Abi y su familia

Abi cogió la verga de su hermano poniendo su mano debajo de la de su madre. Se besaron con lengua madre e hijo durante un par de minutos...

Abi, una morenita de 19 años, de pequeñas tetas, delgada, de 1.56 de estatura, pecosa, de ojos negro, de cabello castaño y largo y guapita, estaba tomando la siesta en su habitación, desnuda y boca abajo sobre a cama con su culito respingón en pompa. Su hermano Antolín, un año menor que ella, delgado, moreno y feo estaba en la puerta de la habitación (estaba abierta), se meneaba su larga y gorda verga mirando para aquel precioso culo. Abi, con la cabeza de lado y los ojos entornados, veía cómo su hermano se la machacaba. Su coño mojado le estaba latiendo. Se dio a vuelta, abrió las piernas, encogió las rodillas, puso una mano en la nuca, metió en la boca el dedo pulgar de la otra mano y con la cabeza ladeada hacia la izquierda lo chupó. Quería provocar a u hermano para que se metiese en la cama con ella. Antolín vio aquel coño rodeado de una pequeña mata de pelo castaño, Aquellas tetas puntiagudas con sus grandes areolas negras y sus pezones de punta y el pelo de sus sobacos y un chorro de leche salió disparado de su polla. Antolín, con la excitación, no había oído llegar del río a su madre. Cuando la vio ya estaba a su lado mirando cómo la leche salía de su gran verga. Serafina, una mujer morena, de la altura de su hija, de grandes ojos negros, de 39 años, guapa, de anchas cadera, culo gordo y tremendos melones, al ver lo que estaba mirando su hijo, sin decir palabra, levantó la mano e hizo amago de querer darle, Antolín guardó la verga y puso pies en polvorosa.

Serafina se quedó mirando a su hija. Abi vio cómo su madre humedecía los labios con la lengua, cómo los mordía mirando para ella y cómo su mano derecha tocaba el coño por encima de la falda. Abi deseó que aquella lengua lamiese su coño empapado. Tan pronto cómo se marchase su madre se iba a hacer una paja tan inmensa que iba a pintar alguna de las paredes con los chorros de jugos de su corrida... El coño se le empezó a abrir y a cerrar al ver a su madre acercándose a la cama. Le dejó de latir cuando le tocó en un hombro y le dijo:

-Arriba que hay que ir a buscar un carro de hierba.

Por la noche, Serafina (leyendo una carta) su hija y su hijo, estaban sentados a la mesa de la cocina, le preguntó Antolín a su madre:

-¿Qué dice papá, mamá?

Serafina no estaba para preguntas.

-Que no se espía a la gente.

Antolín, bajó la cabeza.

Abi, haciéndose la tonta, le preguntó a su madre:

-¿Lo pillaste espiándote?

-Olvídalo, es algo que no va contigo.

Abi, sabía que iba con ella, pero lo dejó correr y le preguntó lo mismo que su hermano.

-¿Qué dice papá?

-Que este año tampoco viene de vacaciones. Estará bien con la querida.

-A lo mejor no es cierto que se echó una querida.

-¿Por qué me iba a mentir Agustín?

-Para follarte. Estás muy buena Sabe que llevas más de un año sin polla y podría querer aprovecharse.

Serafina estaba de muy mala leche. Le dijo a su hija:

-¡Me sobra un dedo para desahogarme!

-Ya, pero él no lo sabe. Aunque, la verdad, no creo que ese enano se arriesgara a llevar una paliza de papá si es mentira lo que te dijo.

A Antolín le quedara cara de tonto.

-¿Te haces pajas, mamá?

-¿Pensabas que eras tu solo el que las hacía?

Abi, al ataque.

-¿Lo pillaste pajeándose mientras te desnudabas?

-¡A ver si te callas de una puta vez, fideo!

Abí, sonrío, y le dijo a su madre:

-¡Mira que empalme tiene Tolín!

Serafina le miró para la entrepierna a su hijo y vio que la verga pugnaba por salir de la cárcel.

