Abusado analmente por mi primo

Nunca supuse que me sucedería algo así, convirtiéndose en una especie de adicción, dejando que me humillare sintiendo una excitación cuando lo hacía.

Abusado analmente por mi primo

Me llamo Fernando, mi relato data de mi infancia, hace bastante tiempo atrás, mi familia estaba compuesta, por mis padres y mi hermana mayor, ellos practicaban el nudismo, que al efectuarlo desde chico, fue como algo natural.

Lo que si, a partir de aquella edad, sentía una necesidad extraña, al punto de de frotarme contra las sabanas, hasta sentir una convulsión, que sacudía mi cuerpo, sin saber que era realmente lo que expulsaba. Era común que mi pene permanecía erecto en muchas oportunidades, a lo que mi hermana trataba de bajarlo, para quedar nuevamente parado, algo que nos divertía, hasta que mi madre se enojaba y dejábamos ese juego.

Años después, comencé a sentir una cierta atracción, algo difícil de contener, al punto que jugando con mi perro, al rascarle la panza, noté que la asomaba una punta, mi reacción fue de tocárselo, hasta que comenzó a surgir su pene rojo, con esas venitas que lo circundaban, no sé que me pasó pero me tenté a mamárselo, me atraía.

Apenas podía meterlo en mi boca, lo lamia, sintiendo que tenía una erección, continúe hasta que libró una serie de chorritos, de un extraño sabor. No pasó más nada, solo que días después lo repetí, me encantaba estar desnudo sintiendo el pelaje del perro contactarse con mi piel. El juego me fue llevando a intentar ser penetrado por mi mascota que lamentablemente o no, a pesar de la cantidad de veces que lo probé,  nunca pudo llegar a la concretarse.

Tiempo después, llegó a casa un compañero de colegio, hicimos un trabajo para la escuela, hasta que nos sentamos a ver unas revista en el sofá, estaba en calzoncillos, no recuerdo porque, por la abertura de esa prenda, se le asomaba su verga, me llamó la atención, traté de tocársela disimuladamente, al notar que no se opuso, metí la mano apoderándome de ella.

Se tiró sobre el sofá, así que le quité el calzoncillo, estaba totalmente erecta, no era demasiado grande a esa edad, pero no me pude  contener hasta que la llevé a mi boca, mamándose de una manera alocada. Lamia sus testículos, sintiendo unas exclamaciones de goce, que me llevaban a intensificar esas alucinantes sorbidas.

Fui creciendo, manteniéndome delgado, con una cara algo aniñada,  mis padres practicaban el nudismo, algo que era natural para todos, inclusive mi hermana que era la mayor.

Recuerdo que le comenzaban a salir los pechos, y algo de vello entre sus piernas, algo que por timidez  dándose cuenta que entraba a ser mujer, fue dejando de compartir esa práctica.

Si bien continuaba haciéndolo junto a mis padres, a veces se sumaba mi primo Carlos, que me llevaba un par de años, que no puedo negar me llamaba la atención su verga, bastante gorda y más larga que la mía, que además se destacaba por ser bastante delgado, creo recordar  haber visto a mi madre y hasta mi hermana, mirarlo con bastante detenimiento.

Nunca quise tocársela, para evitar algún problema familiar, aunque a veces jugábamos o luchábamos, aprovechando a rosarla, donde reaccionaba inmediatamente alterando sus hormonas.

Todo se desarrollaba en un clima, diría pacifico, hasta que una tarde habíamos tenido una previa lucha, y aproveche para llegar a tomarla, no hizo ningún comentario. Acto siguiente nos metimos en la pileta, seguimos con ese juego, algo sexual, cuando salió mi madre para avisarnos que se iba de compras que tuviésemos cuidado, que nos quedábamos solos.

Creo que en el fondo me alegro saberlo, así que se intensifico algo más ese  contacto físico. Salimos de la piscina y nos tiramos sobre las toallas, bastantes juntos, cuando comienza a acariciar mis piernas, que las abro, disfrutando de esas caricias algo excitantes. Tocando mi sexo, para luego apretujar mis glúteos, jugueteando con mi abertura anal, algo que comenzaba a perturbarme.

De repente mi primo, me monta, suponiendo que quería seguir jugando, permaneciendo quieto percibiendo su verga, iniciando unos movimientos sobre mi culo, que si bien me atraían intenté zafar de ese apego inusual, pero al ser algo más grande que yo, me fue difícil contenerlo.

