Abanico multicolor (6)
La historia va de invidentes, un riñón y una pérdida de memoria, tras un accidente. Relato en 16 trozos.
ABANICO MULTICOLOR
(6-16)
ESCRITA POR: SALVADOR MORALES
© Todos los derechos reservados.
Me desnudé y me metí en la cama. Era la primera vez que lo hacía y no sabía por qué. Debía ser el derrame de su cabeza que había desconectado el cable de la desinhibición, pues si no, no se explicaba.
Me acosté de espaldas a mamá. Ella me lo reprochó.
. - no seas tonto y date la vuelta y aprovéchate de tu madre.
. - mamá, por favor, esto sería incesto.
. - hijo, ¿qué crees que es lo que haces con tu hermana?
. - ¿lo sabes?
. - tu hermana me lo confesó entre lágrimas.
. - vaya putada.
. - te diré lo mismo que le dije a ella. Si os queréis como os queréis, no seré yo quien os separe, sea incesto o no. Siempre os habéis querido mucho y querido, también a vuestra madre. Hemos sido muy felices y quiero que sigamos siéndolo. Puedes amar a tu hermana en mi cama o en la suya, pero que su marido no se entere. En cuanto a mí, si lo deseas, puedes hacerme un poco de caso, no sé si me entiendes.
. - mamá, ¿realmente lo deseas?
. - hijo, lo he estado pensando desde que tu hermana me contó lo vuestro y me dije que, ¿por qué no?, ¿quién si no mi hijo para hacer feliz a su madre?, así que cuando tengas necesidad, puedes usarme para descargar esa gran vitalidad tuya.
. - gracias, mamá. Ya sabrás que lo de la lámpara de Sabrina no es tal lámpara, sino que me ha dicho que vaya y…
. - lo sé, no soy tonta. Como te dije, puedes ir siempre que quieras y disfruta y has disfrutar a tu hermana, pero lo que más quieras, no le hagas un crío, saldría tonto por el parentesco.
. - no te preocupes mamá. ¿Sabes una cosa?, acabo de estar con una chica preciosa que me ha dejado seco, pero te prometo que en cuanto me reponga un poco, te haré feliz.
. - gracias hijo. Cuando te sientas con fuerzas, no tienes que pedirme permiso. Yo siempre diré que sí y por donde más te guste.
. - ¿puedo mamarte, mamá?
. - todo lo que quieras, hijo. Todo lo que quieras.
Con mis piernas alrededor de las suyas me puse a mamar a mamá, haciéndola disfrutar de varias corridas incestuosas. Así, hasta que el sueño me entró y no pude seguir. Mi boca en un pezón se quedó y ella nada hizo por despegarlo. Estaba toda corrida por su hijo y daba gracias a Dios por tener unos hijos que la querían tanto, luego ella también se quedó dormida.
Siempre se ha dicho que el mejor despertar es cuando te dan polla y polla era lo que yo le daba a mamá en su culo.
Mamá despertó y sonrió y también se dolió. Pero agradecía a su hijo aquel despertar tan maravilloso.
. - gracias hijo. Así debería despertar todos los días.
. - gracias mamá. Tómate mi leche directamente de su fuente.
Le saqué la polla del culo y la puse a mamar. Ella se deleitó recordando viejos tiempos con papá, gran enculador donde los haya.
Se tomó mi leche como si lo hubiera hecho toda la vida.
. - gracias hijo. Estaba deliciosa.
. - de nada mamá. Aún es temprano para visitar a Sabrina. Voy a informarme a la universidad de los temas que van a impartir este primer curso. Luego pasaré por Sabrina. Llegaré al mediodía.
. - no tengas prisa. ¿Ya te dieron la beca para el alojamiento de la universidad?
. - sí, mamá. Son 500 euros mensuales. Alquilaré una por 300 y el resto lo usaré para comer. Aunque antes intentaré compartir gastos con algún estudiante, así me quedará más para comer, porque 200 es bien poco para ello.
. - no te preocupes mucho. Te daré lo suficiente para que no pases hambre. La pensión de papá es bastante alta para que no tengas problemas.
. - gracias, mamá. Por eso te quiero tanto. Eres la mejor mamá del mundo y si encima me dejas amarte de esta manera diferente, no digamos –le dije, besándole la boca, no como hacía siempre de madre e hijo, sino de amantes de ahora en adelante, eso, al menos, cuando estuviéramos solos, pues si no, seríamos madre e hijo amantísimo.
Me fui a la universidad, donde tuve que coger tres autobuses. El tiempo se me estaba acortando para llegar a mi cita con Sabrina, por lo que la llamé a su teléfono y le informé de mi retraso. Ella no puso peros, podía llegar un par de horas después, pero no más tarde de la una, hora que se acercaba su marido, que trabajaba cerca de casa en una oficina, e iba a comer.
Cuando llegué por fin a la universidad, aún era pronto para que hubiera esa cantidad ingente de alumnos pululando por allí. Aún faltaban cinco días para ello. Recogí infinidad de papeles y me fui al tablón de anuncios de los alumnos. Allí estuve mirando las peticiones de alojamiento.
Fui desechando anuncios y tomando nota de algunos pocos, hasta que me topé con uno un tanto extraño.
Decía algo así como: “ se comparte cuarto en la misma universidad, todos los gastos pagos, únicos requisitos, ser discreto y transigente” . Tomé nota del teléfono y la dirección. Sin duda iría en primer lugar a este sitio, siempre es bueno no pagar nada por la vivienda, pero me mosqueaba el que no hubiera que pagar nada y lo del requisito. Con ir no se perdía nada.
Estaba en uno de los varios edificios destinados a quedarse los estudiantes, el número 42, exactamente, del bloque uno.
Toqué en la puerta y me salió un chico/chica. Por de pronto ahí lo dejamos.
Iba vestido como una chica, hasta tenía tetas, pero se notaba que era un chico. Era de mi edad aproximadamente. Cuando habló, me convencí en que era macho con envoltorio de chica.
. - hola, ¿que deseas guapetón?
. - vengo por lo del anuncio.
. - ah, sí. Pasa guapo.
