Abusando de mi compañera de clases 3

Comienzo a divertirme con mi compañera en el instituto y ella empieza a descubrir que no le sienta mal ser mi puta sumisa.

Los días siguientes estuvieron llenos de morbo y calentura, las clases transcurrían con normalidad, excepto porque a la entrada o en el recreo cuando no había nadie cerca, le daba una buena manoseada a mi linda compañera, sobándole las tetas y las nalgas, devorando su boca, mandándole dedos en su rajita, asegurándome de que quede empapada. Su comportamiento en clases era el mismo con el resto de nuestros compañeros, pero conmigo, era un poco más amable, atenta, risueña, lo cual lo notó más de uno en el salón. A la salida, desde el lunes, la obligaba a quedarse luego de clases para que me haga una mamada, la nena era cada vez más experta y me parecía que cada vez disfrutaba más de su labor también; el primer día le sorprendió un poco, que a la salida tomándola de la mano le dijera que se quede, que quería hablar con ella, ella lo hizo y una vez habiendo salido todos del curso, me la llevé hasta el fondo y le ordené que me la chupe, ella no se resistió, supongo que ya sabía que era inútil y bajándome los pantalones y los boxers, se engulló mi verga y comenzó a chupar, a ratos, la agarraba de la cabeza y la embestía con fuerza, lo que le provocaba fuertes arcadas que le hacían saltar algunas lágrimas ya que mi verga le llegaba hasta el fondo de la garganta, luego la dejaba un rato por su cuenta, para después de unos momentos volver a embestir su boquita, se la hundía hasta el fondo y allí se la dejaba, hasta que su cara se pusiera roja y ella se desesperara, entonces se la sacaba, ella me pedía que por favor no sea tan brusco, pero verla de rodillas, sumisa, pidiéndome por favor algo como eso, no hacía más que calentarme; por lo que agarrándola de la cabeza comencé a embestir con más velocidad, al tiempo que me corría dentro de su boca, ella aunque no le dije nada, tragaba mi corrida, sin dejar de mirarme con esos grandes y hermosos ojos de una manera coqueta, cuando se hubo tragado todo mi semen, saco mi verga de su boca, y tras darle un par de chupetones y relamerse los labios, me dijo: “que rico!”, sonriendo. De verdad me sorprendió el cambio drástico, hace sólo un par de días, el semen le producía un asco tremendo, y ahora se lo había tragado todo sin que se lo pida y terminaba diciendo “que rico!”! Luego de eso, se levantó y me preguntó si la acompañaría a casa a lo cual accedí, después de todo quedaba de paso por la mía y ella aunque no estuviéramos follando era buena compañía, en los breves momentos que duraba el regreso a casa, comenzamos a conocernos más, me enteré de sus gustos, aficiones, su carácter y puedo concluir que ser inteligente y bonita no eran sus únicas cualidades a resaltar. Al llegar a su casa siempre nos despedíamos, yo dándole una nalgada y ella dándome un rápido beso en los labios.

Así pasaron los días hasta el jueves cuando se me ocurrió divertirme un poco con mi hermosa compañera; todo era normal hasta que llegó la hora de la clase de deportes, para esto, las mujeres se cambiaban el uniforme normal por una camiseta con el logo del colegio y lycra a su elección, entonces cuando estábamos por ir al salón de gimnasia la tomé del brazo y le dije que me muestre la lycra que iba a ponerse, ella disimuladamente abrió su bolso y me mostró una lycra negra que le quedaría más o menos hasta medio muslo y me preguntó:

-        Te gusta? – yo la tomé rápido y dejé en su bolso otra.

-        Más me gusta esa. Póntela… y no uses nada debajo. – ella me miró extrañada y luego vio bien la lycra y se sonrojo con sólo verla, pensando que todo el curso la vería así, me alejé y me fui a cambiar también.

