Abuso anal

El lugar era paradisiaco, un mar verde cálido y sus arenas blancas, con una gran vegetación y una serie de cabañas, realmente un complejo fabuloso.

ABUSO ANAL

Soy Michelle (24) cuando cumplimos los dos años de casados, mi esposo  Freddy, me vino con la sorpresa de que había sacado unos quince días de estadía en unos hoteles  en el Caribe, son esos all inclusive.

El lugar era paradisiaco, un mar verde  cálido y sus arenas blancas, con una gran vegetación y una serie de cabañas, realmente un complejo fabuloso.

Hicimos el chek-in el conserje nos recomendó, que no nos alejáramos demasiado del complejo, que contaban con seguridad, pero pasado determinada zona no se hacían responsables.

Por supuesto que el lugar tenia de todo, así que no era para aburrirse demasiado.

Había un sector donde había una cantina pegado a la piscina, donde entablamos cierta amistad con el barman, un chico de 22 años, llamado Josh, muy apuesto y agradable.

Después de casi 5 días mi esposo me dice que tiene que regresar por trabajo, que le pagan todo, pero debía ir de ir si o si. Por supuesto que me puse de mal humor, pero no había escapatoria. Así que decidí quedarme y  él, regresaría en 4 o 5 días.

Antes de partir me comenta:

“Por favor no salgas del complejo, recuerda que comentó el conserje, te lo digo    por que eres bastante imprudente, Ok?”

“Si mi amor, de acá no me muevo” Le respondí.

Si bien traté de hacer alguna amistad, la gran mayoría eran parejas, hablaba un rato alguna conversación superficial.

Con el que hablaba era con Josh, nuestro barman, que me contaba de las costumbres del lugar, que en general era un pueblo muy pobre. Pero todo esto era para un momento, dado que tenía que trabajar y además le tenían prohibido relacionarse con los que se hospedaban en el hotel.

Pero a pesar de eso y tratar de entretenerme un poco, le dije si podías caminar fuera de las instalaciones, en sus horas libres, así que dada esa posibilidad esa noche salí con él, a pesar de las recomendaciones de mi esposo y del conserje.

Había un poblado cerca, 100 o 150 personas, lo habitaban, que apenas llegamos, todos saludaban a Josh atentamente, fuimos a un bar cercano, tomamos unas cervezas, y realmente lo estábamos pasando bárbaro. Con eso llegue a la conclusión que había buena gente, que se exageraba respecto al peligro que podría existir.

Mientras regresábamos, me comenta:

“Me informaron que mañana habrá un ritual en la aldea, que si quisiéramos           concurrir”

Sin llegar a esperar mucho le digo:”

“Si me interesa, a qué hora es?

“Es a la media noche, pero está un poco más adentro de donde estuvimos’

“Pero no es peligroso?”

‘”Para nada, son familias, además voy con Ud. eso si, debe ir con un vestido         blanco y algún pañuelo igual para envolver la cabeza”

“Y de que se trata el ritual?” pregunto más que entusiasmada.

“En realidad es una iniciación, algo que han traído sus ancestros del África”

“Que interesante, pero Iniciación en  qué?”

“Prefiero que lo veas, así no pierde tanto interés” Me contesta Josh.

‘ Ésta bien, pero cuánto dura?”

“Depende, entre dos a tres horas” me contesta Josh>

A la mañana siguiente, me fui hasta la cantina a ver a Josh, tratando de que me contase algo más, pero me reiteró, que  iba a perder interés, si se lo relatase.

Esa noche nos encontramos fuera del complejo y me dijo que tendríamos unos 30 minutos de caminata, le dije que sí,  que estaba dispuesta a efectuarlas.

Josh, me llevo a ese lugar, al llegar se trataba de una cabaña muy grande, de paja en su gran mayoría, piso de tierra, solo una tarima de madera algo elevada, con algunos grilletes, sogas, almohadones  y muchas velas iluminando ese gran recinto. Realmente no me convencía demasiado, sumado a que no había nadie de raza blanca, era la única, cosa que me llamó la atención.