Entré en el cuarto, era como me lo imaginaba, dos camas, dos mesas de noche, un pequeño cuarto de baño, una pequeña cocina y hasta tenía lavadora y nevera. Bien completito. Algo afeminado, claro, la parte ocupada por su cama, donde había una foto de Madonna en la pared como bienvenida. Era aquella donde se sacaba el pecho para provocar. Había otra más pequeña de la hortera de Lady Gaga, también enseñando teta. A éste le iban las gilipollas horteras. Era un milagro que no tuviera ninguna foto de Ricky Martin.
. - háblame de lo que pone en el anuncio, esos dos puntos que anotaste.
. - te refieres a cero patatero y a lo de discreción, claro.
. - claro.
. - pues verás, cero porque quien me subvenciona es mi padre con su tarjeta visa oro y lo tengo todo pagado, incluida la comida y lo otro no es por mí, que me importa una mierda que se sepa, que soy como soy, sino por el viejo.
. - ¿quién es tu viejo?
. - antes tendrías que prometer no divulgarlo, son las normas que me ha impuesto el muy cabrón.
. - podría prometerlo y luego no cumplirlo. ¿Te fias de mí, un desconocido?
. - la verdad, ya tengo bastante con hacértelo prometer, si no cumples y lo divulgas, los escoltas que me siguen a todas partes fuera de la universidad te darían de ostias, además de hacerte desaparecer del mapa.
. - ¿eres hijo de un mafioso o qué?
. - según se mire, para mí, sin duda. Bueno, si no lo prometes, no podremos seguir adelante.
. - bueno, no se pierde nada. Lo peor sería seguir buscando alojamiento. Sí, te prometo no divulgar el nombre de tu padre.
. - muy bien. Pues te diré quién es. El presidente del gobierno actual. Sí, ese mamón.
. - anda ya, serás embustero. Éste solo tiene una pareja de pequeñajos que no levantan un palmo del suelo.
. - cierto, pero yo soy de su anterior matrimonio. Mi madre ya falleció y como le salí rana, no me tiene en mucha estima, sobre todo para no desentonar junto al resto de sus correligionarios.
. - pues entonces, que se jodan los feos. Me interesa el alojamiento.
. - pues no se hable más. Me llamo Leticia Fernández, Lety para los amigos.
. - oye, Fernández no es el apellido del presi.
. - hasta eso me hizo cambiar el muy mamón. No quería que ni por asomo, me pudieran identificar como su hijo, el marica.
. - una pena. Al menos te dejó la tarjeta, otros no hacen ni eso.
. - eso sí. Todos los gastos se los paso a la tarjeta. Si necesitas algo, me lo dices y se los meto a la tarjeta del cabrón. Sean libros, restaurantes y hasta puticlubs, de hecho, ya le he pasado varias entradas de una discoteca de moda. Para que se joda, el hijo de puta.
. - bueno es saberlo, pero de momento no. Me llamo Salvador Morales -le di la mano y el tío se me vino encima con dos besos en los carrillos-.
. - oye, no seas tan efusivo conmigo. Una pregunta, esas tetas, ¿las puedo ver?, nunca le he visto las tetas a un tío.
. - yo no soy un tío como dices, en todo caso, una tía. Nací macho, pero con mentalidad femenina. Las tetas me salieron en la pubertad, sin siliconas, ni hormonas, ni ostias. Son naturales y te las enseñaré, para que las veas, como me has pedido, para que veas que entre nosotros no debe haber secretos.
Se desabrochó la camisola que tenía y me enseñó el sostén, el cual se traslucía ya antes a través de la tela. Luego se sacó el sostén, que era de talla mediana. Al enseñarme los pechos, quedé admirado, pues eran bien bonitos, con un toque hacia arriba de sus puntas. No parecían falsos, no.
. - ¿puedo tocar?
. - tú estás pidiendo mucho, pero vale, toca, pero no te pases.
Le cogí con una mano el peche izquierdo y lo apreté. Era suave como los de Maribel y Francesca. No notaba bolsa de silicona alguna. El otro, igual.
. - ya te puedes tapar. Son como los de las tías, hasta se te han puesto duros los pezones. Además, son bien bonitos. Enhorabuena. ¿Abajo aun los tienes?
. - por supuesto.
. - ¿no piensas cortártelo?
El tío, ni corto ni perezoso, se bajó las bragas y me enseñó un cacho rabo que para mí ya quisiera yo.
. - ¿crees que debería cortármelo?
. - no, por Dios. Con ese rabo puedes hacer milagros.
. - eso pienso yo también. ¿Quieres tocarlo, como las tetas? Aprovecha, dos por uno.
. – claro, no soy vergonzoso.
Le cogí el bicho aquel y noté como empalmaba a ojos vista. Al poco ya estaba hacia arriba. Un pequeño gemido de su dueño, me hizo soltarlo.
. - ¿no te me irás a correr aquí mismo?
. - lo puedes probar bucalmente, sin compromiso.
. - ¿sin compromiso, dices?
. - exacto, como si no hubiéramos hablado. Anda, porfa, me estás poniendo a cien con tanto toqueteo de teta y polla.
. - oye, no me pegarás nada, ¿verdad?
. - oye, que soy muy selectivo donde la meto. Tranquilo, no tengo ninguna mierda que te pueda pegar.
. - confiare en ti, si no, ni tus guardaespaldas te librarían de unas cuantas ostias que te daría. Vale, si es sin compromiso…
Me agaché y se la cogí de nuevo, para metérmela en la boca. Saboreé aquella larga y gorda picha cuan larga era. El tipo se retorcía de gusto. Mi boca no podía abarcarla toda, pero lo intentaba. La mamada estaba en marcha y la tal Leticia se agarró de la cama y gimió con más énfasis. No era por nada, pero tenía una polla de lo más mamable y eso fue lo que hice, se la mamaba con gran hambre por mi parte, así, hasta sentir que mi boca se inundaba de su lechada, la cual era bastante abundante, coincidiendo con su tamaño y grosor.
Tragué como una taza llena de su rica leche. Era algo afrodisíaco aquel mejunje suyo. Cuando le dejé la polla hecha un acordeón, no salía ni gota más por su extremidad.
