Abre la muralla
Me abrí de todas las formas posibles, abrí mi mente, mi cuerpo y ambién mi puerta trasera y he sido feliz
Abre la muralla.
Esta es el cuarto y último capítulo de la serie de Pilar y Pablo. Como los anteriores puede leerse de forma independiente, pero la autora aconseja leer “Todo lo que necesitas es amor”, “Quítate el vestido , las flores y las trampas” y “No necesita bañarse en agua bendita” que pueden encontrarse en el perfil de gatacolorada
Bea y Juan eran nuestros mejores amigos, eramos dos parejas con dos hijos cada una, ellos niñas, nosotros niños, ellos con mucho más dinero, nosotros bien pero lejos del poderío económico de un constructor como Juan. Era ingeniero y había cogido la pequeña empresa de su padre, un albañil ilustrado y emprendedor convirtiéndola en un conglomerado de actividades. Nos habían invitado a pasar Semana Santa en su casa de la sierra de Madrid. Por fuera parecía una casa normal, pero no lo era. Juan sostenía que estaba construida con un concepto musulmán, austera hacia fuera y lujo en su interior.
Y allí estábamos, bañándonos desnudos en la noche de Jueves Santo, en la piscina climatizada, coqueteando entre los cuatro. Éramos cuatro amigos liberados, que nos encantaba vernos, tocarnos pero sin pasar un límite, de modo que nos poníamos cachondos para luego ir cada una con su pareja. Salí y me sequé, tenía miedo de convertirme en un pasa, Juan me imitó, me sirvió una copa de un albariño frío y me dio un azote cariñoso en las nalgas.
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“Pilar, Pablo me ha contado lo que crees que te van a nombrar. No lo van a hacer....tengo relaciones con tu banco ….les conozco y tú eres mujer y joven.....He investigado y creo que el puesto es para el que lleva el tema en Bilbao...no me digas que el desarrollo es tuyo...pero él tiene la edad, el sexo que encaja en el perfil y además es de Deusto, como tu presidente...A ti te van a dar por culo”-
y volvió a darme un azote.
Me amargó la noche, yo sabía que el puesto era mío, Antonio me lo había dicho al volver a Madrid , después de follar como locos. Disimulé lo mejor que pude.
Disimulé en el dormitorio, cuando mi marido, que estaba como una moto, se dispuso a joderme. Me puse a cuatro patas, como una perra para que me la metiera, sabía que era la forma que acababa antes, simulé un orgasmo para dejarle satisfecho. Luego cuando se durmió, me fui a masturbar al baño. Mientras mis dedos me daban placer, mi imaginación se recreaba en el polvo que había echado con Antonio.
No se me quitaba el cabreo, pasé la mañana con una sonrisa falsa. Los hombres se fueron a preparar una paella, los niños jugaban, Bea y yo decidimos bañarnos. Estaba guapa con su bikini negro que destacaba su voluptuosidad, me hizo reír, jugamos como crías, me gustaba tocarla, me daba una sensación de sensualidad que me ponía caliente y me recordaba mis experiencias lésbicas con la argentina de mi viaje de novios. Era una asignatura pendiente que de vez en cuando rondaba mi cabeza cuando me hacía una paja: estar con otra mujer, y ahí Silvia y Bea se mezclaban en mis fantasías eróticas.
La voz de mi marido diciendo que me llamaba mi madre me obligó a salir del agua. Hablé con ella y me quedé de piedra.
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“¿ Qué te pasa?. Parece que te ha atropellado un camión”-
me preguntó Pablo.
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“Que Juan tiene razón
.
Soy muy lista, muy buena, tanto que me van a ofrecer ser la segunda de la nueva dirección. …. la imbécil de mi madre feliz cuando se lo ha contado la mujer del presidente que se la he encontrado en la iglesia. Para una chica joven como yo es muchísimo”-
le contesté con toda mi mala leche.-
“ Son unos hijos de puta. Yo hice lo duro del trabajo y ahora van a poner a otro”-
Comí malhumorada, como pasé la tarde, Pablo, Bea y Juan no intentaron animarme, dejaron que me cociera en mi frustración. Cuando se acostaron los niños fuimos a la piscina, yo no tenía cuerpo para nada. Ellos se bañaban, yo tomaba gin tónic. Juan se sentó a mi lado, yo en bikini, él en pelotas, me salió una sonrisa, éramos una extraña pareja.
