Abusaron de mí al buscar trabajo

Fui a buscar trabajo de camarera y el dueño del pub abusó de mí. Lo peor es que me ha gustado tanto que ahora he cambiado mi vida. ¿qué puedo hacer?

Era el mes de mayo cuando me enteré de que en Privé, el bar de copas de moda en mi ciudad estaba buscando camareras. Me lo dijo Julián, un compañero de facultad que va de pijo y habitual de todos los pubs de moda. Julián es un poco pesado. Siempre me insiste en que salga con él y con sus amigos, pero a mí no me gusta demasiado. No es muy guapo, y siempre huele demasiado a colonia. Además, hace unos meses que terminé con mi novio de toda la vida y terminar los estudios es algo primordial para mí en estos momentos. No quiero entretenerme con parejas.

Sin embargo, el hecho de trabajar en un bar de copas me llamó mucho la atención. Con la crisis, la situación económica por la que atraviesa mi familia no es muy buena, y el hecho de que yo esté estudiando en la universidad en otra ciudad se está haciendo una carga muy pesada para ellos. Confieso que me me gustó mucho la idea de trabajar viernes y sábados por la noche, ya que eso me permitiría ganar un dinero sin perder clases y aún teniendo tiempo para estudiar. En realidad era la situación perfecta. Incluso me hacía una gran ilusión ser elegida para un sitio así. Me hacía sentir orgullosa la idea pues allí sólo trabajan chicas espectaculares. Yo no sabía si estaría a la altura. Soy morena y con curvas. Siempre he tenido un cierto complejo por mi pecho, que es bastante grande, pero en este caso podría ayudarme.

- Pero ¿qué tipo de chica buscan?

- Pues imagínatelo, un pivón con un buen par de tetas. Sólo tienes que maquillarte un poco y ponerte un vestidito, Isa.

- ¿Un vestidito?

- Sí, un vestidito que nos deje intuir tus “encantos”, que en clase siempre nos privas de ellos… y tenemos derecho a disfrutarlos…– Julián era un auténtico gilipollas, pero yo le seguí la corriente para que me diera datos-

- Jajaja será que no os lo merecéis.

- Pero yo sí me lo voy a merecer. Te voy a presentar al dueño del Privé y me tendrás que dar un beso aquí jaja –dijo señalando su cara junto a la comisura de sus labios-

- Tú ya me vas a ver con vestidito así que no quieras más

- Te tendré que asesorar en el vestuario…

- Déjame anda, no te rías de mí. – dije yo pidiendo compasión - ¿a qué hora quedamos entonces?

- Te paso a buscar a las 9.

- Ok.

Me fui a casa bastante nerviosa. La verdad es que era una oportunidad de oro para conseguir terminar la carrera a tiempo. Sólo me faltaban dos años para terminar empresariales y en mi casa no podrían darme mucho más dinero. Cualquier otro trabajo me impediría estudiar y los bancos no estaban para dar ningún crédito.

Repasé mi armario una y otra vez. No tengo mucha ropa de salir y no sabía que ponerme: si una mini y un top ajustado y con un escote de vértigo, o si un vestido un poco más tapadito. Aunque me daba mucho reparo salir con Julián vestida tan provocativa, me decanté por la mini y el top. Tenía que arriesgarme. Aunque hacía un poco de calor, me puse unas medias finas color transparente. Mis piernas son preciosas, pero me sentía más segura con medias.

Cuando se acercaban las 9 estaba nerviosísima. Y me tomé media pastilla de tranquilizante. No quería estar grogui, pero tampco ir tan nerviosa. Julián llegó a las 9 y 10. Llevaba una dosis de colonia aún más grande de lo habitual y su aliento olía un poco a alcohol. Me contó que había estado toda la tarde con sus amigos y que teníamos que ir a comer algo. Que era muy pronto para ir a Privé. Me dio rabia que me citase tan pronto para no ir aún al pub, pero no dije nada.

Me llevó a un bar de tapas y estuvo todo el rato tirándome indirectas. Yo le esquivaba como podía, y trataba de tomármelas a broma. La verdad es que la pastilla de tranquilizante me ayudo, pero cuando me pidió sin preguntar un ron con cocacola me cabreé un poco y se lo reproché, pero puso su mejor sonrisa y me dijo “ si es que tienes cara de seria, así no te van a contratar, tienes que soltarte y sonreír ”. Y la verdad es que tenía razón. Me bebí el ron que me pidió y otro más en el siguiente bar al que fuimos antes de llegar al Privé.

