A un paso de tenerte VI

Giros inesperados y nuevas declaraciones de amor.

Lo prometido es deuda y como quedé, aquí tenemos la continuación. Agradezco nuevamente sus comentarios y sus correos, son súper atentos conmigo y no saben la alegría que me da el saber que les ha gustado el relato.

El ruido era tan alto que en serio provocaba escalofríos, en cualquier país es normal que las personas se asusten por situaciones que se escapan de las manos de los cuerpos de seguridad, pero en Venezuela una problemática como esta es para en serio preocuparse y salir corriendo. Mi cara cambio en fracciones de segundos, lo que había visto detrás de esa puerta era cosa de locos, personas corriendo, disparos, hombres con pasamontañas armados hasta el cuello y una cantidad de gente herida.

Emi: Mira, no es fácil pero vas a tener que confiar en mí, desde donde estamos tenemos dos salidas. La primera esta en medio de todo el tiroteo y la segunda queda por el jardín. –El rostro de Fernanda era un total papel, estaba tan blanca y parecía que iba a desmayarse- Ey, justo ahora no es tiempo para que te me desplomes, te necesito… Necesito que confíes en mí, nada va a pasarte pero debes hacerme caso sin rechistar.

Tenía ideas vagamente claras de lo que tenía que hacer, pero siendo sincera estaba totalmente aterrada, para mi suerte siempre llevaba conmigo una pequeña pistola que me había regalado mi padre apenas inicie el trabajo de pasantías con Sofía y ella estaba de acuerdo en que jamás la dejara en casa. Si bien había practicado en el polígono de tiro no significaba que estaba lista para dispararle a una persona, pero sin duda alguna estaba dispuesta a cualquier cosa para defender la integridad física de Fernanda.

Sujete la pistola con mi mano derecha a lo cual Fer me miro con cierto asombro y reproche, pero no era momento de explicaciones. Me asome una vez más a la puerta con cierto cuidado y medí los pasos que me llevarían al jardín, era el lugar más adecuado para huir de allí y quedaba justo al lado del estacionamiento. Agarre con fuerza la mano de Fernanda y la sitúe en mi cintura. – Ahora Fer, por nada del mundo levantes la mirada, hazme caso todo el tiempo y camina tan rápido como yo lo haga- Escuche un “Sí” tan pequeño que logre sentir pánico.

Salimos y lo que miraba era desgarrador, un fuerte olor a bomba lacrimógena invadía mi olfato, me di la vuelta y le entregue mi chaqueta a Fer para que tapara su nariz, sus ojos y su boca. Camine tan rápido como me fue posible, siempre observando cuidadosamente a todos lados. Pasamos entre en el jardín y logramos llegar a una zona segura, solo nos quedaba saltar una cerca de alfajor y estaríamos a dos pasos de la camioneta. Realmente fue un proceso difícil el pasar a Fernanda de un lado de la cerca al otro, prácticamente la tiré al suelo con la desesperación de que pudieran vernos u ocasionarnos algún daño.

Por fin estábamos dentro de la camioneta, a salvo. Teníamos dificultad para respirar y encender el carro significaba hacer ruido. Nos calmamos como pudimos.

Fer: Estamos bien Emi, de no ser por ti no sé qué me hubiese pasado ahí dentro. Tenía tanto miedo, no sé cómo logras salvarme siempre. Te quiero, no quiero perderte. –Cada palabra la decía muy agitada, empezó a llorar sin control y era normal ya que habíamos vivido una fuerte situación. La abrace contra mi pecho y mi celular empezó a sonar-.

Emi: Aló, ¿Qué? ¿Dónde Sofía? Voy para allá, no te muevas. –Era Sofía, estaba en la oficina contigua y me necesitaba, no podía dejarla ahí sola. Pensar que algo podría sucederle me ponía con el corazón en la boca. Sí, yo tampoco entendía que me estaba sucediendo al saber que ella se encontraba en peligro-.

Fer: ¿A dónde piensas ir? Estas loca si crees que te voy a dejar ir, no vayas por favor. Ahí lo que hay es un enfrentamiento, puedes salir herida. –Movía sus brazos mientras hablaba y era obvio que no podía hacer más que esperar, debía ayudar a mi jefa-.