Cuando salí, ya estaban todas las chicas listas para empezar la clase, al igual que nosotros, sólo faltaba mi linda compañera, quien salió luego de un rato. Tanto hombres, como mujeres, incluyendo a la maestra se quedaron con la boca abierta al verla, la lycra que le había dado era blanca, semitransparente y de verdad pequeña, le cubría exactamente la cola y nada más, se veía fantástica, unas piernas lisas, bien torneadas, femeninas, su cola grande y bien paradita, perfecta y su carita inocente sonrojada ante las miradas, había otras chicas que por llamar la atención también usaban cosas pequeñas y aunque no estuvieran nada mal ninguna era ni la mitad de guapa de Nora, ni tenían ese delicioso cuerpo, además de que ya era algo común ver a esas otras chicas venir así, mientras que mi pudorosa compañera, siempre usaba lycras a medio muslo y de colores oscuros, esta era tan pequeña que incluso le marcaba un poco sus labios vaginales, de verdad me puso a mil verla así, ese día definitivamente tenía que cogérmela. Durante la clase, todos los hombres sin excepción estuvieron viéndola, y como no, si mientras hacía ejercicios la lycra se le metía entre los cachetes, dejando a la vista más de ese fabuloso trasero, los muchachos ni siquiera se concentraban en hacer lo que la maestra pedía y ella lo notaba. Luego de un rato así y cuando aún faltaba media hora para que la clase termine, la maestra decidió darla por concluida. De inmediato Nora comenzó a caminar hacia los vestidores, delante del resto de nosotros, supongo que quería cambiarse cuanto antes, yo la alcancé y le dije:

-        Por qué tanto apuro preciosa?

-        Y todavía preguntas!

-        Pero si te ves fantástica!

-        Lo sé! Pero no es para que todo el mundo me vea así. – me voltee para ver si la profesora nos veía y para mi suerte, era la única que no nos veía, estaba recogiendo unas cosas, el resto del curso venía detrás de nosotros, aunque no lo suficientemente cerca para escucharnos.

-        Falta casi media hora para que acabe la clase, sígueme. – la tomé de la mano pero de inmediato ella se soltó.

-        No, debo ir a cambiarme primero.

-        Parece que se te olvida como son las cosas. No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando zorra! – le dije elevando un poco la voz, estoy seguro de que más de uno me escuchó, seguido de eso le planté una nalgada, para luego llevar mi mano a su cintura; ella se quedó parada por un segundo y regreso a ver si alguien había visto lo que le había hecho, creo que no fue buena idea, se ruborizó al ver que todo el curso lo había visto y sólo agachó la cabeza y esta vez me siguió de forma obediente.

Me la llevé al comedor, donde por la hora no había nadie aún, todavía faltaba una hora y media para receso. Al llegar ella se volteó a mí y me dijo notablemente molesta:

-        No era necesario que me trates así delante de todo el curso!

-        Tienes razón, no era necesario, pero quería hacerlo. – Al ver como me miraba pude notar que no sólo estaba molesta.

-        Me hiciste vestir como zorra para tratarme como tal delante de todos. Claro… olvidaba que para ti soy sólo una puta… - y dicho esto se arrodilló y me bajó el pantalón para comenzar a chupar mi miembro con maestría. Debería de gustarme lo que dijo y lo que hacía, pero por alguna razón no era del todo así, tal vez por su tono, no lo sé. A pesar de eso, me decidí a disfrutar de la rica mamada que con esfuerzo me estaba dando mi linda compañera, la dejé chupar un buen rato y luego le dije:

-        Pajéame con tus tetas! – ella se sacó la blusa y el bra sin pensárselo dos veces y colocando mi verga entre sus firmes y apetecibles tetas, y apretando sus pechos con sus manos, comenzó a subir y bajar, cumpliendo con mi orden, debido a que estaba un poco sudad por el ejercicio realizado sus tetas tenían un brillo espectacular, eran tremendamente suaves y su tamaño perfecto para cumplir con la tarea que le di, era una cosa de locos tenerla de rodillas usando sus hermosas tetas para hacerme una paja. Pasado un rato la levanté y la voltee, la llevé hasta la mesa más cercana que encontré y allí la recliné, apoyé su rostro de lado contra la mesa dejando su culo bien parado al filo de la mesa, comencé a acariciarle los cachetes por encima de la lycra, como me calentaba tenerla así, sumisa, indefensa, le bajé la lycra hasta medio muslo y sobe su conchita sólo para comprobar que estaba bien húmeda, mojada, empapada más bien, así, ubiqué mi miembro en la entrada de su vagina, ella trató de incorporarse, pero mi mano en su espalda se lo impidió.

