Abuelitos nada de angelitos

Un encuentro fatal entre nieta y abuelos...

ABUELITOS NADA DE ANGELITOS

Me habían enviado a casa de mis abuelos, andaba por los diecinueve. Me había comportado muy mal en todo ese año. En verdad había sido un desastre. No hacía caso. Mentía. Mi vida era muy desastrosa, sin rumbo, sin control. No había llegado  las drogas pero fue mas por desinterés que por oportunidades.

Por eso un día de esos aparecí en el pueblo donde vivían mis abuelos paternos.

Abuela Mecha y abuelo Tatu me esperaban sonrientes en la puerta de la enorme quinta donde pasaría una temporada, como ultimo recurso a mi comportamiento desastroso, según el pensamiento de mis padres, que no podían conmigo.

__Isabela!__ me recibió mi abuela sonriente

__¡Pero que grande estas!!__ dijo Tatu mi abuelo dándome un abrazo profundo y sincero.

__¡Tanto tiempo que no nos veíamos!!__ dijo abuela Mecha. Una mujer fuerte. Alta todavía de ojos grises brillantes. Lindos rasgos, fresca y de buen animo.

El abuelo un enorme grandote. Fornido, alto, aunque un poco agachado ya por los años de rostro marcado, boca grande y voz grave.

__¡Bueno abuelos, aquí estoy!__ dije sin pena ni gloria.

__¡Y nos alegra!__ dijo el abuelo

__¡No sabes cuanto!__ dijo Mecha, dando énfasis a la frase que no tome en cuenta en  ese momento de saludos y cruces de manos y besos y mejillas.

Me instalé en mi habitación amplia e iluminada. Era una casa grande.

__Isa ven  comer mi niña!__ me llamaba en los primeros días mi abuela. Allá iba yo. Con cierto desgano. No estaba muy contenta porque estar en ese pueblo, era muy aburrido. No había mucho para hacer. Hasta que empecé a trabajar en la quinta. Los abuelos me llamaban desde temprano. Manteniendo una rigidez, una estructura que desconocía y que me empezó a no sé si gustar pero no me desagradaba.

__¡Estas contenta, se te ve bien!__ me decía el abuelo en algún almuerzo

__¡¡Si abu estoy bien!

__¡eso me alegra mucho!

__¡Yo sé que, es un pueblo donde hay poco que hacer para una joven como tu, pero ya encontraremos algo para que la pases bien amorcito!__ decía mi abuela apretándome contra su pecho y sus enormes tetas se plantaban en mi cara, cosa que no me desagradaba y ella se daba cuenta de ello.

Pasaron los días. Se acercaba la fiesta tradicional de todos los años, que era un Tradicional baile de disfraces en el que participaba todo el pueblo o casi todo.

__¡Isa tu vendrás al baile no, me imagino!__ dijo mi abuela Mecha

__¡Sí, creo que si, no tengo nada para ponerme!!__ dije intentando una excusa.

__¡Nada ahora en la tarde después de comer nos fijamos…en mi cuarto debo tener varias cosas, nos probaremos!!__ dijo y una sonrisa ancha y brillante apareció en su bella cara de mujer madura y sensual.

Almorzamos tarde, para lo que es la vida en aquellos lados. Eran cerca de las dos de la tarde. Un sol cálido y fuerte estaba plantado en aquel día de calor.

Lavamos los trastos y ordenamos dejando la casa muy limpia. Mi abuelo se fue con el diario un rato a su cuarto. Levanto de la mesa su tremenda hombría y desapareció de la vista.

Fuimos al cuarto de abuela. No dije que ellos hacía tiempo dormían en cuartos deparados y no les había ido nada mal.

La cama de abuela era cómoda y amplia. Allí nos sentamos, muy cerca, casi tocando nuestras rodillas. La abuela se levantaba a cada momento y me mostraba prendas, de colores varios, telas suaves y amplias. Pude observar así su hermosa cola. Una cola levantada y abundante para su edad. Ella se ponía las polleras sobre su propio cuerpo.

__¡Mira esta!__ decía y la pollera roja bailaba sobre su cintura

__¡Me encanta!!__ dije yo

__¡Bueno a ver, pruébala y ya!

__¡Si no!

__¡Si vamos…cual es tu problema!!

__¡No, no ninguno, abu!

__¡Y bueno anda ya y quita tu ropa!__ no me hice rogar y quité la remera que llevaba puesta y apareció mi corpiño negro común y corriente. Vi la cara de la abuela cuando mis pechos, que por cierto abundantes, blancos, poderosos. Quité mi short. Mi tanguita negra también apareció ante la vista de la madura mujer y noté el brillo especial en sus ojos de bruja perversa.

__¡Eres una belleza Isa!

__¡Gracias abu…cualquiera diría que te gustan las mujeres, ja  ja!!__ dije tonteando

__¡No estoy cerrada a nada y menos a mi edad!

__¿Cómo?¿No me digas que has estado con mujeres?__ pregunté yo, mientras abuela Mecha acariciaba una de mis nalgas parada detrás de mi. Me dio un besito en la nuca, sentí su aliento caliente y fuerte. Una electricidad recorrió mi espalda y se clavó en mi vulva que palpitó ardiendo a velocidad veloz.

Apretó mis carnes.

__¡Realmente eres una muy linda chica Isa, me gustas, esas tetas que tienes, las miro desde que llegaste…muéstramelas, anda!!!__ resopló muy cerca de mi oreja húmeda. Quité mi sostén negro y lo deje caer por ahí, giré mi cuerpo y casi quede pegada con ella. Abuela miró mis tetas con un hilo de baba cayéndole por la comisura de los labios, parecía un vampiro.