-¡Que te calles, coño!

Abi quería guerra y ya estaba lanzada.

-Esta noche va a caer una paja tan grande cómo una catedral. Le vas a llenar el coño de leche a mamá. ¿A qué sí, Tolín?

A Serafina se le acabara la paciencia. Apartó la silla de la mesa, y le dijo a Abi:

-¡Te vas a cagar¡ ¡¡Ven aquí, fideo!!

Abi fue junto a su madre. La cogió por la pechera. La puso sobre sus rodillas, y le dijo a Antolín:

-¡Vete a mirar si nacieron las patatas!

Antolín se fue, pero quedó escuchando detrás de la puerta.

Serafina sacó una zapatilla, le levantó la falda, le bajó las bragas y le dio seis veces en cada nalga:

-¡Zaaaaas, zaaaaaas...!

Después le dijo:

-¡Así aprenderás a tenerle respeto a tu madre!

Abi, le contestó:

-¿A mi madre o a la pajillera?

Serafina levantó la mano con aquella zapatilla negra con piso de goma amarillo y le puso las cachas cómo un tomate maduro.

-¡Zaaaaaas, zaaaaas...!

Al acabar de zurrarle, la cara de Serafina estaba tan roja cómo el culo de su hija. Vio que del coño de Abi caían unas gotitas de jugo, le pasó un dedo por los labios vaginales y al dedo salió pegado un hilo de flujo que se hacía más largo a medida que el dedo se alejaba del coño.

-¡No me lo puedo creer! -volvió a pasar el dedo por los labios y el hilo que se hizo aún era más grueso-.¡¿Te pone cachonda que te caliente el culo?!

-¡Me encanta! Unos zapatillazos más, me toco y me corro. Sigue, por favor.

Salió Antolín de detrás de la puerta con un bulto inmenso en el pantalón, y le preguntó a su madre:

-¡¿Puedo darle yo, mamá, puedo darle?!

Serafina le subió la falda y las bragas a su hija. Abi se puso en pie. Serafina le dijo a su hijo:

-¡La madre que te parió! ¡¡Lo tuyo es espiar a la gente!!

A Antolín no le cuadraba algo.

-¿Por qué estás tan colorada, mama?

Le respondió Abi.

-Por que está cachonda, Tolín. No vas a ser tú solo el que se pajee esta noche pensando en ella. Esta noche en mi pensamiento le voy a comer el coño y ella me lo va a comer a mi. Me voy a correr cómo una perra.

A Serafina la cogieran descolocada y caliente de más, dijo:

-Esto se me está yendo de las manos.

Antolín le preguntó a su hermana:

-¿Tú también te haces pajas, Abi?

-¿Llueve en invierno, Tolín? ¿A cuál de las dos le vas a llenar el coño de leche primero?

Le respondió Serafina.

-Deja de calentar a tu hermano.

Abi ya esta desatada.

-¿Por qué te caliento también a ti?

-Saliste bien puta, hija.

Abi se puso detrás de la silla en la que estaba sentada su madre, le puso las manos sobre los hombros, la besó en el cuello, y le preguntó:

-¿Estás mojada, mamá?

Serafina, mintió.

-No.

-Yo creo que sí. ¿Me enseñas a chupar una polla?

-No digas tonterías.

Antolín ya tenía un tremendo lamparón de humedad en el pantalón, le dijo:

-Yo tengo una buena polla.

Abi besó a su madre en la comisura de los labios, le lamió una oreja y le susurró al oído:

-Mira cómo está Tolín. Echa por fuera. Está deseando meter su polla en tu boca.

-¿Es que no tienes vergüenza, fideo?

Abi quería llegar hasta el final.

-Enséñame a chupar la polla de Tolín.

Serafina se puso sarcástica.

-¿Y no quieres que te enseñe también a comer un coño?

-¿Ya comiste alguno?

-¡No!

Abí volvió a besar a su madre en el cuello, le mordió el lóbulo de una oreja, y le dijo:

-A mí me lo comió Angelina y me corrí cómo una cerda. ¿Quieres que te enseñe a comerlo?