-        No, espera! No quiero… – musitó ella, tan sólo le tapé la boca, y de un golpe le clavé mi verga hasta el fondo! Ella abrió los ojos de par en par y lanzó un grito que fue apagado por mi mano en su boca, comencé a embestirla sin misericordia, ella seguía apretadita y tiraba manotazos hacia atrás como queriendo alejarme, pero todo era en vano, comencé a darle fuertes nalgadas, viendo como temblaban esos ricos cachetes, a ella parecía dolerle bastante, porque arqueaba la espalda con cada nalgada, le di en total 9 o 10 dejando su cola bastante roja! Nuevamente me la estaba cogiendo a mi antojo, y al parecer ella no lo pasaba muy bien al principio, aunque lo lubricada que estaba definitivamente ayudó ya que en poco tiempo comenzó a gemir, entonces le quité la mano de la boca para poder disfrutar de sus gemidos y jadeos.

-        Te gusta no, zorra? No lo querías, prácticamente te estoy violando de nuevo y aun así estás empapada, y gimes como perra en celo! Que puta que eres Norita!– le dije escupiendo en su rostro, ella gemía más fuerte, olvidándose que estábamos en el comedor del colegio. Le empecé a estrujar los pechos, amasarlos, me encantaba  sentir sus hermosas tetas a mi entera disposición, le agarré los pezones y comencé a retorcérselos, se los jalaba, tiraba de ellos con fuerza y los retorcía, ella movía la cabeza sobre la mesa y apretaba sus manitas.

-        Ahhh!! Ay!! Ahh! Eres un maldito sádico!! Detente, me duelen los pechos! - subí una de sus piernas a la mesa y en esa posición mientras me la cogía le frotaba el clítoris, ella se mordía los labios para no jadear más fuerte, pero no aguantó más cuando empecé a acelerar  y terminó corriéndose mientras gemía:

-        Sí! Sí! Sí! Asi!! Así!! Ah! Ahh!! Cógeme, cógeme! No pares! Mmm… Mmm…. Ahhhh!! Me corro!! Aahhhh… - yo la embestí más rápido y más profundo escuchándola gemir de placer. Ella quedó rendida con la cabeza apoyada sobre la mesa luego de su orgasmo, no fue mucho tiempo el que permaneció así, ya que luego de poco sintió como empezaba a correrme en su interior, descargando mi leche espesa en su tierna intimidad. – Noooo!!! No de nuevo! Detente!! No entiendes?! Me puedes dejar embarazada! Aún no tomo pastillas ni nada!!

-        Ni las tomarás putita! No tienes porque hacerlo, soy yo el que te está llenando el coño de leche, perra! – le dije mientras aferrado a sus nalgas daba las últimas embestidas, terminando de llenarla.

Ella ahora estaba quieta, resignada supongo, yo me quedé dentro de ella un rato, disfrutando de la calidez de su coñito. Ella estaba mucho más sudada de lo que estaba cuando llegó y los dos estábamos agitados, con una mano le acariciaba el cabello y la espalda. Pasados unos minutos saqué mi pañuelo y le limpié un poco el sudor que tenía en su carita, junto con el escupitajo que le tiré mientras me la cogía, ella seguía tirada en la mesa, con los ojos cerrados, supongo que ese orgasmo la dejó bastante cansada, así que yo mismo le subí la lycra. Le di una suave nalgada y le dije que ya teníamos que irnos, vi el reloj y estábamos 10 minutos atrasados, definitivamente iba a ser bastante raro que nos vean llegar tarde juntos a la siguiente clase. Ella finalmente se levantó y comenzó a vestirse, yo la esperé y la acompañé de vuelta al vestuario para que se cambie la lycra, de camino nos vieron sólo 7 u 8 personas, nadie conocido, todos alumnos, unas cuantas chicas y un grupo de 4 chicos que como era de esperarse, devoraban a Nora con la vista, yo en ese momento  la agarré de la cintura, la acerqué a mí con fuerza, con autoridad, ellos sólo hicieron unos comentarios en voz baja entre ellos, no se atrevieron a decirle nada a ella directamente. Llegamos y estaba esperando fuera mientras se cambiaba, pero estando allí no pude evitar imaginarla quitándose la diminuta lycra, pensar en su coñito estrecho y depilado, sus bien torneadas piernas, su cola perfecta y sobre todo pensar que todo aquello ahora me pertenecía. No aguante más y entré al baño sin pensarlo. Al entrar ella estaba de frente al espejo por lo que me vio en cuanto entré.

