Abusando de Irene (I)

Un militar en un país sudamericano se aprovecha de su graduación para violar a una chica como soborno para que su novio sea liberado.

El estado de sitio había comenzado hacía ya casi un año, pero las medidas oficiales no habían sido tan extremas como sólo unos pocos meses atrás.

Él ejercito había levantado una mano de hierro contra la población. El gobierno declaró que estas medidas se impusieron, pues se estaba germinando un régimen golpista.

Las calles de muchos barrios tenían barreras y él ejercito trabajaba a conciencia deteniendo gente en su gran mayoría obreros, a veces se los retenía por horas, otras eran arrestados, y desaprecian por días, pero la gran mayoría era liberada, pero muy pocos hablaban de lo que les había pasado.

Francisco Espindola era capitán desde que el gobierno había tomado el control absoluto. Su carrera militar fue un misil gracias a los mismos contactos que hoy en día él apoyaba con todos sus medios, ya que en esta circunstancia su capital y su poder político habían crecido desmesuradamente.

Aquella noche salió con su escolta a la casa de una de sus amantes. Recorrieron primero alguno de los barrios que tenían mejor controlados, ya que de ese modo no sólo controlaba todo, sino que reafirmaba su autoridad con sus oficiales. El auto iba llegando a una de las barreras, cuando Francisco vio una pareja que se iba acercando de seguro para poder ir al otro barrio el residencial. Francisco no pudo dejar de apreciar la forma de la mujer, sus caderas se veían bien formadas bajo su pollera, y la camisa blanca encerraba las curvas de unos senos bastante apetecibles, a esa distancia no podía ver bien la cara pero decidió que no era una ocasión para dejar pasar, por lo que tomando su teléfono celular llamó al oficial en la barrera.

  • Bien los documentos parecen en orden señorita - dijo el soldado entregándole a la joven sus documentos. Y tomando los que su compañero le entregaba, el soldado los miró por unos minutos, luego mirando al joven le pide que por favor lo acompañe. Los dos se pusieron pálidos, sabían lo que eso significaba la joven (que se llamaba Irene ) tomó fuertemente el brazo de su novio. Pero el soldado repitió la orden llevando su mano a la pistolera. El joven retiró el brazo de la joven y caminó delante a un cuarto donde tenían detenido a dos o tres personas más. Irene contenía el llanto y miraba para todos lados, en eso vio cómo un oficial ( Francisco ) se dirigía hacia ella.

  • Señor, por favor ayúdeme, ha habido una equivocación - Irene relató lo sucedido y le pidió que liberaran a su novio. Francisco, había escuchado esto más de una vez, por lo que sabía cómo debía seguir la comedia, y poniendo cara de escuchar dejó que ella llegara a lo que siempre terminaba - no tengo mucho dinero (dijo Irene) pero si me permite será suyo si à. - puso su mano en su bolso, pero Francisco la detuvo.

  • No aquí no - dijo y dio una mirada hacia sus hombres. Irene entendió y lo siguió cuando el camino hacia una casa que se usaba como oficina ( la cual previamente él había ordenado que salieran todos) Irene entró Francisco la pudo ver mucho mejor y se sonrío. Su cara era realmente hermosa sus ojos eran grandes de color grises su pelo posiblemente teñido era de color negro, sus labios no eran gruesos como él lo prefería, pero eran delicadamente delineados.

Tengo este dinero, que acabo de cobrar en la fabrica - dijo Irene sacando todo el dinero de su bolso - Francisco lo miró apenas. No linda no alcanza, necesitarás tres veces eso. Pero no tengo más, por favor - Francisco sé acercó al escritorio y se sentó en él mientras se desabrochaba la chaqueta militar. Entonces, no puedo ayudarte, tu novio ira directo a los cuarteles, pero no te preocupes, si es inocente lo tendrás de nuevo en tres o cuatro días.- Irene se puso aún más pálida y llorando se arrodilló y sujetó las piernas de Francisco, pidiendo por favor.