-A ti lo de puta te queda corto, hija.

-No me contestaste.

Serafina se puso seria.

-¿Sabes cómo se llama eso, Abi?

-Jugar.

-No, se llama incesto. Si en el pueblo se enterasen de que se la chupaste a tu hermano, o que nos comimos los coños, nos queman en la hoguera.

Abí sabía que hacía tiempo que sedujera a su madre. Le echó las manos a las tetas, la besó otra vez en el cuello, y le dijo:

-Y antes de quemarnos a Tolín lo caparían. Por cuenta que nos tiene seremos cómo tumbas.

Serafina, caliente cómo una perra, le preguntó a su hijo:

-¿Quieres que le prenda a Abi a chupar tu polla?

Antolín, con una sonrisa de oreja a oreja, le respondió:

-¿Vuelan los pájaros?

Antolín abrió la bragueta y sacó sus duros 20 centímetros. Serafina sintió cómo el ojo del culo le andaba para dentro y para fuera. Llevaba demasiado tiempo sin follar. Levantándose de la silla, le dijo a su hija:

-Te saliste con la tuya, fideo. Vamos para mi habitación.

En la habitación, Antolín, se echó boca arriba sobre a cama, Serafina le quitó las sandalias, el pantalón, los calzoncillos y los calcetines, Abi le quitó la camisa. Abi estaba al lado izquierdo de su hermano, Serafina, a la derecha, le cogió la polla, y le dijo a Abi:

-Cógela cómo la cojo yo.

Abi cogió la verga de su hermano poniendo su mano debajo de la de su madre. Se besaron con lengua madre e hija durante un par de minutos... En ese tiempo pajearon a Antolín, después le dijo Serafina a Abi:

-Pasa la lengua por el agujero de la punta cómo se la pase yo.

Serafina le pasó la punta de la lengua por el agujero del meato... Cundo se la pasó Abi comenzó a brotar leche de él. Abi apartó la lengua al ver salir la leche, Serafina metió la verga en la boca y se tragó toda la leche.

Al acabar de correrse, le dijo Abi:

-¿Te gusta la leche de hombre, mamá?

-Me encanta, caliente, espesa...

Abi tenia otra pregunta:

-¿Los hombres se corren así de fácil?

-¡Qué va! Tu hermano ya estaba a punto hace media hora.

-¿Y ahora qué? Yo quiero correrme.

-Desnuda a tu hermana, Antolín.

En nada, Abi estaba en cueros y Antolín empalmado de nuevo.

-¿Quieres que te folle Antolín, Abi?

-Quiero que me comas el coño y que te folle a ti.

-No sé comer un coño, fideo.

-Yo te indico. Antolín que te folle.

-Este se corre dentro de mí y la armamos.

-Que te la meta en el culo. Desnuda a mamá, Antolín.

Antolín le quitó la blusa a su madre y al ver las tremendas tetas con sus enormes areolas oscuras y sus bestiales pezones, le las cogió y se las comió cómo si fueran deliciosos pasteles, lego Serafina se echó boca arriba en la cama, Abi le quitó la falda, las zapatillas y las bragas. Al ver aquel coño rodeado de un poblado bosque negro y empapado de jugos se fue a por él y se lo comió cómo si ya hubiera comido mil coños. Sabía donde y cuando lamer y donde y cuando chupar. Quien mamaba por primera vez era Antolín. Lamió y chupó y a su madre le encantó, ya que Antolín estaba empeñado en sacar leche de sus tetas y casi se la saca del coño. Serafina, a punto de correrse, le dijo a su hijo:

-Métemela en la boca, Antolín.

Antolín le metió la verga en la boca. Serafina se la mamó hasta que dijo:

-¡Me corro!

Al decir que se corría sacó la polla de la boca, Antolín se la volvió a meter y se corrió en ella al tiempo que del coño de Serafina salía un chorro, y otro, y otro que bañaron la cara de su hija.

Al acabar de correrse Serafina, le dijo Abi:

-O me corro o exploto cómo un globo.

