Abanico multicolor (12)

La historia va de invidentes, un riñón y una pérdida de memoria, tras un accidente. Relato en 16 trozos.

ABANICO MULTICOLOR

(12-16)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados.

La miré y me miré y nada nos dijimos. Luego ella intentó abrir la boca para decirme algo, pero se lo pensó mejor y la cerró. Me giré hacia ella y casi echando fuego por los ojos, se lo solté.

. - con el debido respeto, me cago en tu puta madre. Lo que me hiciste esta mañana, no se le hace ni a un perro.

. - lo siento de veras. Lo siento en el alma. No sé qué me pasó, que hui como una cobarde dejándote allí abajo. Entiendo que me odies, pero espero que me perdones. No te merecías lo que te hice.

. - desde luego que no, joder. Estuve más de media hora después dando gritos para que me sacara alguien. Llegué a casa apestando a demonios. ¿Y qué logré con mi buena acción?, que me dieran por saco. Encima te inventas no sé qué de unos delincuentes. No, tú no eres tonta.

. - ¿qué puedo hacer para que me perdones?

. - volverte a ver en el agujero y pasar de largo, eso sí me gustaría, ya tu vez.

. - no me pidas eso, por favor. Haré lo que quieras, pero eso no, con una vez ya fue bastante. Pídeme otra cosa.

. - pues entonces quiero verte en pelotas delante de mis narices.

. - ya me lo viste todo, ¿para qué otra vez?

. - allí abajo no estaba yo para entretenerme en nada más que en sacarte de allí.

. - ¿es eso lo que quieres?

. - sí.

. - ¿solo eso?, ¿no intentarás nada más?

. - solo te echaré un bue vistazo a todas tus curvas y lo que no son curvas. Después zanjaremos la cuestión. Ah, y me haré una paja en tu nombre delante de tus narices.

. - serás… serás…, vale, pero no quiero saber nada mas de ti.

. - ni yo de ti. En clase no me preguntes nada, no quisiera que todo el mundo se entere que te tengo ganas.

. - de acuerdo. Que así sea. ¿Cuándo y dónde?

. - en tu casa. En la mía hay demasiada gente últimamente.

. - de acuerdo, te anotaré mi dirección y la hora.

Después de garabatear ambas cosas, me la pasó y se largó muy seria ella.

Me guardé la nota en el bolsillo y cuando miré hacia la piscina de nuevo, Lucía no andaba por allí, estaba bajando las escaleras hacia mí.

. - no te has olvidado de mí.

. - no podría, después de verte ese cuerpazo que tienes.

. - sin un pecho.

. - sigues teniendo un cuerpazo que para sí quisieran muchas tías de aquí.

. - gracias, eso se merece un beso.

Me cogió la boca y me la besó, cuando miró hacia unos bancos más abajo, su cara cambió drásticamente. Yo miré hacia donde lo hacía y solo vi a un chico que nos miraba con no muy buena cara.

. - ¿lo conoces?

. - sí, es mi ex, ese que me dejó hecha polvo.

. - si quieres te dejo y nos vemos más tarde.

. - no me dejes ahora, por favor. Lo odio y no quiero saber nada de él.

. - pues larguémonos de aquí entonces.

La cogí de la mano y le puse después el brazo por encima de sus hombros. Cuando estuvimos fuera de la piscina, nos alcanzó el ex.

. - hola, Lucía. ¿Ya no saludas a un viejo amigo?

. - piérdete de mí vista, capullo. No tengo nada que hablar contigo. Ahora estoy con Salvador. Alguien que me respeta y me quiere de verdad –joder con la tía, lo que se inventaba. Ya me habían metido en otro embolado sin buscármelo casi-.

. - oye, a mí no me hables así. Yo soy quien deja a las tías, no ellas a mí.

. - oye, chico –me puse entre Lucía y su ex- o te largas o te largo. Ella ahora está conmigo y no desea nada de ti-.

. - tú que callas o te zurro la badana.

. - Salvador, déjalo. Es un bruto y te puede lesionar –dijo casi llorando Lucía-.

No me moví entre los dos y cuando el tío me fue a apartar, le cogí de la mano y con una llave de jiu-jitsu, casi se la rompo, consiguiendo que hincara las rodillas en el suelo.

. - lárgate o te haré daño.

En vista de que no respondía, lo solté, pero el tipo era algo vengativo y me fue a dar una ostia con su mano derecha bien cerrada.

Le frené la mano y con ella misma, le di en todos los morros. Luego le di una buena patada en todos los huevos. Ni qué decir que al tío se le fueron las fuerzas de tocarnos los huevos por más tiempo.

Le volví a echar el brazo por encima a Lucía y nos perdimos en dirección al aula de química práctica.

. - ¿dónde aprendiste eso?

. - mi hermana, que se las sabe todas, me enseñó algunos trucos. Pero me temo que tu ex no es de los que aprenden lecciones a la primera y tendré que darle más fuerte.

. - peor para el cabronazo. Esto se merece otro beso.

. - no, prefiero otra cosa.

. - de eso nada.

. - no es lo que imaginas. Solo quiero besártelos los dos.

. - ¿los dos, si solo tengo uno?

. - yo veo dos. ¿Haces?

. - vale, pero en casa. Aquí no me hace gracia.

. - como quieras. Comencemos con las clases.

Después de cenar los dos, porque su madre ya se había largado con viento fresco, decidimos ducharnos juntos para variar.

. - ya nos hemos visto todo y no es cosa de escondernos, Salvador -dijo ella-.

Me cogió de la mano y me llevó a la ducha. Allí nos desvestimos y entramos dentro de la mampara.

. - recuerda, solo los pechos, bueno, el pecho.

Sonreí y empecé por el virtual, al cual dediqué un buen rato, haciéndola disfrutar como si aún tuviera el pecho. Después me fui hacia su gemelo ya de cuerpo presente. No me cansaba de besarlo, mamarlo, chuparlo, morderlo y disfrutarlo. Hasta que no se corrió varias veces, no dejé de comérmelo.