-        Pero… qué haces aquí?! – dijo sorprendida

-        Es sólo que se me antojó algo ricura - intentó voltearse, pero fui más rápido y ubicándome detrás de ella le apoyé mi bulto en sus nalgas.

-        Te has vuelto loco?!! Estamos en el baño de damas, alguien puede entrar en cualquier momento!

-        Tranquila Norita, puede que esté caliente pero no soy estúpido, este baño queda lejos de todo, excepto del coliseo y el comedor, nadie irá al comedor hasta más tarde y si algún curso tiene deportes y vienen chicas a cambiarse, por ser todo un curso las escucharemos cuando aún estén lejos y tendré tiempo para tomar medidas. – ella se quedó callada, pensando en lo que le decía, mientras yo ya tenía sus tetas fuera de su blusa y las apretaba, agarré sus pezones con mis dedos y los acariciaba al mismo tiempo que besaba y lamía su cuello, ella cerró los ojos y apoyó sus manos sobre el muro que tenía delante en el cual están los lavamanos, noté como paró su cola y comenzó a restregarla contra mi pene ya tieso, mientras yo la punteaba con fuerza y seguía jugando con sus pezones.

-        Y… qué es lo que se te antojaba? – me dijo finalmente de forma melosa, volteando su rostro para recibir mis besos en su boca en lugar de su cuello. Nos estuvimos besando un rato, hasta que sin decir nada, puse mis manos sobre sus caderas y me agaché, bajando su lycra, dejándosela a la altura de las rodillas, la empujé un poco, dejando su cola al filo del murito y comencé a besar sus cachetes, lamía todo el contorno de sus nalgas y las estrujaba con mis manos, separé los cachetes de su cola y comencé a lamer su culito como a ella le gustaba, noté como paró su cola gustosa al sentir mi lengua allí, pasé una y otra vez por su agujerito hasta que mi lengua ya entraba y salía con facilidad. Cuando noté que estaba más o menos lubricado, lentamente le fui metiendo un dedo en su anito, se lo metí entero, hasta que mis nudillos chocaron contra sus nalgas. - Ay! No, mi amor! Para! Eso no…

-        Tranquila, ya vas a ver como gozas cuando te tenga empalada por el culo de nuevo zorra! – al escuchar esto sí se desesperó, trataba de zafarse, movía las piernas, entonces comencé a azotar su culito nuevamente, aún sensible por las nalgadas que le di en el comedor. - Estate quieta guarra o te va a ir mal!!

-        No por favor, me vas a hacer daño, duele muchísimo! Eso no, por favor, lo que quieras menos eso, por favor!! – seguía revolviéndose, aguantando las fuertes nalgadas, luego de un rato sólo sollozaba, parecía que estaba a punto de llorar, de hecho llegó a conmoverme con sus súplicas, definitivamente la primera vez la había lastimado al punto de traumarla. Lentamente le saqué mi dedo de su ano y volví a lamer y chupar su agujerito, ella se quedó tranquila un rato, pero cuando dejé de hacerlo volvió a sollozar, entonces le di un beso en una nalga y acariciándosela luego, le dije:

-        Tranquila mi amor, no te haré daño. – “no demasiado” pensé. Después de todo quería cumplir con lo que me propuse ese día, hacerla disfrutar la próxima vez que la enculara. Nuevamente le introduje un dedo en su culito, ella ahora estaba más relajada y eso ayudaba, luego de un buen rato ya eran dos dedos los que entraban y salían de su agujerito, los rotaba y los abría con cuidado para dilatar su pequeño ano, después de más o menos 5 minutos, me incorporé y escupiendo en su culito y luego en la punta de mi verga, coloqué la punta de mi falo en su apretada entrada posterior. Agarré su cabello y acomodé su rostro mirando al frente, al espejo, para de esa manera poder ver su rostro todo el tiempo. – No quiero que dejes de ver de frente al espejo en ningún momento Norita, entendido?

-        Mi vida por favor no! Fóllame por mi conchita mejor, fóllamela cuanto gustes y córrete dentro si así lo deseas o usa mi boca si quieres, úsala como se te venga en gana, has que me den arcadas, hazme tragar tu semen, lo que quieras… Pero deja en paz mi cola, por favor. – Sordo a sus palabras, comencé a introducir mi verga lentamente en su colita, notaba como a pesar de lo estrecho de su agujerito, este se dilataba con mayor facilidad que la primera vez al paso de mi verga, fui metiéndolo despacio, sin prisas, disfrutando de esa hermosa cola que estaba penetrando, veía como ella apretaba sus manos sin dejar de mirar hacia al frente, su carita definitivamente era de dolor, tenía los ojos cerrados y apretaba los dientes con fuerza, definitivamente valía la pena encularla frente al espejo. Esta vez, a diferencia de la anterior le entró toda a la primera, sin tener que sacarla y embestirla con brutalidad como hice días atrás, en menos de unos minutos ya tenía mi verga toda dentro de su culo, de su hermoso, redondo y parado culo.

-        Ya está putita, toda adentro, cómo te sientes con mi verga en la cola?

-        Mmm… Auch! Ufff…. Me lastima un poco… Me duele… Me siento totalmente llena! – se notaba que hacía un gran esfuerzo por aguantar, estaba sudando y su carita seguía siendo de dolor. Solté su cabello y acariciando su espalda le dije:

-        Te duele mucho? Crees que soportarás si continuo? – Ella me miró un poco incrédula, sorprendida, dudo un momento y luego asintió con la cabeza, mordiendo sus labios y dijo:

-        Sí amor, gracias por tener cuidado. Por favor hazlo muy despacito sí… - Estaba quieto dentro de ella, esperando a que su culito se acostumbre un poco a tener mi pedazo dentro, mientras, acariciaba sus pechos, expuestos e indefensos, sentía sus pezones duritos, sus senos en sí estaban duros, se los acariciaba, pellizcaba despacio sus pezones, escuchaba como ella relajaba su respiración, como comenzaba a gemir por mis caricias. Entonces, comencé a sacar mi verga de su trasero, tomándola de las caderas comencé con un lento mete-saca, luego de unos minutos noté que su cara ya no era de dolor, mantenía los ojos cerrados y se mordía los labios, pero su expresión era mucho más relajada, comencé a acelerar el ritmo de las embestidas, ella comenzó a gemir, a quejarse despacio, gradualmente fui aumentando la velocidad hasta que luego de un rato ya me la estaba cogiendo con fuerza.

-        Me encanta tu culo pendeja, me encanta!!

