Abanico multicolor (4)

La historia va de invidentes, un riñón y una pérdida de memoria, tras un accidente. Relato en 16 trozos.

ABANICO MULTICOLOR

(4-16)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados.

Cuando llegué junto a Maribel y Sun-yi, la maquinaria que tenían conectada las dos era la mitad de días anteriores, eso me alegró la tarde.

Ambas dormían o lo parecían. Me acerqué a Maribel y le levanté por un lado la sábana y dejé a la vista su camisón, que también levanté. Allí estaban sus braguitas con los conejitos.

Me calenté los dedos en los huevos y se los pasé por la entrepierna. Ella se removió, pero no despertó. Seguí hacia arriba y toqué sus braguitas hasta meter los dedos por debajo. Se removió aún más.

Con mis dedos en su vagina, noté humedad de hembra y además de la compresa que llevaba puesta, noté el hilo del puto tampón. Me olvidé de él y me fui hacia su clítoris al cual le pasé el dedo. Ahora su respiración se aceleraba a marchas forzadas.

Se giró un poco para colocarse mejor y con su boca abierta, creía ella que estaba soñando algo placentero.

Mis dedos estaban encharcados de sus fluidos vaginales y esos fueron los que les metí en su boquita. Ella me los chupaba como si fuera mi polla, para luego llevarse la mano que no tenía tuberías a su clítoris. Allí comenzó a disfrutar de verdad.

Poco a poco se fue relajando, hasta poder sacarle mis dedos y salirse ella de su, vagina. La tapé y me fui a su vecina, la chinita. Ésta se había despertado, seguramente por los gemidos de Maribel. Le dije que hablara bajito, para no despertar a la ciega.

. - ¿has disfrutado metiéndole el dedito?

. - ya lo creo. ¿Cómo estás?

. - un poco mejor. Ya no sonará la puta alarma, se la llevaron.

. - me alegro, ya estaba harto de ella y de las dos enfermeras cabronas –dije sonriendo-.

Me cogió la mano y se la llevó a su chichi amarillo.

. - hazme a mí lo que le hiciste a ella, porfa.

Sonreí y le busqué su clítoris. Enseguida comenzó a disfrutar de mis dedos folladores. Mientras, con mi mano derecha, le trabajaba sus bajos, con el izquierdo le sobaba los pezones, endureciéndoselos.

Nuestras bocas se pegaron para no despegarse mientras duró el placer que le estaba proporcionando. No, ninguna enfermera vino corriendo a socorrerla, pues ningún monitor saltó.

. - estoy toda mojada, ¿me puedes limpiar? –me dijo con su mejor sonrisa-.

. - eso está hecho, guapa.

Me llevó mis dedos que antes estaban en su vagina a mi boca y los saboreé. Luego le saqué las bragas hasta los tobillos. Enterré mi boca en su entrepierna y succioné cuanto zumo había salido de su vagina y más zumo que logré sacarle cada vez que mi lengua se introducía en sus genitales. Ella se retorcía de puro placer, agradeciéndome mentalmente tener a un semental listo para darle placer sin pedir nada a cambio.

Con mi boca con algo de su propio zumo, dejé sus bajos para besarla y pasarle sus fluidos. Ella no tuvo inconveniente en tomárselos como otras veces lo había hecho con sus dedos impregnados del líquido elemento.

. - gracias, amor. Me gustas un montón. Cuando salgamos de aquí, ¿por qué no me compartes con tu novia?

. - Canarias me queda un poco lejos para darte placer, querida. Aprovéchame mientras estás aquí.

. - es verdad. Es mejor polla en boca que deseos lejanos.

. - muy apropiado. Aunque la he vaciado no hace mucho, ya la tengo dura de nuevo. ¿La quieres catar?

. - eso ni se pregunta.

Me acerqué a su cabecera y ella misma me bajó los pantalones y me la sacó. Con una sonrisa de oreja a oreja, comenzó a mamármela con gran apetito por su parte.

Sus pechos se los retorcía hasta casi hacerle daño, pero ella estaba disfrutando y no quería parar. Yo sí que paré, pero soltando un chorro de lechoso semen que se tomó sin remordimientos. Era su principal comida cada vez que se comía una polla. Siempre fue una gran mamadora allá en su tierra canaria y después de un tiempo de escasez láctea, volvía por sus fueros conmigo. Yo la alimentaría bien, sí señor. Una pena de estar encamada, que si no…

Me limpié la polla con un par de servilletas y me la guardé. También le limpié a ella su vagina, para luego subirle las bragas y taparla bien.

. - ahora descansa y sueña conmigo. Vendré en otro momento y seguiremos disfrutando los dos.

. - qué suerte ha tenido la cabrona de Maribel. ¿Por qué no te vienes conmigo a Canarias? allí también tenemos universidades, dos, exactamente.

. - no puede ser, lo siento, cariño. Disfrutemos del momento, luego Dios dirá.

Me agaché y le di un largo beso. Era un beso diferente, no solo era por placer, que también, sino diciéndole con mi boca que, si no estuviera de por medio Maribel, ella y yo llegaríamos a algo más profundo para los dos.

. - descansa.

. - te quiero- dijo sonriendo-.

Le guiñé un ojo y salí de aquella habitación, dejando satisfechas a dos chicas necesitadas de mucho amor, pues sus futuros eran artos complicados.

A las cuatro de la mañana estaba dando por culo a mi vecino en el baño. Sus jadeos me decían que disfrutaba con mi polla al igual que yo había disfrutado segundos antes con la suya. Solo cuando estuvimos plenamente satisfechos los dos, nos duchamos y nos volvimos a nuestras camas respectivas.

La semana continúo y me quitaron el condenado gotero. Ahora tenía más movilidad, pero aún no me daban el alta. Si todo marchaba bien, me lo darían unos días después. El cuerpo de Maribel aceptaba el riñón implantado y las tuberías conectadas iban desapareciendo día a día. En cuanto a Sun-yi, le di tanto placer que una vez recayó, pero se volvió a recuperar. Era como si no quisiera irse del hospital y dejar atrás los mejores días de su existencia.

