A un paso de tenerte V

He vuelto, esta vez para quedarme. Esperen lo inesperado.

Primero que nada, tengo que pedir disculpas por haber desaparecido tan repentinamente. Voy a refugiarme en la excusa de que el trabajo ha estado absorbiendo mi vida y me he dedicado a prestar un poco más de atención al deporte. En lo que respecta a la historia, ya la tengo por completo escrita y la iré subiendo diariamente si todo sale bien. Por supuesto que todo saldrá bien así no me odien tan rápido. Hay personitas que me han escrito correos, muchísimas gracias por sus comentarios y por ser tan agradables.

Volviendo a la historia….

Ahí me encontraba yo, envuelta en sabanas en medio de mi sala escuchando como Andrea gritaba sin cesar una cantidad de cosas que eran difíciles de comprender. Fernanda sin embargo solo la escuchaba con atención esperando que se calmara y la dejara intervenir a lo cual era como echarle más leña al fuego. Me mantenía al marguen, también haciendo silencio esperando que sus gritos dejaran de retumbar en mis orejas, para mi fortuna apareció mi mejor amigo al rescate. Por sus fachas había tenido una noche muy movida, ya que apenas llevaba unos pequeños pero muy lindos bóxers con lo que sobresalía su atributo más añorado -Si, su hermoso trasero-.

Juan: Al parecer tenemos una pequeña novela en esta casa, te agradecemos que te vayas ya mismo o llamaremos a la policía. –Mi amigo marica decía todo esto en un fingido tono, como si lo estuvieran grabando para una novela muy importante- Pensé que jamás usaría esa frase. –Aunque no lo crean me destornille de la risa-

Como pude me lleve a Juan a uno de los cuartos y le explique que era su novia la que estaba ocasionando tal escándalo y que era mejor dejarlas a solas. En ese momento no sabía exactamente en qué situación me encontraba y tampoco era capaz de preguntárselo a Fer, debido a que no iba a impulsarla a terminar una relación simplemente por lo que había pasado minutos antes. Si, supongo que a todas estas pensaran que soy una loca y que tenía que exigir algún tipo de explicación, pero en lo personal no me apetecía ni una explicación ni quedarme más tiempo a escuchar lo que Andrea tuviera que decirle a Fernanda.

En cuestiones de minutos Juan y yo estábamos duchados, vestidos y maquillados. Aunque era fin de semana sabíamos que teníamos cosas que hacer, entre ellas ir a llevarle flores a mi tía en el cementerio, degustar un buen almuerzo e ir a ver una película de taquilla. Algunos días teníamos un concierto en Caracas, alguna función especial o simplemente un paseo muy íntimo entre él y yo. Sabía que solo era cuestión de tiempo para el interrogatorio. Al salir de la casa, solo le di una nota a Fer especificando que tenía el resto del día para replantearse lo que quisiera con lo nuestro, que no se sintiera obligada a nada y que mi casa era su casa.

Juan: ¿De que va todo eso Emi? ¿Estas dispuesta a luchar por la linda Fernanda o te harás a un lado y seguirás como si nada? ¿Qué es lo que sientes por ella? ¿Vas a pedirle que se mude contigo? –Decía todo muy agitado, como si las respuestas eran fundamentales para que continuara con su vida. Al final si lo eran, seguro se sentía como si iba a pasar a segundo plano, cosa que es muy frecuente cuando se enamoran tus mejores amigos. En nuestro caso era imposible ya que él prácticamente vivía en mi casa y yo en la de él, todo iba seguir siendo igual de estar con Fernanda-.

Emi: Son demasiadas preguntas. ¿No te parece? Iniciaremos por lo que siento… Me encanta esa chica, es muy inteligente, educada, perspicaz, tiene una personalidad súper dulce y sin dudas quisiera que deje a su novia, pero Juan, yo no soy quien para obligarla así que recemos porque se quede conmigo. Por otro lado, por supuesto que estoy dispuesta a raptarla y llevármela a una montaña lo más lejos solo porque me elija a mí. –Ambos reímos y estuvimos de acuerdo en llegar a ese extremo si las cosas se salían de control-. Mudarse conmigo es cosa seria, ni yo había pensado en eso, ese eres tú que te la pasas de niña pensando que todo el mundo a esta edad quiere casarse y tener hijos, además por más que quiera sería complicado dejarla embarazada con el simple esfuerzo físico.