Al entrar al recinto todos lo saludaron a Josh, muy amigablemente mientras me iba presentando a cada uno de ellos, eso me ayudó a entrar un poco más en confianza.

Nos sentamos en una mesa, pegada a un gran escenario o pista, que sería donde se efectuaría esa ceremonia tan misteriosa, que mi amigo me mencionaba sin llegar a dar detalles, observando que todas las miradas se dirigían a mi persona, me sentí importante

Me sirvieron  una bebida algo similar a la que me servían en el complejo, aunque esta tenía un sabor distinto pero muy agradable y a su vez bastante adictiva. A pesar de rechazarla un par de veces, termine tomando tres o cuatro no recuerdo, pero al cabo de un tiempo, me produzco  un extraño efecto.

Un gran calor, comenzó a invadirme, desabrochando inconscientemente  mi camisola, las cosas me giraban y una especie de fuerte excitación, me asaltaba. Me apoyé en Josh, diciéndole que estaba muy mareada, que algo me pasaba. Respondiéndome:

“Tranquila, tranquila ya se va a pasar”

Mientras permanecía semiinconsciente, aparecen en ese lugar ceremonial, tres muchachos de 18 años, con un taparrabos, circulando alrededor de esa pista, mientras el público presente aplaude frenéticamente, mi escasa lucidez me aleja  de ese espectáculo.

Se apagan las velas quedando solo las del sector ceremonial, mi estado continuaba, al punto de volcarme sobre mi acompañante, que trata de sostenerme.

Cuando cuatro hombres de color me levantan en vilo, para llevarme hasta la pista, que sin fuerza trataba de impedir, y balbuceando pedía socorro a Josh.

Pero todo fue en vano, cuando me depositan sobre esa tarima de madera, y dos mujeres me engrillan al piso, abierta de brazos y pierna, cortando con tijeras  mi camisola, el pañuelo de la cabeza, mis sandalias, todos mis objetos y por supuesto mis bragas.

Quedando desnuda y engrillada, ante un público expectante de lo que me sucedería, sin comprender que me estaban haciendo, cuando surgen dos mujeres, que comenzaron  a lavar mi cuerpo, recogen mi pelo, y afeitan el vello de mi pubis, higienizando o desinfectando minuciosamente, mis aberturas,  siendo inútil mi pedido de ayuda a Josh.

Era difícil de determinar mi estado, donde por un lado el miedo me invadía, sin entender que estaba sucediendo, por otro ese adormecimiento,  el desconocimiento de  mi engrilletado  que me impedía escapar, y por otra parte la adrenalina que mi cuerpo producía.

Cuando ya parecía que estas mujeres, habían finalizado su tarea, una tercera sube a la tarima con una bandeja que trae depositado un elemento, al tomarlo una de ellas, intenta metérmelo por el recto, era un simple dilatador anal, en madera, lubricado que a pesar de mis maldiciones y escasos movimientos,  de manera determinante me lo inserta en mi abertura.

Me sentía totalmente sola y desprotegida, además de abochornada, rabiosa, pero más que nada asustadísima por el destino a correr, por todos esos fanáticos que me observaba, por ser la ofrenda sexual a esos jóvenes, entregando mi libidinoso cuerpo a esos debutantes.

En ese momento de leve lucidez entendí que sucedería, no comprendía cómo podría haberme dejado caer en esa ruin trampa, cuando recordé las palabras de Josh “Depende, entre dos a tres horas” también la de mi esposo y el conserje.

La ofrenda ya estaba preparada, mis lloriqueos de nada servían, los jóvenes ya desnudos , circularon a mi alrededor, a fin de actuar, hasta que se arrodillaron a mi lado, iniciando leves caricias en mi cuerpo, tocándolo sin mi autorización,  cediéndome impotente, a ese vil manoseo.

A  pesar de contenerme no tardé, en comenzar a exhalar una serie de gemidos, al sentir tocar mis tetas, oprimir tácitamente mis pezones, que reaccionaron ante ese impulso, acariciando mi pelvis, donde mis separadas  piernas desprotegían mis intimidades.