Cierto día, mientras Maribel era llevada a hacerle unas pruebas de su nuevo riñón, visité a Sun-yi. Allí estaba un hermano. Era algo menor que su hermana y parecía aterrado por estar en un hospital. Cosas que pasan, supongo.

. - buenos días, Sun-yi. Hola, tú debes ser su hermano –le dije al chico todo nervio sentado junto a ella-.

Se levantó e intentó sonreír, pero solo le salió una mueca.

. - ¿qué te pasa hombre?, ¿le tienes fobia a los hospitales o qué?

. - Jet-li es un cagueta. Siempre se pone nervioso cuando va a un hospital.

. - no es eso. Es este olor que lo impregna todo, me tiene provocado –dijo el chico llevándose las manos a la boca- el baño, ¿dónde está el baño?

. - Salvador, por favor, lleva a mi hermano al baño.

. - claro, mujer. Ven conmigo, Jet-li.

Le eché el brazo a la espalda y lo llevé al baño. Entré junto con él y cerré tras nosotros con el seguro como siempre hacía.

El chico metió la cabeza en la taza y soltó todo lo que tenía en el estómago o casi. Allí estuvo un rato arrojando. Luego lo puse junto al lavabo y se lavó la boca, pero su estómago era lo siguiente.

De inmediato, se aflojó el cinto y se bajó los pantalones y se puso a cagar.

. - ¿qué has estado comiendo, Jet-li?

. - una pizza en el bar de la esquina.

. - pues debía de estar en mal estado. Tómate tu tiempo, no hay prisa.

. - gracias –dijo agarrándose el estómago-.

. - Salvador, ¿cómo está mi hermano? –oímos que gritaba Sun-yi-.

. - tranquila, lo tenemos controlado –le grité yo también-.

. - vale, cuida de él.

. - no te preocupes y déjale cagar tranquilo.

Sun-yi sonrió. Su hermano era un raro caso de fobia a los hospitales. No tenía remedio.

. - ¿cómo va eso, chico?

. - aún me duele horrores el estómago, pero no me sale más.

. - eso lo arreglo yo –le dije-.

Pulsé el botón del fluxómetro y eché agua en la vasija. Una vez la vasija no tenía nada que pudiera oler, aparte del culo del chico, me arrodillé junto a su polla y sin pedirle permiso, comencé a comerme su rabo.

. - pero, ¿qué haces, coño? no soy maricón.

. - yo tampoco. Pero este remedio no falla.

Seguí mamando y mamando. El chico, rojo como un tomate, no sabía si salir por patas del baño o quedarse quieto mientras este desconocido para él, pero no para su hermana, le hacía un tratamiento de schock mamario para que cagara. Puro cuento, se dijo el chico.

Lo cierto fue que de pronto su culo se convirtió en un volcán cagón, pero hacia abajo. Jet-li no se lo podía creer. Estaba cagando cantidad de mierda mientras era mamado.

Respiraba hondo y dejó que terminara, pues después de todo, el placer no se lo quitaba nadie por partida doble. Por cagar y por sentir que pronto se iba a correr.

. - me corro, me corro.

Sonreí y esperé aquella leche juvenil, la cual llegó a borbotones a mi boca. Tragué y continué mamando hasta dejarle la polla como un acordeón. Me pasé la lengua por los labios y me levanté.

. - ¿cómo va eso?

. - aunque no lo creía, ha resultado, ya casi no me duele el estómago.

. - ahora devuélveme el favor hecho. Aquí todo se paga en esta vida.

Me la saqué y se la puse en las narices. Me colgaba cuan larga era. El chico se asombró de que le hiciera mamar mi polla.

Un montón de nubarrones negros le pasaron por la mente si comenzaba a mamar una polla de un desconocido, pero al final se decidió, pues debía agradecer haberle salvado de un dolor insufrible.

. - ¿se lo dirás a mi hermana?

. - si tú no quieres, no. ¿Para qué?

. - no, ni una palabra. No soy marica, pero voy a hacerlo.

Me la cogió con su mano derecha y se la metió en la boca. Poco a poco fue cogiendo forma de lo que era, una soberbia polla nacional.

El chico no sabía por qué estaba haciendo aquello que tanto le repugnaba, aunque su mente le decía que no era tan malo mamar una polla ajena, sobre todo cuando recordaba el placer que le di mamándole la suya.

Cada vez lo hacía con más ahínco. Su placer y el mío aumentaban, hasta que solté lastre. El chico, aunque lo esperaba, no estaba preparado para sentir algo tan nuevo y con sabor tan diferente en su boca.

. - no lo pienses y trágatelo. Las próximas veces veras que es un manjar de los dioses.

No pensó como le dije y con los ojos cerrados, tragó mi lechada hasta hacer desaparecer todo rastro.

. - ¿te sientes mejor?

. - sí, gracias por tu ayuda. Ha sido diferente a lo que hace mi madre en casa, pero ha sido efectiva. Aunque no podré contárselo a nadie o me encierran por marica.

. - anda, límpiate el trasero y salgamos de aquí o tu hermana creerá que te estoy dando por culo.

. - esa es una experiencia que nunca he disfrutado.

. - pues aún estás a tiempo. Aun estaré unos días por aquí. Cuando quieras me haces una señal y te enculo, para luego tu hacer lo mismo conmigo.

. - no sé si me atrevería. Son demasiadas experiencias en tan poco tiempo.

. - las experiencias son conocimientos para después. Puedes seguir enculando culos de tíos o de tías. Esa es tu elección, pero siempre tendrás la experiencia de haber probado los dos mundos y decidir el que más te gusta después.

. - lo tendré en cuenta y ya te diré algo si me interesa probarlo.

Cogí un poco de papel higiénico y le limpié un poco de leche que se había dejado en los labios. Le arreglé un poco y listo para salir.

. - espera un segundo, por favor.

. - ¿qué ocurre?

Sonrió y se me alzó de puntillas y me besó en los labios, sonreí yo también y le cogí la cara con ambas manos y nos dimos un morreo que no acababa nunca. Solo cuando le faltó aire al chico, le devolví la boca.

