Abanico multicolor (10)

La historia va de invidentes, un riñón y una pérdida de memoria, tras un accidente. Relato en 16 trozos.

ABANICO MULTICOLOR

(10-16)

ESCRITA POR: SALVADOR MORALES

© Todos los derechos reservados.

. - conmigo, Marta.

. - ¿y por qué contigo, primero?

. - pero bueno, vais a seguir discutiendo por tonterías. Mira que me largo y os dejo aquí a los dos. Voy primero con Juan y se acabó lo que se daba. La leche, sois como el perro y el gato. Estoy sudando y no he movido un músculo.

. - vale, lo haremos así. Toma el dinero y compras las malditas entradas.

Cogí la pasta y compré las malditas entradas. No compré tres, sino cuatro, pues quería sentarme junto a los dos y así no habría problemas. Lo que hice también fue pedir el mismo sitio para las dos pares de butacas.

Me guardé las dos mías y entregué una a cada uno de los hermanos. Antes de pasar a las respectivas salas, les compré con mi dinero roscas y colas para los tres. Luego vi desaparecer a Marta en su sala y Juan y yo entramos en la nuestra.

Me fijé que los metrajes no eran los mismos. A Joderse, sería más o menos el tiempo que pasaría con cada uno, nada de horas exactas, porque no podía ser y ya está, cojones.

Según nos sentamos, se apagaron las luces, miré el reloj y le puse la alarma en vibración, no quería que el resto de clientes me maldijeran por molestarlos.

Según terminaron las partes de las próximas películas, comenzó la película de bichos de Juan. Le pasé la mano por los hombros y le atraje hacia los míos. Allí se quedó tan cómodo el chico.

No tenía ganas de preámbulos, pues al chico lo sentía muy nervioso. Le quité la pajita de la cola de su boca y lo puse en el hueco de las bebidas. Le atraje la boca y se la besé suavemente. El chico estaba en las nubes. Pronto comenzó a colaborar con su boca.

. - procura no hacer ruido –le susurré al oído-.

Volví a por su boca y nos saciamos de besarnos con lengua y todo.

Le metí mano a su paquete, el cual estaba tomando forma dentro de su bragueta. Le deslicé la cremallera y Juan gimió quedamente.

Cuando hube desplazado todo el cierre, metí mi mano bajo sus calzoncillos y le cogí el pene todo endurecido. Sus gemidos ahora eran más audibles. De nuevo al oído, le ordené silencio. Juan asintió, sudando la gota gorda.

Su polla fue sacada de sus pantalones para que cogiera aire y allí continué pajeándolo. Cuando se la hube dejado bien dura, me agaché y comencé a comérmela. Pronto, demasiado pronto para mi gusto, el chico se me corrió en la boca. Aun así, seguí mamando hasta no dejarle gota de leche.

Su polla se perdió de pequeña que era, pero fue un tipo limpio y con las servilletas que había cogido previamente, se limpiaba su pene deslechado. Luego le pasé la cremallera.

Sabiendo que debía tener polla para Marta cuando pasara la hora, me la saqué y le puse su mano sobre la mía. Cuanto antes me la comiera, antes me repondría para satisfacer a Marta y no desairarla con una picha floja.

Era la primera polla que Juan tenía en sus manos, sin contar la suya, claro. Ni su puto padre había ido a por ella todavía, cosa que agradecía infinitamente. Siempre da morbo ser el primero para un primerizo.

Le llevé la cabeza hacia mi polla y lo puse a mamármela. El chico no se resistió en absoluto, pues esperaba mi invitación en cualquier momento.

Juan no sabía mamar, pero ese desconocimiento me gustaba. Mamaba como si le fuera la vida en ello.

Me la estuvo pelando durante más de 15 minutos hasta que le sostuve la cabeza para que no la levantara y se tragara mi lechita especial para novatos comedores de pollas.

Solté mi descarga y casi lo asfixio, pero se recompuso rápido y fue tragando hasta continuar mamando polla. Sí, este chico, si me daban tiempo, lo haría el mejor mamador de pollas del reino, con permiso de Verónica.

Cuando terminó, le levanté la cabeza y me puse a meterle mi lengua en su boca hasta localizar un poco de mi leche que pasé a mi estómago.

Juan, exhausto, reclinó la cabeza y lo dejé descansar, para ponerme a limpiarme la polla con las servilletas. Después me la guardé. Ya solo faltaban una media hora para pasarme a la otra sala, por lo que me dediqué a ver la película de bichos de Juan.

De nuevo lo atraje hacia mi hombro. Le besé en la frente y él mi lateral de la boca, luego nos pusimos a ver el filme de los cojones.

El chico, de vez en cuando, me besaba y yo a él, hasta que sonó la alarma silenciosa. Le señalé el reloj a Juan y después de un alargado beso, me levanté y me llevé mi cola y mis rocas.

Por el camino me tomé un buen trago de cola y algunas roscas. Era sobre todo como enjuague bucal algo primitivo.

Me cambié de sala y localicé a Marta. Estaba sola en una esquina, como Juan y yo antes.

Según me senté, le besé en la cara un corto beso.

. - ya estoy aquí. ¿De qué va? –Le pregunté-.

. - un petardo de cuidado. La peor película de la pareja. ¿Nos salimos y damos un paseo hasta que termine la de Juan?

. - como quieras. -Volví a coger la cola y las roscas y nos salimos del cine-.

Cogidos del brazo, deambulamos por los alrededores del centro comercial, hasta localizar un pequeño parque donde las lámparas habían sido apedreadas y fundidas. Allí, solitos los dos y a oscuras, me tomé la cola. Ella hacía lo mismo con la suya.

Acabé con mi cola y la eché en la papelera que allí había, junto con las roscas que aún había en el bote. Luego Marta hizo lo propio. Los dos nos sentamos de nuevo mirando a la luna como dos gilipollas.

. - bueno, esto es de tontos, muy tontos. ¿A qué esperas para besarme?, sé que lo estas deseando –le dije con todo descaro por mi parte-.