“
Así me gusta que sonrías....mira tú piensas que soy muy listo porque soy ingeniero, tengo una empresa y me forro a ganar dinero....te voy a decir una cosa, el listo de verdad fue mi padre que de ser un pobre albañil logró montar un tinglado cojonudo...de él aprendí un huevo...en sus lecciones es en lo que me baso siempre. Hay mucho hijo de puta. La vida es como es, la tienes que tomar como viene y sacarle provecho. Hoy estás encabronada, si quieres mañana te cuento cómo les puedes dar por culo tú a ellos....Si te quieren joder, jódeles tú. ..Y una cosa más, no estés así, tu marido no se merece tu mala hostia , es el mejor tío que conozco. Te ha apoyado, te ha ayudado siempre con una sonrisa, un mimo. Es el más inteligente , uno de los tipos más brillantes que me he encontrado en la vida y ...mira se la bufa el dinero, el poder, sólo quiere que vosotros, los críos y tú , seáis felices, que os realicéis como se dice ahora. Le gusta lo que hace: enseñar y no quiere otra cosa. ¿ Te ha contado que le están tirando los tejos para meterse en política?. No, ¿verdad?, tú sólo ocupándote de ti ...Anda , piénsalo y vente al agua
Me quedé de piedra, nunca Juan me había dado un rollo moral como el que me acaba de dar, me acabé la copa y me tiré de cabeza a la piscina. Me acerqué nadando hasta donde estaban los tres. Ellos en cueros, yo con bikini.
-
“ Me ganáis. ¿ Quién me quita la parte alta?”-
les dije coqueta e insinuante. Las manos de Juan me estaban desabrochando el cierre antes de que nadie pudiera contestar. Mis senos quedaron libres, me tumbé haciendo el muerto, fue Bea la que tiró de la braga del bañador. Me pegó un cambio el ánimo, estaba con mis mejores amigos y con mi marido, que me amaba, así que saqué mi vena perversa y coqueteé, toqué con malicia, me dejé tocar, cuando salimos del agua. Nosotras íbamos cachondas y los chicos con las pollas duras y en alto.
- “
Mari Pili no podemos dejar a nuestros maridos así. Anda sentaros, serviros una copa y ...”-
lo de Maripili lo había dicho con retintín, como quitándonos quince años. Pablo y Juan se pusieron dos güisquis, sentándose en el sofá de mimbre, uno junto a otro. Bea se arrodilló ante su marido y le agarró la pija metiéndosela en la boca. Yo la imité. Cuando paladeé la verga de Pablo, me vino a la mente la mamada a Antonio, cómo me había vivido la sensación de poder, de ser un putilla descarada y me di cuenta que nunca había sido tan mujer como con mi marido. Como con él había descubierto y recorrido los caminos del sexo. Sólo así podía entender que estuviera chupándosela junto a mi mejor amiga que hacía lo mismo a su marido. Y no había maldad, sólo libertad, la sensualidad y la perversidad de lo cotidiano. Estaba feliz, mis ojos, alegres, fueron hacia los de mi amiga sin sacar la pija de la boca, me tomó la mano y seguimos chupando. La leche me inundó, el apretón de Bea fue como una contraseña que había ella también logrado el derrame de su hombre. Nos pusimos de pié, les miramos con coña.
- -“
¿ Los señores están satisfechos?”-
dijo mi amiga , moviendo el cuerpo para que sus tetas saltaran ante los dos hombres.-
“Porque nosotras tenemos un calentón. ...Toca, toca”-
Agarró la mano de Pablo y se la llevó al coño, Juan me puso la mía en mi chocho empapado. Me creí morir cuando sentí sus dedos en mi sexo, me temblaron las piernas. No sabía lo que iba a ocurrir a continuación pero necesitaba correrme.