De cualquier manera terminamos riéndonos y sacándole el visto bueno a todo el asunto. Ese día fuimos al cine, comimos helados y ayude a Juan a conquistar al muchacho que atendía en la heladería.

Juan: Bien, esto es lo que haremos. –Me susurro su macabro plan al oído y yo como mejor amiga de ese loco marica, le dije que si-

Me levante de la mesa y grite a los cuatro vientos que era el helado más delicioso del mundo, todos en el centro comercial me miraron y estallaron en risas, incluyendo al muchacho. Camine hacia la heladería le dije en secreto al chico que por mi propaganda lo menos que debía hacer era regalarme más helado. El chico sonrío y llame a Juan, en cuestiones de segundos estaba pidiéndole el número y yo me quede sola en la mesa pensando en Fernanda, en que estaría haciendo. Revise mi celular para constatar de que tenía 25 llamadas perdidas y 3 mensajes de texto.

El primer mensaje era para disculparse por toda la escena de la mañana, el segundo era para decirme que iba por unos helados al centro comercial –Si, al mismo donde yo estaba- y el tercero simplemente contenía un “Te estoy viendo”.

Al leer el último mensaje que lo había recibido hace escasos dos minutos, me puse nerviosa, tan nerviosa que mis latidos los escuchaba en mis orejas y las manos me temblaban como gelatina. Decidí mirar a todos lados con la esperanza de verla, pero fue imposible, respire hondo un par de veces para poder tener control nuevamente de mi cuerpo. Estaba releyendo los mensajes cuando siento que alguien se sienta justo frente a mí. Era Fernanda, estaba más linda que de costumbre. Pensé que el no haberla visto en el día causaba más impacto en su belleza física, lo cual era cierto.

Ella no pronuncio ni una palabra, pero notaba que estaba a gusto en mi presencia, su sonrisa brillaba con luz propia y estaba tan natural que juraría que había recién salido de la ducha. Pasaron minutos hasta que hablo, minutos que para mí eran la cosa más cómoda del planeta, solo nos mirábamos y comprendíamos que estar así era necesario luego de lo que habíamos sentido hace unas cuantas horas en mi habitación.

Fer: Quisiera iniciar dándote una explicación, quisiera decirte lo que siento por ti y todo lo que ocurrió después de que te fuiste de tu casa. En cuanto a eso, no debiste irte así, es tu casa Emi, lo menos que quiero es hacerte sentir incomoda en tu propio espacio. –Yo simplemente la miraba con suma atención, mantenía una postura erguida y mis manos estaban encima de la mesa lo suficientemente abiertas para darle a entender que tenía todos mis sentidos puestos en lo que ella quería explicarme-.

Emi, estoy enamorada de ti. Estoy loca por ti, me encantas, me fascina tenerte a mi lado y lo de ayer, lo de ayer simplemente fue tocar el cielo, lo de ayer fue ir en nubes a otro espacio, un espacio maravilloso. Tienes magia para hacerme reír, para hacer que me sienta feliz. No voy a negarte que quiero tenerte conmigo a diario, que deseo despertarme a tu lado o saber que pasaras por mí a las 10am para ir a desayunar, es más hasta me encanta tu loco amigo. Pienso en ti desde que nos conocimos, he soñado contigo dos noches seguidas y la verdad es que estos sentimientos me abruman, me siento tan distinta, como con una fuerza suprema la cual solo funciona a tu lado. –Guardo un poco de silencio y comprendí que ahí venia la parte que no me iba a gustar, lo sabía dentro de mí, sabía que lo próximo a decir sería muy fuerte ya que lo primero había sido lo más hermoso del mundo. Me prepare mentalmente y me sujete a la esperanza de poder aguantar lo que a continuación ella me haría entender-.