Julián, para variar, estaba portándose como un caballero y yo incluso me sentía cómoda con él. Aunque había mucha cola en la puerta para entrar, el gigante que trabajaba de portero rápidamente saludó a Julián y nos dio paso. Entramos en el pub con su mano sobre mi cintura como si fuésemos una pareja, y nos acercamos a la barra entre la gente. Estaba muy pegado a mí y ocasionalmente me tomaba de la cintura. Yo me dejaba aunque y a mí empezaba a desagradar pues le notaba jugar con la tira de mi tanga y eso me ponía violenta.

Una de las chicas que trabajaban en la barra nos dijo que qué tomábamos y Julián pidió otros dos combinados de ron. Yo le dije que no quería beber más, pero él me dijo que tenía que sonreír todo el rato, que Bruto (así llamaban al dueño) seguro que nos estaba observando por las cámaras que tenía repartidas en el techo. Con la mano en la que tenía el vaso hizo un gesto de saludo ante una cámara, mientras que la otra mano me tomaba de la cintura. Hizo ademán de darme un beso en la mejilla mientras saludaba a la cámara. De repente tomó la tira de mi tanga y lo subió hacia arriba con fuerza, clavando toda la tela del tanga en mi sexo. Fue como si estuviese demostrando a la cámara que podía hacer lo que quisiese conmigo, pero a mí me tomó tan de improviso que no supe como reaccionar. Como cuando te dan un susto y sonríes como una tonta sin saber porque.

Un minuto más tarde reaccioné y me puse a montarle el numerito. “¿Pero tú eres imbécil?”. Me sentía incómoda con mi prenda íntima tan dentro de mí ser, pero a menos que fuese al baño no podía sacármela de dentro. A Julián se le notaba estar bastante borracho. Tenía que haberme dado cuenta, pero con la pastilla, las copas, la ilusión del trabajo… y por qué no decirlo, de salir con un chico, me había dejado llevar. Julián dijo con media sonrisa y voz de borracho “ Anda no te enfades, te viene bien que algo te roce tu chochito. Jajaja tienes mejor cara ahora Isa… ”. Eso ya me indignó. Jamás en mi vida nadie había mencionado “mi chochito” y tenía que reconocer que me había subido de repente toda la mala leche “¿pero tú eres idiota? Desde luego que lo eres… un cabrón machista ”.

De repente la camarera se dirigió a nosotros:

- ¿tú eres Isa? -Dijo mirándome amablemente-.

-

- Pues dice Bruto que pases a la oficina

- Vamos –dijo Julián-

- No, tú no, que pase sólo ella –dijo la camarera-

No sé porque pero se me escapó una pequeña sonrisa de triunfo al ver que Julián había sido tratado así. Me duró poco porque según seguía a la chica dentro de la barra hacia la puerta de la oficina me empezaba a poner nerviosa. Iba a pedir trabajo de camarera en el bar de copas de moda de la ciudad y nunca había trabajado de camarera. Necesitaba desesperadamente el trabajo y tenía dudas de si era suficientemente guapa… o de si mi experiencia nula en el sector sería un grave inconveniente.

Bruto, el dueño, no era un tipo agradable. Al estilo de Julián pero más grande y más gordo. Debía pesar más de 100 kilos y llevaba una camisa de marca abierta hasta el pecho y unos vaqueros sueltos. Tenía el pelo ligeramente rubio y cortado a cepillo.

Me tendió una mano gigante con dedos gruesos como zanahorias y me dijo:

- Así que tú eres Isa

- –dije tímidamente-

- Yo soy Vicente, pero todos aquí me llaman Bruto.