-
“Estas chicas están que arden. Pablo hay que ser unos caballeros y buenos cristianos, lo que te han hecho , hazlo. Sentaros vosotras que ahora nos toca a nosotros. Poneros una copa”-
Les obedecimos , sentada con una copa en una mano, la otra agarrada a mi amiga, estaba expectante. Abrimos los muslos, dejando nuestros conejitos al alcance de los cazadores. Pensé que iba a seguir el cambio, pero Juan se arrodilló entre las piernas de su mujer y Pablo entre las mías. Y nos comieron el coño, bien comido, nosotras gemíamos, bebíamos, nos íbamos y volvía a empezar. Nos fuimos tres veces , lo notábamos en nuestro apretón de manos, clavándonos las uñas cuando el orgasmo llegaba.
Ya no podíamos más, nuestras copas se habían acabado, y entonces se levantaron nuestros maridos. Volvían a estar empalmados . Nos cogieron de la mano y nos llevaron hacia dentro.
-“
¿ Nos vamos cada uno a su habitación o nos damos el festejo juntos?Yo voto por lo segundo.”-
propuso Juan .
-“A mi también me apetece hacerlo
al alimón. Y creo que a ellas también. Fíjate que no se han soltado la mano. Les debe gustar ver como goza su amiga del alma. ¿ Te has dado cuenta que se dan un aire a Agatha Lys y a Victoria Vera?. Tu mujer macizorra y la mía ,flaquita perversa?”-
contestó mi marido. Yo no me había dado cuenta, pero sí nos dábamos un aire a las diosas del destape, Bea con sus tetas grandes, sus ojos negros, su rostro ovalado, su cuerpo voluptuoso, yo con mis peras de pezones grandes, la nariz fina, la cara alargada.
Ellos tomaron la decisión, nos mandaron ponernos en cuatro en la alfombra del salón, una junto a la otra, rozándonos, yo no sabía quien me iba a follar, sólo sabía que nuestros hombres estaban detrás nuestro, polla en ristre, dispuestos a ensartarnos, contemplando nuestros chochitos mojados. Miré a Bea y la imité, tenía los ojos cerrados, entregada al placer de los machos. Noté la cabeza de la verga tanteando la hendidura de mi coño y sentí como se deslizaba por mi vagina lubricada hasta llegar al fondo. Y nos follaron en silencio, sólo se oían nuestros gemidos de hembras en un coito salvaje, porque si bien al principio su mete y saca fue lento, enseguida se convirtió en un bombeo rápido, profundo, desatado. Me vine, llegué al súmum del placer y cuando el toro que me follaba se derramó abrí los ojos. Era mi marido el que me había jodido bien jodida, como si fuera un perra ansiosa y en celo.
-“Es hora de ir a dormir. Mañana si quieres, te digo cómo dar por culo a tus jefes en vez de que te den a ti”
- me dijo Juan dándome un beso en la frente.
Nos fuimos a la cama , me dormí abrazada a Pablo . Del más absoluto cabreo, había pasado a estar en una nirvana feliz.
El sábado fue un jugar con los niños, hacer comidas y hablar con Juan para ver cómo salía del banco, dejándoles con el rabo entre las piernas. A medida que me lo iba contando más contenta me ponía , era fácil y quedaba como una señora, una líder feminista, donde la culpa era de ellos. Ya tranquila sabiendo lo que debía hacer, había algo que me rondaba.: ¿ qué le habían ofrecido a mi marido?. Se lo pregunté, era el final de la tarde, me lo contó como es él, sin darle importancia. Una dirección general en el ministerio de educación, el ministro y su hombre fuerte eran físicos y se conocían de la facultad. Sabían que era profesor de instituto, de sus ideas progresistas, y les apetecía contar con él. Me quedé de piedra cuando me dijo que lo había rechazado, pensando que si me nombraban directora del banco, tendría que viajar y nuestros hijos necesitaban que alguien se quedara con ellos. Me sentí mal, una mezcla de imbécil, puta, ambiciosa y lo peor sin saber valorar lo que tenía a mi lado durante muchos años. Le comí a besos, le dije que aceptara, me dijo que ya habían nombrado a otro, que le daba igual que los besos que acaba de darle valían más que un despacho y un coche oficial.
Había algo que nunca habíamos hecho. Recordé lo que me había dicho Silvia, la argentina que me había abierto los ojos a mi sexualidad total. Un día regálale tu culo, que te la ponga detrás, que te rompa el orto. Y pensé que ese sábado debía ser el día. Era algo muy íntimo, entregar en un altar mi virginidad trasera, no quería compartirlo con nuestros amigos.