. - me gusta cómo me besas, ¿repetimos?, solo como experiencia –dijo Jet-li-.

. - claro, pero démonos prisa en salir o entrará tu hermana a por nosotros.

Su boca se volvió a fundir con la mía y esta vez fue el propio chico, que se quedó rojo por falta de oxígeno, quien se despegó de mis labios. Sonriendo, salimos del baño.

. - sí que habéis tardado.

. - es que no solo soltó por la boca, sino por abajo. Ya está bien, ¿verdad Jet-li?

. - sí, muchas gracias, Salvador.

. - me alegro que seáis buenos amigos.

. - Jet-li es un buen chico. Debió de comer la pizza que se zampo en el bar de la esquina en mal estado.

. - hermanito, la próxima vez come algo en un sitio más adecuado y no en un cuchitril.

. - pues estaba lleno de gente.

. - bueno, ya pasó.

. - Jet-li, vete ya. Salvador me hará compañía un rato.

. - no importa, me quedaré un rato yo también.

. - hermanito, lárgate –dijo su hermana con énfasis-.

. - entiendo –dijo mirándome y sonriendo- Ya me voy entonces. Volveré mañana. ¿En qué habitación estás, Salvador?

. - en la 309, dos pisos más arriba.

. - vale, me pasaré cuando haya visitado a mi hermana.

. - serás bienvenido. Ahora lárgate y cuídate ese estómago.

Le dio un beso casto a su hermanita y se fue.

. - le has impresionado. ¿Has hecho algo que yo no haría como hermana?

. - como hermana se puede hacer de todo.

. - todo no.

. - si quisieras sí.

. - ¿que habéis hecho en el baño?, dime la verdad.

. - lo he puesto a cuatro patas y lo he enculado. ¿Es eso lo que quieres oír?

. - ¿lo hiciste?

. - no, para nada. Pero sí que quiero hacérselo a su hermana, una chinita que está muy buena.

. - ¿me doy la vuelta?

. - ni se te ocurra.

. - jodido cobarde.

. - jodida cabrona.

. - jodido semental.

. - jodida mamona.

. - jodido suelta-leches.

. - jodida traga-leches.

. - jodido toca-clítoris.

. - jodida chupa-pollas.

. - jodido polla-gorda.

. - jodida pendón.

. - jodido depravado.

. - jodida celosa.

. - jodido pelota.

. - jodida envidiosa.

. - jodida toca-pelotas.

. - jodida enredadora.

. - jodido pone-cuernos.

. - jodida tetuda.

. - jodido empollón, de polla, ¿eh?

. - ya, jodida curvas perfectas.

. - jodido dador de placer.

. - esa no vale, jodida coleccionadora de pollas.

. - pues esa tampoco.

. - ¿qué está pasando aquí?, ¿ya me estás poniendo los cuernos otra vez, Salvador?

. - la que faltaba, la jodida mala amiga –dijo Sun-yi-.

El enfermero dejó a Maribel fuera de la silla y se largó con ella, sonriendo. Allí iba a saltar chispas ente aquellas dos, se dijo el tío.

. - ¿ya me lo has dejado seco, cabrona?

. - pero que lengua más sucia tiene tu novia, Salvador.

. - sí, muy fina no es esta Maribel. Contrólate, querida. Nada hemos hecho que darle a la lengua Sun-yi y yo.

. - a la lengua, ¿eh?, ¿qué mejor manera de hacerlo?

. - solo hemos hablado, pero ya que estoy aquí, me la voy a comer a besos. Ella siempre dice que sí. ¿Verdad querida?

. - eso es. Soy muy positiva.

. - tú lo que eres es un pendón.

. - hasta ella lo sabe, Salvador. Bueno, ¿me comes o no me comes?

. - te como, qué coño.

Sin hacerle caso a Maribel le metí mano a la chinita allí por donde quise. Sus jadeos los podía oír perfectamente Maribel. Su zumo vaginal fue absorbido por mi lengua y tragado placenteramente. Cuando acabamos, estaba sudando la chinita de arriba abajo.

. - ya está bien, deja algo para mí, coño.

. - bueno, vale, te dejaré los restos –dijo Sun-yi pinchando-.

. - no seas así, sabes que tengo que desdoblarme. Ella también debe tenerme, Maribel.

. - como quieras, pero no vengas aquí oliendo tu boca a su chumino amarillo.

. - bueno, me lavaré la boca y en paz. Quedamos que me compartiríais, estuviste de acuerdo.

. - lo sé y eso me jode. Acaba ya, estoy haciendo aguas y necesito que me duches.

. - vale, Sun-yi, dejémoslo ya. Debo bañar a Maribel.

. - vaya suerte que tiene la jodida. A mí me bañan dos tortilleras.

Le di un beso en los labios como punto final y me fui hacia Maribel.

. - bueno, ya estoy aquí. ¿Has dicho que deseas bañarte?

. - eso es. Por suerte ya solo me queda el gotero y lo llevo conmigo.

. - cogeré tus cosas y te llevo a la ducha.

Una vez con lo de siempre en el baño, la ayudé a entrar. Cerré con seguro y comenzó a desvestirse sentada sobre el asiento del wáter. Yo la imité o saldría todo mojado.

. - Salvador, quiero que me hagas mujer.

. - ¿qué prisa tienes?, aquí, en el hospital, como que no es el lugar adecuado para algo tan importante.

. - ¿y si desapareces y no vuelvo a verte?

. - ¿otra vez con esas ideas tuyas?, eso no pasará si tú no quieres, métetelo en la cabeza. En cuanto a desvirgarte, debemos hacerlo fuera del hospital, pues cuando lo haga, será por tus dos agujeros y va a dolerte un ovario. Como comprenderás, aquí dentro será complicado que no se entere todo el hospital que estas siendo desvirgada y no es plan. Hasta a mí se me quita el rollo y mira que lo deseo, pero no puede ser. Te prometo que antes de que nos separemos, lo haremos en un lugar cómodo para los dos.

. - ¿me lo juras?

. - palabra de Boy Scouts.

. - no, quiero que me lo jures por tu madre.