. - buena cantidad y mejor calidad, enhorabuena, chico. A quien te folles, te lo agradecerá.
. - gracias a ti. Ha sido una de las mejores mamadas que me han hecho nunca.
. – bueno, no exageres, pero tienes una buena polla, sin duda.
. - ¿quieres ser mi amigo y mi amante?, te tendría bien surtido de polla.
. - muchas gracias por tu ofrecimiento, pero paso. Ahora, si tuvieras una hermana a quien echarle la sin hueso, te lo agradecería.
. - vaya, eres de esos que no desdeñan una buena polla, pero se decantan por las tías. Una pena, creí que al mamarla tan bien, estarías en mi bando.
. - pues ya ves. ¿Qué hay de esa hermana?
. - cómo sabes, mi medio hermana es algo pequeñaja aún, pero tengo un par de primitas que te irían como anillo al dedo. Son dos pelanduscas de cuidado. Eso sí, follan por pareja.
. - no jodas. Cuando vengan, me las presentas.
. - eso está hecho, guapetón. ¿Un beso para cerrar el trato entre dos caballeros?
. - ¿no quedamos en que tú no eras un tío?
. - eso de caballeros y caballeras, como que no enlazan muy bien. Bueno, ¿qué hay de ese beso para firmar el contrato de alquiler?
. - si no hay más remedio, para firmar esos papeles virtuales, no hay problema al respecto.
Le tomé la cara con ambas manos y lo besé profundamente, donde mi lengua intervino en la transacción económica-sexual. Cuando me separé del chico, lo dejé trastabillando.
. - ¿seguro que no eres maricón?, besas mejor que muchos de mis amigos.
. - sin comentario. Ahora si me lo permites, voy a darme una ducha, tengo una reunión con mi hermana. Volveré el día antes de que empiecen las clases.
. - tú mismo.
Fui al baño y después de desnudarme, me metí en la mampara. Cuando me hube duchado, ahí estaba sentado y observándome, Lety para los amigos.
. - ¿qué miras?
. - yo te enseñé lo mío y quería ver cómo estabas de lo tuyo y por lo que veo, lo que te cuelga es bien sabroso. ¿Puedo hacerle los honores?, ya sabes, por lo de la reciprocidad entre compañeros de cuarto.
. - lo veo correcto. Pero cuando vuelva, empezaremos de cero. Tú con lo tuyo y yo con lo mío. Nada de pedirme ni culo, ni polla. Ya la meteré yo donde me dé la gana.
. - correcto. Pero vayamos al grano y alcánzame ese pedazo de pito.
Sonriendo, me acerqué donde estaba sentado y se la puse en las narices. De inmediato se la tragó y como un experto que era, me dio placer por la polla y por los huevos. Durante un rato me mamó hasta que exploté en su boca. Era como si mi leche le hubiera rebotado en la lengua, pues parte de ella salió por las comisuras de sus labios. Sin duda no era tan abundante como su leche, de momentos antes.
Se pasó la lengua por fuera de la boca y se metió la leche que se escapaba. Cuando me dejó la polla, quedó colgando y bien pequeñaja. Me la había escurrido bien, el muy cabrón.
Me lavé la polla y después de vestirme, Leticia me dio una copia de la llave y salí por la puerta hacia la casa de Sabrina.
Al día siguiente volvería con las maletas, pues las tenía preparadas desde hacía tiempo. Quería ahorrarme trabajo y tener todo en su sitio. Solo con llegarme con lo puesto, era preferible a entrar como un novato cargado.
El recorrido de vuelta fue de nuevo con tres autobuses. Cuando llegué a la puerta de Sabrina, me toqué el paquete y confirmé que ya tenía la carga completa de polla, lista para desenfundarla otra vez. Esta vez no podía entretenerme, pues en casa ya mamá debía de estar terminando de hacer el almuerzo.
Toqué y sonó el portero eléctrico.
. - ¿sí?
. - abre, soy yo.
Subí hasta su piso y allí me esperaba ella en negligee.
. - un poco tarde para ese vestido tan sugerente.
Tanto que no llevaba sujetador ni bragas y se transparentaba todo él.
. - ¿está el amigo?
. - aún no, así que démonos prisa.
Me cogió de la mano y me llevó a su dormitorio. Los preámbulos se evitaron por falta de tiempo material, por lo que comencé por una comida de chumino rezumante de zumo del bueno, para luego desnudarme y darle la vuelta y directamente, encularle violentamente su gordo culo.
Cuando llevaba 20 segundos dándole polla, siento que se suben a la cama y me la endilgan en todo el culo.
. – pero, qué coño…
Me doy la vuelta y ahí está el puto cafre follándome el culo.
. - esto es una encerrona –dije-.
. - calla cabronazo, que te has estado follando a mi mujer.
. - de eso nada, yo me he estado follando a mi hermana.
. - serás…
. - Tranquilos chicos, tengamos la follada en paz –dijo Sabrina, colocada a cuatro patas mientras le tenía enterrada mi polla- Salvador, tuve que decírselo, lo bueno de ello fue que él también quería follarte tu culo. Era un secreto a voces. Así todo queda en casa. ¿Aceptas el nuevo plan o cada uno a lo suyo?
. - Me tenías que haber avisado antes de tener la polla de tu marido en mi culo. No me desagrada en absoluto, pero avísame antes cuando cambies algo, como lo de casa –le dije mirándole a los ojos, ella entendió-.
. - perdona hermanito, anda, sigue rompiéndome el culo y déjate romper el tuyo.
. - eres la caraba, hermanita.
Continué follándomela y el cafre detrás de mí que no había parado ni un momento. Cuando descargué, me agaché y le pasé mi lengua por su agujero, tomándome mi lechita que rezumaba. Atrás descargó también el cafre, el cual me imitó, pues aquello era nuevo para el tío.
Después su mujer me la mamó hasta dejármela limpita. Seguidamente vi esperando a su marido, así que le di un morreo en su boca en primer lugar, para luego agacharme y dejarle la polla también como un acordeón de escurrida.
Llegué a casa habiéndome antes duchado en casa de Sabrina, pero como la anterior ducha, con la misma ropa, por lo que cuando entré, me fui directamente al baño. Allí estaba mamá duchándose. Me desvestí y entré.
