Abandonados

F/m, incesto

Hacía ya cinco años que mi padre nos había abandonado a mí y a mi madre.Yo tenía entonces diez años, pero no le tenía mucho aprecio a mi padre, ya que solía abroncarnos a los dos con mucha frecuencia.Tenía a mi madre por una esclava a su servicio y jamás le vi regalarle algo o decirle algo bonito.Tampoco los vi nunca besarse.Era, en definitiva, un completo cerdo.

Para rematar la faena que había estado haciendo durante esos diez años, mi padre abandonó un día de buenas a primeras nuestra casa y luego le escribió una carta a mi madre, en la que después he sabido que le explicaba el porqué de su ida.Le decía que era una zorra que no lo satisfacía sexualmente porque era fea e idiota, que no sabía hacerle de comer bien y que se iba con una rubia de Oklahoma mucho más guapa e inteligente que ella.

Como es lógico pensar, es carta hundió completamente a mi madre, que se llevó varios meses acudiendo un psicólogo para reforzar su autoestima.Pero mi madre no recuperó nunca totalmente su alegría y jovialidad anteriores.Había sido una mujer muy sumisa y volcada en su marido, a pesar de su comportamiento.Siempre preparaba la comida con esmero y cariño y nos la traía como si viniera en una bandeja de plata, pero mi padre siempre lo estropeaba todo y le sacaba defectos por todas partes.

Yo, como es de suponer, me alegré de su partida y mi madre y yo nos quedamos los dos viviendo solos en una casa que no estaba nada mal.Mi madre se buscó un trabajo de secretaria y con eso y lo que nos mandaba ( por ley ) mi padre salimos adelante.No obstante, como venía diciendo, su alegría la había perdido y ahora pasaba sus ratos libres derramando lágrimas amargas sobre las flores de su jardín ( la única alegría que le quedaba aparte de mí ).

Lo que más me asombra de toda la historia es que mi padre rechazara y le hiciera estas cosas a una mujer como mi madre.No era una miss, pero era realmente atractiva.Tenía el pelo castaño, los ojos verdosos, la piel bastante blanca, los pechos muy grandes y bastante firmes, las caderas algo anchas pero bien formadas y un culo amplio, pero bastante duro y firme.Su edad era 32 cuando nos dejó mi padre, y su belleza no había decaído tras diez años a de matrimonio.

Cinco años después de aquellos sucesos, mi madre y yo seguíamos viviendo con toda normalidad juntos.Ella no había vuelto a mirar a un solo hombre y se limitaba, como he dicho, a cuidar de sus flores y a ver la tele o leer.Yo era un chico entonces de quince años, metro setenta y ocho, pelo moreno y aún flaco con cuerpo de adolescente.No tenía novia ni la había tenido, ya que no era muy guapo, así que me moría de ganas de hacer algo con una chica, especialmente desde que desperté a la sexualidad.

Mi madre no se daba mucha cuenta de eso, pero a veces me preguntaba si estaba saliendo con alguna chica.Yo le decía que no y ella sonreía me decía que no desesperase, ya que algún día se me acercaría alguna.Yo me limitaba a asentir con la cabeza y seguir con lo mío, que entonces era mi mano derecha.Me imaginaba que mi madre, en su soledad, también necesitaría recurrir a ella, pero tampoco prestaba demasiada atención a eso.

Algo muy destacable en la personalidad de mi madre era su fobia a dormir sola.Por lo visto, de pequeña la habían obligado a hacerlo y ahora parecía querer desquitarse haciéndome dormir con ella casi todas las noches.Me decía la verdad, que le daba miedo acostarse sola, y a mí no me importaba hacerlo.La cama era muy grande y los dos cabíamos perfectamente y podíamos dormir cómodamente sin molestarnos, así que la mayoría de los días los dos dormíamos juntos.