-        Mmm!!… Ya lo sé!!! Créeme que me lo has dejado bien claro! Uff!!! Ahh!! Más despacio por favor! – la tenía agarrada con ambas manos de los cachetes de la cola, separándolos para ver con detalle como mi verga se perdía en su estrecho ano. Su culito me apretaba la verga casi tanto como la primera vez, la diferencia era que esta vez ella en lugar de llorar y suplicar se encontraba con los ojos cerrados y la boca abierta gimiendo, definitivamente lo estaba gozando, después de todo había cumplido con mi objetivo, estaba haciendo gozar a esa perrita orgullosa con mi verga clavada hasta el fondo de su hermoso culo, estaba en eso cuando de repente escuchamos risas, risas y voces d mujeres a lo lejos. Sin duda venían a cambiarse a este baño, me acomodé la ropa rápido, Nora reaccionó casi al mismo tiempo que yo, su reacción fue erguirse y tratar de voltearse con rapidez pero la muy torpe se hizo un poco de daño al sacar de esa forma brusca mi verga de su cola, lo supe por la cara que puso y el gemido de dolor que soltó, antes de que hiciera alguna otra tontería, la tomé en brazos y la llevé al último cubículo y le puse el cierre, la cargué porque de seguro en su desesperación iba a intentar caminar o correr, olvidando que traía la lycra por las rodillas, y eso de seguro no habría resultado bien. Segundos después entró un grupo de varias chicas, conversaban y se reían, hacían bastante ruido. Me encontraba sentado y Nora de pie frente a mí, quieta como estatua, me causó gracia verla tan nerviosa. La tomé de las caderas e intenté sentarla sobre mí, de clavar mi verga en su cola nuevamente.

-        No! Detente! Espera al menos a que se vayan!! – susurró.

-        Siéntate putita, con el ruido que hacen no nos van a oír.

-        No! Espera a que se vayan y seguimos… si quieres. - La tomé del cuello y acercándome a su oído le dije:

-        Mira perra, o te empalas ahora mismo en mi verga tú solita o te empalo yo!! Y te aseguro que entonces sí que te van a oír! – ella me miró con incredulidad y entonces la agarre de las caderas, ella de inmediato recapacitó en su decisión.

-        Está bien está bien! Lo haré… - De espaldas a mí como estaba se agachó, agarró mi verga con su mano y comenzó a profanar su lindo trasero ella solita, bajaba despacio, pero al final lo hizo por completo, hasta quedar sentada sobre mí, con toda mi verga metida en su culito. – Contento?? – dijo algo molesta.

-        Mucho, te pedí que te empales en mi verga, no especifiqué que te la metas por el culo, pero es el agujerito que elegiste… Que puta que eres Norita… Ya te empieza a gustar que te dé por el culo… - Ella se sonrojó, abrió la boca a punto de reprochar algo, pero no lo hizo y volteó su cara hacia el frente. - Con mi mano busqué su rajita y comencé a masturbarla, dedeaba fuerte su rajita, ella apretaba sus piernas tratando de impedir el movimiento de mi mano, pero era inútil, tuvo que taparse ella misma la boca para ahogar sus gemidos mientras la masturbaba, entonces súbitamente me levanté con mi verga aún en el trasero de mi compañera, estrellándola contra la puerta, ella quedó con las manos y el rostro de lado contra la puerta y en esa posición comenzó a recibir mis embestidas, el ruido afuera era mayor, eran todas las chicas de un curso conversando y bromeando.

-        Aaahhhh!!! Para! Me duele! – dijo ella en voz baja, le mordía el cuello y la embestía con fuerza agarrándola de las tetas, notaba su ano dilatado acoplarse perfectamente a mi verga.

-        Qué culito que tienes Norita!! Jamás me voy a cansar de follártelo! – ella continuaba quejándose pero permanecía quieta recibiendo mis embestidas. Luego de un rato nos volteamos, hice que se pusiera de rodillas sobre el inodoro y que apoyara sus manos contra la pared, por supuesto sin sacar mi verga de su cola. En cuanto quedó en la posición que quería, sin contemplaciones comencé a bombear nuevamente su culito.