Después me di la vuelta y me duché como si estuviera solo. Luego me volví a mi cama, seco, pero desnudo como estaba.

Ella mi imitó y se metió en su cama. Cuando apagamos las luces y después de un rato en silenciosa oscuridad, siento que Lucía se mete en mi cama y se me abraza a la cintura. Sonreí y le cogí una de sus manos y la puse sobre mi dura polla. Ella tembló de emoción. No quise pasar de allí, aún era pronto. Cuando ella quisiera dar el siguiente paso, lo daríamos juntos. Cerré los ojos y me dormí con su mano allí, sin retirarla en ningún momento.

Amanecimos los dos juntos. Ella acurrucada sobre mi pecho. Le besé en la frente y sin despertarla, me salí de la cama y me puse el chándal de correr.

Todo empalmado como iba, le eché un vistazo a la nota de la profesora. La hora era la correcta, pero aún tenía que localizar su edificio.

Cinco minutos después di con su apartamento. Toqué el timbre y sentí que miraban por la mirilla.

La puerta se abrió y era ella, nada alegre, por cierto. Se hizo a un lado y entré. Ella cerró tras de mí. La casa aún no estaba toda amueblada con sus cosas, pues se parecía a los apartamentos de toda la vida.

Me senté en un sofá y la miré. Me saqué la parte de abajo, calzoncillos incluidos y me la cogí con la mano.

. - cuando quieras, profesora.

Ella, con un brazo escayolado, le costaba sacarse la ropa de encima. Aun así, lo consiguió, quedándose en pelotas. Le sobraban varios kilos, pero, aun así, estaba muy apetitosa.

. - ven aquí y date la vuelta.

Ella, disgustada como estaba, se dio la vuelta. Vi que el material nalgar era excelente y casi le meto mano, pero no era lo pactado y seguí pajeándome.

. - ahora siéntate ahí y ábrete bien de piernas. Enséñamelo todo lo de ahí abajo.

Ella se abrió de piernas y cuando lo hubo hecho, cogí mi sillón y lo acerqué hacia ella y le coloqué las piernas en los reposabrazos, conmigo entre sus piernas.

. - nada de follarme, solo mirar.

. - mirar y correrme encima de ti.

A un palmo de su vagina, me pajeé cada vez más rápido hasta que me corrí encima de su ombligo, echándole una buena lechada. Luego me tomé las últimas gotas que salían de mi polla.

. - serás guarro y degenerado.

. - pues casi no vengo. Tenía a una titi abrazada a mi cintura en mi cama y pensé en no venir, pero me gusta cumplir mi palabra y ya está cumplida. Ya no me debes nada. Con tu permiso, me daré una rápida ducha y me marcharé como he venido.

. - tú mismo

Ella bajó sus piernas del sillón y yo salí hacia el lugar donde me señaló que estaba el baño.

Mientras chapoteaba en el agua, ella se pasó un dedo por mi leche y se la llevo a su boca. La saboreó y le dio el visto bueno. Entonces se lio la manta a la cabeza y se fue al baño. Se metió allí dentro y comenzó con un violento morreo que me dejó patinando.

. - ¿qué leñe haces tú aquí?, te vas a mojar el vendaje de tu brazo.

. - que se joda el vendaje.

. - anda, salgamos de aquí. Entre tu brazo escayolado, tu pecho izquierdo y otras partes toda amoratada, no podemos ni movernos sin que te lastime sin querer.

. - de acuerdo.

Me sequé un poco y cogidos de la mano, la saqué del baño. Luego ella me llevó a su dormitorio.

Según nos subimos, se recostó y di rienda suelta a mi lengua sexual.

Su pechamen, el amoratado y el otro, fueron mamados hasta hacerle perder el tino, corriéndose cantidad de veces.

Cuando salí de su casa me había dejado seco una vez más, además de mi paja de entrada.

Solo me faltó enculármela para completar el trío de boca, vagina y culo, pero no quería joderle más el brazo y el pecho lisiado. Aun así, la dejé con ganas de seguir otro día. Allí tendría un nidito de amor para cuando estuviera con ganas de descargar y no tuviera con quién.

Si me lo curraba bien, hasta podría tomarme sus jugos en la universidad.

Cuando me largué de allí, ninguno de los dos dijo nada, ni falta que hacía.

Regresé a casa y con una nueva ducha, me encontré a Lucía desde mi cama mirándome el rabo todo menguado.

. - vaya, parece que has estado follando esta mañana. Conmigo no ha sido, desde luego.

. - no, contigo no. ¿Desayunamos?

. - anoche me eché en tus brazos, ¿por qué no me hiciste tuya?

. - no deseo hacerte daño como lo hizo tu novio. Cuando termine, me iré, ya te lo dije. También que no te enamoraras de mí, recuérdalo.

. - ¿cómo no recordarlo?, lo tengo clavado con fuego. Al menos te follaste a mamá.

. - ¿lo sabias?

. - no soy sorda. ¿Te hizo prometer que no me tocarías?

. - eso me pidió, pero no se lo prometí. Eso es cosa mía. Debías volar por tu propio pie, le dije a tu madre.

. - pues quiero volar hacia tu polla. Es mi deseo.

. - pero no el mío. Deseo para ti algo mejor que yo. Seguro que, entre todos los chicos de la universidad, hay uno que te merezca.

. - déjate de gilipolleces. Sabes que en cuanto se enteren que solo tengo un pecho, cogen las de Villadiego. Así que o me desvirgas tú o me busco a un negro para que lo haga.

. - pues te buscas a un negro.

. - porfa, Salvador. No hagas que te suplique. Si mi prima Cecilia se enterara que te estoy suplicando que me hagas mujer, me aostia delante de ti. Ella es muy puta y se pasa el día follándose todos los tíos que se le ponen por delante. Lo único que aún no ha estrenado es su culo.