Los dedos comenzaron a hurgar esa zona, introduciendo sus extremidades,  en mi útero, abriendo bien mis labios inferiores, descubriendo la totalidad de mi matriz, oprimiendo ese cono que obturaba mi conducto.

Los maldecía mientras no podía dejar de gemir, entregándome cada vez más a esa ceremonia diabólica, sin dejar de ultrajar mi cuerpo, con pellizcos, introducción de dedos, hasta convertirse en un prolongado rito, que con total habilidad me fueron llevando a un estado de total éxtasis y lujuria.

Sin dejar de insultarlos, mi vagina delataba mi estado, al humedecerse constantemente, cuando parecía que habían obtenido su objetivo me giraron, volviendo inmovilizar  mis brazos y piernas, para quitar el cono de mi ano, e introducir uno de mayor tamaño, todo muy lentamente haciendo acrecentar mi adrenalina.

En ese momento donde estaba empezando a tomar conciencia, me di cuenta que sucedería, cuando colocaban unos almohadones para elevar mi culo, si bien se lo he negado más de una vez a mi esposo, este sería mi castigo, por desobedecer.

Sus miembros comenzaron a friccionar por mi espalda, y finalizando entre mis glúteos, uno a uno fue implementando ese ritual, al que comencé a vociferar, lo que les llevó a amordazarme, sumado a mi inmovilización.

Cuando después de recorrer bastante mis glúteos, uno de ellos me montó, quitando mi obstrucción anal, comenzando a oprimir su glande, percibiendo como la cabeza de su miembro vejaba mi intima abertura, que  a pesar de mis gemidos de molestia, no solo lo incitaba al joven sino al resto del público.

Su glande comenzó a introducirse unos centímetros, invadiéndome un fuerte dolor, pero a pesar de ese malestar permanecí inmutable, para no demostrar mi dolencia, a la espera de su penetración. En ese instante empecé a comprender lo que el mierda de Josh, me explicaba sobre ese ritual al que de manera tan necia caí, convirtiéndome en la inocente ofrenda.

Mientras mis pensamientos vagaban sin sentido, los dedos de mi profanador, reemplazaron a su miembro, que los iba incrustando  en mi recto, rosando las paredes de mi membrana, en donde mis gemidos se hacían evidentes ante ese movimiento patético.

Me sentí aliviada al ser retirarlos del  cauce, para  recorrer con su verga la raya que forman mis posaderas, como demostrando su atribución, hasta que después de varios movimientos se detuvo, para tantear alrededor de mi ano, me relaje para tratar de disipar ese dolor, cuando su glande se oprimía contra mi orificio con la finalidad de enterrarlo, mi esfínter parecía dilatarse, ante esa propuesta, exhale un grito de dolencia, no  se detuvo, para continuar después de un rato.  Inmediatamente percibí su punta enterrarse algo más rápido, tomándome de la cintura, empujo, sintiendo un fuerte malestar nuevamente, al que trate de no anunciarlo.

Lo sentí entrar dolorosamente centímetro a centímetro, usurpando poco a poco la intimidad de mi recto. Supongo que cada vez más irritado por ese tronco penetrador, hasta que el orificio parecía latir, tolerando mejor la incursión. Sentía las pulsaciones de su miembro  a través de la membrana de mi recto, sus manos apretaban mis senos, hasta que después de un fuerte empellón su pelvis se pego a mis glúteos, quedándose estático, como demostrando su predominio sobre mi cuerpo.

Oí una cierta exclamación, como aprobando esa inserción anal, al fin terminó de entrar y la cabeza se alojó en la profundidad de mi canal, dejando sus genitales pegados a mi raja, anunciando que la totalidad se cobijaban en mi recto. Mis gritos y gemidos parecía que lo provocaba, porque sus empellones comenzaron a acentuarse, para detenerse y disfrutar al verme ensartada, mientras mi agitación se pronunciaba, no sé, si complacida con su falo en mí recto,  metido hasta mis entrañas, dando la sensación de partirme.

Mi conducto parecía haberse dilatado bastante, al punto que lo sacaba íntegramente para introducirlo en toda su dimensión, en ese ínterin a los otros dos pronto a continuar con ese ritual.