. - eres muy engreído tú

. Te cepillaste a papá, seguramente a Juan y ahora vienes a por mí.

. - tú me los pusiste en bandeja. Ahora no te quejes y me vengas con celos. Venga, si lo estás deseando.

. - serás hijo de puta, maldito cabrón –se tiró encima de mí y me buscó la boca y comenzó a besarme algo más violentamente que cuando a uno se lo cepillan sin avisar, pero yo estaba preparado-.

La senté sobre mis rodillas y me explayé con su boca, cuello y más abajo.

El sujetador se lo desenganché con mi boca y ahora no paraba de comerme sus pechitos tan apetitosos. Sus pezones se pusieron como piedras.

Al rato quiso que dejara de mamarla, para hacerlo ella, pero se lo impedí.

. - ten paciencia. Tu hermano ya me dejó seco y me estoy recuperando. Déjame tu pene, será el primero que pruebe de una chica hermafrodita.

Ella sonrió dándome permiso y en las mismas rodillas, se hizo hacia atrás y se abrió de piernas. Mientras la sujetaba con ambas manos para que no se me cayera al suelo, ella se hizo a un lado sus bragas y sacó su enrollado pene, que era tan grande como el de Juan o quizás un poco más todavía, pero no lo podría asegurar por la oscuridad de la zona.

Solo tuve que agachar la cabeza y llevar mi boca hacia su polla. Ella ayudo en lo que podía alzándolo hacia mi cara.

Me lo metí en la boca y comencé a comérmelo sin pausa. De vez en cuando, me salía y me comía sus huevos, para luego proseguir con su polla.

Al rato Marta soltó la descarga láctea que me tragué sin problemas. Continué mamándola hasta dejarla toda encogida y seca.

. - quiero que me desvirgues ahora.

. - no Marta. No es el lugar adecuado, además, mi polla no está todo lo en forma que debería estar. Mañana os invito a ti y a tu hermano a un paseo a uno de los lagos. Allí, si aún lo quieres, te desvirgaré, igualmente que, a tu hermano, si me lo pide.

. - de acuerdo, así lo haremos. Ahora cómeme los pechos y hazme gozar como sabes.

Enterré mi boca entre sus pechos. Ella gemía y gemía, hasta que la puse con las piernas abiertas sobre el banco de madera. Enterré mi boca en su vagina y me tomé todo el zumo que estaba expulsando desde hacía horas.

Después de quedar satisfecho de la calidad de su zumo, sonó la alarma de nuevo.

. - recojamos los bártulos. Tu hermano nos espera en la tasca.

. - ¿no puedo darle unos lengüetazos, al menos…?

. - claro que sí.

Me la saqué y se la dejé para que se la tomara toda. Ella mamaba y mamaba hasta que la caja de los truenos explotó en su boca. Era poca leche, pero de primerísima calidad, así me lo hizo saber la receptora de tan suculento alimento natural, sin conservantes ni colorantes, ni ostias.

Nos guardamos nuestras vergüenzas y regresamos al centro comercial. Juan ya estaba allí, impaciente.

. - coño, ¿dónde os habéis metido?, vuestra película ya ha terminado hace rato

. - estuvimos follando tu hermana y yo en un parque cercano.

. - Salvador, joder. No seas tan explícito. Hermanito, estuvimos platicando.

. - me quedo con lo que dijo Salvador. Pues a mí me la mamó también y yo a él, para que te jodas, hermanita.

. - me alegro por ti, Juanito. Mañana estamos invitados a uno de los lagos de la montaña.

. - ¿yo también?

. - pareces tonto. No te acabo decir que nos ha invitado…, eso es a los dos. Allí seré desvirgada, ¿verdad, Salvador?

. - eso es.

. - yo también quiero que me desvirgues, Salvador -dijo su hermano-.

. - pues los complaceré a los dos, pero que no os lleve a engaño, os dolerá un huevo. El que avisa no es traidor.

. - yo ya lo sé. Recuerda que ya me violaron analmente.

. - te importa que también use tu puerta trasera.

. - sobre todo esa, así me quito el asco de haber tenido una polla que no quería tener dentro de mí por otra que sí la quiero.

. - pues no se hable más. ¿Qué queréis tomar?

Pasamos allí media hora y después de acabar, los llevé a su casa, pero antes y en una zona a oscuras cerca de la casa de ambos, me morreé a gusto con los dos hermanos. Luego los vi entrar en casa más alegres que unas castañuelas.

Esta vez el padre de Marta y Juan envió su auto privado con su empleado Garzón para dejarnos al lado de la parada del lago en cuestión. Le dimos la hora de la recogida y se largó con viento fresco.

Llevamos lo imprescindible para pasar el día los tres solos sin problemas.

. - ¿qué os parece mi rincón preferido y privado?

. - ¿solitario?

. - esa es la palabra. Por aquí no viene nadie, no es temporada de descanso y si vienen, que se jodan. Todo el mundo en pelotas, esto es un camping nudista.

. - bien, me gustará despelotarme ante Salvador, hermanita.

. - Salvador, yo no puedo desnudarme, ya sabes por qué.

. - de eso nada, en caso de que venga alguien, te das la vuelta y te llevo ropa. Lo mismo si estás en el agua. Así que las disculpas no valen.

. - ni mi hermano me ha visto desnuda.

. - pues ya va siendo hora, ¿verdad, Juan?

. - si hermanita, ya podías habérmelo enseñado hace tiempo y no tenerme en la oscuridad. Anda, desnúdate y no seas una reprimida.

Mientras los hermanos discutían, yo me desnudaba. Cuando estuve en pelotas, me puse a armar la caseta. Ésta era similar a la anterior, pero un poco más grande, como para cuatro personas, según decía el folleto. Me había comprado una segunda caseta de igual modo de instalar.

Juan ya estaba desnudo ante su hermana, que no se decidía, pero sí que le miraba la polla a Juan.

. - ¿te gusta, hermanita? –decía cogiéndosela y pajeándosela delante de ella-.

. - date la vuelta, guarro.

