídos, que era el susurro de mi chica, haciéndome sentir un torbellino de placer que recorrió todo mi cuerpo. Obviamente la chica con la que estaba hablando se fue.
-Hoy vas a ser llevada al calabozo, por robarme el corazón, y ponerme cachonda a cada instante que te veo, te leeré tus derechos y no podrás negarte a dejarte hacer - Lucia
Estas frases las soltó en mi oreja, sin dejarme mover las manitas, apretando su torso contra mi espalda, noté su escote rozándome por detrás. Me acababa de empapar las braguitas. Estaba deseando darme la vuelta y comerle la boca, pero no me dejó. Ella, con la gorra, con las gafas de sol negras, me estaba encendiendo de una manera brutal.
Me comió la oreja, como solo ella sabe hacerlo, de tal manera que me ciega a veces. Empezó a morderme el cuello, mis manos seguían contenidas en mi espalda, quieta. Paso su lengua por mi cuello y me mordió lascivamente, la temperatura de mi cuerpo subía y subía, estábamos en medio de una discoteca, mas de una chica se quedo mirándonos boquiabiertas, deseando estar en mi lugar o en el de Lucia.
-Ahora te voy a soltar, te vas a dar la vuelta, y nos vamos a ir para casa sin realizar ningún movimiento hasta llegar, ¿vale cariño? - Lucia
-Si - musité - estaba cachonda perdida y creo que se me notaba.