Abi se limpió la cara con una sábana. Serafina se puso a cuatro patas. Metió su cabeza entre las piernas de su hija, le cogió las tetas con las dos manos, pasó la lengua por el coño encharcado de jugos, y Abi le dijo:

-¡Ooooooh, qué maravilla!

A Antolín se le bajaba la verga cada vez que se corría, pero en nada se le volvía poner dura. Y dura la tenía al poner el glande en el ojete del culo de su madre. Serafina, mientras mamaba, la metió empujado con su culo. Ya Antolín le estaba dando caña en el culo a su madre, cuando dijo Abi:

-¡Ay mamá qué me corro! ¡¡Ay mamá qué me corro!! ¡¡¡Ay mamá qué me corro!!!

Abi se corría cómo su madre, soltado chorro de jugos, pero a su madre solo le mojo la cara una vez, los otros chorros se los fue tragando. Antolín, viendo la cara de placer de su hermana, le llenó el culo de leche a su madre que sintiéndola calentita metió dos dedos dentro del coño, y frotando clítoris y vagina se volvió a correr. De su coño salió jugo viscoso que cayó en la cama.

Al acabar de correrse se pusieron los tres boca arriba, Serafina, mirando al techo, dijo:

-Yo aún necesito una polla dentro de mi coño. Mi coño necesita apretarla y bañarla de jugos.

Abi, que nunca había tenido una polla dentro de su coño, le dijo a su hermano:

-¿Podrás con las dos, Tolín?

-¿Sale el sol en verano?

Serafina, le preguntó a su hijo:

-¿Y sabrás dar marcha atrás?

Antolín, el feo, se hizo el macho.

-Tranquila. ¿Quién sube primero?

-Tu hermana que la tiene mas cerrada. A mí me la vas a comer hasta que esté a punto.

Abi no estaba conforme.

-Mira la aprovechada. Te quedó la boca dulce.

-Vale, me folla a mi primero.

Antolín no folló a nadie. La madre lo folló a él con un coño que hacía maravillas con la polla y su hermana lo folló frotando su coño contra su lengua, su boca y su nariz. Pasado un tiempo, dijo Abi:

-¿Te falta mucho, mamá? Yo ya estoy malita.

-Ya casi estoy lista.

Estando su hermana tan cachonda, solo a Antolín se le podía ocurrir meterle la punta de la legua dentro del ano. Abi, gritó:

-¡¡Hijo puuuuuta!!

Abi, agarrada a la cabecera de la cama comenzó a correrse torrencialmente... Solo cayó jugo una vez, pero fue en forma de cascada y le llenó la boca a Antolín.

Serafina folló a lo bestia a su hijo hasta venirse. Su coño, corriéndose, apretó la verga, y retorciéndose le gusto, dijo:

-¡¡Diossssssss, cómo lo echaba de menos!!

Después su coño se abrió y descargó sobre la polla de su hijo diez o doce veces... Aprieta, se abre y suelta jugos, aprieta, se abre y suelta jugos, aprieta, se abre y suelta jugos...

Abi no estaba satisfecha, tan pronto cómo se bajó su madre, subió ella. Serafina cogió la verga de su hijo y la llevó a la entrada del coño de su hija. Antolín empujó. Le entró apretada, pero los pepinos y las zanahorias ya habían hecho sitio. Serafina nalgueaba a su hija, besaba y lamía su espalda.... Antolín sacó la verga cuando sintió que se iba a correr, Serafina la metió en la boca, la mamó y se volvió a tragar la leche. Después, limpia de leche y algo blanda, se la volvió a llevar a la entrada del coño. Esta vez fue Abi la que metió a verga a golpe de culo. La verga no tardó en ponerse dura... Poco después, Abi, supo lo que se siente cuando un coño aprieta una polla, se abre, suelta jugo y la baña. Fue la mejor corrida de su vida. Ni punto de comparación con las pajas que se hacía.

Al acabar de correrse lo dejaron por ese día, es que si siguen matan a polvos al pobre Antolín.

Quique