. - pero que tonta eres –Juan se fue hacia el agua corriendo y se zambulló en ella-.

Yo ya la tenía casi toda atada a las estacas, la caseta, claro. Luego introducí dentro la comida para que no se echara a perder. Saqué tres toallas y las tendí en la arena seca, más un bote de vaselina comestible y otro de bronceador.

Corriendo también, me metí en el agua. Juan y yo jugamos y nos besamos mientras nadamos.

Fuera del agua Marta ya estaba desnuda y caminaba como los cangrejos, marcha atrás hasta meterse en el agua. Después nadó hacia nosotros.

. - Martita, no seas mojigata y desinhíbete. Suéltate y disfruta del día –dijo juan-.

Su hermano nadaba debajo de ella y vio su pene empalmado, sonrió y ascendió hasta tenerlo en las narices. Lo siguiente que hizo fue metérselo en la boca.

. - Juan, cabronazo, sácate mi polla de la boca.

El chico, maldito caso que le hizo, pese a los esfuerzos de ella. Segundos después Marta sintió el placer que su hermano le estaba proporcionando, se dejó hacer y cerró los ojos por un momento.

Un rato después emergió Juan con su boca llena de la leche de su hermana.

. - Uuuhhh, que sabrosa es tu leche, hermanita.

. - eres un desgraciado, pero me ha gustado, Juanito.

Entonces se sumergió ella y se fue directamente por la polla de su hermano, la cual ofreció sin resistirse nada. Cuando emergió, aún no lo había ordeñado. Necesitó bajar un par de veces más hasta descorchar el bote lácteo que era la polla mamada.

Cuando emergió, de su boca escapaba algo de semen. Sus bocas se unieron en un largo y placentero beso.

Me uní a ellos y después de darles un beso a cada uno, los sumergí a ambos. Luego salí corriendo y me cayeron detrás. Me dejé coger y me sumergía uno, mientras el otro me mamaba, turnándose a ratos hasta que me dejaron deslechado.

Nos unimos en un círculo, cogidos por los brazos y a base de besos entre nosotros tres, pasamos un buen rato.

. - salgamos y comamos algo –dije-.

. - yo ya he comido algo –dijo riendo Juan-.

. - sí, me dejaste seca, cabronazo –rio Marta también-.

Salimos y nos tendimos sobre las mantas. El calor ya estaba pegando fuerte. Cogí crema antisolar y la restregué por todo el cuerpo de Juan, polla, culo y huevos incluidos. Luego hice lo propio con Marta. Con ella me entretuve más, pues tuve que añadir sus pechos y vagina. Su hermano tenía los ojos pegados al sexo de su hermana, viendo cada recoveco de su anatomía hermafrodita.

. - no mires tanto, pervertido –dijo sonriendo-.

. - hermanita, ¿en casa podemos seguir disfrutando, como aquí?

. - claro que sí, pero con cuidado. No debemos dejar entrever que nos amamos de diferente manera a como lo hacen dos hermanos que se quieren. A partir de hoy y cuando no tengamos mirones, me podrás enterrar tu polla en mi culo y yo haré lo propio con el tuyo, pero mi vagina solo podrás comérmela. No quiero que me dejes preñada por un estúpido error. ¿Me has entendido, Juanito?

. - sí, Martita. ¿Te puedo meter mano a escondidas?

. - claro, pero que nadie se entere o no te permitiré tocarme más, te lo advierto.

. - de acuerdo, siempre estás poniendo normas, pero las acataré. No veas lo que vamos a disfrutar tú, yo y Salvador cuando estemos juntos como ahora.

Cuando terminé con Marta, me tendí y los hermanos se echaron crema en sus manos y las pasaron por todo mi cuerpo, con preferencia a mi ano y mi polla, claro.

. - chicos, solo unos minutos al sol, luego entramos en la tienda y almorzamos.

Así lo hicimos. Ya en la tienda, Marta abrió la maletita con la comida y sacó un par de termos con comida que repartió en tres platos de plástico desechables. Hasta trajo un dulce casero que le habían hecho la noche anterior.

Los tres estábamos sentados con los pies cruzados como los budistas, con nuestros penes a la vista.

Cuando acabamos con lo que había traído en los termos, ya solo faltaba el dulce casero. Marta lo cogió y tendiéndose en el suelo, se lo puso por encima de ella. Sobre todo, en los pechos, polla y vagina, la cual quedó bien embadurnada, pues no era el clásico dulce, sino uno tipo milhoja.

. - chicos, aquí tenéis el dulce para que lo disfrutéis con salud.

Juan y yo sonreímos y comenzamos a darnos un banquete de dulce casero.

Nuestras bocas y lenguas hicieron las delicias de Marta, donde el placer que le estábamos infringiendo era superlativo. Ni qué decir que no dejamos ni las migajas. Todo su felpudo fue lengüeteado a conciencia, añadiéndose al dulce ese sabor infinito que era su zumo vaginal.

. - gracias chicos, que lengua tenéis y que disfrute más placentero. Voy a darme un pequeño chapuzón y darme champú para limpiarme bien la meloja de mi cuerpo, enseguida vuelvo, no os vayáis –dijo riendo-.

. - te acompañamos, no sea que venga el lobo y te coma, no dejando nada para nosotros –dije, haciéndole una señal a Juan para que se viniera con nosotros-.

Ya en el agua y con el champú en mis manos, sobamos bien a Marta. También nos dimos a nosotros mismos. Cuando regresamos a la caseta, ya limpios y secos, limpiamos un poco el desaguisado de la comilona anterior y nos tendimos los unos al lado de los otros. Nuestras pollas estaban en ristre las tres.

. - descansemos durante la siesta, luego comenzaremos a desvirgar culos y vagina. ¿Os parece, chicos?

. - de acuerdo. Salvador, ¿me dejas desvirgar a mi hermano Juanito? –dijo Marta-.

. - claro, querida. ¿Quieres que tu hermano te desvirgue vaginalmente?, no me importa, te lo aseguro-.