. - hola mami. Déjame un hueco.
. - mejor te dejo un agujero, hijo.
Mamá se dio la vuelta y se inclinó. Su ojete me estaba llamando y le hice caso. Se la endilgué sin avisar hasta descargar la poca leche que habían fabricado mis huevos.
Con una comida de chumino, la puse bien contenta. Luego mamá se agachó y me la dejó seca.
. - gracias, mamá. ¿Sabías que el cafre del marido de Sabrina estaba en casa cuando llegué?
. - ¿no me digas?, ¿y qué pasó?
. - que me rompió el culo con su polla mientras yo le daba a Sabrina en el suyo.
. - ¿te dolió?
. - no, al contrario, disfruté, pues últimamente he estado usando la entrada trasera, tanto como mi pene para dar y recibir.
. - bueno, si así disfrutas, hijo, adelante, pero ten cuidado donde la metes y quien te la mete, no cojas una enfermedad de esas.
. - gracias, mamá. Lo tendré en cuenta.
Sus mamas no me cansaban de comérmelas. Sus pezones eran enormes y muy mamables.
. - hijo, eres tan mamador de pezones como tu padre. Anda, déjamelos ya, que la comida se enfría y hoy tenemos algo que te gusta mucho.
. - ¿potaje de judías?
. - exactamente.
. - pues acabemos ya, que, de tanto follar hoy, tengo un hambre canina.
. - ¿a quién más te has follado hoy, hijo?
. - mamá, se dice el pecado, pero no el pecador.
. - vale, hijo. De acuerdo.
. - mamá, ¿qué es ese río que te sale por abajo?
. - lo siento hijo. Es que me pones…
. - que se joda el potaje de judías, apotajado está muy bueno.
Le cogí una pierna a mamá y me la pasé a un hombro, después de agacharme un poco. Luego metí mi boca y aquel río lo dejé seco cuando no habían transcurrido más de 3 minutos.
. - que lengua tienes hijo. Me estás dando más placer que papá en sus buenos tiempos y eso te lo agradezco querido. Recuérdalo para siempre, cuando sea viejecita, te quiero follándome como el primer día. Nunca dejes de hacerlo.
. - descuida mamá. Mi polla siempre estará lista para ti. Tú serás la primera.
Nos abrazamos, con lágrimas por las dos partes.
Mamá salió y se sentó en la taza del wáter a orinar. Yo también me salí y por ósmosis inversa, me entró también ganas de mear.
. - mamá, te puedo mear encima.
. - ¿encima, hijo?
. - mearte en tu vagina, me pone, mamá.
. - bueno, hijo. Si es un antojo, adelante. Pero qué cosas se te ocurren… -dijo sonriendo-.
Me acerqué a mamá y apuntando con mi mano, dirigí el chorro a su vagina, que también orinaba. Aquello se convirtió en una guarrada, desde luego, pero una guarrada que me gustaba.
Antes de vaciarme del todo, detuve la micción, bonita palabra, y le puse la picha en la boca a mamá.
Ella, que nunca decía que no, abrió su boca. Allí eché un buen chorro, el cual, pese a su salinidad, se bebió parte, dándome gusto. Así era mi madre, mi santa madre.
Ella seguía miccionando, por lo que me agaché y metí mi lengua en su caliente chorro, al mismo tiempo que me comía su clítoris. Una vez de haber acabado de mear, mejor palabra, nos metimos de nuevo en la ducha y nos lavamos bocas, polla y vagina.
. - hijo, se te ocurren unas cosas que, sin embargo, no me disgustan. Pues quiero experimentar contigo todo lo relacionado con el sexo que tu padre no se atrevió nunca a disfrutar. La próxima vez te mearé yo encima.
. - me gustará recibir tu lluvia dorada, mamá. Anda, comamos ya o no valdrá de nada la comida que con tanto amor me has hecho.
Nos secamos y salimos hacia la cocina. Nada de ropa, nuestra relación era completamente liberal y me digo yo, ¿por qué no?, de hecho, éramos más una pareja, que una madre y su hijo.
Sábado por la mañana. Son las 09.30 horas. Cerca de la puerta del orfanato, en un banco público, ya me esperaban las dos chicas y los dos chicos. Llevaban mochilas cada uno de ellos. Yo también llevaba la mía.
. - hola, chicos. Os habéis dado prisa. Aún no son las 10.00.
. - ya estás aquí Salvador, qué bien –dijo Maribel, levantándose, al igual que el resto-.
Maribel y yo nos dimos un beso corto en la boca. Luego le di otro a Francesca, también en su boca.
. - ¿ustedes dos son…?
. - yo, Javier –me dijo el más alto y me tendió la mano, se la tomé y le di un beso en la boca también, el chico sonrió- gracias.
. - y yo, Román –otra mano extendida y otro beso en sus morros- vaya –dijo-.
. - bueno, después de las presentaciones, nos vamos. Veo que cada uno ha traído una mochila. Muy bien hecho. Iremos al lago más tranquilo de los tres que hay cerca. ¿Alguna pregunta o duda?
. - ¿nos vas a desvirgar en el lago, Salvador? –dijo Maribel- recuerda que ya nos dejas para irte a la universidad-.
. - por qué no lo dices más alto, por el amor de Dios, Maribel. El jardinero aún no se ha enterado.
. - pero, ¿lo vas a hacer?, me lo prometiste.
. - yo siempre cumplo lo que digo, chica. Ahora vámonos, antes de que nos salga detrás la directora con otro discursito.
Nos fuimos hasta la parada de autobús. Allí esperamos un ratito.
. - Salvador –dijo Román-.
. - dime, chico.
. - no te alejes mucho de mí. No estoy muy ducho en la calle.
. - no te preocupes, cuidaré bien de vosotros cuatro.
. - gracias, Maribel y Francesca nos ha hablado muy bien de ti.
. - y a mí de vosotros dos. ¿Os queréis?
. - mucho, pero aún no lo hemos hecho.
. - en el lago tendréis ocasión de aprender, os lo prometo. Ahora callaros, vienen videntes a tomar el autobús como nosotros.