. - vaya con la puta de tu prima. Si me la presentas y la logro encular, te desvirgo, pese a mi negativa de estropearte. Pero si es lo que quieres…, consígueme el culo de esa Cecilia y te haré mujer.

. - ¿y qué pasa con mi culo?, también quiero que me lo rompas.

. - todo a su debido tiempo. No le digas nada a tu prima de mis intenciones. Solo invítala a visitarte y conocer a tu compañero de piso. Yo me encargo del resto. Hasta puede que me la folle delante de ti.

. - no te atrevas a ponerme en evidencia.

. - cómo le eche la polla encima, ya verás tu dónde pongo yo la evidencia.

. - seguro que no tienes cojones de follártela.

. - ¿qué apostamos?

. - si no consigues follártela, digamos, en una semana, después de desvirgarme, me rompes el culo.

. - ¿y si gano yo?, ¿qué?

. - pide por esa boquita tuya –dijo Lucía-.

. - cada noche te quiero desnuda en mi cama. Te tomarás la pastilla y joderemos como locos.

. - coño, eso es lo que quiero y he estado pidiéndote todo el rato. Además, quiero que me encules.

. - vaya perreta con que te encule. ¿Tú sabes lo que duele eso las primeras veces?, me parece que no.

. - oye, que no soy una mocosa y sé las cosas de la vida. Tú dame por culo y déjate de historias.

. - vale, también te encularé. Pero no solo a ti, sino también a tu madre.

. - ¿para qué coño metes a mi madre en esto ahora?

. - porque tu madre es una calienta-pollas y voy a darle para el pelo en tu propia casa.

. - a mi padre no le gustará que te la folles.

. - ah, ¿pero tienes padre?, no me habías hablado de él.

. - pues sí, vendrá esta tarde a echarte un vistazo. Espero que congeniéis.

. - tu tranquila, pondré mi mejor cara. Avisa a tu prima para que venga después de que se haya ido tu padre, no me los mezcles.

. - vale. Caliéntame la leche mientras me doy una ducha. Hoy tengo química práctica otra vez.

. - tú recuerda lo que te estoy enseñando y todo irá como la seda.

Lucía salió de la cama y desnuda como estaba, se fue al baño. Yo, mientras desayunaba, calentaba su leche. Después nos marchamos juntos al aula de química.

Cuando terminó, Lucía estaba eufórica. Había hecho bien el experimento que le mandó el profesor capullo, no en vano lo practicamos varias veces el día anterior. Con un beso de tornillo, nos separamos y marchamos a las diferentes aulas que nos tocaban.

De camino a mi siguiente aula, me encontré a Leonor, me hizo una señal y se perdió en un cuarto de limpieza. Hacia allí me fui, cerrando tras de mí.

. - hola guapa. ¿Aún quieres más?

. - eres un cabrón. Te he visto besando a una chica bien mona.

. - y lo que verás, guapa. No soy de tu propiedad, ni de una sola chica. ¿No me digas que estás celosa?

. - mucho, porque me has enviciado y ahora no te quito de mi cabeza. Vente esta tarde a casa, quiero que me rompas el culo.

. - lo siento chica. Esta tarde espero en casa a los padres de mi compañera. Quieren saber con quién se acuesta su niña. Además, también vendrá una prima. Así que tengo la tarde y noche muy ocupadas. Mañana me pasaré por tu casa a la misma hora que hoy.

. - Salvador, ¿no podrías venirte a vivir conmigo?, oficialmente, serías mi inquilino, pero extra-oficialmente seríamos amantes todo el día.

. - te agradezco el detalle, pero prefiero seguir como estoy. Me gusta ir picando aquí y allí. No me gusta que me coarten para hacer lo que me venga en gana. ¿Sigues queriendo que vaya mañana?

. - por supuesto. Pero ahora no me dejes el chumino rezumando. Tenemos cinco minutos.

. - tranquila, en cinco minutos te lo dejo seco.

Le bajé las bragas y me metí bajo su falda. Ella se agarraba de una de las estrechas paredes con su mano buena, mientras le daba gusto a la muy zorra.

Cuando salió de allí, le di un minuto y salí yo después. Aún me estaba pasando la lengua por los labios cuando entré en el aula. Ella ya estaba allí revolviendo entre unos libros, para dar la clase, ni nos miramos y me fui a mi asiento.

El padre de Lucía estaba al llegar. Yo ya estaba hecho un pimpollo. Debía de dar buena impresión hasta para poderse follar a una hija.

Lucía aún seguía en el baño terminándose de arreglar. En un descuido, se le cayó la pasta de jabón que tenía sobre el lavabo. Como sonó el timbre de la puerta, la dejó de momento allí donde había caído y salió para recibir a sus padres, sobre todo a él, que era nuevo en el barrio, no como su puta madre, que ya se había follado a su compañero de piso.

Efectivamente era el padre de Lucía. Se llamaba Lencho. Tras las presentaciones y estar un rato de cháchara intrascendente, pidió ir al baño.

. - creo que me pasé con el tinto. ¿Dónde está el baño, hija?

Su hija lo llevó hasta allí y cerró la puerta tras él.

. - no ha ido tan mal, mamá.

. - parece que no. Salvador suele caer muy bien -dijo, poniéndome la mano en la entrepierna-.

. - mamá, recátate un poco, que papá está al lado-.

. - deja a tu madre Lucía, ella sabe lo que hace –dije, metiéndole mano bajo la falda sin ninguna vergüenza-.

. - sois tal para cual. Dos guarros, no tenéis ninguna vergüenza –dijo ella cogiéndome una mano y poniéndosela en el pecho sano-.

Allí estaba yo entre madre e hija, siendo rifado entre las dos. A su madre le di un beso en los labios, mientras mi mano hurgaba en su vagina, luego, con otro beso a Lucía, mientras le saqué el pecho y con sostén y todo, besé lo que dejaba a la vista.

. - Salvador, por favor, ¿qué me prometiste?