. - me gustaría, así podremos decir que nos desvirgamos mutuamente, pero recuerda, hermanito, solo será esta vez y nunca más. No te corras dentro de mí o te la corto. En mi culo, siempre que quieras, pero no en mi vagina.

. - te lo juro, hermanita.

. - de acuerdo entonces, -dije- yo, mientras tanto, os follaré mientras os folláis entre vosotros.

. - ¿nos dolerá que nos folles mientras follamos?

. - ya lo creo y podéis gritar todo lo que queráis, aquí nadie os va a oír –casi sonreí, pero no lo hice, ya bastante era que iban a gritar de lo lindo para que encima, reírme yo-.

Nos besamos los tres. Luego me giré hacia Marta y me di el gusto de saborear sus pezones y después cerré los ojos para echar la siesta que la próxima follada requería.

Detrás de mí estaba Juan con su polla pegada a mi culo, sin metérmela. Bien abrazado a mí, me besaba la espalda hasta que dejó de hacerlo por quedarse dormido.

En cuanto a Marta, había entrelazado sus piernas a las mías, tocando sexo con sexo. Luego también se quedó dormida al quedarse acurrucada en mi pecho.

Desperté a Marta comiéndole el rabo. Ella abrió los ojos y sonrió. Luego me fui al de Juan y también se despertó empalmado.

. - chicos, despertad, que la tarde se nos va rápido.

Los dos hermanos se besaron con lengua y cuando ya estaban bien despiertos, les embadurné las pollas, culos y vagina de la pareja. Por supuesto, ella era la única con vagina, pero también con culo y polla. El tampón de Marta salió por la puerta de la caseta, volando.

. - Marta, ponte en posición con las piernas bien abiertas, ofreciéndole tu vagina a Juan. Tú, Juan, nada de brusquedades, penetra a tu hermana con suma delicadeza. Recuerda que lo que le hagas a ella, te lo haremos Marta y yo a ti.

. - Salvador, quiero dos pollas al mismo tiempo. Una en mi vagina y la otra en mi culo.

. - Martita, querida. No seas brutita, que es la primera vez que te desvirgan de la vagina, aunque no de tu ano. Será muy doloroso, el doble de doloroso.

. - es lo que deseo sentir cada vez que estoy con los dos. Dos pollas, doble placer para mí. Así que quiero las dos pollas desde ahora.

. - Juanito, querido, a tu hermana le falta un tornillo.

. - bueno, si es lo que quiere, el morbo es doble para todos.

. - de acuerdo, ya me callo. Si es lo que queréis, lo tendréis.

Me eché vaselina en mi polla y en mi culo y revisé todos los agujeros de los hermanos.

. - entonces lo haremos de diferente manera. Juan, tú, recostado con la tranca hacia arriba. Marta se sienta en tu polla y se la clavas a la velocidad que ella quiera y yo luego enculo a Marta cuando vea que todo marcha bien. Juan, como dijo tu hermana, ni se te ocurra correrte en su vagina. Antes de venirte el orgasmo, te sales ipso facto. Después me pongo a cuatro patas y ambos me enculáis al mismo tiempo y os corréis en mi culo. Cuando lo hagáis, usáis vuestras lenguas y os tomáis toda la leche vertida en mi ano. Finalmente, os mamaré hasta dejaros secos a los dos. En la próxima follada, Marta te enculará, Juan. ¿Todo claro?

Ambos asintieron con la cabeza. Juan, todo empalmado, se recostó con su miembro mirando a 45 grados. Su hermana se acercó y se posicionó encima de su polla. Se la cogió y la dirigió hacia su vagina. Tragó saliva y bajó hasta ponérsela en la entrada.

Con la vaselina, Marta se enterró la polla de Juan como si nada, llegando olímpicamente hasta la frontera que era su himen aún intacto. Allí, tras romperlo, se frenó dolorosamente, apretando los dientes. Después de coger resuello y volver a tragar saliva, se terminó de tragar la polla de su hermanito no tan maricón.

Allí se quedó gimiendo de dolor. Hasta que el dolor no cedió, no movió una pestaña. De su vagina salía sangre del himen perforado y también del menstrual, pues tenía la puta regla. Así que anegó los huevos de Juan y aledaños.

. - Marta, estás sangrando –se puso nervioso Juan-.

. - es la rotura del himen, Juan. No te preocupes, pronto parará la hemorragia –dije-.

. - también de la regla, chicos. Estoy en esos días... –dije medio sonriendo-.

. - pues eso, no te preocupes, Juan.

Cuando Marta se sintió con fuerzas y el dolor había menguado cantidad, me dio un toque.

. - adelante, Salvador, confío en ti.

. - pues no deberías, te va a doler, ya te lo dije.

. - adelante. Tú Juan, vigila tu orgasmo.

. - que sí, estoy pensando en algo no bonito para no hacerlo, pero daros prisa, no sé si podré aguantar mucho.

. - allá voy –dije-.

Me puse detrás de Marta y con mi polla localizadora, busqué el agujero anal de la chica. Pronto lo encontró, pues lo tenía donde todas las tías.

Ella sabía lo que dolía por haber sido ya enculada por mi copia mala.

Penetré su culo y entré varios centímetros con mi polla en él. Se dolió, claro, pero nada podía hacer y seguir entrando hasta llegar a la mitad de mi tranca.

Se dolía a grito pelado y paré. Besé su cuello y le cogí de los pechos y se los apreté hasta hacerle olvidar el dolor culero, para que se centrara en el dolor de pezón, al que le estaba dando un apretón de dedos que hasta a mí me dolía.

Cuando la tenía despistada, se la enterré sin brusquedades hasta los huevos.

El grito lo tuvo que oír su padre en su casa, mientras se follaba a Garzón en el baño. Según dijo más adelante, sintió como si su hija le pidiera ayuda para mitigar en algo su dolor culero. Historias para no dormir, sin duda.

La dejé durante un buen rato que se tranquilizara y aminorara el dolor de ambas pollas.