- Encantada

- Julián me ha hablado de ti, dice que estás muy buena y que podrías ser una buena camarera. -dijo con una sonrisa amable-

-

- Bueno,ya te habrán dicho que quiero contratar a una o dos chicas. Se acerca el verano y que esto se pone hasta arriba de gente –dijo algo crecido- pero eso no es por casualidad preciosa…

Siempre he odiado que me llamen preciosa o princesa, y lo han hecho con frecuencia porque soy bastante guapa. Esta vez, sonreí dócilmente ante las palabras de Bruto

- Sólo contratamos a tías buenas para camareras. Lo habrás visto. Y a tíos como un armario para resto de personal. Invitamos continuamente a as tías. Queremos atraer a la gente y si las tías se mueven por el interés, los tíos siempre se han movido detrás de un par de buenas tetas…

No contesté, no sabía que decir y, si lo hubiera sabido, no me hubiese atrevido. Estábamos él y yo sólos allí. En una habitación interior, amplia, llena de estanterías con botellas y con carpetas de facturas. De pie ante una mesa de despacho algo desordenada.

- Creo que soy bastante claro, ¿no?

- –Dije tímidamente-

- ¿No vas a enseñarme las tetas que tienes? ¿Isa?

Insitintivamente me encogí tapándolas, pero sólo unas décimas de segundo después recordé el motivo por el que estaba allí y la necesidad que tenía de ese trabajo, y retiré los brazos e hinché el pecho para que mis tetas se notasen. Siempre he tenido unas tetas grandes y duras, y siempre me he sentido algo acomplejada por ellas. También orgullosa.

- No las veo Isa

Dijo con tranquilidad. Como dándome tiempo para que se las mostrase desnudas. Yo permanecía inmóvil. No sabía qué hacer, pero sí sabía que no iba a enseñarle las tetas a ese cerdo.

- Isa, tengo que cuidar mi negocio. Necesito tías atractivas y abiertas. Si no quieres el trabajo vete.

- Sí lo quiero.

Pero seguí sin moverme. Era incapaz. No sabía muy bien si pretendía que me quitase la ropa o sólo mostrarlas con ropa, y no me atrevía a preguntar. A pesar de ir un poco borracha, no pensaba hacerlo. Él se puso a colocar papeles sobre su mesa prestándome poca atención, hasta que dijo con un gesto desdeñoso:

- Venga, vete anda. Que no vales para esto.

- ¡Claro que valgo como camarera! Sé poner copas y recogerlas. -repliqué yo ya algo indignada por la presión-

- Y mi abuela también sabe ¿no te jode? Pero si la pongo aquí nos hundimos

- Yo lo voy a hacer muy bien

- Que te vayas, que no eres el tipo de chica que queremos.

No me moví. No sé por qué. Quizá como gesto de protesta, o quizá porque el alcohol me había infundido algo de valor. El seguía colocando cosas y mirándome mal. Habrían pasado unos minutos cuando súbitamente me tomó del brazo con su manaza y me arrastró hacia su mesa de despacho inclinándome a la fuerza sobre ella y dejado mi culo hacia él. No me dio tiempo a reaccionar porque su otra mano me cubrió la espalda presionando mi pecho contra la tabla sin poder hacer nada. Estaba completamente bloqueada. Nunca me habían tratado así. De hecho, alguna conexión de mi cabeza hacía que en ese momento lo que más me preocupaba era si mi minifalda se había subido algo y estaría mostrando mis braguitas a ese cerdo.

- No te quieres ir, pues vamos a hacer la prueba de si vales o no –dijo ya algo enfadado-

- Déjame Bruto, por favor –suplicaba-

- Tú eres la que has venido a buscar trabajo. ¿te interesa o te quieres ir?

- Síii, me interesa… pero déjame por favor

- Pues ya te he dicho que los clientes vienen aquí por un buen par de tetas.

- Ya, te aseguro que las mías son bonitas y me vestiré provocativa

- No sólo es eso. Hay que ser caliente, divertida…  resuelta. Y me parece que eres un poco monja.

- Noo… ¡no lo soy! – Protesté intentando que me soltase y sabiendo que necesitaba ese trabajo, aunque sólo estar en esa posición forzada me hacía sentir humillada y enfadada conmigo misma por no rebelarme -

- ¿Ah no? Ahora lo vamos a ver.