. - nada, nada le prometí, Lucrecia. Recuérdelo.

. - hija, lo siento, me he follado a Salvador.

. - lo sé mamá, que no soy sorda, ni visca. Salvador y yo dormimos juntos, ¿verdad Salvador?

. - así es, y en pelotas.

. - hija, ¿lo crees juicioso? ya sabes cómo te lo tomaste cuando rompiste con Andrés.

. - sí, mamá, lo recuerdo perfectamente. Fui yo quien rompió con él. Era una bestia y no sabía tratarme como lo hace Salvador.

. - de acuerdo, hija. No me interpondré entre tú y Salvador, pero no me apartes de él, por favor.

. - Lucrecia, eso me lo puedes decir a mí. Yo deseo seguir contando contigo, ¿verdad Lucía, mi amor?

. - de acuerdo Salvador. Puedes acostarte con las dos, pero mamá, éste no es de una, ni de dos mujeres. Le pega a todo lo que se menea.

. - yo soy así. Me tomáis como soy o nada –les dije-.

Con un desparpajo que no creí tener, le puse la parte de debajo de la falda a Lucrecia en la mano para que la sostuviera y haciéndole hacia un lado las bragas, metí mi lengua para saborear el zumo que ya estaba soltando. En eso oímos una imprecación, donde la madre de alguien salía cagada.

Las chicas se levantaron para acudir en ayuda del padre y/o marido, yo las paré.

. - mejor será que entre yo. Esperad aquí.

Entré en el baño y allí en el suelo me encontré al sr. Lencho con el culo al aire y doliéndose. Su cara era todo un poema.

. - ¿quién coño dejó la pasta de jabón en el suelo? Dios, qué ostia me he dado. Casi me rompo la crisma en el lavabo. Ayúdame chico a sentarme en la vasija.

Como pude, lo llevé hasta el asiento. Afuera preguntaron qué había pasado. Les dije que había sido una caída tonta, que todo estaba bien.

El tío cogió papel higiénico e intentó limpiarse el culo, pero no podía. Con una vergüenza que lo tenía negro, me pidió que le limpiara el culo. No me importó una mierda, la verdad.

Le cogí el papel que había arrancado previamente y se lo pasé por el culo, sacándolo bien cagado, como era lógico. Lo eché en la papelera y repetí la acción dos veces más hasta sacarlo limpio. Luego levanté el tirador de la cisterna y se fue todo por el desagüe.

. - qué vergüenza, qué bochorno. Pensarás de mí que soy un inútil –dijo Lencho-.

. - en absoluto. Todo el mundo puede tener un accidente, sea en el baño o pescando.

El tío se miró el pito, había empalmado.

. - perdona que me haya puesto así. No todos los días un chico que no conocía hasta cinco minutos antes, me limpia el culo. Me has puesto a cien con tu paquete en mis narices.

. - no debe salir así todo empalmado o su familia va a creer que le gusto.

. - ¿te importaría si así fuera?, no suelo tener relaciones con los de mi sexo, pero si se tercia…, como habrás comprobado, mi mujer en un puto pendón verbenero y se folla todo lo que camina, yo hago lo mismo, pero nunca con chicos.

. - en absoluto, sería bonito descargarlo con su permiso.

. - lo tienes. Gracias, por ser tan comprensivo.

. - no hay de qué.

Me bajé los pantalones y calzoncillos hasta los tobillos y me senté encima de su polla. Era una polla de cuidado, aun así, me entró que era una maravilla.

Nuestras bocas se pegaron en un beso preliminar de reconocimiento, para luego intensificarlo y no parar de besarnos mientras subía y bajaba sobre su polla.

Un rato después me salí y me puse a mamársela a destajo, hasta hacerlo correrse en mi boca. Cuando hube tragado toda su corrida, lo puse a mamarme la mía. El hombre no se lo pensó dos veces y se tragó mi polla.

Con su cabeza enterrada entre mis piernas, estaba oculto hacia la puerta, la cual se abrió y asomó su esposa. Con una señal con la cabeza, le dije que se perdiera de vista mientras me seguía mamando. Ella respetó nuestra íntima intimidad.

Después de cerrar con cuidado, su hija la interrogó.

. - tu padre, que se la está mamando a Salvador.

. - joder con papá y Salvador. Hoy voy a perder con gusto una apuesta.

. - ¿qué apuesta es esa, hija?

. - nada mamá. Son cosas mías –Lucía le levantó la falda como yo había hecho antes y se la dio a su madre. Luego se metió a tomarse los jugos de su puta madre-.

. - hija, no sabía que te gustaban los jugos de mamá.

. - Salvador me está pervirtiendo. Cada día aprendo algo nuevo –dijo mientras volvía a meter su lengua en busca de los orgasmos perdidos de su madre, la cual tenía los ojos cerrados y con la cabeza hacia atrás mientras su hija le hacía la madre más feliz y puta del mundo.

En el baño ya tenía a Lencho a cuatro patas dándole polla en su puto culo de padre, marido y maricón, que eso de no hacérselo con chicos, era puro cuento. A éste una polla y un culo de macho lo volvía loco.

Aunque le di polla culera, no quise descargar, pues pronto vendría la prima puta y debía de tener leche suficiente para, sí se terciaba, dale polla culera también.

Me salí, ante la decepción del dueño del culo.

. - lo siento, pero necesito tener cargada mi polla para una amiga que tengo que visitar.

. - vale, lo entiendo. Acércate por casa alguna vez y acabaremos lo que hemos empezado.

. - será un placer visitarlo. Ahora debemos volver o pensarán cosas raras.

. - ¿más raras que ésta, entre un padre y un amigo de su hija?

Le cogí la boca y nos besamos por largo rato. El tío no quería dejar de besarme, pero tuve que separarlo con ambos brazos. Ya habría más encuentros entre los dos en otro momento.

Para despistar, hablamos de algo para que nos oyeran fuera. Cuando salimos, íbamos hablando como habíamos comenzado.

