A un paso de tenerte VIII

La vida puede cambiarte en dos segundos, a veces para mal y otras muchas para bien.

Ustedes querrán saber cómo me sentía y la verdad es que la palabra “Horrible” no es suficiente para determinarlo. Yo amaba profundamente a Fernanda, ella en tan solo días logro conquistarme y enrollarme en una cantidad de sentimientos poco comprensibles. A esa edad tenía una vaga idea sobre el amor, consideraba que estar enamorado era perder la cabeza y arriesgar hasta la propia vida por esa persona. Fue justo ahí donde me di cuenta que algo extraño me pasaba con Sofía, si bien era cierto que amaba a Fernanda, también era cierto que había arriesgado mi propio cuello por Sofía, cosa que hasta la fecha aún no me explico.

Esa mañana comí lentamente mi desayuno, Fer no dejaba de observar mis expresiones faciales o hasta el mínimo movimiento de algún musculo en mala posición. La comida estaba realmente buena, pero eso no compensaba el nudo en mi garganta y mucho menos compensaba el saber que se tendría que ir por un mes o quizás más. Yo quería decirle muchas cosas, suplicarle que se quedara, que pensara mejor los pros y los contras, pero les soy sincera, mi orgullo va primero.

Fer: Sé que no es fácil Emi, yo te amo y solo te pido tiempo. –Su cara estaba a punto de cubrirse con lágrimas. Aparte la comida y la abrace fuertemente a mi pecho- Quiero quedarme, quedarme contigo y con esto tan bonito que hemos construido, pero mi compromiso moral no me deja hacerlo. Entiéndeme por favor.

Emi: No tengo nada que entender Fernanda, comprendo que tu compromiso moral este por encima del amor, de tu bienestar, de mi bienestar y de la felicidad de las dos. –Ella al instante se levantó y con mano acusadora me dijo- No es mi culpa que la situación este de esta forma, tampoco que Andrea tenga Cáncer, yo solo te pido tiempo, un tiempo no muy prolongado. Simplemente un mes y si ese mes se sale de control yo regresare a ti.

Emi: ¿Y mientras tanto yo que? ¿Espero y veo cómo pasan los días y continúo con mi vida? ¿Me hago la loca con todo esto que siento por ti y sigo como si nada? De cualquier manera Fernanda, tú ya has tomado tu decisión y yo no estoy en ella. Te respeto y acepto que debas irte, pero no pretendas que no me afecte o que todo sigue igual. –Ella comprendió exactamente lo que yo le estaba diciendo, era más que obvio que si se tardaba mucho, mis sentimientos podrían cambiar y no porque no la amara, sino porque todos nos cansamos de esperar, de luchar, de rogar y de amar a una persona que no te toma como su primera elección.

Fernanda intento tocarme para volver a amarnos, pero de corazón no me apetecía ni un beso suyo, me sentía traicionada, herida y totalmente devastada. Yo sé que no era el fin del mundo, que superaría esta situación y seguiría adelante con mi vida, la cosa era si cuando yo continuara con mi vida Fernanda estaría ahí a mi lado. Quizás fui muy evidente con Fer, pero ella noto mi desagrado y prefirió vestirse e irse. A estas alturas también pienso que hizo lo correcto, abríamos terminado peor de haber intentado hacer el amor. El día lo pase sumamente mal, tengo la costumbre de salir a correr cuando algo me molesta, pero se me paso un poco la mano y en prácticamente 2 horas acabe recorriendo una cantidad de kilómetros gigantescos, cuando logre detenerme estaba muy lejos de mi casa. Llame a Juan para que me buscara y el comprendió por el sonido de mi voz que estaba en un estado poco agradable.

Tardo exactamente 45 minutos en llegar al sitio donde me encontraba, subí rápidamente a su bonito mercedes y con un gruñido le deje claro que lo mejor era no hacer ningún tipo de preguntas o comentarios innecesarios. Todo el camino coloque música desgarradora, de esas que te llevan al suicidio en 3 minutos.

Emi: Juan, espérame mientras me ducho y me arreglo. Necesito emborracharme y no creas que hablaremos del tema, tal vez te cuente si logro perder un poco la consciencia. Solo tal vez. –Él estaba sumamente serio, creo que le dolía verme en esa situación, a quien no… Parecía que un carro me había arrastrado cinco cuadras abajo y aún seguía extendida en el suelo-

Entre rápidamente a mi casa, no podía aguantar el interrogatorio de mi madre y lo mejor era huir lo más pronto posible. Me desvestí, me metí a la ducha y ahí estaban, los músculos me querían volver loca, el dolor era incomparable. Recordé brevemente lo que estaba haciendo con Fer sobre mi cama y le añadí la proeza de trotar por horas sin previo calentamiento. Era el día del dolor físico y mental, eso me pasaba por dármelas de pila con un problema del corazón. No le di más vueltas al asunto y de una vez emprendí camino al carro de Juan, este se encontraba distraídamente hablando por celular.