. - no se dice vidente, pero a nosotros puedes decirlo, me gusta esa palabreja.
. - gracias –le dije cogiéndole la mano y apretándosela contra mi paquete, el chico sonrió y no apartó la mano de allí-.
En el autobús, los ayudé a sentarse. Por suerte, apenas había pasajeros.
Tuvimos que hacer dos trasbordos más, pues el lago no estaba en la esquina de al lado. Los billetes los iba pagando yo, pues con el dinero que me iba a ahorrar en la vivienda de la universidad, podía pagárselos sin problemas.
Cuando se detuvo el último autobús y nos bajamos, vi como desaparecía el vehículo en una próxima curva.
. - Salvador, cuando volvamos, arreglamos lo de los billetes, cada uno se paga el suyo –dijo Javier-.
. - de eso nada. He conseguido un chollo en la universidad y voy a ahorrar un pastón, así que lo pago yo sin reembolso alguno. Guardadlo para vosotros. Bueno, menos cháchara y a caminar. Aún tenemos un trecho para llegar al lago. Poned atención donde ponéis los pies. ¿Cómo queréis caminar?, ¿sueltos?, ¿juntos?, ¿atados? o ¿amordazados?
. - yo prefiero amordazado –dijo Román, todos reímos-.
. - mejor cogidos de una mano. Tú, Salvador, por delante dirigiéndonos. Avísanos si hay algún agujero o piedra grande o algo peligroso.
. - de acuerdo, ¿quién es el más espabilado de los cuatro en cuanto a caminar?
Todos dijeron que francesa, la para-atleta.
. - muy bien, Francesca, te tocó la parte de atrás, luego Maribel, Román y Javier junto a mí. Cogeros de la mano, por favor.
Todos se agarraron de la mano. Javier, a mi lado, tenía agarrado a Román y con su otra mano, usaba el bastón. A Javier, no le di la mano, lo que sí hice, fue bajarle la bragueta y ante su nerviosismo, cogerle la polla y tirar con suavidad del chico. Después del primer momento de indecisión, una sonrisa cómplice se dibujó en su cara, llegando a empalmar bien rápidamente.
En fila india, recorrimos no menos de 2 kilómetros.
. - descanso de cinco minutos, chicos. Podéis sentaros en el suelo, si queréis.
Yo me senté y cuando Javier lo fue a hacer, se lo impedí metiéndome en mi boca su polla endurecida por el viaje realizado con mi mano.
El chico no quería alertar al resto y no hizo ruido bucal alguno, solo expulsó una buena primera lechada en mi boca. La saboreé y para adentro. Su polla la dejé bien escurrida, para luego guardársela en sus pantalones. Le hice una señal con la mano, para que se sentara como el resto.
Sentado junto a mí, le cogí la boca y besé su suave boca. El chico alucinaba, pero no se negaba a nada.
Al rato dejé al chico. Después de los cinco minutos, nos levantamos.
. - Román, ve tú ahora delante, por favor -le dije-.
. - okey.
Se cogieron de la mano como antes y de nuevo copié lo que le hice a Javier, en Román. Le bajé la cremallera y le saqué la polla, la cual se puso tiesa en un segundo. Así cogido, y sonriendo el chico, continuamos viaje hasta el lago, el cual ya estaba cerca. Los llevé a una zona muy tranquila donde había una amarilla arena y oculta del resto del lago por unos cañaverales salvajes.
. - ya hemos llegado. El agua está a unos cinco metros a vuestra izquierda.
Todos, menos Román, porque seguía agarrándolo de la polla, se fueron a tocar el agua. De inmediato me puse a comerle la polla. Fue visto y no visto, pues se corrió en mi boca a los pocos segundos, tal era la calentura del chico.
Tragué lo que le saqué y lo dejé libre. El chico salió corriendo junto a sus amigos, con la picha fuera.
Me reuní con ellos y les fui sacando las mochilas y poniéndolas lejos del agua.
. - chicos, estamos en una pequeña playita solo para nosotros. Aquí podemos hacer nudismo y nadar todo lo que queráis. Unos cañizos a unos veinte metros a cada lado, nos oculta del resto del lago.
Me desnudé y corriendo, me metí en el agua, dando un salto.
. - venga chicos, el agua esta calentita. Veamos esos cuerpos atléticos.
Entre risas nerviosas, se fueron desnudando, Francesca fue la primera, luego Maribel. Los dos chicos cuchichearon, sabía de qué y después de echar unas risas, se desnudaron también.
. - seguid mi voz y venid hacia mí. Aquí el fondo está a metro y medio.
Pronto nos juntamos los cinco y jugamos con el agua. Me besaba con los cuatro y los cuatro se besaban conmigo. “ tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando”.
Me puse flotando polla arriba y fui poniendo mis piernas alrededor de sus caras. Cada uno de ellos, sin excepción, fueron mamándome la polla durante unos segundos.
Cuando nos cansamos, regresamos a la orilla. Los cinco estábamos alegres.
Ya en la orilla, nos tendimos en la arena para secarnos con los rallos del sol.
. - tuviste una gran idea de traernos aquí. Se está de puta madre –dijo Francesca, con su cabeza en mi pecho por un lado y por el otro estaba Javier, al que le puse yo la cabeza en la otra parte del pecho, mientras les pasaba a ambos un dedo por sus labios hasta chupármelos ambos-.
. - chicas, para que no haya malos rollos entre nosotros, os diré que por el camino a los chicos les he hecho una buena mamada.
. - ni que fuéramos sordas. Pues claro que lo sabemos. Además, ya sabíamos que pasaría cuando los invitamos, tú mismo nos lo dijiste –dijo Maribel-.
. - de acuerdo, entonces creo que empezaré a desvirgar. Todo el que quiera podrá salir de aquí con sus agujeros desvirgados. Para saberlo, ¿quienes quieren?, debo saberlo para el recargue de las baterías y estar preparado. Levanten las manos, por favor.
Maribel y Francesca las levantaron de inmediato. Los chicos dudaron y con lentitud fueron levantando sus manos.