. - hija, ¿quién tiro la pasta de jabón al suelo?, casi me mato. Fíjate el chichón que tengo en la cabeza –dijo señalándose el huevo que tenía-.

Su mujer fue en busca de una cuchara que puso en el hematoma.

. - lo siento, papi. Fui yo. Cuando se me cayó, tocaste en la puerta y salí sin recogerlo. Lo siento mucho –le dijo acaramelándoselo con besitos-.

. - bueno, ya estoy mejor. No te preocupes, a cualquiera le puede pasar, ya sea en el baño o pescando –dijo mirándome a los ojos-.

. - gracias, papi. Eres un sol. ¿Qué te parece mi compañero de piso?

. - muy atento e inteligente. Estoy contento que lo tengas por compañero, hasta lo he invitado a ir a casa cuando podáis.

. - ya te dije yo Salvador que papá era un cacho de pan.

Lucía se abrazó a su padre, haciendo que su falda se le subiera bien alta. Su madre me miró y sonriendo, se la bajó de nuevo.

. - bueno, querido, debemos irnos. Ya sabes que aún tenemos que ir al centro.

. - sí, querida. Ya lo había olvidado. Bueno, hija, ven pronto por casa y tráete a Salvador.

. - descuida papá. En menos de lo que canta un gallo, os visitamos.

Los padres le dieron un beso a Lucía, Lucrecia otro a mí en ambas mejillas y Lencho un saludo de lo más casto, pero en el apretón iba el santo y seña de que el padre quería más de lo mismo y mira si le daría, no más, sino el doble o triple, si se terciaba.

Cuando los padres de Lucía cogieron puerta, me senté en mi cama. Mi compañera de cuarto se me enganchó del brazo.

. - mira que eres un cabrón. Te follas a mamá, te follas a papá y te vas a follar a su hija. Eres un portento, vamos, como un semental.

. - y también me voy a follar a tu primita de los cojones.

. - eso vamos a verlo enseguida –dijo mirando el reloj-.

El timbre sonó a la hora exacta en que quedó en venir la primita. Fui a abrir y cuando vi lo que tenía delante, no me extrañó en absoluto.

. - hola, soy Cecilia, prima de Lucía –dijo sonriendo y echándome un ojo por todo el cuerpo-.

Sonriendo yo también y para que viera que a mí no me gana nadie, le di un beso en todos los morros allí mismo. Luego la hice pasar.

. - estás en tu casa, primita, me llamo Salvador. Lucía, cariño –levanté un poco la voz- aquí está tu prima –dije sonriendo-.

. - hola prima, creí que nunca me ibas a invitar a ver tu cuarto de la universidad.

La pareja de primas se besó como dos chicas y era que la prima Cecilia era un tío en un cuerpo de tía. Iba vestida con faldita bien corta, blusa que transparentaba el sostén, tras el cual se vislumbraba unos pechos de silicona bien grandecitos.

. - estás muy guapa, Cecilia. Veo que te has aumentado el pecho. ¿Sigues con el rabo entre las piernas?

. - y ahí seguirá hasta que me muera, Lucía. Déjame verte. Estás radiante. Se ve que Salvador te cuida, ya me dijo tu madre que tuviste una recaída por no tomarte esas cosas tuyas. No seas gandula y no dejes de tomarlas.

. - déjame verte las tetas que te has puesto, primita.

. - no sé si debiera. Quizás le moleste a Salvador que me desnude delante de él -dijo Cecilia-.

. - para nada Cecilia. A mí también me gustará verlas.

. - bueno, siendo así, a mí me encanta enseñarlas, buena pasta me han costado. ¿Queréis ver también el rabo?

. - por supuesto –dijo Lucía-.

Cecilia comenzó a sacarse ropa y más ropa. Tenía todos los complementos femeninos. Hasta por tener, tenía un tampón metido en el culo, cuando no tenía vagina ni nada que se le pareciera. Era mentalmente una mujer, pero cuando abría la boca, se sabía a la lengua que era un tío con polla o sin ella, pero un tío.

Con el hilo del tampón colgándole del culo y todo desnudo, se dio la vuelta.

Realmente estaba muy bien. Se notaba que se sentía mujer, su cutis y resto de piel era fina, seguramente de tantos potingues que se daría. Sus protuberantes tetas no eran alarmantemente gordas, sino grandecitas y del tipo pera y hacia arriba su pezón. Se notaba que era la moda en tetas. Sin duda, habían hecho un buen trabajo los cirujanos, previo pago, claro.

. - ¿se puede tocar? –Le pregunté a Cecilia-.

. - por supuesto, luego me dejas tocar a mí, ¿okey?

. - okey.

Le pasé la mano por los suaves pechos. El vello se le erizó al contacto de mis dedos. No contento con ello, se los besé con suavidad, metiéndome en la boca cuanta teta me cabía.

. - uy, Lucía, no me habías dicha nada de los gustos de Salvador.

. - sí, tiene variados gustos este Salvador.

Después de mamarle uno, le mamé el otro pecho. Cecilia me desabotonó la camisa y antes de que me la sacara, me agaché hacia su polla, ya toda empalmada y bien grande y gorda.

Saboreé con mi lengua aquella polla de semental y me la tragué sin más.

. - uy, qué bien la mamas, querido. Ahora no pares.

Ya sin camisa, me levanté y nos dimos un morreo preliminar. Cecilia fue a por mis pantalones. Con una maestría digna de un prestidigitador, me dejó en cueros en menos de lo que cantaba un gallo.

Cecilia me cogió de la mano y me tiró en la cama. Allí me quedé con la pinga hacia arriba. Lucía se sentó en mi cama y se tendió como espectadora, con un dedo en su clítoris, se pajeaba a gusto.