. - coño. Vale, lo juro por mi madre, por mi hermana y por Sun-yi.

. - por esa cabrona, no.

. - pues por esa cabrona, no –dije riendo- ¿contenta ya?

. - vale, pero no las tengo todas conmigo. Eres capaz de largarte a Canarias con esa pelandusca.

. - qué más quisiera ella, pero no puede ser. La universidad está en esta ciudad y no voy a echarlo todo a perder por un bonito culo.

. - ¿tan bonito tiene el culo?

. - ya lo creo, pero el tuyo es sensacional también.

. - pelota, más que pelota. Anda, cómeme como te la comiste a ella.

. - oye, voy a coger un empacho de conejo que me va a doler la barriga.

. - jódete y mámame.

Riendo, me agaché y abriéndole las piernas, enterré mi boca entre sus genitales. Como había dicho, ya rezumaba bastante. Mi lengua hizo un buen trabajo, dándole placer a Maribel, para orgasmearse más aún. Sus fluidos salían a borbotones y yo presto a ellos, me los tomaba como si nada.

Subí y me comí sus pechos sabrosos, para luego invitarla a tomarse sus propios jugos directamente de mi boca. Finalmente la puse a mamar polla, la cual, rejuvenecida cual ave Fénix, estaba bien tiesa y dispuesta a soltar todo lo que mis huevos habían fabricado hasta la fecha.

Sin duda, entre mis cuatro amantes y en los pocos días que llevo en el hospital, había sido mamado más veces que todos los años anteriores desde la primera mamada allá en el parvulario, como si dijéramos, con la vecinita, a la que enseñé a mamarme la pollita, mientras yo le hacía unos trabajitos en su vaginita. Éramos dos mocosos, pero lo pasamos bien mientras duró. Su madre nos cogió un día y me dió de ostias allí mismo. Solo el hecho de que no debía de haberme puesto la mano encima, so pena de que la encerraran, no se supo nada de aquel incidente entre su hija y yo, si no, me la hubiese cargado también, con mis padres. Cuando regresé y me vieron todo molido a tortazos, le eché la culpa a una pelea con unos desconocidos. No era yo nadie inventando historias.

Cuando el orgasmo me vino, era como si hubiera corrido la maratón en pelotas. Me dejó seco y fatigado. Debía ser las constantes corridas anteriores. Debía tomármelo con más calma o palmaría.

Lo malo es que mi cabeza no cabía más que follar, follar y follar, que para eso tenía 18 años y no volverían nunca más. Que se jodan los feos, seguiré disfrutando mientras no se me caiga a cachos.

Después del disfrute, vino el trabajo y la duché, metiendo dedos en sus más íntimos agujeros. Ella seguía disfrutando, la muy jodida, hasta que lo di por terminado. Cuando salimos de allí, con tampón, compresa y ropa encima, Maribel parecía que había rejuvenecido y hasta tenía otra cara.

. - ¿ya habéis terminado? sí que os lo habéis tomado con calma –dijo Sun-yi-.

. - no sabes lo que me ha hecho disfrutar este maromo.

. - claro que lo sé. A mí me dejó exhausta. ¿Me duchas a mí ahora, Salvador?

. - necesito el permiso de las enfermeras antes. Lo siento, son las normas. Maribel lo tiene.

. - pues yo también lo pediré. Así me bañarás también por dentro y por fuera, ya me entiendes.

. - que te crees tú eso. Por dentro no podrá ser, no ha querido –dijo Maribel-.

. - será porque eres virgen, pero yo no, a joderse tocan. Ya sabes, Salvador, por dentro y por fuera, por delante y por detrás. Toma esa, Maribel.

. - la madre que la parió. Al final es verdad que es un pendón verbenero.

. - y a mucha honra.

. - ¿es cierto eso, Sun-yi? -le pregunté-.

. - pues claro. Me desvirgaron hace dos años y desde entonces, no he parado de recibir por todos lados. Una vez hice un trío y no veas.

. - jodida puta.

. - Maribel, esa palabrota está de más. Pase, pendón verbenero, que suena mejor, pero puta no, retíralo, por favor –le pedí-.

. - bueno, vale, pero es un pendón verbenero al cuadrado.

. - bueno, dejémoslo ya. Ahora me largo, tengo hambre. Espero que mañana me den el alta, así podré hacer guardia aquí como visitante y no como paciente, que es más restringido. ¿A vosotras cuando os dan el alta?

. - a mí me dan la patada en dos días –dijo apesadumbrada Sun-yi- es una putada, pues estaba disfrutando de lo lindo-.

. - a mí no me vuelven a revisar hasta dentro de cuatro días, después me dirán cuando me dan el alta. Yo me siento bien, pero no mando en las altas del hospital –agregó Maribel-.

. - bueno, de todas maneras, todo lo que empieza, acaba. Lo digo por ti Sun-yi. Pronto nos olvidarás y encontrarás un semental a tu medida.

. - Dios te oiga, pero tan guapo como tú, lo dudo.

. - gracias por el piropo. Os dejo, hasta mañana.

Al día siguiente, mientras estaba almorzando, recordé que a mi vecino no lo había visto desde que me fui a dar un paseo para despejarme un poco a la zona de los pequeñines con enfermedades tan graves como algunas leucemias.

Aproveché que una de las enfermeras estaba trasteando en su armario, recogiendo las cosas, para preguntarle.

. - oye, guapa. ¿Dónde anda Leonardo?

. - ¿no lo sabes?

. - ¿el qué no sé?

. - vinieron dos policías nacionales y se lo llevaron esposado y en silla de ruedas.

. - ¿y eso por qué?

. - según me he enterado, es un falso disminuido psíquico. Se hacía pasar por tonto para cobrar una pensión de la Seguridad Social y lo llevaba haciendo desde hace muchos años.

. - ¿quién lo delató?

. - adivina.

. - ¿mi madre?

. - tú y tus chistes. No, su propio hermano. Por lo visto, supo que mentía como tonto y como estaba en el paro, le pidió una parte para salir adelante, como se negó, lo denunció. Ahora estará en la cárcel, en la zona hospitalaria, porque el problema del pie sí era cierto. Allí lo curarán, para luego hacerle juicio cuando corresponda.

