Abusada en la parada de colectivo
Me desvestí entré a la ducha, el baño estaba lleno de vapor, me enjaboné toda, sobre todo mi cola, que me la sentía muy sucia, la limpié varias veces, por lo menos 5 o 6 veces, tal vez fueron mas.
Era un día muy frío de Julio, exactamente el 8, me acordaba porque al día siguiente era feriado en mi país. Había pasado toda la tarde en lo de mi mejor amiga, haciendo un trabajo práctico. No lo habíamos terminado, pero me fui que se había hecho de noche. Le dejé la mochila, porque no tenía ganas de irme con peso.
Mi casa quedaba a unas 15 cuadras, que casi siempre las hacía caminando, pero ese día era tan frío, que fui a esperar el colectivo.
En la parada estaba sola, casi no pasaban personas. La verdad es que me arrepentí, de no haber caminado a casa, por lo menos no tendría tanto frío y no estaba tan expuesta a estar sola en esa noche de invierno. Encima llevaba una calza negra, una remera azul lisa, una campera blanca que me llegaba justo hasta la cintura y zapatillas rosas, mi madre siempre se enojaba porque vestía poca ropa para el frío y además que era muy provocadora. La verdad que soy una petisa muy culona y llamaba mucho la atención mi cola sobre todo a los viejos. Soy rubia, ojos marrones, me dicen que son llamativos, ojos grandes como un personaje de dibujitos japoneses, delgada, pechos pequeños, pelo largo.
A los 10 minutos de estar esperando, veo que de la misma vereda que estaba, caminando de frente venía un hombre de unos 50 años, me incomodó su presencia, porque mientras caminaba me miraba y la vez miraba hacia los alrededores. Parecía sospechoso.
Solo deseaba que siga de largo, o me ponía a correr.
Lamentablemente, se puso atrás de mi, bastante cerca, comencé a respirar agitadamente, y no me sentía en condiciones de huir. Me dio escalofríos por todo el cuerpo. Y no paraba de temblar.
Sentí un ruido a cierre, seguido su mano izquierda me tomó por mi hombro izquierdo, acercó su cuerpo aún mas al mio.
Quedé petrificada, sin reacción, empecé a traspirar, era un sudor frio, lo sentía sobre todo en mi espalda, como bajaban las gotas de transpiración por mi espalda, me costaba respirar.
El hombre, empezó a emitir gemidos, aún no entendía que pasaba, pero su mano que estaba sobre mi hombro me lo apretaba, y empecé a sentir algo contra mis nalgas, era obvio que se estaba masturbando contra mi cola, podía sentir su miembro, la punta de su cabeza chocar contra mi cola una y otra vez, era bien duro y sus embestidas se centraban casi todas contra mi nalga derecha, me daba asco escucharlo jadear detrás de mi cabeza, sentía repulsión por sus gemidos, que cada vez eran mas fuertes, me odiaba por no poder echarme a correr y alejarme de esa pesadilla, pero fui débil y me quede siendo abusada, por ese desconocido sin oponer resistencia, solo esperaba que terminara rápido. Pasaron un par de autos por la calle, la cual no tenía semáforos, por lo que siguieron de largo, tuve esperanza de que un conductor vea la situación y me salvara, pero era una cuadra muy oscura, y de lejos no parecía nada raro, solo dos personas esperando el colectivo.
Sus gemidos se intensificaron, se masturbaba mas rápido, seguía golpeando mi cola muy fuerte con su miembro, hasta que largo un grito de desahogo mientras me apretaba mi hombro con mucha fuerza, lastimándome y supuse que me eyaculó sobre mis nalgas. No sentí nada, solo después de unos instantes, refregó su pene por toda mi cola, como esparciendo el semen o limpiándose contra mi calza.
Me soltó, pensaba que si sacaba su mano estaría libre para correr, pero tampoco pude. Sentí el ruido del cierre cerrándose.
Me quedé ahí inmóvil, sin mirar hacia atrás, ya no lo sentía a mi abusador, pero no estaba segura.
Estuve unos minutos en esa posición, no parecieron muchos pero no estaba segura, si fueron 2 o 15 minutos.
Finalmente el colectivo, llegó, estacionó a mi lado, junto a la parada, y en ese momento, comencé a correr como una desquiciada, corrí, corrí, sin mirar atrás, crucé sin mirar en las esquinas, solo corrí todo lo que pude.
Tuve que parar después de 3 o 4 cuadras, sentía un dolor en todo mi pecho, que llegaba hasta mi garganta. Miré hacia atrás, no había nadie, pero no me detuve, seguí caminando a paso rápido, que era lo máximo que podía hacer, mi cuerpo no soportaba seguir corriendo.
