Abrazos de espinos susurros de miel
"Cae la tarde, cae con parsimonia y prolongado desprecio de tu silueta desnuda, con testigo mudo el espejo" Lord Byron
Del milagro escondido bajo las sábanas
donde amante rendida, amada, querida, deseo y desayuno
aun andas encogida en esa especie de espasmo redentor
que acunas de besos y lágrima, de una materia salada
las primeras luces del día.
De un paso corto que media hasta la cocina
y la taza de te humeante
con aromas lejanos de Ceylan y la India
asoma tu pezón de caramelo
desperezas en tus caderas tapando tu pubis
negando como un polifemo su único ojo extravagante
arrastrando las manos entre las piernas, mujer
de besos y arrullos susurrando una copla
una muda y desafinada melodia
de la vida y los sueños, de olvidar caricias
abrazas como rosales, preciosa flor que estalla
abrazas y lastimas, niegas más sexo rendida
cierras las piernas, la mata de vello cogida
y me ofreces la espalda y quizás luego,
en la ducha, y \"por favor estoy agotada\"
amante egoista de horas entregada.
Como si fueras tu propia hermana gemela
que apenas la noche anterior, saltaba, gemía, gritaba
maldecía con la boca tapada lo cerca y chismosos
que eran todos los vecinos,
llorabas explotando en el climax.
Y ahora las luces de tu abrazo de espino
de toda la noche se olvida.
Galoparte, montarte, sin freno y medida
tomarte, poseerte, y ¿por que no?
tambien en ocasiones follarte,
repetida, consentida huida
de sensaciones suicidas
niña de tobillos encadenados a una sola cadenita
de oro y trazos de plata en el pubis
mientras mi mano te desea para tomarte con fuerza
y de nuevo la mano asirte en el sexo
entrando como un gancho perverso
en la forma de quien no quiere que olvides
a quien perteneces en cada huida.