Le dije a Bea lo que quería hacer, me dio un beso en la boca, suave pero cargado de intención.
-
“No me jodas que ¿nunca te ha puesto mirando a Cangas?. Que no te la ha metido por detrás. Pues me alegro que te desvirgue el culo en nuestra casa. Sólo decirte que te relajes y goces. En la mesilla te voy a dejar un aceite para que te untes bien el esfínter y te entre más suave, que tu Pablo tiene una polla gorda de verdad....Y me has dado un alegrón que empieces a ver quien es tu marido. Una joya. Juan dice que no conoce a nadie como él, el más inteligente, el más bueno, el más cabal. Creo que echada a ejecutiva no te dabas cuenta lo que tenías en casa. Y encima te adora.”-
me largó mi amiga, volviendo a darme otro beso, mientras con la mano me acariciaba el culo, recorriendo con el dedo el valle de las nalgas. -
“ Y tócate el clítoris si quieres irte, con eso es seguro.”-
El día siguió su marcha, cenamos, los niños se durmieron y volvimos al delicioso ritual de bañarnos desnudos. Bea le debió decir algo a Juan, porque al cabo de un rato nos anunciaron que se iban a la cama, que siguiéramos nosotros si queríamos. Apagaron las luces, sólo estábamos iluminados por los focos de la piscina, el ambiente se había vuelto romántico y morboso. Los dos solos, desnudos, en el agua, nadamos, jugamos, nos pusimos muy calientes. Al salir Pablo me dijo en voz queda: -“
Te voy a follar aquí, en la piscina”-
-“ Quiero otra cosa, que me desvirgues el culo”-
lo dije de un tirón, agarrándole la polla dura-
“No lo hemos hecho nunca, y hoy es un día muy especial. Silvia me dijo que era algo para grandes celebraciones. Y yo quiero celebrar que tengo el mejor marido del mundo”-
Se quedó impactado, luego me besó, nuestros cuerpos estaban húmedos, cálidos,
sensuales, nos buscamos en el abrazo, las manos acariciaban la piel del otro sintiendo la corriente que nos unía.
Me coloqué a lo perro en la tumbona, mi trasero quedaba a la altura de su verga. Sus dedos llenos de saliva embadurnaron mi ojete, yo esperaba ansiosa. Me metió la polla en el coño, totalmente mojado, dio unos pocos golpes, la sacó bien empapada. Su glande siguió el camino de mi sexo a mi ano, tanteó la entrada, lo dejó apoyado en la oscura puerta. Mi respiración estaba agitada, tenía miedo que me doliera, pero quería hacerlo, quería ofrecer mi dolor a su placer. Noté como me abría a su cabeza, como entraba lo más gordo de su pija. Se quedó quieto, con el ciruelo dentro, esperando, deleitándose.
-“Por favor, sigue . Métemela entera”-
supliqué.- “
Me gusta, quiero sentirla bien dentro.”-
Me dolía, pero era un dolor soportable, que el saber lo que le estaba dando convertía en placer. Fue entrando despacio, temiendo romperme, me iba llenando de su sexo, procuré acomodar la respiración para relajarme, el dolor iba desapareciendo, convirtiéndose en una entrega total que me hacía feliz. Se dio cuenta que podía seguir tranquilo, que aguantaba el empalamiento, y comenzó a deslizar su vástago en mí. Como un émbolo en el cilindro que le aprisiona, así fue poseyéndome Pablo. Yo me iba calentando con su jadeo, con su pasión, incliné el cuerpo, me apoyé en el torso, mi culo quedó más accesible a sus acometidas, mi mano buscó mi clítoris, lo tenía duro, prácticamente fuera de su pequeña funda, lo acaricié, se me multiplicó el placer. Me vine, debieron ser mis espasmos al tener el orgasmo que aceleraron la corrida de Pablo, sentí como me inundaba su leche. Nos quedamos tumbados, él sobre mí hasta que le salió la polla de mi ano.
Hemos llegado a casa, de la mano como los dos enamorados que somos. Me acurruco en sus brazos mirando el mar, cuando trae otros dos gin tonic.