Me mantenía boca abajo, apretando mi cuello, contra la manta, cuando percibí que su verga iba aumentando de tamaño, intenté pararlo en su intención, pero dada su contextura, y por la posición, me era difícil liberarme, cuando comenzó a acariciar mi espalda, para continuar abriendo mis glúteos, sintiendo la punta de su glande, en mi abertura. Cuando me dice:

“Déjame apoyártela, un poquito”

Inocentemente dejé que lo hiciese, pues me invadía una sensación extraña,  por un lado temor, por otra excitación, al no resistirme demasiado, aprovechó para acomodarse mejor, distinguiendo a su glande en mi ano, que de alguna manera no dejaba de perturbarme  la situación

Él continuó con su objetivo, percibiendo que la extremidad de su pene, estaba comenzando a introducirse, creo que me relajé, cuando un leve empujón, hizo penetrarlo algo mas, en mi estrecho conducto, que me llevó a efectuar un gemido de malestar, algo que no le importó demasiado, cuando en un nuevo y violento empellón permitió que mi recto cobijase la totalidad del miembro de mi primo, quedando un rato quieto disfrutando de ese resguardo, efectuando leves movimientos, como demostrando su predominio, hasta sacarlo para volver a meterlo.

Cada vez que se introducía, me dolía bastante, pero poco a poco mi propia lubricación hizo que me penetrara hasta el fondo.  Sentía que me salía por la garganta, lo sentía enorme, o así me daba la impresión

Cada vez que la sacaba, me succionaba las entrañas y cuando entraba me empujaba todos mis órganos internos, a pesar de mis gemidos, esa morbosa experiencia me estaba agradando. Cuando cada tanto me decía:

“Te gusta, putita, es que eres  tan estrecho que me encanta, ponértela”

Hasta lo que me comentaba me excitaba,  lo empecé a disfrutar, mientras me tomaba de los hombros, acelerando cada embestida, hasta sentir sus testículos contra mis glúteos, me acariciaba tocando mis pezones, mientras su verga, no dejaba de  dominar mi interior. Cuando sus embestidas pronto se volvieron más fuertes, más violentas, percibiendo la fricción de su aparato en mi membrana intestinal, que después de una serie de empellones rápidos y penetrantes supuse que estaba cerca de eyacular, y así fue... su verga tocó fondo en mí y sentí claramente cómo sus tibios jugos, iban regando mis intestinos.

Él temblaba, abrazándome sin dejar de quitar su elemento de mi interior, se retorcía apretando mis pechos y pellizcando mis pezones, se convulsionaba y temblaba como un poseído, ante su inmolado,  gruñendo con cada disparo que salía de su verga, y de pronto se desplomó sobre mi espalda, abrazándome exhausto y sudoroso, pero sin sacar su verga de mi adolorida funda.

En ese momento me sentí bastante grotesco, si bien lo había disfrutado, en parte había sido desvirgado analmente, por mi primo.

Apenas la quitó me la hizo chupar, que obedecí sin oposicion, notando unos haces y algo de sangre, un sabor raro de describir, metiéndola con fuerza en mi boca, sin dejarme respirar, hasta hacerme saltar las lagrimas.

Mientras me insultaba, diciéndome:

“Puta, zorra, eres una niñita”

Estuvimos un rato, regresando a la pileta, no dejaba de mirar su verga, me atraía, por supuesto, no tardó en darse cuenta, de mis miradas lascivas, diciéndome:

“Te gusta, zorra, quieres mas o prefieres mamarla”

Creo que eso me excitaba, mas, así que me arrodille frente a mi primo, y con total ímpetu comencé a chuparla, llegando a producirme arcadas, besaba sus testículos, y su falo me transportaba, aun me excito al recordarlo, hasta que después de varios minutos,  sentí en mi boca algo cálido y amargo, que no pude eludir, cuando me contiene mi cabeza, que sin poder impedirlo, terminé tragándomelo, apenas acabó  se metío en la casa, y yo seguí masturbándome hasta llegar a córreme.

Otra tarde, estaba desnudo en casa, cuando vino a hacerme compañía, dado que mis padres salían y no querían dejarme solo, apenas se fueron llegó mi primo y me tiró unas bragas rosas de mi hermana, diciéndome:

“Póntelas, que eres mi putita”

Le hice caso, y al sentir el contacto de esa prenda, sentí una excitación, obligándome a salir a un patio trasero a jugar a la pelota, donde los vecinos podían ver lo que sucedía, Irma una chica del mismo colegio, el abuelo de un amigo, nos observaban .con las bragas puestas, algo que me producía una sensación de exaltación.

