A veces sucede
Una historia de incesto, ocasionado por eso de gozar.
A VECES SUCEDE
El ver las fotos de la última reunión familiar le dejaron ese rostro con aire de presencia latente en su memoria, fue en la ducha de la casa familiar la cual posee las paredes bordeadas con un banco empotrado (permitiendo baños sentados) que recordó, esta su historia secreta.
Su primer experiencia sexual fue con su novio aprendieron juntos disfrutar de cada momento, las primeras caricias intimas los llevo al paraíso que entre ambos hicieron, el universitario ella adolescente, mientras su hermano mayor estaba en Europa, el benjamín, con tres años menos, espiaba seguramente a su hermana, a los diecinueve años "Ana" inicio su vida sexual más activa, con su novio recibido en la misma ciudad, hacían del departamento, su nicho de goce, las poses de las películas pornográficas eran emuladas y la satisfacción brotaba en cada acto, hacía ya meses que no necesitaba masturbarse, el goce de sus relaciones era pleno, al partir ese verano al primer trabajo de ingeniero en una playa, descolo a su mente y cuerpo, en la primera masturbación sabia que estaba en un abismo de insatisfacción, a la primer noche sin sexo, le siguió el primer día, ahora sabia que era estar privada de ese goce, en esa misma ducha que la cobijo en una masturbación necesaria, sus ojos cerrados soñaban mientras sus dedos jugaban con su clítoris y labios vaginales, sentada con el agua tibia cayendo sobre sus pelos, sus dedos la llevaron al climax .
Al verlo siguió con su juego, las caricias de esas manos eran el preámbulo de algo ya inevitable, sin pensarlo apoyada sobre el borde del banco se afirmo dejando su sexo recibir esa barra de carne joven, la primera vez que le era infiel a su novio, la primera vez con su hermano, no le impidieron gozar, la leche llego a su útero en empujones mientras sus senos eran estrujados con ganas, ya gozada se sentó y ahora recuerda extrañada como tomo ese falo para mamarlo y limpiarlo, un beso de amantes unía bajo el agua tibia a esos cuerpos en un incesto lleno de ganas, por primera vez infiel.
La ducha le marcaba los recuerdos, dormir junto a su hermano esa noche, despertarse con el, no eran cosas para olvidar, fue en la mañana que tomo el juguete deseado despertándolo, corrió a orinar y se acostó nuevamente, sabiendo que a igual que su novio haría lo mismo.
Al llegar al borde de la cama se sentó, mamo el juguete hasta sentir la plena erección dentro de su boca, apoyándola en su lengua y dejando resbalar, cerraba sus labios despaciosamente, hasta la punta y lamía el prepucio, su mamada fue profesional, lo acostó y en cuclillas su penetración fue total, saltaba y penetraba, otra vez el jugo blanco quedo dentro suyo.
Sus padres de viaje, hicieron de la casa un altar de pecado, llenos de satisfacción, el incesto gozado por ambos era interrumpido por las llamadas de su novio que la volvía a la realidad.
En la ducha ahora jugaba con sus dedos en la hoy veterana vagina y recordaba cada uno de los coitos de esa semana, con el bien dotado hermano menor, le daba ganas de que entrara como ese día, pero no hizo nunca nada por repetir lo hecho esa semana.
El embarazo se anuncio al primer retraso, no le extraño a su novio la noticia, ( más se alegro) y aprovecho un feriado para convencerla de casarse he ir a vivir allá, en el Sur, de donde hoy toda la familia, está reunida. El sobrino se parece mucho al tío.