Y sin más, sujetando mi espalda con una de sus manazas contra la mesa, metió la otra dentro de mi mini por la parte de detrás tocando sin ningún pudor mi sexo y mi culito sobre las medias. La mano era tan grande y me tocaba con una brusquedad que me hacía algo de daño, pero la situación tenía un punto canalla que me hacía sentir curiosa. Imprudentemente abrí un poco las piernas. No sé si era el trabajo o la situación, pero era una invitación a seguir jugando. Él lo percibió y continuó con su lenguaje subido y soez:

- Ummm mira la mosquita muerta, cómo le gusta que la toquen su coñito. Si hasta tiene el tanga metido hasta dentro ¿te gusta eh?¿te gusta el roce? Isa

- Déjame por favor…

- ¿Pero no querías el trabajo? Si mira cómo has venido… con esa pinta de zorra para que sepamos lo que eres… y ese minitanguita totalmente metido en tu coñito –decía forzando un lenguaje sucio, mientras sus manos me frotaban hábilmente adelante y atrás entre mi culito y mi chichi-

- Nooo –decía yo entre gemidos-

- ¿Noo? Si te estás mojando como una putita. Lo noto en mi mano. Al final nos dejarás aquí tu aroma de zorra. Jajaja y decía Julián que contigo sería imposible –Se reía como un oso-

- ggggmmmm –no pude evitarlo y se me escapó un gemido cuando su manaza encontró el punto clave.

Desde ese momento estaba en sus manos. Se había salido con la suya. Ya no estaba asustada, Estaba indignada por mi cuerpo, que me traicionaba y se excitaba con las palabras sucias y el contacto de Bruto. No sé si sería por el efecto de la pastilla y de las copas. Pero sentía como se humedecía mi sexo sin poder evitarlo. Me odiaba a mí misma. Su mano sujetaba ahora mi nuca contra la mesa y mi culo seguía a su merced para hacerme lo que quisiera. Yo misma incluso había abierto más las piernas para permitir a su manaza sobarme sobre las medias que, a estas alturas, debían estar empapadas.

Me estaba tratando como a una auténtica puta. “Como a una zorrita” que decía Bruto, y yo me dejaba hacer ya sin ofrecer resistencia alguna. Incluso pensaba en el trabajo que pensaba me darían. El hecho de “venderme”, de “prostituirme” por un trabajo de camarera me excitaba aún más. Nunca lo hubiera pensado, pero era así. Ahora ya jadeaba y gemía sin parar y mis caderas se movían solas al ritmo que bruto me tocaba.

Él sabía exactamente lo que hacía. Nunca nadie me había tratado así, pero es que nunca nadie había entendido tan bien el funcionamiento de mi cuerpo y me había tocado tan bien. Ni yo misma sabía que me podía excitar hasta ese extremo y sus palabras sucias me encendían más y más. Levaba ya un rato sobándome y estaba al borde del orgasmo.

- ¿Qué te pasa Isabel? Porque Isa es de Isabel ¿no? –decía mientras intensificaba el movimiento de su mano sobre mis medias y mi sexo-

- Ggggmmmm… ggggmmmmm

- ¿qué te están haciendo?

- Cosas malassss –contestaba moviendo mis caderas hacia él-

- ¿Cosas malas? Entonces quizá deba parar. ¿Ya no quieres que sea tu jefe? –dijo quitando repentinamente su mano de mí y dándome un azote continuó- ¡Venga, vete… que no estás hecha para esto!

- ¡No! ¡Por favor sigue… sigue! -una vez más me sorprendí a mí misma rogándole. Ahora quería que siguiera a toda costa. No quería que me dejase marchar ahora y no me moví de la mesa-

Entonces él volvió a poner su mano en mi sexo, tocándome con una habilidad brutal:

- Mira lo que hay aquí… ¿qué hay zorra?

- Ummmm… no séeee

- ¿qué qué hay aquí?¡te estoy preguntando y son tu puto jefe!... Putitas como tú tengo muchas… contesta si quieres ser una de ellas

- chochito, medias, tanguita, calor.... humedad... palpitaciones

- Has empezado bien, pero te desvías… yo te lo digo: Hay un coño de putita que vamos a ver ahora mismo. Repite!!