-        Aaayyyyyy!!!! Para para!! Me arde mucho la cola! Espera! Detente!!... Mmmmm… Mmmm!!!! – no pudo decir más porque mi mano pasó a tapar su boca, parece que se le iba olvidando donde estábamos así que la seguí follando de esa manera, ella no paraba de quejarse pero toda protesta era apagada por mi mano en su boca, no sé si empezó a disfrutarlo o quería que acabara de una vez, pero la muy puta no hacía más que parar el culo y hacer sus caderas para atrás luego de que yo la mandara para adelante con cada estocada, la agarré del cabello y lo tiré para atrás, haciendo que arqueé la espalda, con la otra mano, comencé a masturbarla, le mandé 3 dedos en la vagina y con los 2 restantes le pellizcaba el clítoris sin dejar de reventarle la cola a vergazos! La muy guarra comenzó a correrse mordiéndose sus labios para contener sus gemidos, sus muslos quedaron empapados de sus propios fluidos al igual que mi mano, que siguió masturbándola hasta que termino de correrse, pude notar como le temblaban las piernas al venirse. En cuanto terminó de correrse saqué mi verga de su cola y masturbándome terminé por llenarle el trasero de leche, dejándole las nalgas embadurnadas casi por completo en semen. Me arrimé a la puerta para contemplar mi obra, su anito estaba rojo y dilatado, mi semen cubría sus nalgas y parte de su espalda.  Ella seguía en la misma posición, y volteando su rostro para verme me dijo: – Eres un desgraciado!! Me has vuelto a violar por la cola!

-        Violarte?? Mira como me dejaste la mano. – Le dije sonriendo y mostrando mi mano cubierta de sus jugos. – No seas descarada Norita! Te has corrido como perra en celo. – Agachó la mirada por un momento y replicó.

-        Sí… Pero… Te pedí que pares!… Me ardía mucho la cola…

-        Y es culpa mía? Fuiste tú la que se ensartó mi verga en el culo putita. – Volvió a agachar la mirada. Me percaté de que ya no había nadie fuera, no sé en que momento, pero las chicas ya habían salido.

-        Mira el desastre que me hiciste. – dijo señalando sus cachetes llenos de leche, o no sé si se refería a su ano enrojecido y dilatado. – Te corres dentro de mi vagina y no pudiste hacer lo mismo en mi cola?! – La agarré por la barbilla y le di un beso lento, un tanto delicado, procurando percibir cada detalle de su boca, la forma y textura de sus labios, de su lengua, luego la solté y sonriendo le dije:

-        Como quieras preciosa, la próxima te dejaré ese culo bien lleno de leche!

-        No! No era lo que quería expresar… es que…

-        Ya vamos al curso, creo que a fin de cuentas nos saltamos Matemáticas. Te espero fuera, no tardes. – Dije acomodándome la ropa y abandonando los sanitarios dejando a mi compañera aún en cuatro y con las nalgas cubiertas por mi corrida.

Fue poco lo que esperé, en unos minutos salió ella arreglada luciendo el uniforme nuevamente, no sé como rayos lo hacía pero se la veía tan bien que parecía que acababa de llegar al colegio desde su casa. En cuanto salió, nos dirigimos al curso, entramos y afortunadamente el profe de la siguiente clase no había llegado, por lo que no tuvimos que dar explicaciones de nada y sólo tuvimos falta en una clase, lo que no es el fin del mundo.

Faltando poco para que se acabe la última hora de clases entró un inspector diciéndole a Nora que el Director la mandaba a llamar, ella salió en el acto, y yo que no soy ningún ingenuo esperé un par de minutos y le pedí permiso al maestro que estaba en ese momento para ir al baño. Al salir me dirigí directamente al despacho del director, desde fuera podía escuchar claramente lo que decían sólo pegándome a la puerta.

-        …bien, si no quieres tomar asiento me escucharás así, trataré de ser breve. En toda la semana no te has aparecido por mi despacho a realizar tus “labores” y ahora mismo no te veo muy dispuesta. Sucede algo?

-        Es que… no lo volveré a hacer Director.

-        No volverás a hacer que?

-        Pues… No volveré a mamársela.

-        Mmm… Ya veo, y podría saber por qué has tomado esa decisión?

-        Director es que yo… yo… tengo novio… - Novio? De que demonios hablaba! Vigilé que nadie se acercara por el pasillo y volví a pegarme a la puerta para seguir escuchando.

-        Novio? Tú? Jajaja… - escuché como se levantaba de su silla, haciéndola rechinar.

-        Aauuu! Suélteme… - intenté entrar, pero estaba cerrado desde dentro.