. - ya no se puede uno ni fiarse de la familia.

. - tú lo has dicho.

. - pronto te enviaremos otro compañero de habitación.

. - oye, que no ronque y me deje dormir.

. - pondrán al que le toque, aquí no hacemos distingos.

. - porfa, Leonardo roncaba y no podía pegar ojo. Búscame uno que se esté muriendo y no haga ruidos.

. - serás bestia. A lo mejor Dios te lo echa en cara y te ponemos a ti con la cara hacia el techo y babeando.

. - bueno, pero por lo menos dadme una pastilla para que no sienta ni padezca y pueda dormir de un tirón.

. - esas pastillas las venden en la esquina. Al vendedor le llaman camello, aunque nunca le he visto camello alguno.

. - muy bueno, sí señora. Tú y yo podríamos montar un espectáculo de humor. El loco y la loca, S.A.

. - estás como una cabra, ahora cómete tu comida y déjame limpiar.

. - a la orden, mamá.

. - que te jodan, soy soltera.

. - porque quieres y porque tengo novia, porque si no te tiraba los tejos. Tienes un trasero que ni la Venus de Milo.

. - serás mamón. Calla ya y come.

. - okey, tú te lo pierdes.

Comí aquella insípida comida y me tendí un rato. Cuando cerré los ojos, no volví a abrirlo hasta pasadas dos horas que entró por la puerta mi amigo Jet-li. Con una sonrisa de alguien que había tomado una decisión.

. - hola guapo. ¿Todo bien con tu hermana?

. - un poco triste porque tiene que irse mañana. Creía que estaría contenta por largarse de aquí, pero no, es, al contrario. ¿No tendrás tú nada que ver?

. - mea culpa.

. - ya lo supuse. Bueno, he decidido que sí.

. - que sí, ¿qué?

. - lo que tú ya sabes.

. - no, no. Tienes que decirlo con esa boquita para que después no haya malas interpretaciones y me meta en follones.

Miró aquí y allá y se acercó a mí. Habló bien bajo, pero perfectamente le entendí.

. - quiero follarte y que me folles.

. - ahora sí. Has llegado a la mejor hora. No tenemos a nadie al lado y no vendrán a darme el coñazo hasta esta tarde que me darán el alta. Así que arreando al baño.

Busqué un trozo de palo que le robé a uno de los niños. Era parte de un juguete de madera. Junto con dos toallas y el champú. Añadí pasta dentífrica y elixir bucal, luego invité a entrar a Jet-li y cerramos con seguro.

Con un morreo adecuado, comenzamos, mientras lo desnudaba. El chico me imitaba con mi ropa.

Ambos desnudos, le miré el pito. No era muy grande ni gordo para ser de mi edad, pero era lo que había. Le di la vuelta y le inspeccioné el ano. Era bastante estrecho. Sin duda la polla de Leonardo no le hubiera entrado ni con vaselina, pero la mía, que aún no la tenía toda desarrollada, sí que le iba a entrar que era un gusto.

. - primero me follarás a mí para que sepas como te entra tu polla en mi culo. Me puedes follar como quieras, rápido, lento o como te dé la gana. No te importe que salga sucia, debes acostumbrarte al olor anal, pues la mierda que salga, será la nuestra propia no la del otro. Hazlo así o no sacamos nada. Luego, cuando te corras en mi culo, te agacharás y te tomarás toda tu leche que me hayas metido con tu pene. Yo haré lo mismo contigo. ¿Qué te he dicho, Jet-li?, repítemelo.

. - que cuando te la meta y me corra en tu culo, me la mamarás y limpiarás. Yo haré lo mismo con la tuya. Luego me tomaré mi propia leche directamente de tu culo y viceversa.

. - eso es. Al ser la primera vez te dolerá un huevo. Muerdes este trozo de madera para que no te hagas daño en los dientes y no grites. Iré parando cada poco hasta que te acostumbres al dolor, hasta que al final te follaré cada vez más rápido hasta soltar mi corrida. Antes de marcharnos, nos daremos una ducha rápida, pues oleremos a caca de la vaca.

. - vale, pero trátame bien, fóllame con cuidado.

. - después de varias veces que te follen el culo, ya todo será disfrutar. Pero siempre hazlo con personas que conozcas y no te peguen algo. Yo también soy nuevo en esto, pero el tiempo que llevo en el hospital, me han follado ya bastantes veces. Fue con un chico de 22 años que tampoco había follado con nadie, así que estamos exentos de enfermedades venéreas, de momento.

. - gracias por decírmelo. ¿Empiezo?

. - empieza. Primero dame una lengüeteada por todo mi cuerpo, luego yo te la mamaré para que se te ponga dura y puedas encularme. Ah, y tómate tu tiempo, cuando te ponga el ano, méteme tu lengua todo lo adentro que puedas y comete mis huevos, son muy sabrosos desde atrás.

. - eres todo un profesor.

. - así soy yo. Yo lo he tenido que aprender sobre la marcha.

El chico comenzó a dar los pasos que le había enseñado. Su lengua me la pasó por sitios que ni yo la había pasado nunca, cosa que agradecí, pues siempre se aprende algo, aunque no se quiera, como bajo mis sobacos y los pliegues de mi entrepierna. El vello se me puso de punta.

Lo senté en el lavabo y le di una comida de polla y huevos, donde llegué hasta su ojete. Al chico le entró la risa tonta. Cuando terminé, ya estaba listo para mi culo.

Me puse a cuatro patas, pues ese era su deseo. El chico me pasó su lengua por dentro de mi culo, ayudándose de ambas manos para separarme las nalgas. Cuando se cansó de comerme el culo, colocó sus dos piernas a ambos lados de mi cintura y apuntando con su pollita, se agarró bien y me la enterró hasta los huevos. Apenas sentí dolor, pues era del tamaño de mi culo. Al chico le entró el frenesí follador y su respiración se había disparado.

Al final se corrió de gusto y muy cansado. Se quedó descansando encima de mi espalda. Le dejé que cogiera aire. Cuando se salió, se agachó y se puso a tomarse su leche como habíamos quedado.