Francisco le acercó su cabeza a su entrepierna, y Irene dándose cuenta se levantó horrorizada. Francisco la miró y se sonrió. Irene le dio la espalda y dio un paso hacia la puerta.

Si sales por esa puerta, tu novio se retrasara un poco más en volver, y no prometo que lo traten como corresponde.-

Irene se detuvo en seco, Francisco se terminó de quitar el saco, y la corbata y comenzaba a desabrochare la camisa. Irene seguía de espalda a él pero se notaba cómo contenía su llanto. Francisco sé acercó lentamente admirando su trasero y desde atrás le abraza la cintura y le besa el cuello.

  • Quédate tranquila y haz lo que te pido y tu novio sé ira contigo, cuando terminemos claro
  • su mano subió desde la cintura hasta sus senos y los acarició sobre la camisa, luego empezó a amasarlos con una mano mientras la otra le fue desprendiendo los botones con toda la calma. Irene cerraba fuerte los ojos pero no se movía, su camisa pronto quedó en el suelo, y Francisco siguió con su pollera la cual se deslizó lentamente por sus piernas. La sobó suavemente durante un rato, y luego se alejó hasta el escritorio. No perdía detalle de aquel cuerpo, sus piernas eran perfecta y su cola era redonda y parada como a él le gustaba.

  • Date vuelta - Irene no se movió

  • si tengo que repetir cualquier orden tu novio pagara las consecuencias.
  • Irene bajó la cabeza y se dio vuelta, - quítate el corpiño
  • Irene dejó pasar unos segundo y luego llevó sus manos a la espalda, el corpiño se deslizó por sus brazos hasta el suelo Francisco vio esos pechos y se admiró, aunque no eran muy grandes eran más que lo habitual entre las mujeres que él frecuentaba. Sus pezones estaban casi del todo erguidos y apuntaban hacia delante pidiendo que él se los pusiera en la boca. Con un dedo le dijo que se acercara, cuando estuvo cerca puso su mano en su cabeza e hizo presión para que se arrodillara, Irene estaba de rodillas frente a él, y sabía qué seguía pero no iba a hacer nada sin que él se lo ordenara. Francisco se bajó el pantalón y luego su bóxer, Irene seguía con los ojos cerrados así que Francisco le ordenó que los abriera y que tomara en sus manos su pene. - - Llévala a tu boca y lámelo como si fuera un helado- Irene llevó lentamente el pene a su boca y lo fue metiendo, Francisco le tomó de la cabeza y empezó a moverla adelante y atrás cada vez más rápido. Irene no podía meter todo aquello en su boca, pero Francisco parecía decidido a hacerlo, Irene casi no podía respirar, y de pronto él acabó en su boca, nunca antes Irene había tragado aquello, pero esta vez sintió como su boca se llenaba y corría por su garganta. Francisco, acabó como pocas veces, pero no se retiró de la boca de ella sólo la miró y le acarició el cabello y la cara.

  • Límpialo, y no te lo quites de la boca hasta que yo te diga- Irene se sentía terriblemente humillada, pero siguió mamando aquel trozo enorme de carne, que no había perdido nada de su fuerza.

Francisco la toma de los hombros y la pone de pie luego se agacha para llevarse su pezón a la boca. Irene volvió a cerrar los ojos mientras él chupaba o mordía los pechos de ella. Francisco le había arrancado lo que le quedaba de su ropa interior, y ahora su entrepierna recibía la atención de sus dedos que buscaban ingresar, pero Irene las cerraba y no lo dejaba hacer mucho. Francisco se cansó de esta situación y alejándola se sienta en una silla.