Me había alejado de casa, y no daba mas, tuve que retomar, pero tome unas 3 cuadras paralelas, y volví por ahí, aterrada todo el camino de encontrarme con ese pervertido.
Cada vez que veía una persona caminando me cruzaba a la cuadra de enfrente.
Al final llegué a casa, entré aliviada, pero mamá me vio.
Que te pasó?
Na........nada, .................... porqué? Apenas podía hablar de lo agitada que estaba, y del dolor que sentía en la garganta.
Estas toda roja y pareces una loca.
Nada ma, solo vine corriendo que hacía frío. Le dije.
Anda a bañarte, así cenamos.
No hacía falta que me lo diga era lo que mas deseaba en el mundo.
Fui a mi cuarto a buscar una toalla y mi ropa de entrecasa y me metí en el baño.
Abrí la ducha, y me senté sobre el inodoro.
Estuve unos 10 minutos tomando aire, recuperándome. No podía creer por lo que había pasado.
Me desvestí entré a la ducha, el baño estaba lleno de vapor, me enjaboné toda, sobre todo mi cola, que me la sentía muy sucia, la limpié varias veces, por lo menos 5 o 6 veces, tal vez fueron mas.
Estuve casi media hora bañándome. Me vestí rápido, me sequé el pelo y fui a mi cuarto a dejar la ropa sucia, tenía un cesto para mi ropa, pero me daba tanto asco que metí la calza y tanga en una bolsa y la metí debajo de la cama y fui a comer.
Esa noche me fui acostar rápido, ni siquiera comí postre, mamá desconfió y sospechó que algo me había pasado, estuve muy callada e irme acostar sin postre era muy raro.
Solo le dije que me sentía afiebrada, me tocó la cabeza.
- No siento temperatura, pero acostate temprano igual. Me dijo.
Me despedí, y fui derecho a la cama, sin escalas, esa noche por primera vez en muchos años, no me cepillé los dientes, en realidad ni recordaba haberme acostado sin limpiarme los dientes.
Me acosté y quedé inconsciente.
Esa noche fue rara, soñé mucho, me despertaba todo el tiempo, pero dormía enseguida.
Mi cuerpo estaba sudado, y mi vagina empapada, a tal punto que tuve que cambiarme la tanga un par de veces esa noche y la remera que usaba para dormir también.
Al día siguiente me desperté casi a las 3 de la tarde, muy adolorida, y me sentía afiebrada, quizás por todo el frio que tome la noche anterior, o quizás me bajaron las defensas por la situación que viví. por suerte era feriado y descansé lo mas que pude.
Estaba con la voz tomada, me di cuenta cuando saludé a mama.
Me preparó un té y me dio un antifebril.
Me dio un beso en la frente y siguió haciendo las cosas de la casa.
Fui a mi cuarto, había algo que me molestaba, y era mi ropa sucia del día anterior, agarré la bolsa y me metí en el baño, saqué la calza, estaba por meterla en la pileta para lavarla, pero de curiosidad, me fijé en la parte de la cola, para ver si me había eyaculado.
Si, lo había hecho, se notaba unas manchas secas, blancas translucidas, que resaltaban en la calza, el desgraciado me la había esparcido por casi toda mi cola, parecía como talco pegado en distintas partes.
La puse bajo el agua y dejé que se remoje bastante y con jabón la limpié bien, mi tanga también.
Estuve un par de semanas perseguida, desconfiando de todos los hombres por un par de semanas pero después se me paso y seguí con mi vida normalmente.
Varios meses después se lo conté a mi amiga.
Lo dijo en forma de broma, pero lo dijo también en serio:
- Si sos flor de calienta pijas, los tenes a todos muertos con tu culo, y encima te vestís así, casi que te lo buscas. Me dijo riéndose.
Me cayó mal como me lo dijo, pero mas que nada porque en el fondo sabía que era verdad. Me encanta provocar y que me miren sobre todo los maduros, me daba un morbo que me miren tipos mas grandes, de la edad de mi papa o mas. Me gustaba hacerme la nena y calentarlos, ya sea con un profesor, un comerciante, taxista, con un desconocido, el que sea y sentirme deseada, lo disfrutaba mucho. Era un juego, pero también me excitaba mucho, solía masturbarme con situaciones del día, de imaginarme a mi profesor, cogiéndome o con el de la carnicería, o con el que estuve ese día y provoqué. No me importaba su edad, si era gordo, flaco, pelado, etc. Me daba morbo imaginarme la diferencia de edad, y trataba de imaginarme sus miembros maduros, dentro de mi cuerpo.
Es mas, se nota que la experiencia que les conté no me traumó ni nada, porque he tenido fantasías imaginándome a tipos maduros haciendo lo que me hizo ese desconocido.
Espero que les guste mi primer relato y les mando un beso.
Ceci