- Un coño de putita… -Dios mío, no me creía que de mis labios saliesen esas palabras, pero estaban saliendo-

Él me subió completamente la falda, dejándome en esa posición. Ya no necesitaba sujetarme allí, yo sóla me estaba quieta con mis manos sujetándome en los laterales de la mesa. Bruto bajó sin contemplaciones mis medias que se rompieron en el gesto y mi tanguita que noté como resbalaba sin resistencia al salir de mi sexo. Allí estaba yo, la chica buena de su papá, completamente consciente e inclinada sobre una mesa con las medias bajadas hasta la altura de mis rodillas. Todo por un trabajo que necesitaba, pero eso no era el motivo por el que me quedaba allí en esa posición

- Ummm un coñito oscuro por fuera y rosado por dentro… abierto como una flor para mí

-

- Eres una preciosidad Isa, si no fuera por los pelitos me lo comería ahora mismo jajajaja –Dijo Bruto pensando que era gracioso y añadiendo un sentimiento de vergüenza a la mezcla de sensaciones que tenía- Pero eso tiene arreglo. Puede que valgas para el trabajo, jajajaja sólo te falta una prueba más…

- Hazme pasar esa prueba por favor… -Dije pensando que me iba a follar. Incomprensiblemente lo deseaba-

Era justo lo que necesitaba en ese momento. Él se comenzó a soltar despacio los pantalones y sacó una polla grande y rosada, pero aún no en su máximo de esplendor. Se puso a masajearla unos segundos que se me hicieron eternos – “¿Qué miras zorra?” - y dándome un azote que me excitó aún más, apoyó su glande entre mis labios vaginales y se puso a masajearlos sin meterla del todo.

No pude evitarlo puse a frotar mi culo contra esa polla que no me podía quitar de la cabeza. Jugaba conmigo y no me la acababa de clavar, así que instintivamente me eché hacia atrás tratando de ensartarme yo sola en ese hombre que emanaba autoridad y morbo. Pero él dio otro par de palmadas fuertes en mi culo respondiendo a mi gesto. Incomprensiblemente para mí, me sentía más excitada cuando me trataba así.

- Ayyyyy ¡Bruto!

- ¡Eso me llaman, será por algo! ¿qué quieres putita?

- Que me penetres

- Jajajaja no sé qué es penetrar… - dijo irónico - Además, ¿cómo se piden las cosas?

- ¡Quiero que me follesssss! ¡¡¡por favooor!!!

En ese mismo momento entraron por la puerta Julián junto con otro chico bastante atractivo, moreno de piel y completamente rapado. Llevaba una camiseta ajustada que marcaba sus músculos de gimnasio y yo, sometida por Bruto, sentía excitación y vergüenza a partes iguales. De repente cerré los ojos porque Bruto metió todo su miembro dentro de mi ser. “ Aaaagggghhhhhhhhh ”… entró sin dificultad pues en ese momento mi sexo era una completa fuente. Lo notaba completo y duro, y yo a pesar de la vergüenza de estar ante Julián estaba tan emputecida que por nada del mundo me habría querido quitar de ahí.

- Mira Julián… mira la putita que he fichado jajajajaja

- Pero qué cerdo eres Bruto. Te dije que la quería para mí. –dijo Julián no pudiendo evitar una media sonrisa de éxito en su cara, y sacando el móvil para hacerme unas fotos-

- Ya estrenarás tú otra cosa… Es que me lo ha pedido por favor, jajaja, y ya sabes que cuando una zorrita se pone así se me ablanda el corazón -Según decía eso incrementaba el ritmo y la profundidad en la que me follaba para hacerme incrementar los gemidos que irremediablemente salían de mi boca-

- Jajaja ¡Bruto eres la polla! Yo también la quiero probar jajajjaa ¿puedo? –dijo el tal Toño sacando una polla gruesa y oscura, y metiéndola en mi boca sin contemplaciones-

- Jajaja con lo digna que es esta chica en la Universidad –dijo Julían que se acercó a mí y se puso a manosearme las tetas sobre la mesa-.

Allí estaba yo, completamente desmadejada, medio desnuda, siendo follada salvajemente en mi sexo y en mi boca y con el “imbécil” de Julian sobandome las tetas a placer. Gemía y jadeaba como una zorra, pero ya, cuando Julián se puso a retorcer con habilidad uno de mis pezones, que son mi punto débil, ya no me pude resistir y me dejé ir en el orgasmo más intenso de mi vida…

- AAAAAAGGGGGGGGGGHHHHHHHHH!!! Síiiiiiiii!!! Síiiiiiii!!! Síiiiiiiii!!! Síiiiiiii!!! Seguid cabronesssss!!! Síiiiiiiii!!! Síiiiiiii!!!