Creo que una cierta morbosidad me envolvía en ese momento, estar desnuda mientras profanaban mi recto delante de toda esa gente, en donde mi agravio,   se fusionaba con mi excitación. Llegue a la conclusión que ser observada en esos momentos, me excitaba, era extraño, pero esa morbosidad me alteraba muchísimo..

Dejé que me siguiese follándome analmente, estrechando mi ano, para  aprisionar su verga, hasta que súbitamente empezaba nuevamente su  impetuoso bombeo, fue fabuloso, lo hacía de una manera algo feroz, al punto de hacerme sentir una prostituta. No era como otra veces, era algo irracional, como si en ese contacto anal estuviese descargando su voracidad, en parte me asustó pero a su vez me activaba esa comunión anti natura, donde cada intromisión me hacia elevar mi cabeza.

El dolor y el goce se mezclaban, haciendo ese empalme en algo impresionante, hasta percatarme que mis pechos estaban irritados por ese desplazamiento ante cada impulso  Era todo tan voluptuoso, que si bien mi actitud era pasiva, recibía constantemente el ímpetu de su dinamismo, manteniendo mi cuerpo en un estremecimiento continúo. Duró bastante disfrutando de mi conducto, hasta que sentí como su esperma evacuaba en mi maltratado recto.

Miré con cara suplicante, tratando de evitar ese segundo encuentro, algo imposible, o por lo menos prolongarlo un poco, pero solo vinieron a higienizarlo, incrustando un hisopo, volviendo a introducir el dilatador mayor, para  que el miembro de mi próximo iniciado no se irritase.

El segundo fue bastante similar, quito con fuerza el botón, mientras parte del público observaban mi ano.

Antes de proseguir con el tercero, me preguntaron si deseaba ser desatada, llevaba bastante tiempo en esa posición, siempre y cuando no ofreciese resistencia, les dije que sí, ya estaba jugada, por lo menos mostrar mi fortaleza como mujer ante ese vil atropello, del que creo que al no ofrecer resistencia perdía algo de emoción, Pero me colocaron un collar encadenado al piso. Reiteré que no me escaparía, pero me contestan que es parte del ritual.

Cuando vinieron unas mujeres me desataron y me limpiaron, mientras los dos jóvenes anteriores observaban el desarrollo del rito, el tercero, cacheteaba su miembro para vigorizarlo.

A pesar de estar viviendo esa pesadilla, estaba impaciente, y excitada, que posteriormente me enteré,  del efecto afrodisiaco que producía esa bebida.

No sé porque, este ultimo tenia cierta preferencia, muy factible por su mayor atributo, así que después de ese break, me hicieron arrodillar, frente a él y a pesar que no me convencía lo que tenía que hacer, que era mamar su verga, no me quedó otra opción.

Comenzó a mover su pelvis, como si me estuviese follando por la boca, sintiendo arcadas cada vez que la introducía, intentaría quitarme cuando estuviese por eyacular, así que continúo haciéndolo de una manera automática, que sin ser de mi agrado, me excitaba.

Así continúe hasta que se vino con todo impidiendo sacar la boca de su miembro, dado que sujetaba el collar con sus manos,  al punto de salirme su esperma por mis fosas nasales, algo totalmente insólito para mí,  que realmente me repugnó.

Pensé que estaba todo superado, así que me levante lista a irme de ahí, cuando me dijeron que faltaba. Me puse como una fiera, y con lágrimas en los ojos les grito:

“Ya me han hecho suficiente que mas quieren” tratando de irme,

“Aun falta, lo harás y te irás sin problemas, no empeores las cosas,  vienes bien   hasta ahora.”

Que ironía, felicitarme por algo que no deseaba hacer, no dejaba de tener miedo, aparentemente la excitación la había perdido, no quería estar ahí, maldecía al hijo de puta que me trajo, cuando aparecen dos mujeres esparcen con una calderos como un tipo de incienso,  una tercera con una bandeja con un vaso mas grande, similar a la bebida que había tomado. Estuve tentada de volar ese recipiente de un manotazo, pero me contuve, me lo harían tomar a la fuerza de cualquier manera.