Juan: Ya te dije, llegaremos en minutos al bar. Sal lo más pronto que puedas, te necesita.

Emi: No sé a quién se supone que estés llamando, pero te agradezco que solo estemos los dos. No estoy para que me den abrazos de consuelo, mi cuerpo necesita alcohol y punto. –Juan denotaba una cierta picardía en su rostro y sabía que algo estaba tramando-

Juan: Ay no, yo sé que estas heridita del corazón, pero eso no significa que vas a ser una asquerosa conmigo que soy tu mana hermosa y sexy. –No pude evitarlo y me reí un poco. Que más daba, ella se iba a ir y yo no podía llorar por todas las esquinas y mucho menos pagarla con Juan que era mi mano derecha-

Emi: Tienes razón príncipe, basta de malas caras. Vamos a beber con buen ánimo y que pase lo que deba pasar. –Le subí el volumen a la música y empezamos a cantar “Por amarte así de Cristian Castro”. Sé que suena muy cliché, pero la necesitaba para seguir sufriendo… Ja ja ja ja.

Entramos al pequeño local y tomamos una mesa, admito que la mirada se me fue con una muchacha alta, rubia y sumamente linda que se encontraba hablando con unos chicos, por alguna razón se me hacía conocida. Aunque el golpe que me dio mi amigo en la cabeza me trajo de nuevo al mundo.

Juan: ¿Tu y que no estas herida y totalmente acabada porque Fernanda se va con la tal Andrea? –Tenía los brazos cruzados en el pecho y una ceja levantada por el obvio cinismo-

Emi: Ya va papacito, una cosa es el corazón y otra son los ojos, además me vas a negar que es un bombón divino ¿Ah? –Levanto las manos en signo de evidente aprobación y desapareció en busca de nuestras bebidas-

En menos de una hora teníamos la mesa llena de cervezas, cualquiera que nos viera juraría que teníamos 16 años y un gran apetito por el alcohol. Pasamos el rato entre risas y bromas, admito que todo el tiempo miraba descaradamente a la muchacha pero mi sorpresa fue mayor cuando la puerta del local se abrió para dar paso a la mujer más preciosa del planeta… Sí, era Sofía, era la preciosa y hermosa Sofía. Yo tenía la baba corrida por toda la cara, no aguantaba el corazón cabalgándome en el pecho. Estaba perfecta, el cabello suelto de un color nuevo, tal vez un rubio tostado –No sé nada de tintes ya que nunca me he teñido el cabello. Juan me paso una servilleta para que me limpiara- Llevaba zapatillas altas, un pantalón de cuero y una camisa blanca ajustada. Les juro que de ver eso en cualquier otro sitio me le lanzo a conquistarla.

Ella levanto la mano para la saludar a Juan y yo estaba consciente de que este era el resultado de su sonrisa pícara unas horas antes en el carro. Paso elegantemente entre la multitud y se sentó en nuestra mesa. Se acercó a mí y me dio un beso en la comisura de los labios, tan cerca que apostaría que lo hizo apropósito.

Sofía: Así que usted pretendía beber sin mi grata presencia. Menos mal que tengo amigos que aún me llaman para invitarme. –Acerco su mano a la mía y las entrelazo. Sonrío con mucho agrado a Juan y pidió una botella de tequila- Como aquí tenemos mal de amores, entonces el tequila nos ayudara.

Emi: Vaya Sofía estas demasiado hermosa. –Su rostro era súper blanco y no evito sonrojarse- Sino es porque estas casada me dedico a conquistarte.

Sofía: Si es así, tengo noticias que darte. –Me quede en blanco un par de minutos- Pero solo te daré esas noticias si aguantas beber dos botellas de tequila conmigo y recordar todo lo que pase desde ahora hasta las 9 am.