  • Bien si no quieres colaborar por la buenas lo harás por las malas, quiero que abras esas piernas tuyas y te metas mi verga en tu argolla ahora o à - Irene se veía hermosa desnuda queriendo tapar su desnudez con sus manos, nuevamente Francisco la llamó con el dedo, e Irene resignada fue lentamente fue abriendo sus piernas, para poder sentarse sobre él - no esperarás que yo te ayude, quiero que se meta dentro tuyo hasta que no se vea nada
  • Irene tomó la enorme verga, y la fue llevando a su concha, pero se dio cuenta que aquello no sería fácil, lentamente se fue sentando, pero no podía meterlo, Francisco disfrutaba viendo aquello, pero lo único que hacía era acariciar sus pechos y pellizcar sus pezones. A Irene le dolía y no podía meterlo. Francisco , empezó a cansarse por lo que llevó sus manos a su vagina, separó delicadamente los labios vaginales y puso la punta de su verga, luego hizo fuerza y la cabeza fue entrando. - - Oh, qué hembra, estás tan estrecha como una pendeja - y esta vez haciendo más fuerza logra meter más de la mitad de la verga, esta vez Irene casi da un grito y arqueándose hacia delante intenta zafarse de aquel temido aparato que la estaba abriendo en dos. Francisco no se detenía y seguía haciendo presión queriendo meterle toda su herramienta, mientras sentía que por sus piernas los jugos caían al piso.

  • Por favor, ahhh,por favor, es muy grande, no puedo ahhh, ahhh, por favor, me duele mucho, ahhhya , no, no ahhhhh - Francisco había logrado meter todo su aparato, sobaba su culo con ambas manos mientras chupaba con ganas su pechos, se quedó disfrutando de aquello pero se dio cuenta que no podría bombearla bien en esa posición sin su ayuda, por lo que sin quitarle su aparato se tiró en el suelo encima de ella, y fue cuando se dio cuenta que lo que había sentido en las piernas era un fluido sanguinolento, por un segundo pensó que la había roto, pero recapacitando se vuelve a tirar sobre ella.

  • Así que eras virgen, a tu edad, no lo hubiera creído, pero estás tan apretadita, que casi no sentí cuando te rompí la virginidad - dijo mientras comenzaba a bombear. Irene no decía nada sólo se encontraba desnuda con sus piernas abiertas y con un hombre metido entre sus piernas mientras su boca no dejaba de besar sus pechos. Sus gemidos eran fuertes, pero Francisco no sabía si por dolor o porque lo estaba gozando, lo cierto es que él acabó, dentro de ella con un gemido igual de fuerte, pero lejos de detenerse siguió cepillándola hasta que volvió a acabar dentro de ella, para esto algunos leves moretones empezaron a aparecer en el cuello y en los senos de Irene, debido a la pasión de los besos de Francisco ( y alguna mordida ). Cuando terminó se quedó unos segundos y luego salió de dentro de ella. Irene se quedó así como estaba con las piernas abiertas y Francisco se quedó admirándola un instante más. - - Levántate y límpiamela amor- Irene dolorida cerró sus piernas y se arrodilló delante de el. Aun sin fuerza la verga de Francisco, era grande, él le guío la cabeza y ella sin voluntad abría la boca, y fue metiéndoselo, esta vez al estar blando entró todo en su boca, y ella contuvo sus arcadas y chupó y lamió hasta limpiarlo. Francisco se excitaba con aquello, pero ya había tenido suficiente, por lo que dejó que Irene se fuera vistiendo.

  • Realmente hermoso, hacía rato que no me cogía a una virgen
  • dijo Francisco, y escribiendo una carta se la entregó a Irene.

Éste es un permiso para tu novio, con él lo dejaran libre de inmediato - Irene tomó la carta, pero Francisco, la tomó del brazo y la trajo hacia él , y metiéndole nuevamente la mano bajo de la falda, le dice - dentro está mi tarjeta, posiblemente la tires cuando no te vea, pero yo en tu lugar la guardaría, uno nunca sabe cuándo puede a volver a necesitar a un amigo.

Continuará