-        Tú no puedes tener novio linda. Las putas no tienen novio! Tienen clientes, tipos que las chantajean, un chulo y cosas por el estilo pero novio no. Además por qué crees que puedes decidir dejar de chupármela? Se te olvida el porque empezaste a hacerlo en primer lugar, que haya decidido compensarte con buenas notas por luego comenzar a portarte bien y ser una buena mamadora es distinto, pero que no se te olvide que no es esa la razón por la que lo haces! No pienses que puedes dejar de comerte mi verga y seguir como si nada niña!

-        Ay! Ya suélteme por favor, me lastima! – escuché su voz quebrada.

-        Mira pendeja, hoy te dejaré ir a que reflexiones en la estupidez que quieres hacer, pero si mañana no estás aquí debajo de mi escritorio todo el puto día chupando como la zorra mamavergas que eres… Sabes bien lo que te espera! Ahora largo!

Corrí hasta desaparecer del pasillo, me asomé y la vi salir limpiando lágrimas de su rostro. La verdad no entendía bien lo que pasaba, siempre pensé que lo hacía por puntos, que era una puta, bueno, la conversación no cambiaba lo que había visto anteriormente, lo que tenía en video, y ella seguía siendo una puta, no sólo por lo que solía hacer sino por la actitud que tenía frente a ello, pero ahora sabía que no lo hacia por puntos, al menos no sólo por eso. Tenía que averiguar de que se trataba aquello, no podía permitir que alguien tenga más poder sobre ella que yo, no iba a dejar que alguien más extorsione a mi Nora, mi puta!

Mientras estaba ahí sonó el timbre de salida, así que regresé al curso, recogí mis cosas y salí rápido del colegio, no la esperé, necesitaba pensar bien lo que iba a hacer. No fui directamente a casa, di unas cuantas vueltas, pensaba, deambulaba, cuando pasé frente a la casa de ella, escuché que me llamaron, era su hermana, eso sí que era raro, empezando porque a esta hora ella debía estar en el trabajo.

-        Hola, eres el tutor de Nora o algo así no?

-        Que tal, bueno… sí. Por qué?

-        Nora me dijo que te pregunte si podías venir hoy a casa, desea que le expliques un tema de Física o algo así.

-        Y… dónde está ella?

-        Está dentro, supongo que se está cambiando, llegó hace poco y me pidió que te lo diga si te veía pasar.

-        Mmm… - titubee un poco en que decir y ella se adelantó.

-         No te preocupes que nadie los interrumpirá como la última vez, mi mamá y yo saldremos así que podrán estudiar a gusto porque la casa estará sola para ustedes.

-        Bien, a qué hora debería estar aquí.

-        A las 6 estará bien. De todos modos llegaremos bastante tarde.

-        Ok. Gracias por el mensaje. – le dije y luego me despedí. Vernos hoy! De que se trataba, cual era la prisa si mañana también nos veríamos en el colegio, algo andaba mal, tal vez quería hablar de su conversación de hoy con el director, era lo único que se me ocurría.

El tiempo pasó rápido mientras hacía tarea y otras actividades, llegada la hora salí de mi casa rumbo a la de mi compañera, toqué el timbre y espere, la puerta se abrió y pasé, pero por dentro todo estaba bastante oscuro, afortunadamente conocía un poco la casa, así que me ubiqué por donde estaban los muebles que es cerca de la entrada y me senté:

-        Para qué querías que venga? Si deseabas decirme algo pudo haber esperado hasta mañana o es que necesitabas que te pegue una buena cogida de nuevo?!

No escuché respuesta, pero vi la silueta de quien me acompañaba acercarse y tomar asiento, un culo grande, macizo, un tremendo culazo resaltado por lo corto que era el vestido que llevaba puesto, una cintura normal, pequeña sin llegar a exagerar en ello, senos grandes, más bien enormes, luciéndose por el generoso escote que tenía el pequeño vestido. Obviamente no era mi compañera, ya que su figura es más fina, estilizada, no raya en la exuberancia como… su hermana, quien tras encender una lámpara de mesa y mirándome fijamente dijo: “Tenemos que hablar”.