Cecilia se puso entre mis piernas y se zampó mi polla. El jodido tenía buen apetito. Cuando me la hubo trajinado bien, avanzó hacia arriba a lengüetazo limpio, hasta meterme su lengua hasta la glotis. Al mismo tiempo su polla buscaba donde meterse. Le detuve un momento, el tiempo justo de que Lucía fue a mi mesa de noche y me trajera un par de condones. Una vez cada polla con el suyo, dejé que continuara donde lo había dejado. Así que levanté mi trasero para que no se perdiera por el camino hasta cobijar su polla en mi agujero anal.

Su polla se deslizó como un torpedo en mi culo y yo le di la bienvenida. Su grosor y longitud no fue problema para mi culo habituado ya a recibirla de varios tamaños y grosores.

. - querido, tienes un culo que es una delicia. Mi polla se pasea como Pedro por su casa.

. - espero reciprocidad por tu parte. Aunque la mía no es tan grande y gorda como la tuya, pero quiero endilgártela también.

. - seguro que disfrutaré cuando lo hagas. Espero no hacerte daño con la mía –dijo mientras aceleraba-.

. - dame polla toda la que quieras, me la estoy tragando que es un gusto tenerla en mi culo. Quisiera saborear tu lechita calentita.

. - lo siento, pero un día le prometí a Lucía que en cuanto tuviera un maromo delante de los dos y me lo trajinara, la lechita sería para ella. ¿Lo recuerdas, amor? –dijo girando su cabeza hacia su prima-.

. - sí, lo recuerdo. Espero que no me pegues nada, primito.

. - cariño, solo la meto en culos selectos y me cuido muy mucho de que estén exentos de enfermedades. La puedes tragar con toda tranquilidad.

. - de acuerdo entonces, cuando te venga, me la das todita en mi boquita.

La polla del tío-tía entraba y salía de mi culo a velocidades de vértigo. Aquello me hacía disfrutar de una de las mejores pollas que me había metido en mi culo. Sí señor, aquel maricón de los cojones sabía cómo follarse a uno de su género.

Cuando le venía en camino el orgasmo, se salió de mi culo y de inmediato se sacó el condón, tirándolo a la papelera cercana, para rápidamente ponérsela en bandeja para que su prima se la tragara. Una vez dentro de su boca, el marimacho descargó su mercancía sexual.

Lucía hizo de tripas corazón, pues el sabor de aquella corrida de su primo era nauseabundo, donde las hubiera, pero no iba ella a ser quien se lo dijera en la cara. Debía dedicarse a otra cosa, pues si cada vez que entregaba su leche a un congénere suyo, éste se largaría y no lo volvería a ver en su puta vida. Así que se iba a quedar más solo que la una. Una pena, pues tenía desparpajo el tío, pero no todo iba a ser perfecto en su primito.

Tragó su asqueroso mejunje sin cambiar su cara, pues no era ella nadie poniendo caras según las circunstancias. Le remanó la polla hasta dejársela seca y encogida, todo fuera por no buscarse problemas.

Como ahora me tocaba a mí, lo puse donde yo antes y le dí un repaso lengüetil por todos sus pliegues. Al tío aquello le pareció de lo más orgiástico.

Lo puse a cuatro patas y me comí sus huevos desde atrás, cosa que le gustó al muy maricón. Su ano fue lengüeteado en profundidad, sacando ese sabor a culo tan característico de cada uno.

Me coloqué en posición con mi polla condonada en ristre. Su ano y mi polla eran dos desconocidos que pronto se iban a conocer en profundidad, con mucha profundidad.

Con una clavada de polla bestial, se la enterré hasta los huevos. El tío gritó como un niño chico cuando sintió que su culo era profanado por una polla y no por un trusco de mierda en sentido contrario.

Aun así, Cecilia deseaba tenerme en sus entrañas anales, pues ya llevaba tiempo buscando a alguien digno de romperle su preciado culo para seguir usándolo en las dos vías posibles, la sexual y la excretora.

Mi polla seguía batallando con su culo hasta que me vino la gloria hecha orgasmo. Me salí y quitándome el condón, ofrecí mi lechera polla para que la disfrutara con su mamadora boca.

El tío recibió un tiro de leche y por la cara que puso, fue satisfactoria para su ego. Luego me la mamó hasta escurrírmela bien escurrida.

Cuando terminó con mi polla, me tendí junto a él, rendido y cansado.

. - estoy agotado de darte por culo, Cecilia.

. - gracias por desvirgarme. Eres un gran enculador, te voy a fichar para que me folles cuando quieras y donde quieras.

. - se agradece el detalle, pero ya tengo una lista algo extensa donde usar mi polla y no debo de abusar o me quedo sin ella. Sin embargo, no quita para que de vez en cuando te pases por aquí y recordemos viejos tiempos.

. - Lo tendré en cuenta –dijo, besándome y no parar de meterme la lengua-.

Media hora después, Cecilia se fue, dejándonos solos a Lucía y a mí. Me metí en el baño y después de un reconfortante baño, regresé a mi cama.

Lucía se desnudó y se metió también. Ella se abrazó a mí, cogiéndome la polla menguada.

. - lo siento, Lucía. Está muerta por ahora. Espera a mañana para ser desvirgada por tus dos agujeros.

. - vale, pero si te ves con fuerza antes, no dudes en penetrarme.

. - gracias, pero creo que paso. Estoy molido. Tu prima de los cojones me ha dejado muerto en todos los sentidos.

Besé los labios de Lucía y luego su pecho, para después acurrucarme con el pezón dentro de mi boca. De esa guisa me dormí. Lucía, abrazada a mí, también cogió el sueño, esperando que pasaran pronto las horas para poder disfrutar de mi portentosa polla.

Cuando desperté al día siguiente, tenía el estómago con telas de arañas.

Me tomé un desayuno doble. Cuando me sentí mejor, salí a correr, sí, pero hacia la casa de Leonor.

El día anterior me dio una copia de la llave de las dos puertas y las usé. Ella dormía aún, pues me había adelantado en media hora.

Me desnudé para meterme en su cama, cuando entró en la habitación un maromo de dos metros y con la polla en la mano.