. - vaya, hay pleno. Deberé dosificarme o no podré cumplir con las expectativas. Chicas, lo vuestro lo haré a pares, ano y vagina. No os dejaré preñadas, no lo deseo. Cuando haya completado el cuarteto, si se puede, repetiremos, si no, para otro día. ¿Alguna pregunta?
. - ¿has traído vaselina o algo similar para usar? –preguntó Francesca-.
. - sí, he traído dos tubos de vaselina comestible. No es vaselina exactamente, pero como si lo fuera. Mi polla resbalará como sobre mantequilla y os dolerá menos. ¿Algo más?
. - ¿te podemos besar cuanto queramos y donde queramos? –preguntó Román-.
. - no solo podéis, sino que deberéis hacerlo. Aquí hemos venido a disfrutar de un día de lago y de follaje total. Los chicos, si las chicas os dejan, podéis usar sus puertas traseras, nunca la delantera, no deseo que las dejéis preñadas tampoco. Vosotros, chicos, podéis encularme siempre que queráis y si lo hacéis mientras enculo o follo vaginalmente a las chicas, os lo agradeceré enormemente.
Me levanté y saqué de mi mochila los dos frascos de vaselina comestible. Luego me fui hacia Maribel.
. - llegó la hora, guapa.
. - ya era hora, jolines, casi te vas a la universidad y me dejas como estaba.
. - déjame sacarte el tampón, querida.
. - tú mismo.
Tiré del hilo y poco a poco saqué un tampón lleno de sangre. Ella se abrió bien de piernas. Los demás, a nuestro alrededor, eran como unos pulpos, metiendo mano aquí y allá. Román, osado como pocos, ya me tenía metido, antes de yo empezar, un par de dedos en mi culo. Al chico le iba la marcha rápida.
Para abreviar y no alargar este día que duraría casi 9 horas, la cosa fue como sigue:
A Maribel, después de pasarle la lengua por cada poro de su piel con mi lengua bífida, nos hicimos un 69 para entrar en calor. Una vez mi pito bien derecho, se la clavé lentamente, pero constante, atravesando su himen virginal. La chica se retorcía con mi polla dentro. Se corrió como si la follara con una tranca de gorila, que, para sus estrechos agujeros, como si lo fuera. Mientras la ponía al día, su amiga del alma, le tenía su chumino en su boca, para que Maribel se entretuviera y no pensara mucho en el dolor que estaba recibiendo de mi tranca.
Igual que le entró, se la saqué y dándole la vuelta, le alcé el pandero y engrasándola bien, mi polla resbaló culo adentro sin parada en medio.
Sus gritos hicieron alzar el vuelo a unas despistadas gaviotas que había en la zona. Uno de los chicos, se me subió encima y con su reanimada polla, la de Javier, se dio gusto con mi culo, mientras su amigo me comía los huevos.
Francesca ya estaba detrás de Román tomándose un par de huevos frescos directamente de la gallina que era el chico. De esta manera, empalmó que era un gusto.
Maribel cada vez gritaba con menos ardor, pero no lo dejaba de hacer. Su pandero le ardía con cada metida de polla. Un instante después y previo permiso de la interesada, invité a Román a servirse del culo de Maribel. El chico no rehusó dicho agujero.
Javier tenía aun su polla en mi culo cuando me salí de ella y lo puse a encularse a Román. Yo me coloqué detrás de Javier y se la endilgué sin vaselina ni ostias.
Francesca fue pasando su lengua por todas las pollas que estaban haciendo su trabajo, hasta que llegó a la vagina de su amiga. Allí se detuvo, pues el trabajo de succionar era muy grande. Los jugos de Maribel no cesaban de manar y ella se alimentó bien con ellos.
Los gritos de los chicos eran aún más intensos que los mismos de mi chica, claro, eran rotos sus agujeros sin preparárselos siquiera, a polla seca.
La negrita Francesca pidió ración doble de polla en el momento de su desvirgamiento. Así de osada era la atleta, pero tendría que esperar su turno, pues nuestras pollas estaban listas para ser descargadas.
Efectivamente así era y la beneficiada de tal evento lácteo, no era otra que la receptora Maribel.
La chica ya estaba de rodillas en espera de que le reembolsaran el dolor sufrido sin que recibiera su correspondiente premio lechero.
Los tres machos colocamos las pollas en dirección a su boca para desatascarle el gaznate con nuestra leche revitalizadora.
. - abre bien la boca, Maribel. Te vamos a enlechar toda la cara. Francesca, estate lista, pues deberás acompañarnos a recoger cuanta leche quede fuera de su boca.
Los chicos nos fuimos corriendo. Era normal que me corriera como un huracán en su garganta, dada la experiencia que ya tenía un servidor. La de los chicos, fue desastrosa. La cara, ojos, pómulos, narices y resto de partes de Maribel fue regada con nuestro producto nacional.
Francesca, ya antes de que acabáramos de enchumbar a Maribel con leche Clase A, ya estaba tomando la que ya tenía Maribel por su cara. Ello hizo que uno de los chicos le regara parte de su cara también. Entonces fui yo quien se dedicó a succionar la leche del chico con mi lengua, mientras ellos le pasaron la lengua a Maribel para tomarse su desviada descarga láctea.
Cuando Maribel quedó medianamente limpia de semen, fue invitada a escurrirnos las pollas. Francesca se dedicó más que nada a supervisar el trabajo de su amiga, pues hacía una segunda pasada por nuestras pollas deslechadas.
El desvirgamiento de Maribel le había producido un derrame ligero de sangre piernas abajo. Cuando se acabó lo que se daba, saqué varias pastillas de jabón de olor penetrante a lilas para darnos un segundo baño antes de preparar la mesa del almuerzo.
En el agua, los chicos se lavaron sus culos y pollas. Maribel, ambos agujeros. Nadé bajo ella y miré si manchaba el agua de rojo sangre y apenas se notaba, solo un hilillo que conforme pasaban los minutos en el agua, dejaba de manar. Sin duda, aquella vagina necesitaba un reposo, pero no su culo. Su culo necesitaba varias raciones de pollas para ponerla al día.
Regresamos a la orilla, allí hicimos un picnic provisional junto a una roca plana que hizo las veces de mesa de piedra.
