A veces es bueno encontrarse a una misma.

Unos días de soledad no han por qué ser aburridos.

Natalia se ha ido esta semana a Córdoba por un curso de enfermería y yo, no he podido acompañarla por estar trabajando porque, recién llegada de las vacaciones de verano, pedirse unos días, resulta un suicidio laboral (más aun cuando nadie en la oficina sabe que desde mi divorcio de hace dos años, Natalia y yo somos pareja). Así que, esta semana he decidido tomarme las cosas con calma y poder desconectar un poco en casa (ninguna de las dos somos controladoras, así que este tiempo nos va a venir genial para pillarnos con más ganas, si cabe). Hoy, al llegar a casa, me he dado una buena paliza con la limpieza y recogiendo cosas (que parecía la casa una leonera) y limpiando el armario, he encontrado una caja de cuando se mudó Natalia. Inevitablemente, la he abierto a cotillear un poco, descubriendo que a Natalia antes practicaba sado, porque en la caja había esposas, collares, un par de arnés (calzando un par de buenos pollones), una fusta, dos mordazas, cuerdas, varios juguetes anales y una bomba de vacío. Una sonrisa pícara se ha esbozado al pensar todo el juego que podemos sacarles a aquellos juguetes… aunque, me llama con especial curiosidad, la bomba de vacío porque nunca le he probado por miedo a que me hiciese daño con los cinco piercings que tengo en mi sexo, en especial, con el arete del clítoris… pero no me gusta ser cobardica por lo que he preparado algunos juguetes, para tenerlos a mano, lubri efecto calor y la bomba de succión. También he buscado un buen ángulo para dejar grabando mi móvil toda la acción, para poder mandarle luego el video a Natalia y vea lo que se está perdiendo (espero que no le importe mucho que haya rebuscado en su caja y de que la idea le guste).

Lo bueno de medir 1.52 y pesar 46 Kg es que soy extremadamente flexible, por lo que me he podido recostar bien sobre un almohadón y abrir bien mis piernas para dejar bien expuesto mi pequeño coñito rosado. Además, como voy depilada entera, pienso que no habrá ningún problema en que me haga el vacío. Pero, ya que estoy tumbada y desnuda, quiero antes ver lo que puede hacer en mis pechos, que, aunque tengo una 86 C, me gustaría probar antes con ellos; así que los empapo bien de lubricante para que queden bien mojaditos y suaves, procuro que quede bien acomodado mi piercing y empiezo a bombear mi pecho izquierdo… primero, rápidamente, hasta que noto como se hace el vacío y empieza a ponerse rojos mis pezones. He parado de bombear en el punto en que ya comenzaba a dolerme de más, aunque desconocía que pudiesen estirarse y abultarse tanto mi pezón… ha quedado enorme y ahora, noto como me palpita todo el pecho y como me ha dejado marcada la forma de la bomba. Repito el proceso un par de veces hasta que noto que el más mínimo roce, en mi pezón, hace que me estremezca.

Ahora es el turno de mi pecho derecho (reconozco que empiezo a estar bastante excitada); repito la misma operación hasta dejarme los pezones enormes viendo que si me pongo boca abajo, parezco una pequeña vaquita lechera. Ahora, es momento de proceder a hacerlo en mi vagina, aunque ya no me hace falta lubricante porque desde hace rato he empezado a ponerme bien mojada. Me abro bien de piernas y sin más, comiendo a succionar mi vagina entera y de como se va quedando empañado el succionador y van aflorando mis labios internos. El coño comienza también a palpitarme, aunque se que puedo aguantar más, con lo que sigo apretando para que haga más aun el vacío. Es increíble ver mis labios super hinchados entremezclados con mis piercings y de cómo, mi clítoris ha pasado ha estar redondo y bien abultado. La operación la he repetido varias veces hasta parar porque lo tengo super hinchado y el más mínimo roce me hace estremecerme en una mezcla de placer y dolor. Me he puesto delante del espejo y me que quedado impresionada, ahora me sobresale todo mi coño como cuatro dedos y parece que me arde. Miro a la cámara para exponerme bien a ella y que pueda grabar cada recóndito lugar de mi cuerpo, con cara de putita lasciva para que Natalia esta noche se acuerde más aun de mí, si cabe. Me vuelvo a tumbar nuevamente bien abierta de piernas para comenzar a meterme un par de deditos, pero he dado tal salto que no podía creerlo… ahora mi coñito está ultra sensible y el más mínimo roce, es capaz de llevarme al éxtasis, por lo que he metido un dedito en mi boca, lo he mojado bien y he comenzado a meterlo suavemente. La sensación ha sido increíble, pero quiero más.

Caí en la cuenta en que mi culito lo tenía muy descuidado, así que, cogí un juguetito bien gordito, de unos cuatro dedos de ancho, lo mojé bien y me lo metí bien adentro para luego, apoyar mi culo bien fuerte contra mi cama para que no se saliese y seguir jugando con mi vagina. De nuevo, tumbada y abierta bien de piernas con un buen juguete dentro de mi culo, me abrí bien el coño con mis piercings para dejarlo bien abierto y vi cómo, las contracciones de mi vagina eran cada vez más fuertes (era como si mi coño me rogase que le metiese algo especial), por lo que, mojé bien mi mano en lubricante y comencé a empujar mis dedos contra ella. Me daban ganas de llorar, pero el placer era tan intenso que seguí empujando hasta que las paredes de mi vagina cedieron a mi puño, disfrutando de una oleada de orgasmos de sentir y ver mi mano dentro de mi más que inflamada vagina. El más mínimo movimiento resultaba increíble, por lo que comencé a abrir y cerrar mi mano, notando como mi coño iba a reventar de placer.

Quise llegar un poco más lejos por lo que uno de mis dedos quise que le hiciese una visita dentro de mi útero… por lo que empujé un poco más adentro para notar como mi dedo luchaba por entrar dentro de la cabeza de mi cérvix, hasta que lo conseguí produciendo una oleada de orgasmos que casi me hacen perder el conocimiento. Seguí metiendo y sacando mi dedo hasta que, como si de una cascada se tratase, tuve un chorreón de mis fluidos que dejó empapada toda la cama. Saqué mi mano y me di la vuelta para que saliese también despedido, el juguetito que aun tenía en mi culo para quedarme extenuada por la oleada de placeres que habían recorrido mi delgado cuerpecito. Me he levantado para parar el móvil de grabar, aunque antes, le he mandado un beso y le he dicho que su zorrita la espera en casa.

Sin duda, cuando regresase Natalia, tendremos que usar todos aquellos interesantes juguetes, pero la semana ha comenzado más que bien.