. - ¿quién coño eres tú y por qué estás desnudo delante de mi mujer?

. - ¿tu mujer dices?

Me quedé blanco de la impresión, no sabía dónde meterme. En eso despertó Leonor y vio el panorama. Allí estaban dos machos en pelotas, de cuyas pollas era dueña y señora mientras estaban con ella.

. - querido, no seas cabrón. Ya te hablé de Salvador. Anda, subid los dos. Tengo agujeros más que suficientes para ambos.

. - ¿pero qué coño pasa aquí, Leonor? –dije-.

. - perdona, Salvador. Te presento a mi marido, Jorge. Jorge, Salvador.

. - perdona, pero ya me estoy hartando de las cosas que haces. Primero me abandonas después de haberte sacado de un buen atolladero, ahora me invitas a follar estando tu marido, ¿qué será mañana?, ¿qué me lo haga con tu hija o con tu abuelo?, me gusta la variedad, pero esto ya es el colmo. Me largo.

Antes de que me lo pudieran impedir, ya me había vestido la parte de abajo y la camiseta en la mano, me largué, dejándole las llaves en una mesita.

Mira que me hubiese gustado encular a la pareja, pero no me sentía ya seguro con Leonor. Era imprevisible, cualquier día me salía con algo que no podría controlar y seguro que saldría yo perdiendo. Abur, me dije.

A partir de aquel día, la relación entre profesora y alumno se enfrió hasta hacerse inexistente. Luego supe que encontró a otro pardillo con quien compartía las frías noches, junto con su marido.

El trío se lo pasaba bien, hasta que ocurrió lo que tenía que ocurrir. Se le cruzaron los cables a Leonor y el pardillo fue detenido al ser cómplice del crimen pasional con Leonor al matar al marido de ésta. Ambos estaban ahora detenidos y el marido, enterrado. Todo eso no sucedió hasta varios meses después de haberla dejado, aun así, me libré de una buena hija de puta.

El mismo día de la separación con Leonor, dejé todo lo que estaba haciendo para centrarme en los agujeros de Lucía. De una vez por todas iba a zanjar el asunto de su desvirgamiento.

Cuando la tarde llegó, yo ya estaba duchado y acicalado. Cuando llegó de la piscina supo que había llegado el momento.

. - dúchate y comamos algo. Luego comenzaremos.

La cena fue frugal por ambas partes. Desnudos nos metimos en mi cama. Aparté la manta y nos quedamos encima de la sábana, la cual habría que tirar a la basura, era lo más probable.

Nadie decía nada, solo yo actuaba comiéndomela toda ella, incluso su pecho virtual. Ella lo agradeció, teniendo orgasmos para dar y tomar.

Le penetré su vagina tras intensos lengüeteados vaginales. Sus caldos eran jóvenes y sabrosos.

Se dolió al sentir que mi polla destruía su himen hasta traspasarlo totalmente.

Con una follada en toda regla, la dejé sudando, pero más sudada la iba a dejar cuando me decidí, sin hacer pausa, darle la vuelta.

Su ano era diminuto, pero no importaba. Ella quería polla y polla le daría.

Le puse un exiguo bolígrafo de plástico en su boca y comencé a agrandarle el ojete con mis dedos hasta conseguir algo decente donde meterla.

De gran ayuda fue la vaselina que me compré para la ocasión, usándola en su ano y en mi polla.

. - ¿preparada?

Ella asintió con el boli en la boca. Luego esperó. Y no fue por mucho tiempo, pues mi polla se enterró culo adentro hasta la mitad. Su dolor le hizo morder violentamente el bolígrafo, hasta dejar las marcas de sus dientes en el mismo. Suerte que era de plástico endurecido, especial, enculados de vírgenes.

Con otra clavada de polla, se la acabé de enterrar toda. De nuevo se dio a todos los demonios.

Cuando lo creí oportuno, comencé a joderle el culo cada vez con más velocidad y enjundia.

Cuando el orgasmo venía ya en camino, se la saqué de su culete. Para entonces ya ella se había desmayado del dolor que mi polla le estaba produciendo.

No tuve más remedio que correrme en su nalga derecha. De allí me la tomé succionando cuantos espermatozoides había expulsado, dejándole el culete limpio con un lengüeteado adecuado.

De la punta de mi rabo, me tomé los restos de mi corrida. La inspeccioné y como seguía desmayada y respiraba con ritmo tranquilo, la dejó dormir, no sin antes pasarle la lengua por su ano y por su vagina, tomándome cuantos fluidos encontré en ambos agujeros. Como no era un desmayo por falta de azúcar, pues le vi tomándose las pastillas e inyectándose la insulina, no me preocupé y me acosté junto a ella.

Como supuse, a la mañana siguiente, la sábana estaba toda ensangrentada de su himen roto. Ella seguía durmiendo a buen ritmo y no la quise despertar.

Mientras desayunaba, Lucía abrió los ojos y me sonrió de esa manera en que el dolor de su ano era superior al de la alegría por haberla, por fin, roto ambos agujeros. Se salió de la cama y se fue hacia el baño. Allí estuvo por más de media hora bajo la ducha, tiempo que me preocupó por su longitud.

Entré en la ducha y la vi de rodillas en el plato ducha y llorando.

. - ¿qué te ocurre, Lucía?

. - me duele mucho el ano, creo que me has roto algo dentro.

No vi que se estuviera desangrando, aun así, la saqué en brazos y la llevé a mi cama. Era una tontería estropear dos sabanas por el mismo problema.

. - déjame verte el ano. Quizás me pasé y no debí de hacerte caso.

La puse a cuatro patas y le abrí con ambas manos el ojete del culo. Con una pequeña linterna de bolsillo, iluminé su ojete. No vi nada del otro mundo, aunque tampoco era un experto en enfermedades de ojetes femeninos.

Decidí llevarla a urgencias y que la mirara un experto. Aun con la negativa de Lucía, la vestí y la llevé en taxi.