Fuimos poniendo cada uno lo que habíamos traído. Entre los cuatro allí había todo un manjar. Desde bocadillos de atún, mermelada, chorizo cantimpalo y hasta un termo con café humeante que se trajo el menda. Solo faltaron las tazas, así que todos usamos la tapa como taza y nos fuimos turnando para tomarnos la humeante cafeína. No faltó fruta y algún refresco, además de varios zumos.
De la comida hicimos dos partes. Uno para este momento de mediodía y la otra parte para la tarde, para volver a la residencia con la barriga llena. Aunque deberíamos llegar con la hora justa para la cena allí, en el centro de aprendizaje y vivienda de ciegos de la Once, no daban comida después de la hora, así que al menos tendrían algo en el estómago para cuando los pusieran a dormir.
Por lo menos de polla y lengua, estarían bien alimentados aquellos chicos deseosos de aprender algo diferente a las clases clásicas que allí se impartía. Eran clases prácticas donde las hubiera.
Nos tomamos la siesta como lo que era, descanso del guerrero. Como había adivinado, no habían traído cremas protectoras.
. - chicos, ¿qué os dice las palabras, agua, sol, piel, quemadura?
. - ¿protector solar? -dijo Román-.
. - eso es. ¿Lo habéis traído?
Los cuatro negaron con la cabeza.
. - tenéis que pensar con la cabeza, no con lo que tenéis entre las piernas. Yo he traído dos tubos factor alto, por si acaso. Ir pasando la crema y echaros encima hasta cubriros todo. Los blancos tenemos las partes que siempre tenemos tapadas muy blancas. Daros ahí el doble. Yo haré lo mismo. Francesca, no sé si tú no te quemas, creo que no, ¿verdad?
. - los negros ya venimos protegidos de fábrica, pero, aun así, me echaré un buen chorro, por si acaso, no quiero coger cáncer de piel.
. - bien pensado. ¿Alguien trajo una casa de campaña?
Todos negaron.
. - la próxima vez hay que planificar mejor el viaje y traer una para cinco. De momento, acompañadme. Nos cobijaremos bajo un frondoso árbol cercano. No es bueno coger todo el sol el primer día, es peligroso aun protegido con la crema solar.
Nos llevamos las mochilas con la comida y nos protegimos bajo el árbol. Allí estuvimos hasta que fuimos despertando de la siesta. Estábamos los cinco juntos y revueltos.
Como el sol aun picaba, allí mismo comenzamos con el desvirgamiento de Francesca.
Después del reconocimiento lengüetero de su negro cuerpo y con mi rabo mirando a las alturas, se sentó sobre mi polla. Se la enterró como si nada, eso al principio, claro, pues después, puso el grito en el cielo y varias otras gaviotas alzaron el vuelo.
Román no paraba de comerle el ojete para agrandárselo, mientras le metía un par de dedos allí mismo. Se dio el visto bueno y después de engrasarle bien antes, ambas partes a friccionar, se la metió Román, como Pedro por su casa.
Con dos pollas en su cuerpo serrano, no ya las gaviotas, hasta los peces cogían las de Villadiego. Sus constantes gritos nos pusieron los pelos de punta al resto de colegas sexuales.
Aun así, nos impidió que nos saliéramos. Le había entrado la vena masoquista.
Pues si quería polla, la estaba teniendo a pares. Además, Maribel le tenía metido su chumino en sus narices para que le tomara la temperatura a su clítoris insaciable.
En cuanto al bueno de Javier, disfrutaba sodomizando el culo de Román, que nunca había pensado lo placentero que era hacer de bocadillo entre Francesca y su enculador amigo.
La cosa terminó como el rosario de la aurora. A la Francesca hubo de pasarle el equipo la lengua por medio cuerpo para limpiarla de tanta leche que tenía encima. Lo bueno era que se notaba allí donde había parado una gota, por la diferencia de color con su piel.
Con un nuevo chapuzón y un rato al sol que más calienta, nos estamos quietecitos, pues nuestros sexos no daban para más, al menos de momento, aunque ellas, como siempre, se recuperaban tan rápido que ya antes de que cantara un gallo, se estaban haciendo un 69 como si nunca les hubiéramos dado por culo y por la vagina a aquellas dos ninfómanas perdidas.
Cuando quedaron exhaustas, por fin, se lavaron sus chichis y regresaron con los chicos para tomarse un rato de sosiego hasta recargar pilas.
Cuando ya solo faltaba media hora para partir y llegar a tiempo de cenar los chicos, les pedí algo deseado.
. - Javier y Román, ¿no os gustaría encularme los dos al mismo tiempo mientras yo penetro los anos de las dos chicas?
. - sería guay hacerlo. ¿No te dolería demasiado?, -dijo Javier-.
. - lo supongo, pero siempre he querido experimentarlo y como vuestras pollas aún no están desarrolladas del todo, deseo probar ahora, antes que con dos pollas de tíos mayores. Después cogemos los bártulos y nos largamos con viento fresco.
. - pues adelante, por mí no hay problema –dijo Román-.
Yo mismo me encargué de engrasarles bien las herramientas a los chicos. Mi culo recibió otra buena ración de vaselina. Con las chicas, ídem de ídem.
Coloqué a las chicas la una al lado de la otra, para no tenerme que mover mucho, pues no podría hacerlo estando enculado por partida doble.
Cuando todo estuvo listo, enculé a Francesca primero y esperé las pollas de los dos amantes de Teruel.
Sus dos pollas juntas, eran más grandes que mi culo, claro y aunque con vaselina, mi ojete comenzó a quejarse de tamaña estupidez por mi parte. Aun así, los chicos fueron entrando, mientras yo daba polla de un culo a otro, sin parar. Al final los chicos llegaron al fondo de la cuestión y me las enterraron del todo. Con movimientos violentos, como les había dicho previamente, me sodomizaron el culo a su gusto. El dolor era insoportable, pero yo, gilipollas de mí, quería sus pollas a pares y exigía más velocidad de entrada y salida.
Las respiraciones de los cinco estaban aceleradas al máximo. Al final las chicas se habían medio acostumbrado a recibir polla por el culo y apenas era doloroso, no como las primeras veces que creían que se les iba a caer el mundo encima por el dolor culero.