El único problema de acostarse los dos juntos era que mi mente por aquel entonces, como he dicho, estaba cada vez más obsesionada con el sexo y ya casi no podía soportar las ganas de hacer algo.Para poner peor las cosas, a mi madre le gustaba dormir con muy poca ropa debajo de las sábanas y edredones y a veces se lo llegaba a quitar absolutamente todo.Ella me solía decir que desnudo dormiría mejor, pero yo solía quedarme con los calzoncillos puestos y mirando hacia el otro lado de la habitación para no verme con mi madre desnuda enfrente.

Una noche de lluvia, mi madre estaba especialmente alterada y quería que nos acostáramos temprano.Era una noche de viernes y no teníamos que madrugar al día siguiente, pero mi madre insistió en que nos fuésemos pronto a la cama para acurrucarnos y darnos algo de calor para así poder olvidarse un poco de la lluvia.En realidad, era casi aguanieve, ya que en Minneapolis en diciembre no se pueden esperar muchas precipitaciones en forma líquida.

El caso es que mi madre y yo nos dirigimos al piso de arriba y nos lavamos los dientes.Luego nos dirigimos a su habitación.Mientras yo estaba tumbado bajo las sábanas y mantas, mi madre aún permanecía de pie junto a  su lado de la cama.Se quitó el camisón y quedó en ropa interior.Luego se desabrochó su sujetador de la talla 95 y sus grandes y algo colgonas tetas cayeron libres.Por último, sus bragas pequeñas fueron deslizadas a lo largo de sus blancas y esbeltas piernas  para luego ser sacadas por sus pequeños y delicados pies.

Mi madre quedó allí desnuda completamente, con sus tetas balanceándose mientras se movía y su vulva llena de vello oscuro entre sus piernas.Su pelo castaño le llegaba hasta casi la base de su cuello y tenía las puntas hacia dentro.Sin decir nada pero sonriendo ligeramente se metió en la cama y se tapó hasta el cuello.Luego se movió alegre ( algo no demasiado habitual en ella desde la ida de mi padre ) bajo las sábanas y su acurrucó a mí.

Deslizó una mano a lo largo de mi pecho y mi abdomen.Luego llegó a mis calzoncillos y cogió todo el bulto con su mano abierta.Mi pene adolescente había reaccionado al verla desnuda y ahora reaccionaba con más fuerza al estar siendo tocado.Mi madre metió su mano por debajo de la única prenda que yo llevaba puesta y agarró mi pene.

-Sí que la tienes dura y grande, Jack... -me dijo.

Yo no supe qué responder y ella, no sé si por esa razón o por otra, se separó de mí de nuevo y soltó mi pene.Yo no dije nada y esperé en silencio a ver lo que hacía mi madre.

-¿Te gusta que mamá te toque el pene, Jack...? -me preguntó súbitamente.

-Eh...Bueno...Sí, quizás... -dijo yo atropelladamente después de una breve pausa.

-Entonces quítate los calzoncillos y jugamos un poco a que yo te toco y tú me tocas, ¿vale? -me propuso.

-Bueno... -respondí yo algo extrañado.

Me bajé los calzoncillos y los tiré al suelo al lado de la cama.Mi pene de 18 cm estaba en plena erección y a mi madre parecía encantarle.

-Si quieres, Jack, podemos jugar a que los dos estábamos casados y nos tocábamos...

-Vale, como quieras, mamá... -dije yo sin pocas alternativas.

Se acurrucó a mí de nuevo y me besó brevemente en la boca con sus gordos y húmedos labios rojos.Luego llevó su mano a mi entrepierna y empezó a acariciar mis testículos y mi erecto pene.Luego empezó a masturbarme lentamente y yo solté un pequeño suspiro de placer.Me armé de valor y empecé a tocarle sus tetas, pellizcando sus gordos pezones con mis dedos mientras ella gemía.

Mi madre se acercó más a mi pene y empezó a lamerlo con su lengua fuera.Yo no me podía creer lo que estaba haciendo, pero ella siguió chupando mi pene por fuera, para luego meterlo en su boca y comenzar a chuparlo de arriba abajo insaciablemente.Yo continué magreando sus tetas y todo lo que pude alcanzar de su cuerpo mientras gozaba con mi pene metido en su cálida y húmeda boca.