Gritaba entre espasmos y sentía como Bruto también empezó a inundar mi sexo con semen abundante. Mis piernas ya no me sostenían. Julián seguía tirando de mis pezones haciéndome daño pero a la vez haciéndome sentir más puta, más excitada. Algunas mujeres tenemos la fantasía de estar a merced de varios hombres. Hasta ahora, cuando a mí me venía esa fantasía, siempre trataba de quitármela de la cabeza, pero esto era demasiado. Estaba salida como una gata en celo…. Y no me dejaban descansar… El tercer chico, Toño, me tomó del pelo y continuaba con su polla en mi boca diciendo las mismas palabras sucias que sus compañeros….

- Bruto, a esta putita la quiero estrenar su culito que seguro que lo tiene virgen –qué razón tenía-

- No, por favor… por ahí no!!! Yo te la chupo pero por ahí no –dije muerta de miedo, pues la polla de Toño estaba en mi boca y me parecía la más gruesa que había visto. Aunque tampoco había visto muchas-

- ¡Calla zorra! –dijo Bruto que aún no había sacado la polla de dentro de mí y escupio en mi agujerito-

- No por favor –suplicaba yo mientras notaba con cierto dolor como el dedo de bruto iba entrando y saliendo de mi cuerpo cada vez más adentro-

- Relájate zorrita… que así lo vas a disfrutar mucho más… y ensalivale bien la polla al caballero que vas a ver el cielo

- Agggg… no… yo no…

Pero Bruto sabía como tocar y pocos minutos después ya estaba jadeando otra vez con dos dedos suyos metidos en mi culito y muchos escupitajos lubricándome. Era un placer extraño, que no sabía siquiera que existía. Ellos me usaban como a una muñeca hinchable. Toño no se quería correr para estrenarme el culito y Julián lo había sustituido en el frontal de la mesa. Por supuesto el asqueroso de Julián tenía la polla en mi boca y no paraba de decirme que él ya sabía lo puta que era, que sólo había que saberme tratar. Yo, odiándome a mí misma, confirmaba lo que decía chupando su polla con una ansiedad que no pensaba que tenía. Toño se vino a mi espalda, al lado de Bruto, que dijo:

- Ya está preparada la nueva camarera, mira como jadea la muy guarra

- La que no quería… jajajaja

- Si sigo dilatándoselo al final le cabe aquí un vaso de tubo… pero vamos, tu polla Toñin no es muy distinta jajajaja

- Así tiene de contenta a cristinita… - dijo Julián sin dejar de follar mi boca hasta mi garganta-

- Vamos campeón, toda tuya para estrenarla ¿no te quejarás??

Toño apoyó su glande en la entrada de mi culito y de un empujón que me partió en dos la metió hasta la mitad de mi ser. Yo grité, grité de dolor, pero de mis labios no salió ninguna palabra de reproche ni de que parase. Tóño, hábilmente entrando y saliendo, estaba metiéndola más y más adentro. Y sí, ¿por qué no decirlo? Mi dolor se iba transformando en placer. En un placer extraño que desconocía. Era una mezcla de placer físico con sentimiento de morbo, de saberme controlada, sujetada, pervertida, abierta a su merced.

Empecé a notar cómo la polla de Julian, que estaba en mi boca, comenzaba a convulsionarse. Hice un gesto para apartarme, pero él sujetó mi cabeza del pelo y me obligó a tragar todo su semen. “ Toma zorrita, acostumbrate a la leche que en este bar las camareras beben mucha leche, jajajaja ”. A pesar de la repulsión que me producían sus comentarios, tengo que reconocer que me excitaban sobremanera. Tragué todo su esperma por primera vez en mi vida y no me resultó desagradable. Mi transformación había sido radical. De chica responsable y estudiosa, ahora me veía inclinada sobre una mesa y siendo el juguetito de tres degenerados. Pero no estaba siendo forzada. Yo mismo frotaba mi culo contra la polla de Toño provocándome un orgasmo tras otro… y ya estaba perdiendo la cuenta. Toño seguía rítmicamente abriéndome y entonces Bruto, que había estado relajándose fumando algo que parecía un porro, dijo:

- Jajaja cómo te gusta eh Toñito. Si te viera tu novia ahora… jajajaja…

- No seás cabrón Bruto… -Acertó a decir Toño que jadeaba mientras me tenía ensartada en su grueso miembro-

- Justo miré hacia atrás y vi como Bruto decía en bajo

- Julián llama a Cris

- No seas cabrón jefe, protestó Julián

- Qué la llames joder!!... Y tú, Toño, sigue que quiero que esta putita sepa lo que hacemos aquí después del trabajo jajajaja

Entonces, en menos de 10 segundos veo como entra la camarera que antes me habia traido amablemente.

