Abuelo pollón
Lo que iba a ser un trío acabó siendo un intercambio.
Hola, como comenté con anterioridad soy una persona divorciada con una nueva pareja, y con ella para ser sincero mi vida sexual ha dado un buen cambio de rumbo, además es una mujer bastante abierta de mente y con ganas de experimentar cosas nuevas.
Hace no mucho la planteé la posibilidad de hacer un trío con otro hombre ya que es algo que siempre me dió mucho morbo pero que no pude llevar a cabo con mi anterior pareja, cosa esta de hacer el trió que tampoco la recrimino ni cosa que se le parezca, las cosas surgen o no surgen y punto tampoco hay que darle más vueltas a las cosas.
A lo que iba, le propuse a Ana hacer un trío, a lo cual ella no se cerró pero tampoco me dió una contestación positiva de inicio, así mejor ya que la excitación y el morbo es mayor.
La comenté la posibilidad de entrar en algún chat y buscar candidatos, por supuesto ella me dictó las preferencias, tomé buena nota de ellas y me puse manos a la obra, sin prisa pero sin pausa.
Estuve entrando durante algunos meses y bueno la cosa no acababa de cuajar, la gente parece una cosa y luego son otra, desde luego, además en un chat que no te ves pues cada cual cuenta la historia que le parece o que quiere.
Una noche cualquiera me metí y me puse a buscar y preguntar como lo hacia siempre, esta vez al pasar por el listado de “nicks” hubo uno que me llamó la atención, “parejamadura”, bueno no siendo lo que buscaba decidí entablar conversación con quién fuera el que se encontraba detrás de aquel nombre.
Tardó un poco en contestar pero comenzamos a tener una conversación fluida, le comenté lo que buscaba y bueno la cosa como que iba bien, había cierto feeling y conexión. Al parecer la que persona que estaba al otro lado del teclado era la mujer de la pareja, se llamaba Marta era funcionaria tenía 55 años y vivían en la provincia de Segovia, el marido se llamaba Mario que tenía 65 años pero que se conservaba bastante bien y se dedicaba al negocio inmobiliario. La charla distendida me animó a pasar mi Telegram y por allí seguimos charlando.
Durante algunos días seguimos charlando ya también incorporado Mario, de todos estos progresos le contaba con pelos y señales a Ana para que se fuera haciendo a la idea, un día después de tener sexo con ella le comenté que le parecía la posibilidad de hacer un chat los cuatro y ver que sensaciones le transmitía. Dicho y hecho así estuvimos charlando una semana más menos, nos pasamos fotos y bueno pues la verdad que era una pareja madura pero bien conservada, así que decidimos quedar para tomar algo y ver que podía suceder.
Quedamos en una cafetería de mi pueblo, cerca de mi casa por si nos daba la calentura tener un sitio donde ir. Llegamos puntuales a la cita, Marta y Mario, Ana y yo. Marta llevaba una falda y blusa más clásica igual que Mario que venia con chaqueta y pantalones de vestir, la verdad que iban arreglados, como he dicho antes maduros pero bien conservados, Marta tenía unos pechos generosos. Nosotros íbamos algo más informales, vaqueros y camisetas. Al llegar de todos modos noté como Mario miró a Ana y me dí cuenta que se gustaron, tuvimos una buena conversación y en un momento que ellos se ausentaron pregunté a Ana que le parecían. Ana que no deja de sorprenderme me dijo que estaba muy mojada y que le gustaría poder probar que podía ofrecer Mario. Cuando llegaron a la mesa de nuevo les propusimos ir a casa a tomar algo, a lo cual aceptaron con entusiasmo.
Al llegar a casa nos pusimos cómodos y preparamos unas bebidas, la charla seguía siendo animada e iba tomando un tono más picante cada vez, Ana se sentó cerca de Mario y yo mantenía una conversación con Marta, la cual me comentaba que Mario tenía un falo grande pero que por la edad cada vez más le costaba mantenerlo en pié, y que solamente daba la talla cuando quedaban con otras personas. Marta cada vez se acercaba más a mí y ya tenía yo una mano en su muslo, Ana me dijo que iba a preparar con Mario otra copa y cuando entraron en la cocina yo ya estaba besando a Marta y desabrochando su blusa para dejar al aire unos pechos generosos con pezones marrones que se pusieron tiesos al lameros con suavidad, Marta era una mujer fogosa y se notaba, por mi parte ya notaba mi pene erecto debajo del pantalón aprisionado por los bóxer, Marta que me tocaba lo notó y desabrochó el pantalón dejando que saliera mi virilidad, tiró de mi pene hacia atrás y comenzó a la- merlo y chuparlo. En la cocina estaban Ana y Mario y solo podía adivinar lo que pasaba ya que había un cristal biselado que me impedía ver con claridad la escena, Marta seguía a lo suyo y yo intentaba ver lo que sucedía en la cocina, por fin se abrió la puerta de la cocina y la verdad que la estampa era magnífica, Ana arrodillada lamiendo el rabo de Mario que efectivamente era un buen aparato ya que veía que Ana no se lo introducía todo en la boca, al vernos Ana se incorporó y trajo a Mario hasta el sillón cosa que les agradecí ya que yo quería ver a Ana follando con otro. Ana siguió lamiendo aquel rabo hasta que lo dejó tieso como una vara y se dió media vuelta para ponerse a cuatro patas dejando su coño húmedo a tiro del rabo de Mario, Marta que ya veía que su marido estaba a tono le dijo que se follara a esa cría y que la enseñara como folla un abuelo pollón, al decirle aquello yo me excité aún más si cabe y empece a follar a Marta, sin dejar de mira a la pareja de al lado, vi como Mario agarraba su polla y de un empujón la metía dentro de Ana, su cara era de placer total, la estaban follando y la estaban follando bien, Mario sabía lo que hacía y lo hacía bien, agarraba las caderas de Ana y le metía y le sacaba la polla sin vacilar y a buen ritmo, yo seguía follando con Marta pero no quitaba ojo de Ana me estaba poniendo a cien, Mario seguía empotrando a Ana y esta había subido el tono de sus gemidos, Ana no se corre con facilidad y estaba viendo que Mario la iba a hacer correrse, a Mario por los ruidos que hacia tampoco le faltaba mucho para correrse y Marta que conocía a su marido le dijo que se corriera dentro de aquella zorrita y eso fue el colmo yo al oír aquello no puede evitarlo y le dije a Marta que me corría, ella me sacó la polla y la chupó hasta que descargué en su garganta, Mario seguía empotrando a Ana hasta que estalló en el último empujón y se corrió dentro de ella a lo cual Ana respondió corriéndose también.
Que mejor que una tarde de domingo quedar con unos desconocidos y follar como nunca lo habías hecho antes. Por supuesto volvimos a repetir.