Solo cuando ella dio el visto bueno, le dije a Juan que era la hora de follarnos a su hermana como Dios mandaba.

Los dos entrábamos en ella cada vez con más ritmo. Ella gritaba y gritaba con cada metida de polla y como eran doble polla, gritaba doblemente.

Los sudores la bañaban toda ella y era difícil agarrarme de sus pechos sin resbalarme las manos, aun así, le di una buena follada, pues mientras Juan no se saliera, no iba yo a detenerme para nada de joderle el culo enculado.

. - me viene, me viene –decía Juan y se salió de Marta. Yo hice lo mismo, para después ponerme a cuatro patas a toda prisa.

El primero en llegar a la posición de mi trasero fue Juan, pero no me penetró, pues su corrida se adelantó bastante y descargo sobre mis nalgas su lechosa corrida.

Aun así, consiguió al final metérmela en mi culo. Más tarde y después de que se recuperara un poco, Marta se vino hacia mi culo y me penetró con la polla de Juan ya dentro.

. - vamos, Marta. Jódeme a lo bestia y resárcete del dolor que te hemos infringido.

Ella siguió mi consejo al pie de la letra y a todo lo que pudo, me jodió bien jodido. Juan solo podía estar, pero no actuar o se saldría de mi culo, pues su polla, ya descargada, encogía a marchas forzadas.

Cuando Marta descargó, se salió y también lo hizo su hermano. Me giré y me dediqué a tomarles el pulso a cada polla.

A los dos agujeros de Marta les pasé la lengua, para luego dedicarme a su polla que fue limpiada a conciencia. Luego me pasé a Juan y lo dejé limpito también.

Los puse a limpiarme el culo y las nalgas. Solo cuando les di el visto bueno, los puse luego a mamarme la polla. Cuando me vino el orgasmo, regué ambas bocas con mi leche hasta que me dejaron la polla como un acordeón.

Cuando todo acabó, les cogí de la mano y los llevé al agua. Allí nos enjuagamos bien, pitos y flautas, pollas, culos y vagina.

Cuando todo estuvo a plena satisfacción de los tres, nos secamos sobre las toallas al sol que se ocultaba tras las montañas, aunque aún faltaban un par de horas para que se completara el ciclo diario de día y noche.

. - oye, Salvador, ¿cuándo me toca a mí ser desvirgado?, se va el día y aún no lo he sido.

. - no tengas prisa. Si tu hermana no se recupera, lo serás otro día. El mundo no se construyó en un solo día. Aún faltan tres horas para marcharnos.

. - hermanito, si tanta prisa tienes, que te dé Salvador. Yo no estoy en condiciones aún.

. - oye, Marta, ¿qué te crees que soy yo?, ¿un semental a piñón fijo? yo también necesito recargar baterías como todo el mundo –le dije-.

. - ya lo supongo, pero este hermano mío es un desesperado.

. - vale, vale, me esperaré, pero a cambio quiero comerte tu chumino.

. - vale, adelante y que disfrutes, porque yo lo haré.

Juan se metió entre las piernas de su hermana. Su lengua se perdió entre los recovecos de la vagina de la chica, haciéndola disfrutar como predijo. Yo, que también quería participar, me deleité mamándole los pezones y besándole los labios bucales, porque los vaginales ya estaban ocupados con Juan.

El chico no paraba de tomarle la medida a sus huevos y polla también, por si saltaba la liebre. Hubo de pasar bastante tiempo para que Marta comenzara a levantar polla, pero aún algo blandengue para poder usarla analmente.

Cuando la cosa ya se daba por perdido, la polla de Marta cogió consistencia y una buena dureza. Juan puso el grito en el cielo y de inmediato, se puso sobre su toalla y se colocó a cuatro patas.

. - venga, hermanita, ya la tienes dura.

. - vaya desespero, chico.

Marta se levantó y colocándose detrás del trasero de Juan, comenzó con un lengüeteado anal, haciendo que su polla se pusiera como una piedra. Yo, para ayudar a Marta, me coloque detrás de ella y sus huevos fueron patrimonio del menda.

Entre una cosa y otra, la polla de Marta vibraba de la pasión que le estaba entrando. No esperó más y colocándose en la entrada trasera de su hermano, se la clavó hasta los huevos. Eso sí, sin brusquedades, pero no hizo parada en ningún lado.

Juan se dio a todos los diablos, sin embargo, era lo que quería y solo se quejó del dolor, pero no de cómo era enculado. Aun así, casi se muerde la lengua.

Su hermana pronto comenzó a darle polla frenéticamente, mientras yo seguía comiéndole sus huevos bailarines.

Al final Marta descargó en donde la tenía metida. Cuando ya había dejado la semilla en aquel ex virgen culo, se salió chorreándole la polla, la cual llevó a la boca de su hermano para que se entretuviera un rato.

Juan se tragó aquella polla familiar y se dio el gusto de dejarla seca. Yo, que no iba a desaprovechar tener el culo de Juan a mi disposición y bien lubricado, se la metí sin avisar y con alevosía. De nuevo más gritos culeros por parte del dueño del agujero.

Yo, como su hermana, no empleé violencia en la primera follada, pero cuando se la tuve toda dentro, aquello ya era otra cosa. Fui aumentando la clavada anal hasta el frenesí, consiguiendo que el chico soltara su encriptada leche destinada a un culo aún desconocido.

Al darme cuenta de ello, la saqué un segundo y le hice darse la vuelta para volverle a encular. Su hermana se dedicó a lamerle su polla que se desmoronaba por momento, consiguiendo recoger algo de su semen perdido.

El orgasmo pronto hizo su aparición en mi horizonte y claro, quería correrme en su culo, por lo que me quedé dentro de su ojete y allí solté lastre hasta vaciarme del todo.

Lo siguiente fue invitar a Marta a mamarme para dejármela como nueva, mientras yo ponía mi boca en su anal culo para agenciarme cuanta leche había allí de Marta y mía.

El chico ayudó en mi faena colocando su pelvis casi en vertical para vaciarse, mientras, me ayudaba de un par de dedos y de mi lengua.