En urgencias le metieron una micro-cámara culo adentro y no vieron nada más que algunos desgarros menores. Le recetaron una pomada interna para el dolor y los desgarros y para casa.

La pomada la compramos de camino a casa. Ya en su cama, le puse la pomada con un par de dedos. La dejé dormir todo lo que quiso. No fuimos a ninguna clase ese día, pues ella era la paciente y yo el enfermero.

Ya por la tarde, el dolor culero menguó y quiso bajarse de la cama, pero se lo impedí.

. - nada de eso. Tú que quedas hasta mañana en cama. Yo te traeré las comidas que hagan falta. Anda, date la vuelta que voy a ponerte más crema culera.

Al día siguiente ya pudo ir a clase, así como yo también. Sus padres nunca se enteraron de sus problemas anales, por expreso deseo de Lucía.

A partir de una semana después de su desvirgamiento, nuestras relaciones sexuales fueron contínuas. Su culo se amoldó a mi polla y ya todo era placer por ambas partes.

Sus padres se auto-invitaban y recibían polla en cuanto entraban por la puerta. Solo había uno que se follaba a Lucía, el menda, pues la polla de su padre era algo grande aun para su hija, porque si no, aunque fuera marica de cojones, un culo y una vagina, es un culo y una vagina donde meterla.

Como el sexo lo tenía garantizado en casa con Lucía y sus padres, no me preocupe en buscarlo fuera, por lo que me enfrasqué en los estudios, que era para lo que había ido a la puta universidad.

El tiempo pasaba y la experiencia que daban los años, me hizo ser más responsable sexualmente.

Como la licenciatura ya la tenía a punto de caramelo, fui espaciando las folladas con Lucía y sus padres. Todos allí sabían que cuando tuviera lo que había ido a buscar, desaparecería de sus vidas, así que no opusieron resistencia a cerrar un ciclo de nuestras vidas.

Con la licenciatura en el bolsillo, reuní a mi familia de amantes para la traca final. Duró toda la tarde y toda la noche. Cuando amaneció el día siguiente, ni yo, ni mis maletas preparadas el día anterior, estábamos allí.

Mi regreso a la residencia de ciegos de la Once en busca de Maribel fue decepcionante. En donde antes estaba el edificio, ahora había uno de oficinas. Pregunté el paradero de sus residentes y me llevé otra desagradable sorpresa.

El edificio se había incendiado, había muertos 6 invidentes y tres empleados. Nadie se molestó en avisarme de tan trágico incidente. Cuando indagué por los nombres de los fallecidos, allí estaban Maribel y su amiga la morena Francesca, atrapados en sus viviendas sin poder salir. Nada decía de la directora y su hija, por suerte para ellas, aunque si habían fallecido otros cuatro, que vaya suerte la suya también. Toda una putada que no tenía vuelta atrás. Dios, quemarse vivos…

Visité sus tumbas en el cementerio local y puse unas flores. Las lágrimas no pude contenerlas. Aun así, me obligué a seguir adelante y me llegué a casa.

Allí no había nadie. Solo una escueta nota de que mamá y Sabrina con su familia, se habían ido de vacaciones bien lejos de allí. Joder, ¿qué estaba pasando allí?, ¿no existían los putos teléfonos o qué?

Desazonado por tanta putada, me encerré en el baño y me dí una larga ducha de agua fría. Cuando salí tiritando, me metí en la cama y me quedé dormido hasta el día siguiente.

Tenía que pensar qué iba a hacer con mi vida, ahora que todo volvía a empezar desde cero o casi, pues tenía el puto documento bajo el brazo de que ya era arquitecto, firmado y rubricado. Por de pronto, no tenía dinero que malgastar, solo los ahorros de las becas de la universidad que me habían ido ingresando en mi cuenta bancaria y que no había usado por tener la vivienda gratis. Con dicho dinero tendría que salir adelante hasta que encontrara algo de trabajo. Lo de trabajar en Sudamérica, debía de esperar.

Pensando en todo lo que se me venía encima, iba por la calle más despistado que la pipa de un indio, cuando fui embestido, volando sin paracaídas hasta cinco o seis metros de donde estaba.

Antes de llegar al suelo entré en una nube de inconsciencia que acabó conmigo en el mundo de los sueños.

. - despierta dormilón. Levántate que ya es de día.

. - ¿qué haces, Susi?, deja al chico. No está dormido, está inconsciente –dijo el doctor Acevedo a la chica que estaba en silla de ruedas. Debía de tener un par de docenas de años.

. - ¿por qué no despierta, doctor?, parece dormido.

. - Sor Pilar lo atropelló con la furgoneta y salió volando. Solo tiene unos buenos moratones en las piernas y manos, pero sigue inconsciente desde ayer.

. - es muy guapo, ¿verdad doctor?

. - no sé yo, tú sabrás –sonrió el buen doctor-.

Según el doctor se fue, fueron viniendo chicos y chicas de otros lugares. Algunos con muletas.

Las chicas estaban embelesadas mirando al bello durmiente.

. - pero que guapo es, me he enamorado –insistió

Susi-.

. - no seas tonta, Susi. Yo sí soy guapo –dijo Leandro-.

. - tú no te puedes comparar, ¿verdad, chicas?

. - sí, Susi. Es guapísimo –dijo otra rubia de su edad- lo podemos compartir –dijo Fiona-.

Todos rieron con esa risa tonta que nos da cuando decimos una tontería que no es tan tonta.

Saúl, otro de los chicos, de unos 18 años le levantó las sábanas.

. - joder, el tío esta empalmado y qué empalme, joder –dijo riendo-.

. - no seas guarro, Saúl y deja a mi novio tranquilo. Largaos todos o llamo a Sor Pilar.

Al nombrar a la monja, todos salieron despavoridos de la habitación, quedándose sola Susi, la cual no pudo evitar levantar la sabana para comprobar lo que había dicho el capullo de Saúl.

(Parte 12 de 16)

FIN