A pesar de, diría haberme violado, pero bajo mi consentimiento, sumado a ese “bochorno”, o sus agravios verbales, lo seguía aceptando, alterando mis hormonas, y posiblemente dispuesto a acceder, a otras cosas.

Todo se fue tornando de una manera bastante agresora, tanto verbal como física, a la que fui concediendo, disfrutando de ese sometimiento, entregándome a mi primo, de una manera incondicional.

Debo confesar que ejercía una cierta influencia, donde apenas sentía su contacto, mi cuerpo parecía estremecerse, a veces oprimía mi sexo, en donde esa mezcla entre dolor y excitación se fusionaban, o aquella noche en que introdujo sus dedos en mi orificio, sintiendo como se ponía erecta mi verga, dándose cuenta que esos contactos me alteraban.

A veces hasta me colocaba las bragas de mi hermana cuando estaba por llegar mi primo, quitándomelas para penetrarme sin demasiado preámbulos, era una especie de provocación..

Durante un tiempo me había convertido por qué no decirlo en su “hembra” , que después de darme una serie de chirlos, hasta quedar mis glúteos rojos, su verga erecta profanaba mi intimidad, bombeándome de una manera apasionada y descontrolada, metiéndolo y sacando, hasta introducirlo totalmente. Haciendo refregar  contra las sabanas hasta hacerme acabar, sintiendo como el Macho Alfa, afloraba todos sus instintos carnales, como demostrando su dominio sobre mí.

Si bien debo entender, que era una atracción hacia lo desagradable, sentía una excitación, ceder a esa condición profana.

Cada tanto venia mi primo, por supuesto que no pasaba nada, por la presencia de mis padres, pero aquella tarde después de estar en la pileta,  mi madre lo invitó a cenar, no sé porque tenía una devoción hacia su sobrino. Se había hecho tarde, así que le dijo, si se quería quedarse a dormir, no hubo que insistirle demasiado, aunque por mi lado no sé si me atraía demasiado la idea.

Por supuesto que dormiría en mi habitación, hablamos un rato hasta que se había desnudado, con su miembro erecto para pasarse a mi cama, comenzó a acariciarme, levemente, mientras me decía:

“Esta caliente, mi putita?”

A pesar de causarme algo de temor, deseaba entregarme, su manoseo, me incitaba, y mucho más las veces que me desnudaba, acariciando mis glúteos, o introduciendo su dedo en mi recto o comprobando mi erección para decirme:

“Vaya mi putita está caliente, está necesitando algo”

Que esa vez sin poder contenerme, tomé su miembro, empujando mi cabeza hacia él, hasta que comencé  a mamarla lentamente, iniciando una serie de succiones, que lo alteraban cada vez mas. Admito que lo provocaba, a sabiendas de cómo sería el resultado.

No tardó demasiado, al elevar mis piernas, para introducir su falo en mi recto, a pesar de haberlo ya practicado, no pude dejar de quejarme por el dolor, algo que parecía incitar mas a mi primo, hasta empotrar totalmente su aparato en mi intimo conducto.

Iniciando una serie de bombeadas, cambiándome de posición, para iniciar una y otra vez el coito anal, gimiendo ante esas envestidas tan exaltadas y descontroladas.

Comprendí que me atraía ser tratado de esa manera, mi sumisión se fue haciendo cada vez más dependiente de mi primo, donde él incrementó su dominio.

Mis gemidos se intensificaron, al punto de que metió su mano en mi boca, con el fin de contener mi euforia, sintiendo como su dura verga friccionaba mi interior.

Cuando me dice:

“Me encanta tu estrecho culito, eres una verdadera putita”

Mientras continuaba penetrándome ávidamente, realmente me sentí su hembra, era extraño, pero a pesar de tenerle algo de temor a mi primo, comencé a entregarme y gozar cada vez que me follaba.

Esta relación duró como dos años, hasta tuve que soportar verme desnudo ante sus amigos, llegándole a sobar y mamar a cada uno, su verga, algo que no dejaba de excitarme.

Hubo algunos encuentros en que sus amigos, llegaron a participar, que no llegó a comprender como ese ultraje a bochorno en que me creaba, terminaba excitándome

Durante de casi 2 años, se prolongó esta enfermiza relación, entre periodos cortos y largos No sé si cuando mi primo se fue de España, me alegré o me entristeció, aunque cada vez que recuerdo que me penetraba, no puedo dejar de masturbándome.