-“Pablo, siempre he querido preguntarte algo. Juan y tú ¿ no pensaron nunca en hacer un intercambio de parejas?. Todo el tiempo juntos, desnudos en miles de ocasiones, follando viéndonos. ¿Qué pasó?-
le pregunto a mi marido, porque fuimos mas que dos parejas de amigos, parecíamos una sola. Sobre todo después de aquella Semana Santa , en que yo me di cuenta de qué iba la guerra y lo aproveché. Me fui del banco, negocié que me cerraran la hipoteca, cobré un poco de paro, con Bea ayudamos a su marido a informatizar la empresa, mi chico se convirtió en asesor de ministro, a mi me salió un trabajo en una caja de ahorros, de sabia, de experta, sin peleas de poder, en fin que fuimos toso lo felices que se puede ser en este mundo.
-“A los dos nos gustaban las matemáticas y los números cabalísticos, eramos 4 , vosotras 2 (1 y 1) , habíamos decidido no un intercambio normal, no. El cambiar de mujeres durante 20 días, todas las vacaciones, yo con Bea, él contigo. Sabíamos que no os negaríais y a partir de ahí, follar con una o con otra como apeteciera. Lo pensamos para cuando cumplierais los 44, pero.....”-
-“Juan se mató antes. Fue la hostia, un puto accidente cuando volvía de una obra”-
Nos quedamos de piedra cuando nos enteramos, estábamos en Alicante con su mujer y sus hijos, Pablo había vuelto al instituto y entre mis prerrogativas de sabia en mi trabajo estaba el de tener vacaciones amplias, siempre que estuviera localizada. Cuando sonó el teléfono pensamos que me llamaban del trabajo, pero no, era para contarnos el accidente. Yo me quedé con los niños, Pablo acompañó a Bea, estaba destrozada y de nuevo mi marido dio el tipo. Se ocupó de todo, desde la incineración hasta de llevar la empresa, dejó todo para ayudar a la familia de su amigo. No le gustaba ese trabajo pero lo hizo. Nunca pensé que elegiría a mi hermano mayor para director técnico, a mi me parecía un fachilla , pero Pablo dijo que facha era pero también era honrado y trabajador. De sus contactos en el mundo político buscó a un economista para el tema financiero, como le dijo a Bea:
“gane el que gane siempre tendremos amigos en el poder”.
Y así fue. El curso siguiente , puesta en orden la empresa , decidió volver a dar clases, era lo que le gustaba.
Había pasado un año, era verano, nunca volvimos a Alicante, habíamos alquilado una casa enorme en Almería, estábamos como siempre las dos amigas, los cuatro hijos y Pablo. Yo notaba a Bea mal, no sólo triste por su viudez, era un algo que le salía de dentro, de su intimidad más profunda. Nos habíamos quedado solas, Pablo había salido con los chicos en un barco pesquero a que vivieran una aventura. Creía que pasar la noche intentando coger algún pez era una experiencia que les acompañaría toda la vida. En el porche, la brisa hacía deliciosa la noche.
-“ Bea, te veo mal. Te entiendo, pero hay algo más que la muerte de Juan. Estas hecha una mierda”-
-“Me mata el deseo, las ganas de estar con alguien. Juan era un hombre que me creó unas necesidades sexuales...y ahora no las tengo cubiertas...me mato a pajas, pero ….necesito”-
se rió- “a
lguien que me lo haga, mi egoísmo tiene un límite....quiero ver temblar al otro cuando le doy placer y que me hagan volverme loca cuando me lo hacen....es jodido, pero no tengo a nadie.”
Me dio pena, la pasé el brazo por los hombros, reclinó la cabeza en mi pecho, levantó la cara. Algo nos pasó a ambas, toda nuestra amistad desde el jardín, todo lo que habíamos vivido juntas, nos fue inundando, sin querer, de la forma más natural nos besamos. Ella me sujetó la cara para volver a besarme, esta vez el beso estaba cargado de lujuria. Yo respondí, entregándome, buscando con mi lengua lo más profundo de ella. Al separarnos jadeábamos, éramos dos hembras que se buscaban, que rotos los tabús necesitaban darse placer.