Cuando ella supo que estaba al borde del orgasmo, se detuvo y se colocó a mi lado.Yo interpreté rápidamente lo que quería que hiciese, aunque en realidad no había querido decir nada con su actitud.Me acerqué a su sexo colocando mi cabeza entre sus rellenos muslos.El olor a mujer era bastante embriagador y yo me lancé sin pensarlo dos veces sobre su raja.Al principio me desagradó su sabor, pero conforme fui lamiendo más y más me fue gustando.

Mi lengua recorría su raja de arriba abajo, introduciéndose levemente entre sus labios y centrándose con especial interés sobre su clítoris.Mi madre gritaba ahogadamente cuando yo hacía esto último y se revolvía sobre la cama como poseída por algo.A mí me encantaba hacerla gozar de estar forma y seguí adelante, esta vez sólo lamiendo su clítoris en círculo.

Al cabo de un minuto o algo más mi madre llegó a un potente orgasmo que la hizo revolverse más aún sobre la cama, cerrando sus muslos con mi cabeza entre ellos.Gemía ahogadamente y me decía que siguiera, pero yo me erguí y apunté con mi pene hacia su agujero.Me dejé caer sobre su vulva con mi pene por delante y lo hundí en su vagina llegando casi hasta el mismo fondo de ésta.

-Sí, cariño...Házmelo...Métesela a mamá...Dame placer... -jadeaba mi madre.

Yo metía y sacaba mi pene con gran velocidad en su coño y ella gozaba revolviéndose en la cama.El cabecero de ésta golpeaba la pared al estar la cama estrellándose contra ella con nuestros movimientos.La sensación era tan maravillosa que yo no podía dejar de empujar mi pelvis contra la suya, y ella lo disfrutaba tanto o más que yo.

El calor, la humedad y lo resbaladizo de su agujero del amor hacían que fuese una fácil y placentera penetración, a causa de la cual se oían ruidos como de chapoteo que habrían sido oídos por cualquiera que hubiera estado en la habitación en ese momento.Y no era para menos, ya que de su vagina manaban fluidos a causa de su gran excitación y goteaban sobre las sábanas.

Al cabo de un par de minutos mi madre se volvió a correr y gritó aún más fuerte de gusto.Entonces puso sus piernas alrededor de mi cintura facilitándome la penetración.Yo me acercaba ya sin remedio al orgasmo y traté de zafarme de las piernas de mi madre, pero éstas me agarraban y mantenían nuestra incestuosa cópula.

-Mamá...Me voy a correr... -dije nervioso.

-Sí, cariño...Hazlo dentro de mamá...Lléname con tu semen y déjame que sienta su calor dentro de mí... -me respondió.

Yo ya no podía volverme atrás.Temía horrorizado dejarla embarazada, pero ella no me soltaba, así que mi esperma salió disparado de mi pene y se estrelló contra su cérvix.Llenó las paredes de su vagina mientras yo seguía apretando mi pelvis contra la suya, ya sin importarme el hecho de que podía dejarla embarazada.Aun después de haberme corrido, seguí metiendo y sacando mi pene ( algo más flácido ) de su chocho, provocando un nuevo orgasmo en mi madre.

Aún con mi miembro dentro de ella, me puse sobre mi madre y la besé en los labios.Ella me agarró con fuerza rodeando mi cuello y metió su lengua en mi boca, devorándome literalmente con sus labios.Luego, los dos yacimos el uno junto al otro bajo las sábanas acariciándonos y besándonos lentamente.

-Estás preciosa, mamá... -le dije

-Gracias, cielo... ¿Te ha gustado lo que hemos hecho? -me preguntó

-Mucho...Eres la mujer más preciosa y que mejor lo hace del mundo...estoy seguro.

-Mmmm, ven aquí, mi amor...

Y mi madre me volvió a besar apasionadamente.Estaba claro que por fin había encontrado a alguien que realmente la quería y le daba placer, alguien que estaría a su lado y que se acostaría con ella cada noche para darle su amor, un amor profundo, verdadero y duradero que nadie podría dañar...