Ordené correrse en mi culo y tomarse sus leches directamente desde donde la habían metido. Yo repartí mi leche en las dos bocas femeninas. Cuando todo estuvo a satisfacción del grupo, nos dimos un último chapuzón y después de secarnos, recogimos y nos largamos a la parada de autobús.
Cuando estábamos en la solitaria parada esperando el vehículo, uno de los chicos, Javier, me pidió un último morreo general, pues cuando estuviéramos en camino, no podríamos hacerlo a satisfacción de todos. Todo el mundo estuvo de acuerdo.
. - cuando diga la palabra atención , todo el mundo se detiene lo que está haciendo porque, o bien llega el autobús o llega alguna persona. ¿Estamos?
Ante la afirmación del grupo, nos pusimos a darnos placer bucal entre unos y otros. Yo me saqué la polla y puse a Román a mamármela, mientras me comía un pecho de Francesca. Maribel le hacía otra felación a Javier, a plena satisfacción del chico. La leche fue entrando en las gargantas a raudales.
La leche de Román se tuvo que quedar en el frasco, pues avisé de que llegaba el autobús para regresarnos a la civilización, donde lo que habíamos hecho era tachado poco menos que de depravación. La verdad es que estos posibles comentarios nos entraban por una oreja y me salían por la otra.
Los días que aún faltaban para irme a la universidad, me los repartí entre mis follados amigos y familiares. Mamá fue la ganadora, puesto que allí donde la encontraba, le rompía el culo. Su hija y el cafre de su marido eran visitantes asiduos también, por fin, de los agujeros de mamá, con mi bendición, pues no podría darle la polla que necesitaba para levantarse cada día. La distancia me lo impediría.
A los chicos del orfanato, en su misma habitación, les daba polla hasta enviciarlos. A las chicas les puse leche para alimentar a un regimiento y no estar desabastecidas en un buen tiempo. Aunque sabía, que al haberlas vuelto ninfómanas prácticamente, aquello no era más que una gota de leche de la que necesitarían para sobrevivir el día a día.
Desde luego no esperaba que me fuera fiel, yo no lo era, ni siquiera que me esperara como quedamos, pero yo, tonto de mí, regresaría a por ella. Si aún había peeling entre los dos, me la llevaría conmigo, si no, cada uno por su lado y a otra cosa, mariposa.
Día menos uno, en la universidad. Faltaba un día para el inicio del curso lectivo. Solo llevaba una bolsa con los papeles de inscripción rellenados y listos para entregar, puesto que toda mi ropa y demás cosas ya estaban en el alojamiento.
Hoy las colas sí que eran largas y lentas. Delante de mí había una chica en silla de ruedas. No necesitaba a nadie para impulsarse. Era gordita, seguramente por la inmovilidad continuada de su cuerpo. Si no gastaba las energías sobrantes, se acumulaban como grasas. Era cosa sabida, pero ¿qué ejercicios podía hacer una inválida o con movilidad reducida, como dicen ahora?
Me despisté y casi me subo encima de la pobre chica al frenar de repente y yo no darme cuenta, al estar despistado mirando a una soberana hembra que pasaba delante de nosotros.
. - disculpa, me he despistado.
. - lo supongo. Seguro que mirando a la tía que pasó delante.
. - me has cogido. Lo siento de veras ¿te hice daño?
. - no, solo un esguince de cuello.
. - serás embustera. Solo casi me subo encima de ti, pero el cuello ni te lo rocé.
. - ahora me cogiste tú a mí. Pero me vas a estropear el cuello si no te pones a un lado para poder seguir platicando con un chico tan guapo.
. - ¿eres sudamericana?
. - qué va, soy del país de los tulipanes. ¿No ves lo rubita que soy?
. - ¿encima te cachondeas de mí?, me llamo Salvador –le di la mano y ella me la cogió-.
. - yo no.
. - ¿no tienes nombre o te da vergüenza decírmelo?, ¿tan feo es?
. - nada de eso. Me llamo Verónica.
. - bonito nombre donde los haya, no como Salvador, del montón.
. - te invito a un refresco o a un zumo –dijo ella-.
. - ¿acaso quieres llevarme al huerto?
. - ¿te dejarías?
. - por hacer una obra de caridad, bueno.
. - que te den.
. - perdona, mujer. Era una broma. Acepto, pero pagando yo.
. - de eso nada, o pago yo, o arreando, que es gerundio.
. - pero que dura eres tía, ¿te funciona con los chicos?
. - la verdad es que no –dijo sonriendo-.
. - pues hoy has tenido suerte. Me has cogido con las defensas bajas.
. - y eso ¿por qué?
. - porque puedes pedirme cualquier cosa y luego tirarme como un felpudo. Sin remordimientos de ningún tipo. Aprovéchate, porque son pocas las veces que estoy en este estado catatónico.
. - ¿me estás diciendo que puedo pedirte cualquier cosa y que lo harías sin rechistar?
. - mientras no me pidas que te cuelgue de una rama o lo haga yo, así es. Pero para compensar un poco, debes ofrecerme algo a cambio que también me beneficie a mí. ¿En qué habías pensado?
. - déjame pensar. De aquí a que llegue a entregar mis papeles, te lo digo.
. - esperaré impaciente.
La cola, que se movía a paso de tortuga inválida, nos hizo pasar allí un buen rato y sin hablar una palabra más. Cuando al fin llegó nuestro turno, entregamos los papeles obligatorios a un tío, que ponía en su solapa la palabra interventor . El tío, nos selló un papel y nos lo entregó. Era como una especie de aceptación. Ya éramos alumnos oficialmente.
Me senté en uno de los bancos mientras Verónica seguía pensando qué pedirme. Yo también era gilipollas, mira que meterme en un berenjenal estúpidamente, era de idiotas. A ver con que me salía la Verónica. Aunque gordita, tenía su aquel. Buenas tetas y mejor cabeza. Se notaba que no era tonta, no señor.
Se acercó en su silla y me encaró. Yo le miré el canalillo y ella se lo miró, para luego sonreí
(Parte 6 de 16)
FIN