Abusando de mi padre

Padre e hijo borracho y este último con ganas de vengarse...

La puta fiesta se estaba amuermando. Desde que volví del baño de la casa de mi colega donde la Vane me hizo una buena mamada, con comida de lefa incluida, la gente se había ido chapando y ahora estaban todos en grupitos y hablando, fumando canutos y enrollándose entre ellos.

Me líe uno y me lo encendí para fumármelo antes de irme con la Vane sentado en las piernas y comiéndome la oreja. Se le había quedado un pegote de semen a la muy zorra en la mejilla y se lo tuve que dar con los dedos, para que no se quedara con hambre.

Cuando me lo acabé me fui de allí sin despedirme y cogí camino para mi casa, andando dando tumbos con el pedo que llevaba. Debían ser las 05:00 así que mis padres iban a estar dormidos o con suerte follando para que no me oyeran llegar. Pero al girar la llave y dar un portazo por lo malo que iba me los encontré allí a los dos esperándome:

-¿Tú has visto como vienes Jose? ¿Te parece normal venir dando tumbos, dando portazos y drogado hasta las cejas?

-No me ralles viejo, que solo me he tomado tres o cuatro cervezas…

-¡Y una mierda! ¡A mí no me tomes por gilipollas chaval! Vete a dormirla y ya mañana hablaremos…

-Hijo puta… - Me fui diciendo por lo bajo. Qué se había creído ese cabrón. No puedo divertirme con mis amigos o qué. Si solo me he fumado unos cuantos petardos. Yo antes no era así, siempre había sido un niño modelo, de sobresalientes y notables, familiar y alegre… Pero desde que mis padres se separaron todo cambió. Ellos estaban muy ocupados puteándose, yo iba de una casa a otra, oyendo a cada uno poniendo verde al otro y así hasta un puto año que tardaron en reconciliarse. El motivo fue que mi padre le puso los cuernos a mi madre con una niñata, una zorra que nos había destrozado la vida a todos. Me quedé en bolas y me tiré en la cama, y como me daba vueltas todo cerré los ojos y me puse a pensar en las tetas de la Vane, y en la mamada que me había hecho. Qué tetas tiene joder, la próxima vez me correré en su canalillo y le prohibiré que se limpie. Y así empalmado y con la polla en la mano me quedé dormido.

A la mañana siguiente desperté con el nabo más duro aun, y como era costumbre empecé a pelármelo para bajarlo de alguna manera. Medio dormido y dándole a la zambomba, me interrumpió mi padre entrando de golpe a la habitación gritando que me levantara y abriendo las persianas. Yo ni me molesté en taparme, mi polla se quedó tiesa, mirando al techo mientras le ponía mala cara a mi viejo. Pero el tío se había quedado mirando fijamente mi rabo por unos segundos y en seguida se giró para salir del cuarto gritando que teníamos que hablar. Eran las 16:00, había dormido un montón y eso sumado a la puta resaca hacían que lo último que quisiera fuera que mi padre me rallara la cabeza. Llegué al salón en slip, con la polla morcillona pero más relajada mirando hacia un lado.

-¿Qué clase de manera es esa de ir por casa Jose?

-La que me sale de los huevos. ¿Qué es lo que pasa?

-¿Qué pasa? No te hagas el tonto. Anoche viniste mucho más tarde de la hora que te dijimos, vienes hasta las cejas de vete tú a saber qué y encima contestándonos a tu madre y a mí que llevábamos toda la noche despiertos. ¡¿Qué cojones te pasa a ti Jose?! ¿Es que nos quieres matar a disgustos? Ya no sabemos que hacer contigo. ¡Tú antes no eras así!

-¡No me tires de la lengua y déjame en paz viejo! Ya me has echado la charla y ahora me voy a mear.

-De ahí no te muevas niñato. ¿Qué clase de respeto es ese?

-¿Respeto? ¿RESPETOOO? ¡A mi no me hables de respeto viejo! ¡¡Todo esto, lo mal que estamos ahora, es porque tú no supiste dejar la polla quietecita!!

-¿PERO QUÉ DICES? ¿Tú qué me tienes que decir de que estuviera con otro o no? A ti eso ni te va ni…

-¿Cómo?

-Con otra.

-Has dicho con otro. ¡Has dicho con otro maricón! ¡¡O sea que encima de cabrón eres un maricón de mierda!! Y por eso estamos así, por tus putos calentones de bujarra.

Ahí ya me pasé. Mi padre dio un paso largo y lo siguiente fue un guantazo que me resonó en los oídos durante un buen rato. Sin hablar ni derramar una lágrima me fui a mi cuarto, me tiré en la cama. Pero ahí si me puse a llorar, eso sí, sin hacer ruido para no dar el gusto a mi padre.

Con que eso había sido, por eso mi madre lo pasó tan mal, por eso aquellos insultos y tanto odio. Ese maricón me había jodido la vida y tenía que vengarme, se arrepentiría de haberme dado una ostia. Después de todo lo que había hecho se cree con derecho a dar lecciones. No. Yo le daría una buena lección.

A la hora de la cena aun estaba en la misma posición sobre la cama, con el odio acumulándose en mi cabeza haciendo que me doliera. Unos golpecitos suaves sonaron en la puerta y mi padre preguntó si podía pasar al otro lado. Yo no contesté y el debió pensar que podía pasar porque así lo hizo. Venía en calzoncillos, con cara de cordero degollado y se acercó lentamente y se sentó en la cama. Puso una mano en mi espalda y habló:

-No tendría que haberte pegado Jose. Venía a pedirte disculpas.

El muy maricón se estaba bajando los pantalones en toda regla.