__¡Las probaré ahora!

__¡Hazlo abu!__ dije mientras mi abuela metía su boca en mis tetas, chupándolas, mordiendo, yo gemía de placer. La abuela de pie y yo de pie, era succionada, cada teta, mis pezones estaban duros y prados, calientes, eran frutillas adoradas por los labios de aquella madura mujer.

Nos tendimos en la cama, mucho más cómodas, Mecha, mi abuela me comía los pezones, mordía mis senos abundantes, pero yo quise los de ella. Eran enormes, mucho mas grandes que los míos, jugosos. Mi boca los comía pausadamente, saboreando cada centímetro de aquellos gloriosos globos, los gemidos de la madura mujer, se volvían inquietantes y yo sentí la humedad en mi conchita que mojaban la tanguita que me fue sacando la abu Mecha.

Los dedos de la mujer se hundieron en mi humanidad. Seguía atragantándose con mis pezones rojos de tanta mamada. Mi temperatura estaba al máximo. Yo acariciaba la cabellera abundante de la abu. Ella se fue corriendo lentamente hacia abajo hasta que sentí que me hundía su lengua áspera y ancha en la vulva. Jugó con mi botoncito endurecido y me corrí un par de veces antes de que entrar otra vez con dos dedos y los sacara y los metiera arrancando más gemidos desesperados de calentura y placer.

__¡Ahhh abuelita que lengua que tienes, eres una preciosura!!__ le decía yo mientras ella escarbaba y escarbaba en mi conchita que chorreaba jugos sin descanso. Apretujaba con sus delgadas y femeninas manos mis pezones, los pellizcaba, eso me daba descargas eléctricas, y mis orgasmos explotaban uno y otro y otro.

En ese momento sentí un carraspeo y una voz gruesa habló

__¡Pero mire que tenemos aquí!¡Una almeja fresca y solo querías probarla tu Mecha!

__¡No te pongas celoso y ayúdame si quieres!__ contestó risueña mi abuela. El abuelo parado en el marco de la puerta se acercó a nosotras, ayudó a desnudar a la esposa, dejando las hermosas tetas de la abuela libres al fin. Y ella ayudo a quitar la poca ropa que tenía el abuelo en ese momento. Una briosa y gruesa poronga apareció ante mis ojos. El hombre se acercó a besar mi conchita. Yo seguía gozando como una loquita. Nunca hasta ese momento me habían hecho gozar tanto, además d que era mi primer trío. Además un trío bisexual y además de todo ello, mis abuelos. Era todo un delirio, yo ni lo había soñado, pero ellos creo que lo habían fantaseado mas de una vez.

El abuelo comía diferente a la abuela, era un poco ms agresivo, pero igual me gustaba y le regalaba un orgasmo tras otro.

El abuelo hundió un dedo en mi culito apretado. Se fue abriendo. Claro entró hasta el fondo. Yo gemía mientras abuela se tragaba el sable de su hombre. Este crecía, inflado, morcillón venoso.

Luego de un rato la abuela se acercó a mi y me montó su vagina grande y mojada en la cara. Mi lengua empezó a  hundirse en la caverna abierta y ensanchada, ella gemía y se iba descargando sobre mi cara que cada vez estaba más llena de abundante líquido. Yo comía aquella almeja, mientras el abuelo me daba lengua a mi. Besaba mi culito cada vez mas caliente y abierto. Metía dos dedos y los sacaba, hundía su lengua, comía, y yo tenía un orgasmo.

__¿Quieres la pija del abuelo cariño?__ preguntaba alzado

__¡Si cógeme abuelo anda, si métela ya!!!__ gemía en un sollozo de putita gozando.

__¡Pero mira tu nietita Mecha, es una gatita muy puta!!

__¡Te lo dije Tatu, ella es un volcán muy caliente, lo lleva en la sangre!!

__¡Sí me encanta lo putita que es!!__ diciendo así me hundió su estaca gorda y dura, su espada me hizo gemir, vibrar, mordí mis labios, y enseguida la abuela me comió la boca metiendo su lengua al fondo de mi garganta. Su lengua llena de flujos y jugos jugo con mi propia lengua que también tenía los jugos de ella. Éramos fuego y chispas. El abuelo me serruchaba. Me horadaba la conchita.

__¡Ohhh cariñito que apretadita tienes esta conchita, me gusta, ahhh, ahhh!!!__ gemía el maduro abuelo mientras me serruchaba a placer. La abu Mecha comía otra vez mis tetas, encargándose detenidamente de los pezones duros, casi estaba al borde del desmayo, estaba teniendo orgasmos de una intensidad como nunca me había pasado.

__¡No le acabes adentro!__ pidió de pronto la abuela enérgicamente.

__¡No cariño, ahhh, es tan preciosa, tan putona!!

__¡Ahhh abuelito tu pija me encanta, ahhh!!!!__ le decía yo y el hombre apuraba sus bombeadas.

El abuelo sacó su poronga de mis entrañas, la coloco en medio de abuela Mecha y de mi y empezó a regarnos con su torrente de leche pegajosa y blanquecina.

Quedamos bañadas en néctar, luego le chupamos la poronga hasta dejársela limpia, mientras nos chupábamos nuestras lenguas. Insaciables. Fogosas. Muy putas. Yo hundía mis dedos en el culo de la abuela. Ella también con dedos finos me cogía la cola, chocando nuestras tetas.

El abuelo chupaba y lamía nuestras tetas. Las sobaba disfrutando de los melones jóvenes y maduros. jugaba con nuestros botones, los orgasmos iban y venían, nosotras explotábamos risueñas, calientes y salvajes.-