Emi: En segundos estaré aquí, tu solo metete en los asientos traseros y guarda cuidado. Ya verás que no tardare nada, no le abras la puerta a nadie. Sé buena mi amor, espérame y que te prometo regresar sana y a salvo.

Sus ojos estaban totalmente idos, se secó las lágrimas como pudo y se movió a la parte trasera. Salí prácticamente volando, salte la cerca de alfajor y con pistola en mano decidí entrar nuevamente al caos. Sé que estaba loca, pero la adrenalina en esos momentos lo que generan son atribuciones de súper héroe, con la diferencia de que no tenía súper poderes y tampoco era invencible. Entre el humo, los tiros y gente corriendo me abrí paso hasta la oficina donde se encontraba Sofía, apenas me vio no dudo en abrazarme con fuerza y darme las gracias.

Sofía: No sé qué hubiese hecho sino llegabas, tenía miedo de que te pasara algo. –Estaba totalmente llena de nervios, sus ojos los tenía enrojecidos por tanto llorar y no me soltaba la mano-

Emi: Mira, acabo de encontrar la forma segura de salir de aquí. Tapate la cara con tu chaqueta y sígueme sin hacer ruido. –Ella me abrazo una vez más, se situó detrás de mí como minutos antes lo había hecho Fernanda y emprendimos el paso hacia los jardines-.

Dios estaba de nuestro lado ya que no nos vieron y pasamos desapercibidas. Una vez listas para saltar la cerca escucho personas aproximándose, empuje a Sofía y le lance las llaves. –Corre, ve corriendo a la camioneta. Por nada del mundo vayas a salir- Alcance a gritarle y me voltee para encontrarme con dos tipos armados, los cuales me dispararon. Salte a un muro para cubrirme y tal como llegaron se fueron. Supongo que imaginaron que me habían matado. Siendo sincera no sentí nada y cuando me levanto algo parecido a un jalón me hizo estremecer, era un dolor muy incómodo en mi brazo derecho, lo sentía débil y con adormecimiento. Me habían disparado, recordé brevemente los torniquetes que practicaron en mi clase de defensa personal por si ocurría algún evento parecido al de ese día y me dispuse a rasgar mi camisa. La cruce sobre mi brazo y la apreté con fuerza.

Estaba sumamente mareada y la vista era borrosa, pero no me resulto impedimento para llegar a la camioneta. Toque la ventana y Sofía me abrió, apenas me vio empezó a dar gritos. Le dije que se callara pero era en vano ya que se le había unido Fernanda. Ambas agitadas trataban de ayudarme, pero era en vano, el dolor iba en crecimiento.

Emi: Bueno la herida soy yo y no estoy gritando. Si no se callan vamos a llamar la atención de todos esos tipos y terminaremos muertas las tres. –Terminando de hacer el comentario las dos se miraron y por fin dejaron de gritar-.

Me gustaría recordar más sobre lo que paso ese día, pero vagamente veía como Sofía manejaba por las calles, todo era realmente confuso. Las manos de Fernanda y sus besos me tenían más tonta de lo normal, trataba de ayudarme o tocarme, estoy segura de que era ayudarme pero en mi mente aun en esas condiciones tenía la esperanza de estar haciendo otras cosas con ella. Recuerdo muchas luces, muchos tipos vestidos de blanco, mujeres corriendo y un olor desagradable a metal.

Se apagaron mis luces por mucho tiempo, estaba soñando con pistolas, con Fernanda y su sonrisa. Soñaba que estaba en la playa, incluso llegue a soñar que Sofía quería besarme, pero yo me alejaba de ella. Repetía varias veces lo que había pasado en mi cabeza y algunas veces llegaba a oír voces. Oía personas hablando, otras lloraban y jure que era mi madre quien susurraba palabras como “Despierta, te extrañamos”.