- Hola Cris, mira como tu novio se está follando el culito de mi nueva putita, así que es justo que yo me folle el culito de la suya… vamos, a la mesa. ¿No decías que no me dejabas por no hacerle una putada a Toño…? Pues ahora me lo debes… me lo debéis los dos.

- Eres un cabrón, Bruto -pude ver a la chica decir con lágrimas en los ojos- Además, el bar está lleno y…

- Julián, dale un poco de coca a esta cerda… y tú, Toño, no digas nada que bastante tienes con las zorras que te follas gracias mí y a ninguna le dices que no…

Lo de la coca la calmó. Como si hubiera mencionado las palabras mágicas le pusieron una raya a mi lado y se inclinó sobre la mesa quedando las dos en paralelo. Bruto controlaba la situación con suficiencia y firmeza. Lo cierto es que imponía a pesar de su bajeza en el lenguaje “ Dos putitas seguidas, jajaja, así os conocéis ya que vais a trabajar juntas… ” decía mientras bajaba sus bragas y escupía en el ano de Cristina, que así se llamaba la otra chica. Los primeros instantes, Cristina, no se atrevía ni a mirarme. Estaba humillada por la situación. Pero los efectos de la droga, o el buen hacer de las manos de Bruto, que yo había experimentado hacía unos minutos la estaban haciendo gemir cada vez más descontrolada.

- Mira a Cris, es ponerle un poco de coca y mojarse como una cerda

Dijo Julián con mala intención, aunque yo, por la dureza de su miembro en mi culito, notaba que Toño estaba más y más excitado viendo como manoseaban a la que se suponía que era su novia. Bruto seguía dirigiéndolo todo y sometiéndonos a todos. Dándome un buen azote en el culo dijo a los otros:

- Pues esta otra puta, sin coca ni nada… ésta es así por naturaleza… mírala se corre otra vez… qué cerda. – Incomprensiblemente, sus palabras sucias acrecentaban la intensidad de mis sensaciones - Muy bien Julián… esta vez nos has traído una buena putita .

Era hiriente a propósito, pero a la vez morbosísimo para mí. Hasta ese momento no había descubierto que tenía una vena sumisa. Esa noche me corrí 6 veces. Me follaron por todas partes y sacaron la puta que habitaba en mí.

Es cierto que al día siguiente estaba destrozada tanto física como psicológicamente. Se habían quebrado mis valores y no sabía si me arrepentía o no. Pasé unos días malos. Esos días Julián se portó muy bien conmigo. Hablamos mucho y sin tapujos. Para él, sus principios están aparte del sexo, que lo usaba para divertirse no tenía más importancia que eso. Incluso me mandó flores casi todos los días.

Como os podéis imaginar, me dieron el trabajo y ahora, las noches de los fines de semana soy camarera en el Privé. Ello me permite no necesitar dinero de mis padres, que están encantados conmigo. Además he cambiado de piso de alquiler y continuamente me compro ropa cara.

Ahora conozco a mucha gente importante de la ciudad. Tengo que pensar en que me quedan escasos meses para terminar mi carrera. Además, ahora soy pareja de Julián, que es una persona divertida y afectuosa. Me trata bastante bien y no da importancia a todo lo que ha pasado ni a lo que pasa. Con cierta discreción, Bruto dispone de mí siempre que quiere y, sin que Julián sepa que ha sido orden suya, me ha hecho tatuar un símbolo en mi abdomen. Alguna vez me ha hecho hace participar en orgías con amigos y conocidos suyos. Y no me siento mal. Os confieso un secreto: Me excito cada vez que en mi móvil hay una llamada de Bruto mandándome que “haga algo” para él…

Espero que os haya gustado. Espero vuestros votos y comentarios, si queréis escribirme mi mail es: Mr_Hyde@hotmail.es

Mr Hyde