No le hizo gracia mi culo enmierdado, pero eran las normas del follador maricón y había que acatarlas. Se tomó cuanto salía y posteriormente se lo tragaba con algo de arcadas, pero hizo de tripas corazón y me dio una buena limpieza para ser la primera vez que probaba mi culo.

Me giré y su polla goteante fue saboreada por mi boca. Se la mamé hasta sacarle todo lo que tenía dentro y por fuera de ella. Ahora me tocaba a mí disfrutar de su culo.

Le comí los alrededores de su polla, huevos incluidos. Él me mamó y me la dejó en condiciones idóneas de desvirgarlo.

Para que no sufriera tanto como yo la primera vez, me senté en el wáter y tras hacerle morder el palo, le dije que se sentara sobre mi polla a su ritmo.

El chico se puso encima de mi polla, con los pies a ambos lados de mí. Le quité el palo unos segundos y nos morreamos para darle fuerzas. El chico sonrió sin sonreír, pues le salió una mueca.

El palo volvió a su boca y comenzó a bajar, pero su miedo intrínseco a sufrir dolor, le hizo trastabillar y caerse de golpe sobre mi empinada polla.

El chico se enterró toda mi polla de un golpe. El grito que logró salir de su boca, con palo y todo, me erizó los pelos del culo.

Le saqué a duras penas el palo de su boca, pues tenía clavado los dientes en el mismo. El chico necesitaba aire en cantidad. Su rostro todo rojo, era la viva imagen del dolor culero.

. - tranquilízate, ha sido un error por tu parte, pero tómatelo con tranquilidad. No te muevas hasta que dejes de sentir dolor –le dije, besándole las mejillas primero, para luego sus labios. Lo abracé y allí lo dejé hasta que se recuperara a su ritmo-.

Poco a poco fue respirando con más suavidad, hasta que se tranquilizó.

. - ¿cómo estás? –pregunté estúpidamente, ¿cómo iba a estar?, pues dolido-.

. - como si me hubieran metido un palo ardiendo por el culo, sin avisar.

. - descansa un poco, pero no te la saques –le dije besándolo cada vez con más energía para que el chico se olvidara, harto difícil de hacer, de su dolorido culo.

. - no te preocupes, ya puedo seguir –dijo levantando el nalgar y bajándolo con cortos y suaves movimientos-.

Poco a poco la cara del chico iba cambiando para mejor. Su ritmo follador aumentaba, hasta que su culo, aun dolorido, deseaba hacerme correr para acabar con su sufrimiento, cosa que logró después de un buen rato, pues yo estaba aguantando todo lo posible, no todo iban a ser facilidades.

Me corrí en su culo, soltando toda mi leche especial para novatos.

Cuando mi polla se salió por la fuerza de la gravedad, le tomé de las nalgas al chico y le ayudé subir sus piernas en el asiento, para así tener su culo encima de mi boca, la cual comenzó a soltar mi leche enterrada en su culo. Solo fue poner la boca y esperar que goteara mi leche en mi boca.

Cuando paró de gotear, mi lengua y un par de dedos, consiguió sacarle el resto de mi leche. Lo dejé todo limpito. Luego le ayudé a bajar y el chico, como debía, se puso a comerse mi goteante y sucia polla.

Tragó polla y mierda de la buena. Cuando me la dejó seca, dimos por terminado su desvirgamiento oficial. Un morreo final y nos metimos en la ducha.

Cuando acabó la ducha en profundidad de nuestras cavidades anales, nos vestimos y con un lavado de dientes con mi cepillo y un elixir bucal adecuado, pues esta vez estaba preparado, nos besamos para dar por terminado nuestro primer encuentro sexual entre dos chicos sexualmente activos, valga la redundancia.

Esa misma tarde me dieron el alta definitiva. Ya como visitante, fui a la habitación de Maribel y Sun-yi.

La cama de Sun-yi estaba vacía. Maribel triste y llorosa.

. - ¿qué ocurre aquí, Maribel?, ¿dónde está Sun-yi?

. - se fue Salvador.

. - ¿a su casa?

. - no, murió.

. - ¿cómo que murió?, si estaba mejor.

. - estábamos hablando y de repente se calló. Me preocupé y fui hacia su cama. No se movía. Busqué ayuda y llegaron las enfermeras. Estuvieron con ella un rato, hasta que se la llevaron en camilla a urgencias. Luego me dijeron que había fallecido del problema que tenía en el corazón.

. - Dios mío. Ahora que le iban a dar el alta. ¿Dónde está?, ¿a dónde la han llevado?, ¿dónde está su familia?

. - no lo sé, no sé nada. Solo sé que ha fallecido.

. - voy a ir a la capilla, quizás este allí su familia.

. - voy contigo, espérame.

. - te ayudo con el gotero. Cógete de mi brazo.

Por el camino pregunté dónde estaba la capilla, pues nunca había ido. Cuando supe dónde estaba, nos dirigimos hacia allí.

Según llegamos a la pequeña capilla multi-confesional, solo había cuatro personas. Una de ellas era el cura o lo correspondiente en la religión de la familia de Sun-yi.

Estaban sentados todos menos el oficiante. Me llegué con Maribel de la mano hasta la familia, consistente en padre, madre e hijo, pues Sun-yi ya no estaba con nosotros. La hija estaba presente dentro de una bonita caja de caoba brillante.

Llegamos antes Sun-yi y al verla tan serena y dormida, no pude evitar unas lágrimas, no importándome el qué dirán, nunca me había importado.

Le dije al oído a Maribel que Sun-yi estaba delante de nosotros en la caja. Ella, también llorando, alargó su mano hasta tocar su frío cuerpo. Luego la retiró y me la llevé junto a los demás. Debía de sentarla o se me desmayaría allí mismo.

Las tres personas sentadas nos miraban, todas llorosas. Senté a Maribel en un banco mientras fui a dar el pésame a la familia.

Fui pasando de uno en uno dándoles el pésame. Los padres me dieron las gracias entre lágrimas. Jet-li se me abrazó llorando.