Me levante de mi puesto y me subí a la mesa. – ¡Necesito su atención! Todos voltearon a verme, el dj corrió hasta donde estaba y me lanzo un micrófono. “Esta señorita que está aquí… y señale a Sofía. Me acaba de retar a beber dos botellas de tequila con ella y recordar todo el día de mañana, con el único premio de revelarme una noticia que seguramente terminara por cambiarme la vida. Los necesito a ustedes como testigos de mi rotunda victoria y sobre todo, de cómo la iré conquistando con el paso de las horas y de esos tragos” No sé qué hice, pero el local entero aplaudió y muchos me hicieron señas de que yo podía y de que me deseaban suerte.

Estaba triste, me sentía triste pero admito que en ese momento Sofía me levantaba mucho el ánimo, jamás había conocido esta faceta suya. Fuera del Tribunal todo era muy formal, exceptuando por supuesto los abrazos que eran realmente efusivos. Recuerdo momentáneamente que una vez tuve que ir por una de sus hijas al colegio porque ella aún se encontraba en litigio y su esposo estaba fuera de la ciudad por cuestiones de trabajo, la linda Diana tenia para ese entonces 5 años, era idéntica a su madre, blanca, cabello claro y unos ojos preciosos. Vestía un lindo uniforme azul oscuro y me resultaba muy gracioso la forma en que Sofía la había peinado. La subí al auto y todo el camino me estuvo preguntando acerca de si era amiga de su mami, que comida me gustaba, si le podía comprar dulces, mi nombre completo y más. Sofía me explico que Diana era una personita un poco extraña y que rara vez dialogaba con alguien, le impresiono mucho verme tomada de su manito y sobre todo que estuviéramos riéndonos tan familiarmente.

Ese día comprendí que tener una mini propia debe ser la cosa más dulce del mundo, pero lo que si me parecía dulce y extraño era que viendo a esa mujer hermosa se me viniera a la cabeza la imagen de la pequeña Diana.

Baje rápidamente de la mesa y me senté al lado de Sofía con una expresión un poco confusa, por mi cabeza pasaban muchas cosas e imaginarme una familia al lado de Sofía me colocaba los vellos de punta.

Emi: ¿Te parece que cuando cierren el sitio nos vayamos al apartamento nuevo? Digo, porque tener este alboroto en mi casa va a despertar a mis hermanos y a la señora Julia. –Ella asintió con la cabeza y le di un pequeño codazo a Juan que ya se encontraba echándole el ojo al dj. Yo acababa de comprar con la ayuda de mis padres un pequeño apartamento, el cual tenía una cama y apenas dos muebles. No era nada extraordinario pero supongo que era el inicio para una vida independiente en cuanto tomara la decisión y en lo personal jamás había invitado a ninguna chica, en todo caso siempre era Juan quien hacía uso de él.-

Pasaron aproximadamente unas 3 horas donde los tragos iban y venían, siendo sincera ya yo estaba en un estado un poco desagradable, me encontraba algo ebria pero hacía magia para que no se notara. De un momento a otro vi como Sofía se dirigía al baño y me permití tomarme unas palabras con mi mejor amigo.

Emi: Juan, la verdad es que Fer se va pasado mañana y no regresara por un mes o quizás más, me siento mal por su partida, pero teniendo a Sofía aquí es como un bloqueo a todos esos sentimientos de dolor. Sé que fuiste tú quien la trajo tonto, no sabes cuánto te agradezco. –Le dedique una sonrisa muy amplia, cargada de honestidad y gratitud-

Juan: Esto es lo que hacen los mejores amigos, te sacan sonrisas cuando lo que quieres es llorar por culos como el de Fer. Discúlpame enana, pero siento que Sofía y tú tienen muchas historias por hacer, es más probable que ustedes se enamoren. – Juan siempre tenía razón acerca de todo, él era una especie de oráculo personal el cual pocas veces solía equivocarse-

Continuamos hablando un rato más y me pareció un poco extraño que Sofía se tardará tanto en el baño.

Emi: Juan, no crees que ya lleva demasiado tiempo en el baño… Iré a revisar, igual echa un ojo a ver si esta por aquí afuera.

Me levante con paso seguro hacia el baño mientras mi marisca amigo se dirigía a las afueras del local. Había una cola enorme para pasar al baño y eso fue un sinónimo de alarma para mí. Le pregunte a una chica si llevaba tiempo esperando y con signo de molestia me dijo que sí. Sujete mis manos a las paredes y con una fuerte patada abrí la puerta, lo que vieron mis ojos era espantoso, Sofía se encontraba con la boca rota y forcejeando con un tipo moreno bastante alto, se lo quite de encima y con mucha fuerza le di un puñetazo en la cara, tan fuerte que juré me había partido algún dedo. Estaba ciega de la rabia, el tipo apenas toco el piso me le abalance para darle unas buenas patadas, estaba decidida a darle la paliza de su vida pero ver a Sofía con el labio sangrando y pálida del susto me saco de mi frenesí. Me acerque lentamente hacia ella y con voz suave le dije que era yo, que me dejará cuidarla. Cargue a Sofía desde el baño hasta las afueras del local, Juan apenas me vio salió corriendo por la camioneta, apenas la estaciono le sugerí que buscara el auto de Sofía y que nos encontráramos en mi apartamento.