Nos levantamos y fuimos a mi dormitorio, nos desnudamos una a cada lado de la cama, no decíamos nada, sólo queríamos ser nosotras fundidas en el sexo. La había visto muchas veces desnuda, pero fue como si nunca la hubiera tenido así, hermosa, ansiosa, con sus pechos grandes, todavía erguido, con pezones como fresas que una quiere comer. Tenía el vello del coño sin cuidar, me sentí mal al pensar en mi triángulo perfecto, la soledad había hecho que se descuidara, lo recordaba siempre de revista, recortadito, adorable, un aliciente para follarla. Nos fuimos acercándonos de rodillas sobre la cama, nos fundimos en un abrazo.
No sabía que se podía gozar tanto, cada milímetro de piel fue acariado, besado , lamido, mordido, si Bea me hacia algo, yo se lo repetía, o sensu contrario, teníamos que descubrirnos como hembras sexuales después de conocernos toda la vida como amigas. Primero la comí yo, luego lo hizo ella, después nos quedamos en un 69 maravilloso e inacabable. Nos quedamos dormidas , abrazadas, masturbándonos con los muslos que cabalgábamos.
Nos despertaron los chicos, entraron como torbellinos en el dormitorio, emocionados por la aventura nocturna, el frío de la mañana había hecho que nos tapáramos con la sábana. Agotados dijeron que se iban a acostar, cuando entró Pablo y nos vio comprendió lo que había pasado. No dijo nada, sólo nos besó en los labios a las dos. Fue a ducharse, le oímos como el agua corría sobre su cuerpo. Salió secándose , desnudo, la verga gorda, sin acabar de levantarse, nos volvió a mirar y nos dijo: -
“Vosotras habéis descansado algo en la noche, eso creo, yo la he pasado de mayor ejemplar con los chicos, que están muertos, yo sólo estoy medio muerto. Bea, me voy a tu cama . Sed malas y disfrutad”-
La verdad que tener un marido así, no se paga con dinero, pensé. Se había dado cuenta que nos habíamos pasado toda la noche haciendo el amor y era todo lo que había dicho, que fuéramos malas. Nos levantamos hambrientas, nos pusimos un bikini y un pareo y salimos a desayunar, nos pusimos ciegas, como crías, chocolate , churros, picatostes, en fin todo lo indigesto que encontramos pero que nos cayó fenomenal.
Fue Bea la que mientras rematábamos la faena con un jugo de naranja natural , dijo muy seria: -
“ Maripili , lo que nos hemos perdido todos estos años, porque ¡joder! lo he pasado de muerte”-
Me reía como una tonta, tenía razón, nos habíamos pasado mas de treinta años, teniéndolo al lado y sin gozarlo. -
“ Tenemos que recuperar el tiempo perdido.”-
le contesté cogiendo su mano y con la mayor de las sonrisas.
Bea se quedó mirándome, se relamió los labios, como si fuera mi chocho por donde pasaba la lengua. -
“¿Te importa que me folle a Pablo?”
-
-“
Si la situación hubiera sido la inversa, a ti, ¿ te importaría que me follara Juan?”-
- “No, y a él le encantaría. Siempre dijo que estabas buenísima.”-
-“ Pablo dice lo mismo, siempre le has parecido atractiva. A mí no me importa compartirlo, es más me apetece que estemos los dos contigo. Que te follemos juntos. Lo que tenemos ….es ver como nos quitamos a nuestros hijos de encima, que no sé como lo entenderían”-
me di cuenta que era algo que quería hacer, que llevaba tiempo rondando mi subconsciente.
Las cosas suelen
ser
más sencillas de lo que una cree, al volver a casa, de la mano como dos adolescentes juguetonas, nos dimos cuenta que todos dormían como leños. No hizo falta decirnos nada, entramos en la habitación donde dormía mi marido y cerramos la puerta. Nos desnudamos, Pablo dormía con el calzoncillo, le saqué la polla con cuidado, procurando que no se despertara, estaba gorda pero blanda. Se la ofrecí a Bea, con una sonrisa se la metió en la boca , mi marido se despertó , yo le tapé la boca, Bea siguió mamando, en los ojos de Pablo brillaba la alegría. Cuando mi amiga sacó la pija de la boca, ante nosotras había un autentico palo , gordo, duro y en alto. Ella no tuvo un asomo de duda, se puso sobre él, y se ensartó. Comenzó a cabalgarlo, yo liberé a mi marido y llevé mis manos a los pechos de Bea, los estuve acariciando durante todo el polvo. Me di cuenta que iban a correrse y abracé y besé a mi compañera, sintiendo como su aliento se volvía espasmódico con el orgasmo.