. - mi hermanita se ha ido, Salvador. ¿Qué voy a hace ahora?

. - sé fuerte, el tiempo todo lo cura. Ella no querrá que te entristezcas. Ahora está en un sitio mejor.

Al oír su madre que su hijo me llamaba Salvador, recordó cómo le hablaba su hija de un chico muy guapo y que lo ponía tan alegre.

. - ¿tú eres Salvador?, ¿el Salvador de que tanto nos hablaba nuestra niña?

. - supongo que sí, señora. Su hija era una chica muy agradable. Era una buena persona.

. - te damos las gracias mi familia y yo por alegrarle los últimos días de vida de nuestra hija. Nos hablaba mucho de ti y de tu novia, la chica ciega.

. - la recordaré durante mucho tiempo. Le iban a dar de alta ¿cómo pudo suceder?

. - solo Dios lo sabe -Le di un beso, que antes no le di, por no saber si debía, solo le había dado la mano-.

Volví con Maribel y le pasé un brazo por encima, besándole la mejilla. Allí nos quedamos en silencio.

Al poco se vino hacia mí, Jet-li y ante la sorpresa de sus padres, se me volvió a abrazar llorando. Ahora tenía a cada uno, por un lado, conmigo en medio. Ambos lo hacían en mi pecho. Sus padres consintieron y nada dijeron, pues no sabían lo mío con su hijo, pero no tardarían en sacar sus propias conclusiones si el chico no se comportaba como solía hacerlo en el caso de no haber yacido, me gusta esta palabra, con otro chico.

Estuvimos hasta que el oficiante acabó su perorata ininteligible para alguien que no hablaba chino.

Nos despedimos de la familia y regresamos a la habitación de Maribel. Después de dejarla acostada y con un beso de despedida por hoy, le dije que me volvía a casa hasta el día siguiente. No trató de impedírmelo, pues sabía lo dolido que estaba por lo de Sun-yi.

Cuando abandonaba el hospital hasta la parada de autobús más cercana, me cayó atrás Jet-li. Lo esperé hasta que lo tuve delante de mí.

. - Salvador.

. - dime, Jet-li.

. - nos vamos mañana temprano para casa. Sun-yi viaja con nosotros, la enterraremos cuando lleguemos.

. - siento no poder ir.

. - Salvador, quisiera que me amaras una última vez, lo necesito.

. - ¿tus padres dónde están?

. - se han ido para el apartamento. Les dije que quería coger un poco de aire. Quiero tenerte dentro de mí y disfrutar por última vez de alguien que nos quiso a Sun-yi y a mí.

. - si ese es tu deseo, también es el mío. ¿Dónde habías pensado hacerlo?, ya no estoy como paciente.

. - he visto que cerca del hospital hay un tupido jardín. A esta hora nadie merodea por allí. Allí podría ser, si quieres.

. - de acuerdo, vayamos pues.

El chico me llevó al jardín trasero del hospital. Era poblado y como decía, al meternos dentro, nada se podía ver desde afuera, ni desde arriba.

Buscamos una zona donde había un grueso tronco derribado y allí nos detuvimos.

Sentados los dos sobre el árbol seco, nos besamos cada vez con más pasión. No solo en recuerdo de Sun-yi, sino de nuestra corta pero intensa relación.

Poco a poco nos íbamos desnudando, hasta que se metió dentro de mí estando cara con cara y boca con boca. Me la metió con violencia inusitada que no detuve para nada. El chico estaba frenético follándome el culo. Era como si quisiera quitarse un dolor que no lo abandonaría mientras existiera.

Cuando se corrió en mi interior, nuestras bocas seguían besándose y solo cuando lo separé para mamarle su goteante polla, despegó su boca de la mía. Después y estando de nuevo sentado en el tronco, le puse ambos pies en sus hombros, así el chico tuvo la libertad para tomarse toda su leche introducida en mi ojete.

Cuando terminó, lo puse a cuatro patas. Ahora sí que le iba a dar polla como él me la solía meter a mí. Sería un recuerdo intangible después de mucho tiempo, pero que no olvidaría fácilmente.

Mi polla se colocó en su entrada anal y agarrándome de su cintura, se la enterré de un solo y violento golpe hasta los huevos. Sus gritos resonaron en el jardín, pero ya no importaba. Estaba en un lugar al que nadie vendría a socorrerle.

El chico sabía que tarde o temprano sería así como me lo follaría y como ésta era la última vez que nos veríamos, sabía que le daría polla de la forma más violenta posible, pues yo también quería alejar de mí los demonios que me embargaban por la muerte de su hermana.

Con violentos golpes de pelvis, su culo fue sodomizado por mi polla. Jet-li parecía que lloraba, no lo sabía, pero nada me impidió follármelo como de un Leonardo cualquiera se tratase.

Cuando descargué la leche en su agujero anal, el chico cogió aire y respiró hondamente. Sus lágrimas le recorrían la cara, cosa que después de salirme de él, succioné con mis labios.

. - lo siento, tenía que hacerlo. Tarde o temprano sentirías este dolor y cuanto antes lo tengas, menos te dolerá más adelante. Recuerda follar seguro, es mejor tener pocos amigos y follar siempre con los mismos, que follar con todo el colegio y coger alguna venérea. Sé selectivo con quien follas.

Me tomé mi zumo de su culo, para luego ponerlo a mamarme la polla sucia y goteante de leche.

Al terminar nos sentamos en el tronco sin subirnos los pantalones. Allí nos quedamos abrazados hasta casi media hora después que se le despertó su joven polla y que me puse a mamársela. Lo hice hasta que se corrió en mi boca de nuevo. Luego le correspondí de la misma manera, entregándole leche fresca de última hornada.

Satisfechos ambos, nos intercambiamos direcciones. No sabía si le escribiría, pero le recogí su dirección para guardármela.

Su boca no me cansaba de besar, hasta que uno de los dos pensó con la cabeza y volvimos a la realidad de donde estábamos.

Con su pañuelo y el mío, le limpié bien su ano y su polla, para luego limpiarme yo. Una vez vestidos, regresamos al mundo real.