Al final, cuando ya no salió más lácteos de aquel culo y de mi polla, nos metimos por última vez en el lago para una última y definitiva limpieza general.

Usando el champú, nos dimos unas buenas friegas en culos, pollas y en la vagina de Marta. Cuando salimos del agua, nos secamos bien y después de usar un poco de perfume de la chica, recogimos los bártulos y nos marchamos hacia la parada de autobús, o más bien a unos metros de ella.

La hora se acercaba para la recogida por parte de Garzón, pero la cosa fue que no apareció y después de media hora esperando, nos fuimos hacia la parada. Allí tomamos el autobús con destino a casa, vía un segundo transbordo más.

Un par de horas antes de salir Garzón para los lagos a recogernos, papá Alfonso, llamó a Garzón hacia su dormitorio.

Garzón, que era muy solícito en cuanto su jefe lo llamaba, se colocó la polla y fue al dormitorio. Allí ya estaba Alfonso con las piernas abiertas y desnudo esperando a su amante diario.

La sonrisa brillaba en ambas caras, pues era un secreto a voces que eran amantes desde que Garzón entró en la casa ya hacía años.

No se necesitaban decirse nada. Garzón se desnudó y quedó como Alfonso, pero entre los dos había una pequeña diferencia. La polla de Garzón era descomunal y tan bien conocida por Alfonso dentro de su culo.

Las lenguas de ambos entraron en batalla, pasando a un lengüeteado por parte de Alfonso de todo el cuerpo de su sirviente y amante perpetuo.

Al comerle los huevos, aquella polla gigantostrácea se levantó como si de un mástil se tratara y vaya mástil. Medía no menos de dos cuartas, exagerando un poco.

La cosa era que además de larga, era extra-gorda y cada vez que se la metía en su culo, no veas lo que Alfonso disfrutaba, pese al dolor culero que ella le producía, pero ya estaba hecho su culo al paño y cada vez que terminaban, salía extasiado al máximo por el disfrute de la follada de su fiel sirviente.

Ni que decir tiene que la cantidad de leche que soltaba aquella polla inundaba todo su culo, rebozando por todas partes, por eso siempre ponían un protector a la cama, como esos que se les ponen a los ancianos para cuando se orinen y/o caguen fuera de sus pañales.

Esta vez la cosa cambió radicalmente, pues cuando, como siempre, Alfonso se sentó encima de la polla de su amante sirviente, clavándosela hasta los huevos para disfrutarla como venía haciendo desde que Garzón apareció por la puerta de su casa, esta vez se quedaron atascados.

Sí, Garzón no acababa de correrse como hacía siempre en el culo donde la tenía metida y no se podían separar ninguno de los dos. Allí quedaron forcejeando, pero entre que no salía y de que el dolor era intenso en el anal culo del jefe, sudaban a mares.

. - Garzón, no me puedo salir. ¿Qué es lo que pasa?

. - no lo sé, amor. No consigo correrme y la tengo atascada en tu ano. Encima debo ir a recoger a los chicos a los lagos.

. - vaya mierda.

. - la culpa es mía por tener una polla tan descomunal.

. - de eso nada, por tenerla así de gorda y larga, llevamos disfrutando todos estos años, pero no sé por qué se atasca precisamente ahora.

. - ¿y si llamamos a urgencias? –dijo Garzón-.

. - de eso nada. No quiero ser el hazmerreír de todo el vecindario. Esperaremos a ver si tu polla mengua.

Pero aquello no menguó en absoluto.

Llegamos a casa de Marta. La chica le iba a cantar las cuarenta a Garzón, cuando entramos en la casa, pero allí, todo estaba silencioso.

Tanto Marta, como Juan dieron algunos gritos llamando a Garzón y a su padre, cuando oímos la voz del padre llamándolos a su dormitorio. El sonido no nos gustó nada. Subimos corriendo los tres y cuando entramos, nos quedamos pasmados de lo que estaba a la vista.

. - papá, ¿qué ocurre aquí?

. - ya vez hija. Garzón y yo estamos enganchados y no hay manera de desengancharnos. Llevamos dos horas así.

. - oh, papi. Lo siento Garzón, iba a echarte la bronca por no haber venido a buscarnos, pero ahora me doy cuenta que no podías venir. ¿Qué hacemos papá?, ¿llamamos al 112?

. - no hija. No quiero que todo el mundo se ría en mi cara. Todo se acaba sabiendo si voy a urgencias. Ayudadnos a separarnos, pero con cuidado, tengo el culo muy dolorido.

Los tres nos acercamos a la unión y por lo poco que veíamos, me dije que aquella polla no era normal, sino todo lo contrario.

A la pareja, aquello no les parecía muy hermoso, no. Más bien, bochornoso. Que sus hijos y el amante de ellos los estuvieran observando para ver como los desenganchaban, no era como para estar muy orgulloso.

. - Garzón, ¿aún no se ha corrido? –le pregunté-.

. - no. No sé qué me ha pasado hoy, no hay manera.

Juan intentó meter los dedos entre el culo de su padre y la polla de Garzón, pero su padre se lo impidió de inmediato.

. - no, hijo. No, que me duele horrores.

. - lo siento, papá –dijo el chico, retirando los dedos-.

. - papá, ¿qué podemos hacer? –dijo su hija apesadumbrada-.

. - no lo sé hija, ya lo hemos intentado todo y nada, al final tendremos que llamar a urgencias.

. - aún se puede hacer intentar algo –dije-.

Con cara de ver algo en el horizonte para salir de aquella situación, casi preguntaron al unísono los amantes de Teruel.

. - ¿qué es ello, Salvador?

. - aquí el problema es que el pene de Garzón aún sigue todo empalmado, ¿no es así?

. - eso es –dijo Alfonso-.

. - pues hay que descargarlo en su ano lo antes posible para que baje la presión del pene y poder sacarlo.

. - ¿y cómo se consigue eso? –re preguntó Garzón-.