-Sé que lo tuviste que pasar mal cuando eras pequeño. Siento mucho haberos hecho sufrir así a ti y a tu madre, nunca podré perdonármelo, y te mereces saber lo que pasó. Ahora sabes que estuve con un hombre y no con una mujer, pero te aseguro que no significó nada y que vosotros sois mi familia y con quienes quiero estar. Pero Jose, tu madre no sabe nada y tienes que guardar el secreto. Ella piensa que estuve con una niñata que fue lo que le dije. No puede saberlo prométemelo.

La cosa prometía. Yo asentí con la cabeza sin mirarlo.

-Gracias hijo. Te propongo algo. Tú madre se ha ido esta tarde con las amigas y volverá tarde. ¿Pedimos unas pizzas y nos tomamos unas cervezas para fumar la pipa de la paz? Podemos poner una peli de acción o algo así, ¿qué me dices? Nos cogemos un ciego juntos.

Entonces lo miré y lo pensé mejor. Le sonreí y dije:

-¡Venga, a eso sí me apunto! –y hasta se me puso un poco dura la polla.

Mi padre llamó por teléfono y pidió dos familiares para ponernos morados a comida, y ya abrió las dos primeras cervezas. Nos las bebimos en casi dos tragos y después de llevar sin comer todo el día ya estaba subiéndose el alcohol a la cabeza. Fuimos a por más y cuando trajeron las pizzas ya llevábamos tres cervezas cada uno y recibimos al tío en calzoncillos y sin poder contar bien los billetes. Empezamos a comer y pusimos una peli para distraernos, mientras, los viajes a la cocina a por cervezas eran casi constantes. Al acabar la peli, con ocho cervezas cada uno, estábamos entre contentos y adormilados, y a mi padre le dio por ponerse sentimental.

-¡Ay hijo! Menos mal que me has entendido. Te quiero tanto que no puedo estar mal contigo. Vamos a intentar llevarnos bien a partir de ahora ¿vale?

-Claro que sí papá, nos vamos a llevar bien.- le dije sonriendo y con mi rabo dando respingos en los gayumbos.

-¡Ey Jose! ¡Qué haces que te empalmas!- mi padre me miraba la polla fijamente y se descojonaba.

-Oye papá, tú cuando has entrado esta tarde en mi cuarto ¿te me has quedado mirando el rabo?

-¡Joe sí tío! No me lo esperaba la verdad.

-Te ha gustado, ¿no maricón?

-¿Pero qué dices? A mi no me hablas tú así niñato que…

Entonces me levanté de un salto mientras me bajaba a la vez los slips y mi polla de 19 centímetros le daba a mi padre en una mejilla. Lo cogí de la cabeza y se la enchufé en la boca sin que se lo esperara. Pero mi padre me daba golpes y tiraba de mí para sacarla y entonces lo cogí fuerte del pelo.

-¡Mira maricón, me vas a comer la polla ahora mismo si no quieres que le diga a mamá tu secretito! Métetela en la boca despacito y chupa como si fuera aquel niñatillo que te follabas ¿vale? Y cuidadito con los dientes.

No sé si por el alcohol, o porque de verdad se acojonó con la amenaza, mi padre se puso a chuparme el rabo como un experto, mejor aún que la Vane lo hizo el día anterior, y mientras yo lo agarraba de la cabeza y le follaba bien la puta boca. Cuando me dio por mirar, estaba tan tieso que la polla se le salía por arriba de los calzoncillos.

-¡Joder papá, qué pollón! Eres un mariconazo bueno.

Mi padre quería protestar pero no le dejé. Estaba bombeándole tan fuerte que casi se ahogaba. Entonces me di cuenta de la situación, follándole la boca a mi padre, abusando de él, chantajeándolo y vengándome, y me puse tan cachondo que empecé a meterla y sacarla de la boca de mi papaíto tan fuerte que me corrí como un burro en su boca. En ese momento se iba apartar pero le cogí bien de la nuca y le tapé la nariz, para que se lo tragara y no dejara ni gota. Entonces vi como le chorreaba mi lefa por las comisuras y como empezaba a toser y le saqué la polla brillante y aun empalmada.

-¡Uff viejo, como la chupas cabrón!

-¡¡Eres un hijo de la gran puta!!- decía entre toses.

-Venga venga, no flipes que te ha encantado. Venga pélatela que quiero te corras y te lo comas.

-¡Qué dices! No pienso…

-¡QUE TE LA PELES JODER! O llamo a mamá ahora mismo.

Mi padre se quedó mirándome y entonces comprendió que le convenía hacerme caso. Se sentó en el sofá y se bajó el slip un poco para agarrarse la polla que aun la tenía tiesa y rezumando precum. Me miró y empezó a pelársela arriba y abajo rápidamente mientras resoplaba. Yo al verlo me puse cachondo otra vez y empecé a pajearme también, ya que no se me había bajado el rabo en ningún momento. Mi padre empezó a gemir fuerte y a darse aún más fuerte y yo vi lo que venía.

-¡COMETELO CABRÓN!

Entonces mi padre se empezó a correr lenta pero abundantemente sobre su mano. Los chorros caían como en cascada en una lefada espesa y blanca que le llenaron la palma y le volvían los ojos para atrás. Cuando acabó me miró y vio mi cara de amenaza, lo que hizo que comenzara a lamerse la palma y a beber como si de agua fresca se tratara. El muy cabrón se tragó hasta la última gota de su leche y yo ya no pude más. Me acerque de un salto y comencé a correrme encima suya mientras el solo ponía una mano delante e intentaba pararlo. Cuando acabé, cogí mi polla y la limpié en su rodilla, trinqué mis gayumbos y le dije:

-Tenías razón viejo, a partir de ahora nos vamos a llevar muy bien.