En uno de mis sueños alguien hablaba, decía que me quería, que me extrañaba, que dejaría todo por verme sonreír de nuevo. Mi corazón estaba agitándose y por fin empezaba a abrir los ojos, jure que tenía unas horas dormida pero la luz me cegó y comprendí que llevaba tiempo postrada en ese sitio. La luz, siempre odie la luz justo cuando acabo de levantarme, como pude gradué mi mirada y la vi. Fernanda estaba frente a mí con una mirada tan transparente que podría verme a través de ella.

Fer: Hola mi vida, mi amor. Lograste despertar. No sabes lo preocupados que nos tenías. Perdiste mucha sangre mi amor, no trates de hablar por favor. Llamare a tu mamá, tu solamente espérame dos segundos. –Sus lágrimas corrían por sus mejillas y sin dudas era el rostro que deseaba ver cada mañana-.

Quería hablar, quería preguntarle cuanto tiempo llevaba dormida, quería saber que era lo que había sucedido ese día, pero era imposible me costaba demasiado pronunciar una palabra. Llegó mi madre junto con un doctor y una enfermera. Me retiraron un tubo enorme que tenía en mi garganta y por fin pude sacar una palabra de mi boca.

Emi: ¿Madre, que ha pasado? ¿Cómo llegue hasta aquí? –Tenía angustia y desesperación, no imaginaba cuanto tiempo había dormido pero lo que sabía era que estaba bien, que ya lo peor había pasado-

Julia: Hija, por fin. –Se abalanzo sobre mí y me abrazo. Lo cual me molesto en el brazo y se quitó al ver mi gesto-. Solo llevas 3 días durmiendo, perdiste bastante sangre, la bala no toco ninguna vena importante y solo era cuestión de tiempo el que despertaras. Estas fuera de peligro. –Ella estaba feliz, tenía una sonrisa enorme con esos dientes sumamente blancos, mi madre era una mujer excesivamente bonita. Alta, morena clara casi blanca. Ojos miel muy expresivos y un cuerpo de revista de portada, todo lo que yo era se lo debía a ella. En cuanto al físico, debo aceptar que era una fotocopia en versión mejorada como ella decía. Su voz y su serenidad tenían un poder genuino sobre mí, era una mujer bastante calmada y comedida-.

Emi: Yo sabía que podía ser un súper héroe, solo que no contaba con que me dispararan. –El doctor y la enfermera empezaron a reír y yo continúe con mi pequeña función- Además mamá, este mundo sin mí no es mundo. La gente necesita de mi belleza mental y física. –Quería seguir, pero empecé a toser por el esfuerzo de hablar-

Doctor: Bueno Emily, eres toda una súper heroína. Llegaste aquí contando chistes hasta que te colocamos el sedante. Estamos muy orgullosos de ti, con un poco de tiempo y descanso vas a volver a ser la misma de siempre. Mañana te daré de alta, tienes apenas 12 puntos en tu brazo y volverás en 15 días para que te los quitemos. Por ahora te recomiendo tomarte las pastillas y guardar reposo, nada de manejar, de esfuerzos físicos y mucho menos salvar vidas con pistola en mano. –Este tipo me caía bien, me había salvado la vida y no era un creído. Termine diciéndole que si a todas y cada una de sus palabras ya que mi madre era realmente un dolor de cabeza con especificaciones médicas y dudo que ella me hubiese dejado pasar alguna pastilla.-

El doctor se dio la vuelta, le dimos las gracias y en cuestiones de segundos apareció Juan con un ramo de rosas enormes y un “Hola” tan exagerado que aturdia.

Juan: Señoras y señores, damas y caballares, niñas y niños, novias celosas y jefas enamoradas. Les presentamos a esta belleza en traje de delicada tela color azul y un semblante horrible. –Estaba llorando de la risa por sus gritos de alegría, ese era mi mejor amigo al ataque-. Estas despierta y no sabes lo que te has perdido en 3 días, primero me he ligado al tipo de recepción y el papacito del doctor es mi próxima víctima. Amiga, tienes una cara de muerto que me va a matar, traje maquillaje y una torta tres leches, sé que te gusta. –Hice un gesto con mis manos y el quito la cubierta para que yo iniciara mi deliciosa degustación. La había traído de nuestro lugar favorito de postres por lo cual yo sabía que las siguientes noticias eran buenas-.