. - dándote por culo hasta que te corras –fue mi respuesta toda seguida, antes de que me interrumpieran cualquiera de los dos-.

. - ¿dándome por culo?, ¿quién?, ¿tú? –preguntó, temiendo la respuesta-.

. - exacto, yo y también los chicos. Ellos tienen pene los dos. Si conseguimos que eyacules, os podréis separar sin problemas.

Los dos amantes se miraron abochornados de la solución ofertada por el menda. Entre ellos lo discutieron y al final llegaron a la conclusión de que la solución propuesta era la menos mala de las dos posibles.

. - de acuerdo, adelante pues y no tengáis miedo de hacerme daño. Ya vuestro padre me ha abierto un buen boquete en mi culo, así que la tendréis que meter doble y si la metéis triple, mejor aún, porque vuestros penes son bastante más pequeños para así hacerme sentir placer ahí atrás –dijo Garzón-.

. - chicos, desnudémonos, ¿dónde está la vaselina, Garzón? –pregunté-.

. - sin vaselina, Salvador, aparte de que lo tengo lubricado, es mejor sin más lubricante.

. - como quieras, es tu culo. Sr. Alfonso, gírese y colóquese debajo de Garzón, necesitamos tener el ano en la parte alta para podérselo trabajar mejor.

Ayudados por todos, los giramos y conseguimos poner a Garzón con su trasera en buena posición.

. - bueno, ahora vosotros dos debéis relajaros. Chicos, antes de penetrarlo, debemos jugar un poco y calentarlos a los dos y me refiero a los dos. Marta, ofrécele polla y vagina a tu padre, Juan, tu polla que te la mame Garzón. Yo intentaré comerme los huevos de ambos. Deben dejarse hacer y disfrutar, y nada de peros estúpidos, ahora se trata de separarlos, después ya pueden venir las broncas que se quieran. ¿Todo el mundo sabe lo que tiene que hacer?

Todos asintieron y a la orden de comenzar, todos nos pusimos a la tarea.

Marta le puso su chumino en la cara a su padre. El viejo ni se lo pensó dos veces. Comenzó a comerle todo cuanto tenía entre las piernas, polla incluida. Los gemidos de Marta eran artos elocuentes.

Juan ya tenía su polla en la boca de Garzón, experto mamador de pollas donde los haya.

Yo me metí entre las piernas de ambos y me dediqué a comerme la polla de Alfonso y así como sus huevos y los de su amante también.

Al estar Alfonso mirando al techo y con Garzón con la polla dentro de él, me fue relativamente fácil sentarme encima de la polla del jefe, tragándomela toda. Allí, subiendo y bajando hice que se corriera de gusto. Después hice que Garzón se tomara su leche directamente de mi culo.

Cuando confirmé que las pollas de los tres próximos enculadores estaban en buena forma, di el toque de atención.

. - chicos, llegó el momento de encular a Garzón.

Marta y Juan se salieron de donde estaban y se unieron a mí. El ano de Garzón era como un pozo sin fondo.

Coloqué mi polla en la entrada, como un centímetro dentro. Luego llegó Juan e hizo lo mismo que yo.

Meter la de Marta fue más complicado, pues solo cabían dos o eso creía yo, pero no. Garzón metió un dedo y se amplió su propio culo.

. - ahora Martita, métela ahora.

Marta le hizo caso y la metió en el hueco que le hizo su sirviente.

Ahora las tres pollas estaban metidas un centímetro aproximadamente en el culo de Garzón. Ante una señal de que se las claváramos todas de golpe y porrazo, se las enterramos hasta los huevos de cada uno.

Garzón, ducho en la materia, no creía que aquellas tres pequeñas pollas, comparadas con la suya, le pudieran hacer tanto daño al enterrárselas juntas, pero así era.

Comenzamos a follarnos aquel culo, frenéticamente. Toda la cama se movía como una hoja de papel. Los gritos de todos, incluido Alfonso, pues al moverse Garzón, este movía a Alfonso con su polla, se podrían oír en la casa de enfrente y más allá.

Los jadeos de Garzón eran bestiales, entrando y saliendo en el culo de su amante. Después de un buen rato, los chicos nos fuimos corriendo en el culo de Garzón, siendo el último, Marta.

Garzón, al sentirse inundado de leche su culo por mí y los chicos, automáticamente descargó en el culo de Alfonso toda su lechería almacenada en sus huevos también descomunales.

A los segundos de hacerlo, la polla se desinfló y salió lentamente del culo dolorido de Alfonso.

Cuando vimos aquella polla, ahora menguando, tan grande, tan gorda, tan lubricada y soltando leche por su punta, los chicos nos tiramos de cabeza hacia ella.

Para no hacerle un feo a Alfonso, me giré y le puse mi polla en su boca para que se entretuviera y deleitara dejándomela seca, mientras los chicos y yo ya teníamos en la boca la de Garzón. Entre los tres nos zampamos aquel pirulí interminable, cuya leche residual era más que la que yo había descargado previamente en su culo.

Juan, que no era tonto, se colocó en el agujero de su padre y se dedicó a tomarse cuanta leche salía de aquel culo ahora más que abierto.

Saciados plenamente con la polla de Garzón, me dediqué a las pollas de Marta y Juan. No se podía desperdiciar ni una gota de su rica miel. Finalmente, todo el mundo quedó satisfecho y secos de sus productos naturales.

En dos tandas, nos duchamos. Marta, Garzón y su padre fueron los primeros en entrar en el baño. Allí los pechos de la chica fueron mamados hasta dejarle sin un solo orgasmo para las próximas 24 horas, al menos. Luego nos tocó a Juan y a mí, donde no perdimos mucho tiempo duchándonos, eso fue al final. Antes nos deleitamos con el cuerpo del otro.

Aquel había sido el primer día del resto de los días que follaríamos entre los cinco. Séase marica o hetero, allí todo el mundo follaba con todo el mundo. Solo la vagina era tocada por su padre y por mí, agraciado con tal premio por los servicios prestados.