Estaba molesta conmigo misma por haberla descuidado, por haberla dejado sola. Le pase un abrigo que llevaba en los asientos traseros de la camioneta y con un brazo la atraje a mi cuerpo, no deje de sostenerla en mi regazo y en cuestiones de minutos llegamos al apartamento. Estacione, salí del vehículo y di la vuelta para volver a cargarla, esta vez se negó y me sugirió que caminaría. Apenas nos subimos al ascensor ella me abrazo con fuerza y yo no pude evitar pegarla a mí, paso sus brazos por mi cuello y como si estuviéramos en absoluta sincronía la cargue con sumo cuidado y la pegue a la pared del ascensor, no me contuve y con mis labios bese los suyos, primero el que estaba recientemente golpeado, con absoluta devoción. Lo hice de forma lenta y acompasada. Ella suspiro con fuerza y apenas se abrió la puerta del ascensor me abrí paso a oscuras, abrí la puerta aun con ella cargada tipo bebe sobre mi cuerpo. Entre al apartamento, cerré la puerta y pase directamente a mi cuarto. La coloque delicadamente sobre la cama y me centre en besar sus labios, en sentir su calor, su sabor, siempre imagine como seria besar a Sofía pero una cosa era imaginarla y otra muy diferente era vivirlo. Tenía un sabor a caramelo, olía a menta y eso combinado era mi perdición tratándose de ella. Prácticamente me comí sus labios, ella pasaba sus manos por mi espalda y volvía a mi nuca para intensificar el beso o simplemente para halarme un poco el cabello.

Perdí la noción del tiempo, tenerla así era un sueño imposible. Yo no iba a negarme más a estos nuevos sentimientos y sin pensarlo dos besos me deje llevar por todo lo que Sofía estaba iniciando en mi interior. Estaba dispuesta a todo esa noche pero el timbre empezó a sonar y decidí que estar ebria no era la mejor forma de hacerle el amor.

Emi: Te aseguro que esta no será la única vez que estemos así, solo quiero que ambas recordemos perfectamente cada momento bonito y que no se nuble con algo feo como lo que sucedió en el baño. –Lo comprendió a la perfección y me dijo agitadamente “Gracias por salvarme nuevamente”. Salimos juntas del cuarto y le abrí la puerta a Juan. El cual venía un poco pálido y con cara de pocos amigos, seguramente algo había sucedido porque por lo general de haberme encontrado así en otras circunstancias, capaz y nos suplica que volviéramos al cuarto-

Emi: ¿Que pasa amigo, porque tienes esa cara?

Juan: Me estaban siguiendo, unas camionetas negras. Para ser especifico unas Meru negras, venían tratando de bloquearme el paso pero logre despistarlos. –Estaba muy nervioso mi pobre bebe, le sugerí sentarse y Sofía me llamo al cuarto. Era su carro así que si lo siguieron era por ella, ella era la razón de esa persecución-


Hasta aquí la octava entrega, sé que tarde un poco, pero estamos en semana santa en mi amado país y estoy de viaje con unos amigos, igual no me olvide de ustedes y me traje mi Tablet para cargarles la historia en cuanto dejara de llevar sol.

Vane: Si supieras que me pasan unas cosas increíbles que jamás me lograrías creer. Ja ja ja. Qué bueno que te encante, me alegra enormemente. Besos desde Venezuela.

Nela: Ujum Nela, dime de una vez lo que tienes bajo tu manga ja ja ja ja. Saludos también para ti.

Liz: Si, se siente horrible pero la idea es no quedarse clavado en lo malo. Todo resulta ser bueno al final del camino.

Natzi: Si supieras que ahora es que vienen las sorpresas. A veces lo blanco es negro, nada es lo que parece. ¡Saludos!!

Millones de besos y abrazos a todas las personas que me mandan correos. Son súper atentos, a veces respondo y otras no, todo depende de lo ocupada que me encuentre, pero por lo general suelo responder todos los correos.

XOXO