Abrazarte por atrás
Prosa erótica.
Abrazarte por atrás
Abrazándote por atrás y apoyar mi nariz en tu cuello, quiero embestirte hasta que no dejes de besarme la muñeca. Destruyendo las paredes de la distancia. Hay una diosa que está suspirando fuerte y en serie.
Abrazándote por atrás y apoyar mi nariz en tu nuca, quiero atropellar repetidamente tus posaderas hasta que no dejes de besar uno de mis brazos. Derribando todos los muros del alejamiento. Hay una diosa que está respirando con la misma intensidad que un motor de máquina para coser funcionando.
Abrazándote por atrás y apoyar mi nariz en tu sedoso cabello, quiero arremeter rebotadamente en tus glúteos hasta que el calor llegue a tu cara. Demoliendo todos los paredones de la separación. Hay una diosa, cuya voz y cuyas piernas están temblando como una gelatina.
Abrazándote por atrás y apoyar mi nariz en uno de tus hombros, quiero estrellarme insistentemente con tus gomosas nalgas hasta que no dejes de lamerme los dedos de una mano. Tirando abajo todas las murallas de la desvinculación. Hay una que diosa está impresionada por lo que siente en su vientre. “No me la saques”, “no te detengas”, “no pares”, “dame, dame, dame”, me dice.
Los pechos de una diosa no quieren dormirse, y por lo tanto no lo hacen. La pelvis de una diosa no quiere dormirse, y por lo tanto no lo hace. El clítoris de una diosa no quiere dormirse, y por lo tanto no lo hace. El prepucio de una diosa no quiere dormirse, y por lo tanto no lo hace. La vulva de una diosa no quiere dormirse, y por lo tanto no lo hace. El periné de una diosa no quiere dormirse, y por lo tanto no lo hace. Las piernas y los glúteos de una diosa no quieren dormirse, y por lo tanto tampoco lo hacen.
Quiero tomarme, si me lo permites, el atrevimiento de introducir los dedos en tu anillo más confidencial, previamente dilatado, para averiguar si logro provocarte esa diminuta corriente electrizante que viaje por tus piernas hasta los dedos de tus pies, hacer un poco de presión y a ver si empieza a deslizarse dentro. Ganarme tu deseo, hasta que se extienda cómodamente como una carpa de circo, es para mí como ganarme el mejor de los premios.
Todo esto lo hago, para después alojar, permanentemente, la humedad caliente de mi semilla en tu imaginación. Grabar, la temperatura hirviente de mi semilla en uno de tus recuerdos más duraderos.