Las semanas pasaban y como todo cansa, decidí hacer un parón progresivo. Fui espaciando las folladas con Marta y su familia putativa, llegando un momento que les hablé claramente. Dejaría de venir para dedicarme a otros menesteres, aparte de estudiar, claro. Entendiéndose por otros menesteres a otros agujeros donde meterla. Hubo ruegos y preguntas, pero no cambié de idea. En la variedad está el gusto.

Dos semanas después, ya solo follaba con Lety. Luego llegó una semana de vacaciones forzosa por diferentes manifestaciones en contra de los recortes en la enseñanza y regresé a casa.

Según abrí la puerta, oí al fondo a mamá gimiendo como si se la estuvieran beneficiando. Cuánto más me acercaba, más fuertes eran los gritos.

Al llegar a su dormitorio, allí estaban los tres. El cafre la estaba enculando a toda mecha, mientras mi hermanita se tomaba cuantos fluidos sacaba de mamá.

Sin avisar de mi presencia, me desnudé y me coloqué detrás del cafre. Se la endilgué a lo bestia. Él gritó, por lo inesperado y doloroso del clavado de polla. Fue de ó rdago

[U2]

el dolor, lo que llamó la atención del resto sobre su follador.

. - Salvador, has llegado, hijo.

. - hola mamá, hola hermanita, hola cuñado.

. - serás cabrón, a ver si avisas antes.

. - si te aviso, el placer es la mitad –decía, mientras aceleraba el enculado, el tío más gritaba-.

Me salí de su culo y le entregué mi polla a mamá, mientras le metía varios dedos a la vagina a mi hermanita.

Estuve en casa durante tres días seguidos, durante los cuales la leche corrió a raudales. Luego solo venía por las noches a dormir, pues me las pasaba en la residencia enculando a mis seis amantes del centro.

La directora me permitía quedarme más de la cuenta en las habitaciones de mis dos chicas y mis dos chicos, so pena de olvidarme de su chichi. Eso a ella no le interesaba y transigía. Y es que follarse a un yogurcito como era yo, no era moco de pavo, para aquella depravada mujer.

Su hija, gran puta donde las haya, me dejaba seco cuando me cogía. Al final mamá directora nos cogió a su hija y a mi mientras me la follaba. La bronca fue de campeonato, pero como segundos después y para que se callara, le metí la polla en la boca, no tuvo más remedio que callarse y mamarme, mientras su hija se le puso a comerle el chumino. Así, madre e hija, ya podían dejarme seco a la par, tanto en la oficina, como en la casa de ambas y luego, entre ellas cuando yo no las visitara.

La semana llegó a su fin y estaba más cansado que la picha de un indio mohicano. Si hubiera corrido una maratón, estaría menos cansado.

Cuando llegué de nuevo a mi alojamiento de la universidad y me vio Lety, comprendió que no debía siquiera tocarme un pelo o palmaría allí mismo. Según vi la cama, caí rendido, quedándome grogui.

Lety, viéndome que dormía como un bendito, me desnudó y me arropó como si fuera mi madre. Me inspeccionó polla y culo y confirmó que el ojete lo tenía rojo de recibir y la polla se me estaba cayendo a cachos de tanto dar.

Me dio una crema que usaba él mismo cuando tenía esos mismos problemillas y me dejó dormir, no sin antes follarme mi boca, pues me metió su tranca y yo, automáticamente, se la mamé como si siguiera a piñón fijo, como hacia Charlot en aquella película tan memorable de Tiempos modernos.

Cuando descargó, mi boca se llenó de su sabroso alimento. Solo tuve que tragar y seguir durmiendo. Lety me limpió la boquita y me arropó mejor y se fue a sus cosas, después de pasarse un dedo por su polla para tomarse unos espermatozoides que aún pululaban por la punta de su rabioso rabo.

Una semana después estaba como nuevo. Me dije que debía tomármelo con cabeza y no volverme loco o no rendiría en lo importante del asunto, sacar la licenciatura de arquitectura.

De entre el alumnado del profesor de química práctica había una delicada chica que parecía que estaba a punto de echarse a llorar cada vez que el profesor le echaba la bronca por no cumplir con los mínimos que exigía el tío. El resto, más o menos, porque o bien, salían ilesos de esta asignatura o pasábamos un kilo del tío, pues era una de las asignaturas secundarias para los que teníamos arquitectura en el horizonte, pero no para los que iban hacia medicina y sus diferentes modalidades, que eran muchas.

Cuando de una de las clases salí a tomar el aire, me la encontré en uno de los muchos bancos casi llorando, o por lo menos intentando no hacerlo, pues de nuevo, había recibido la bronca correspondiente.

Me senté a su lado y ella, que me conocía por haberme visto en su misma aula de química, se limpió los ojos.

. - no creas que estoy llorando –dijo ella muy seria-.

. - no, que va. Esas lágrimas o casi lágrimas son por habérsete metido una mota de polvo en el ojo. A mí me pasa todo el rato.

. - eso es. Solo es una mota de polvo.

. - pero serás niña. Déjate de lloriqueos y coge el toro por los cuernos y enséñale al capullo que te abronca día sí y día también de que estás harta de sus broncas.

. - sí, muy fácil es decirlo, pero no me entra la puta química práctica. Sin embargo, la teórica me la sé de carrerilla.

. - eres la leche. Por cierto, me llamo Salvador.

. - yo no.

. - serás cabrona. ¿Cómo te llamas?

. - no puedo decírtelo, tendría que matarte.

. - coño, eres muy valiente conmigo, pero te cagas cuando te abronca el profe. Abur, que lo pases bien.

Me levanté y me dijo antes de irme el nombre.

. - me llamo Lucía y no tengo un duro.

. - ¿a qué viene eso de que no tienes un duro?

. - pues para que no pierdas tu tiempo conmigo, por si buscas algo más.

. - vete a la mierda, Lucía de los cojones. No sabía que el banco fuera tuyo.

Me largué y me metí en la próxima clase. Cuando terminó el día lectivo, me esperaba la muy jodida.

(Parte 10 de 16)

FIN