Mientras Jet-li iba en dirección a su apartamento para mañana viajar a sus tierras canarias, yo me sentaba en la parada del autobús en espera de un transporte que me llevara a casa. Allí tenía también cosas pendientes con Sabrina.

Por un día, desperté en mi cama. La noche anterior llegué algo tarde y después de ducharme y mamá hacerme una sopa, me acosté.

La luz entraba por la ventana. Eran sobre las 10 horas. En la casa no se oía el trajinar de mamá y eso me preocupó, pues era una mujer que no paraba, cuando recordé que era día de mercado y siempre iba comprar sus verduras favoritas.

Como estaba como agilipollado aún, me di una ducha fría para despejarme. En eso, estando en la ducha, la puerta de la misma se abre y se mete una sonriente y desnuda Sabrina.

. - hola hermanito, por fin en casa.

. - sí, gracias por irme a recoger.

. - pues fui, no creas, pero me dijeron que te habías largado y te habían visto ir a ver a tu novia. Pero allí tampoco estabas y me regresé a casa –todo ello me lo decía mientras me tenía la polla en sus manos y me la pajeaba con suavidad-.

. - estaba con Maribel en la capilla del hospital. La chinita, su vecina y amiga de los dos, falleció del corazón. Fuimos a darle el pésame a la familia. Luego me entretuve por el camino.

. - lo siento por tu amiga, ¿recuerdas lo que me pediste?

. - como si fuera ayer, querida.

. - mamá está en el mercado y el cafre esta con mi hija junto a mamá. Yo les dije que iba a ordenar un poco la casa. Así que estamos solos.

. - perfecto, hermanita -Me salí de la ducha y la saqué a ella también. Con una toalla me sequé por encima y la llevé a mi dormitorio, aun revuelto.

Allí tiré la manta al suelo y la senté a ella en el borde. Nuestras bocas se unieron para separarse cuando comencé a pasarle la lengua por el cuello y la nuca, hasta llegar a sus endurecidos pezones. Ella gemía ahora sin cortapisas de que nos escucharan y gemía bien alto la muy jodida.

Luego la empujé hacia atrás y comencé en su ombligo para directamente meterme en su entrepierna. Allí sus jugos largamente guardados para mí, fueron fluyendo hacia mi garganta.

El volumen aumentaba en varios decibelios cada vez que un orgasmo le recorría todo su cuerpo y la hacía vibrar de pasión.

Me subí en la cama y la coloqué con su cabeza en la almohada. Me subí encima sin poner todo mi peso y mientras nos besábamos, mi polla buscaba sus labios vaginales. Allí se instaló con una entrada triunfal y violenta. Sonreía la muy puta mientras le daba.

. - hermanito, si hubiera sabido que sabias follar tan bien, antes estaríamos jodiendo como locos. Mi cafre no te llega a la suela de los zapatos.

Nada dije, solo que cuando se la saqué, le di la vuelta y poniéndola a cuatro patas, mi polla buscó su ojete para rompérselo.

. - Salvador, por ahí no, por favor, nunca lo he estrenado.

. - pues ya va siendo hora. Es mi agujero favorito y si quieres que sigamos otros días, tu agujero será el plato fuerte.

Cuando estaba listo, se la endilgué de golpe. Se dolió, como no, con cada metida de polla anal, así y todo, nunca intentó zafarse de mi polla culera, pues sabía que, siendo mi agujero ideal para follar, si no me lo dejaba usar, no habría más polla que tragar.

Es lo que tiene coger malas costumbres, que son difíciles de quitárselas de encima, pues esto que hacíamos los dos hermanos era un incesto en toda regla y nadie, ni siquiera su cafre marido, se lo iba a permitir. Otra cosa es que de mutuo acuerdo nos diéramos placer de manera furtiva, cosa que aportaba un morbo extra a nuestra relación incestuosa.

Maribel acabó siendo dada de alta. Ese día la llevé en autobús, pues no tenía ni auto ni carnet, a su residencia cargado con dos maletas con sus braguitas de conejitos, sus tampones y sus compresas.

Nos recibió una señora entrada en años y en teta, mucha teta. Se llamaba Flora Velázquez y era la directora del centro docente, el que hacía las veces de vivienda de los chicos ciegos residentes. Todos ellos, como Maribel, sin familia que cuide de ellos.

Era un centro mixto y todos ciegos, claro. La directora le dio sendos besos a Maribel, luego me saludó y volvió con sus quehaceres. Me extrañó que no le preguntara por su salud, ni por su riñón nuevo. Cosa muy extraña, sí señor.

Maribel se conocía a la perfección el edificio y fue quién me llevó a su habitación, en la segunda planta de un feo edificio de 5.

Según entramos, había una preciosa negrita, ciega claro, desnuda frente a un espejo y cepillándose el pelo corto que tenía. Era como una atleta en ciega. De hecho, según supe después, era una para-atleta que solía correr en campeonatos regionales.

. - a quien sea. Estoy desnuda y peinándome.

. - hola, Francesca, soy Maribel.

La chica dejó el peine y gritó de alegría.

. - Maribel, por fin has llegado –la morena corrió hacia Maribel y se abrazaron alegremente. Sus pechitos eran del tipo mandinga, perfectos y apetecibles. Su felpudo era inexistente y se notaba donde había antes pelos, pues la piel estaba más clara. Su vagina era espléndida, daba gusto vérsela tan juvenil y apetecible.

. - te presento a Salvador.

. - oh, creí que estábamos solas. Tanto gusto Salvador, soy Francesca –estiró la mano para dármela-.

. - hola Francesca, soy Salvador y estás muy guapa.

. - ¿muy guapa?, ¿entonces no eres ciego?

. - lo siento, pero no.

. - Maribel, ¿por qué no me lo dijiste?

La pobre chica no sabía dónde meterse y como taparse. Se dio un golpe con una silla que la hizo caer al suelo.

Muy educado, le di la mano para levantarla, pero ella me rehusó.

. - no, déjame pervertido. ¿Cómo has podido hacerme esto Maribel?

(Parte 4 de 16)

FIN