Aquella fue la primera de las muchas veces que los tres hicimos el amor aquel verano, yo dejé que a mi amiga Pablo se la metiera más, al fin y al cabo yo la tenía todos los días. Bea había cambiado de ánimo al irse, antes mi marido habló con las dos . Y como había ido descubriendo con los años, era un genio. Le explicó a Bea, que contaba con nosotros para todo, que no se enrollara con un hombre que tuviera que ver con su empresa. Lo mejor fue el final, cuando le recomendó que jugara al tenis ( ahí hay machos jóvenes y atléticos con los que podía desfogarse sin problemas) y/o que estudiara económicas, le vendría bien y los universitarios también eran un ben caladero de sementales. El cariño y el amor se lo dábamos nosotros, pero podía disfrutar de la juventud como si fuera una vampiro. Y lo hizo, vaya si lo hizo.
Me he quedado pensativa con la copa en la mano, y mi mirada se vuelve a mi marido que se ha levantado para poner música, las Cuatro Estaciones de Vivaldi, la verdad es que una mujer no puede soñar con mejor compañero que el que he tenido todos estos años. Me apetece hacer el amor con él. Llaman a la puerta, Pablo va a abrir, y entra con Bea, que está sacando de una nevera portátil una botella de Dom Perignon, me besaen la boca, pegándose a mi cuerpo. Viste un vestido ibicenco, azul, que ante que nos demos cuenta se ha quitado, quedando sólo con una tanga.
“
Recordad que nos conocimos juntos, así que he venido a celebrar con vosotros...Traigo un champagne francés cojonudo y bien frío....Quitaros la ropa... Te odio Maripili....yo para estar bien me he tenido que hacer las tetas, una lipo y un levantamiento de nalgas....y tú sólo un poco de crema estás buenísima....Pablo, que suerte tienes , pedazo de cabrón, con dos abuelitas macizas....habrás tomado una pastilita porque vas a tener que cumplir....Esos ojos pícaros te delatan....este chico es un vicioso....¡Por nosotros y los Beatles que nos juntaron!”-
Brindamos desnudos , entre risas, mi amiga sigue siendo un bombón, creo que como a las vampiras le ayuda el tener amantes más jóvenes que ella. Deja caer un poco de bebida sobre mis pechos y chupa mi pezón izquierdo , mi marido la imita con el derecho, se me han puesto erguidos por la lujuria y el frío. Luego se los moja ella y somos nosotros los que le besamos las tetas, yo me entretengo un poco más dándole un pequeño mordisco. Al separarme , ella me da un azote en el culo.
-
“ ¿Serás mala?, mira que morderme, lo vas a pagar, pedazo de guarrona....ponte como una perrita. Es una orden. Y estate quieta”-
La obedezco, estoy caliente y divertida- “
Pablo... ya se te ha puesto dura, anda rómpele el culo a la puta de mi amiga...”-
Pablo me embadurna el ojete con saliva, no se hace rogar, me la mete bien metida, sin miramientos, las muchas veces que lo ha usado lo han dilatado, no me duele, me gusta. Bea se tira al suelo, se mete entre mis brazos que tengo que abrir para que pase reptando camino de mi coño. - “
Pablito, me encanta como me dan tus huevos en la cara. Sólo un lametón que estoy a otro trabajo”-
dice antes de lanzarse a mi chocho y comenzar a comérselo. Doy un alarido de placer, y la cabrona me mete tres dedos mientras me lame el clítoris. Tengo su conejo depilado a mi alcance, me inclino hasta que mi lengua llega a su raja mojada, la lamo y yo dejo de ser pasiva y paso a activa. El monstruo del sexo se mueve acompasado, dando placer, dando goce , dando alegría, y pienso que tengo y he tenido una vida maravillosa.