El sabor era similar al anterior, algo más amargo pero muy adictivo, al punto de pedir  otro más, se miraron entre dos hombres y uno dio la señal de que me lo diesen, inmediatamente bebía el segundo. No sabía bien su efecto, pero rápidamente surgió el mareo, y por consiguiente mi excitación, sintiendo erizarse mis pezones, segregando mis flujos habituales.

Mis pulsaciones aumentaron al igual que mi ritmo cardiaco, algo que días después investigue, que existían determinados afrodisiacos que despertaban el libido inmediatamente en la mujer, y en mi caso, había superado  la dosis.

Me había colocado en cuchillas, como esperando se acercasen mis instigadores, que de una manera ceremonial me rodearon, me levantaron para comenzar a besarme, prendiéndome a sus ansiosa bocas, incrustando mi lengua en su interior de uno a otro.

Ese trío comenzó a acosarme sin respiro, mordisqueando mis pezones, metiendo sus dedos en mis cavidad, hasta provocarme gritos, llevándome a un estado de total arrebato. No podía controlar mi estimulación, que hacía que estos jóvenes comenzasen a ultrajar mi cuerpo, con fuertes chirlos en mis tetas y glúteos. Era algo esquizofrénico, estaba fuera de control, mi apetito sexual no tenía límites, mamaba sus penes erectos, pasando de uno  otro.

Ese contacto me sublevaba, me acostaron sobre la tarima, boca abajo, mientras el de mayor verga, separo mis cachetes, y me metió su miembro, sin demasiado preámbulos, hasta hacerme gemir de dolor, de una manera agobiante metía y sacaba su verga de mi recto sintiendo sus testículos golpear contra mis glúteos.

Me giró sin quitar su miembro quedando bocas arriba. Cuando otro me penetra vaginalmente con vertiginosos movimientos llenos de salvajismo, mientras que el tercero, era de prever, arrodillado sobre mi cara, me incita al sexo oral.

Nunca había estado en una situación de esta índole, esa triple penetración, era algo lleno de lujuria algo desenfrenado, difícil de explicar, entregándome totalmente desenfrenada, donde cada empellón que me efectuaban me enardecía plenamente.

En donde mis convulsiones eran incontrolables, incitando a mis iniciados, a aplicar toda su energía en esa orgia inesperada, a la vez que sus eyaculaciones fueron distantes, irrigando su semen en mis distintas cavidades,  hasta que nuestros cuerpos quedaron esparcidos y caídos, procurando reanimarse.

No sé qué sucedió después, solo sentí un pinchazo en el cuello y perdí el conocimiento, cuando desperté, no sabía dónde estaba, mientras trataba de conformar mis ideas, vi mi ropa cortada, y el resto de mis pertenencias, por una parte feliz de estar viva, me puse como pude esos despojos y camine hacia el complejo que no estaba muy lejos, por suerte nadie me vio y llegué a la cabaña, eran como las 5 am.,  me bañé y me acosté, sin poder dormirme enseguida, llena de bronca hacia Josh, que no volví a ver después de ese puto rito.

A la mañana siguiente al levantarme, me dolía la cabeza al igual que mi ano, pero mi ansia de denunciarlo era eminente, aunque debía contar lo que me habían hecho, que al enterarse mi esposo por lo que había pasado, por no obedecerlo era factible llegar a una separación.

Al llegar a la cantina, no estaba Josh, nadie sabía nada, fui a ver al conserje, pregunte por él, diciéndome:

“ Ya no trabaja más, renuncio ayer”

La sangre se me subió a la cabeza, traté de relajarme, y le pregunto:

“Ud.  Sabe de un ritual que se hace por acá?”

“Porqué le interesa?”

“Alguien me comentó, pero no sabía bien como era”

“En realidad, nunca lo vi, lo hacen los nativos del lugar, por eso        recomendamos no andar fuera de la instalaciones, parece ser que es una         especie de ceremonia de iniciación sexual, de jóvenes, con mujeres blancas. Sé que hace unos años, desaparecieron dos, pero nunca hubo     denuncia por eso”

“Bueno gracias,

Sin acotar palabras me retire del lugar