Emi: Ohh mi mano querido, no sabes cuánto te he extrañado. Fernanda anda por ahí pero no ha vuelto a entrar. –Me interrumpió para decirme que hablaba con mi mama en la sala de espera- A estas alturas no me di cuenta cuando fue que salió la imponente Julia. Juan tenía mi atención acaparada y ella lo noto, siempre notaba cuando él era el centro, casi siempre lo era a pesar de que yo estuviera herida.

Juan se levantó de la silla, agarro una especie de libreta y empezó. – Día 1: Aquí lo tengo todo anotado. Todos gritaban y lloraban, yo estaba seguro que ibas a recuperarte rápido pero sin embargo estaba un poco irritado con eso de la pérdida de sangre. Tus visitas ese día fueron de Fernanda, que lleva los tres días sin moverse de aquí, la pobre creo que se ha estado duchando ese baño tan asqueroso. También vino Sofía que al parecer peleaba con Fernanda por quedarse en este sitio que para mi gusto es muy claustrofóbico. –Camino hacia las cortinas y me hizo un gesto para abrirlas. Con la cabeza le dije que sí y continúe a la expectativa de sus anotaciones- El día dos llego nuestra madre, estaba nerviosa y muy molesta. Todo indica que Sofía la puso al tanto de tu intrépida pero asombrosa proeza de salvar a medio juzgado. Que por cierto. ¿No te dio miedo? –Hice un gesto negativo con la cabeza y el continúo- Hasta la loca de Andrea se paseó por la sala pero yo fui incapaz de dejarla entrar a verte en semejante facha. Por cierto, ayer a las 3 pm vino Sofía y yo me hice el dormido… Admito que estuvo mal, pero dijo justo lo que yo sabía. Sofía está enamorada de ti locota, lleva meses enamorada de ti. –Eso hizo que yo expulsara de mi boca el bocado de torta que recién empezaba a masticar-

Emi: Pero, como es posible eso… Estas diciendo mentiras niñita y deja que me levante de aquí para enseñarte a no mentir. –Él se quedó de brazos cruzados viéndome de forma inquisidora y comprendí que lo que acababa de revelarme era totalmente verdadero-.

Así paso rato con su libreta en mano, contándome como una de las enfermeras venía muy a menudo a verme, como Fer se ponía celosa y las miraditas de odio que se echaban Sofía y Fernanda cada vez que podían. Como mis hermanos venían hacían un desastre con cartas de amor para mí y lo bien que se la llevaban con Fer. Al cabo de unos minutos termino su discursito y yo estaba agotada. Intente dormirme pero entró Fer con una bandeja de comida.

Fer: Es hora de comer mi súper héroe, te sentare y comerás toda tu sopita. –Yo estaba feliz de verla, era tan dulce y tierna que decirle que no, era sin dudas una gran tontería. Sonreí y Juan se quitó de mi lado para darle espacio-.

Los tres terminamos en una conversación muy amena, risas y bromas no hicieron falta. Comí toda la sopa que Fer me había traído y cada cierto tiempo me daba besos en la boca, lo cual me mantenían contenta y dispuesta a cumplir con tomarme las medicinas o tragar la asquerosa gelatina de la clínica. Al parecer todo estaba bien, pero en cuestiones de segundos eso cambio. Se abrió la puerta y era Sofía, su rostro denotaba impresión, alegría y ¿celos? Note como Fernanda se ponía rígida y yo no supe que decir, me encontraba en medio de una situación completamente nueva… Una situación que antes hubiese catalogado como imposible.


Muchisimas gracias por sus comentarios y por sus correos. Besos y abrazos desde Venezuela.

Liz: Espero te guste, seguro que si.

HombreFX: Las sorpresas son aún mayores en este espisodio.

Vane: Disculpa por no haber respondido anteriormente tu comentario. Esta vez no tardaré en publicar.

Natzi: No esperes más, aquí esta la otra parte.

Nela: Estabas en lo correcto, Andrea supone más que un escandalo por lo que veo.

XOXO