Pero Emi, esto no puede seguir pasando. Andrea me necesita, necesita a alguien que este con ella y yo prometí que ahí estaría, ya no como pareja pero si como su amiga y me ha dejado muy claro que le duele mucho verme junto a ti. Sé que es difícil de comprender y yo quisiera explicarte toda la situación pero siento que no puedo, es cosa de ella y no pienso dejar expuesta su intimidad, me ha hecho prometerlo para que nadie jamás sintiera lastima. Ella necesita de mí, nadie más de su familia está en este país y solo cuenta conmigo. Sé que lo que te estoy diciendo suena absurdo y que no es justo tanto para ti como para mí. Yo no planee enamorarme de ti, no planee conocerte, pero mira, así se dieron las cosas.

Intentaba con todas mis fuerzas entender la locura que Fernanda estaba diciéndome, pero fue muy complicado. Automáticamente asentí en forma de comprensión y le pedí disculpas para levantarme e irme. Ella sujeto mi mano y le dije que necesitaba tiempo, que por favor no llamara ni escribiera y que nos veríamos en tribunales el lunes para lo del caso ya que era yo quien iba a seguir el litigio como abogado acusador. Sin más ella se levantó, me abrazo con mucha fuerzas y susurro un perdóname al oído. Juan se dio cuenta de lo que sucedía y emprendió la marcha lo más rápido para alcanzarme.

Era lunes y marcaban las 4 am. Había usado el domingo para nada más estudiar y prepararme ya que quería sobresalir y ser la mejor. Pase ese día sin pena ni gloria, entre Juan y yo bebimos sin parar unas 6 botellas de vino, olvidamos el tiempo y mientras leía, también bebía, era muy cómodo ya que Juan no me acribillaba con preguntas. Pensaran que recibí mil mensajes de Fernanda, pero se equivocan, ni un solo mensaje ni una sola llamada. Comprendí que era lo correcto, me estaba dando mi espacio para pensar mis cosas y entender el dolor que significaba el no tenerla en mis días y en mis noches como algo más que una amiga.

Me tome mi tiempo para ducharme, sorprendentemente mi amigo me había escogido un conjunto muy bonito para ese día, era de color rosa claro, con la camisa azul cielo contrastaba a la perfección. Me vestí con sumo cuidado y luego de eso empecé a maquillarme, quería que fuera algo muy natural y lo conseguí. Mi hermanito del alma me había preparado el desayuno y con voz un tanto alegre me animo.

Juan: Vamos Emi, no es ni la primera ni la última. Además tengo el número de las gemelas en mi celular, no han dejado de preguntar por ti. También hay una tal Julia que me manda mensajes al Facebook diariamente para que le otorgue una cita contigo. No voy a permitir por nada del mundo que ese cuerpo divino se desperdicie, algo tenemos que hacer. Aún sigue en pie el plan de la montaña, lo que decidas yo te apoyare.

Emii: Vaya Juan, no tienes vida propia y vas por ahí diciéndome que hacer y cómo hacerlo. No seas tan psicólogo por favor, que más dinero no vas a sacarme. –De una vez Juan respondió “Esperaba que me prestaras por lo menos unos 20 mil y el jueves te los regreso”- Yo sabía que esos favores tan dulces y generosos por parte de mi amigo iban cargados de dinero prestado, pero no me molestaba yo sé que el necesitaba el dinero la mayoría del tiempo para gastarlo en regalos a sus novios y siempre pagaba el día que decía que lo haría.

Estábamos muertos de la risa sabiendo que al final yo le prestaría el dinero a cambio de su esclavitud por un mes o más, lo que daba como resultado que me planchara las camisas, que me maquillara y que me cuadrara lindas mujeres en la disco. Lo sé, nosotros juntos éramos la destrucción masiva del mundo homosexual.

Recorrí las calles de Valencia con un tráfico un tanto caótico, pero llegue a las 7:30 al tribunal, estacione y baje. Supongo que ese día estaba muy simpática ya que todos se deshicieron en halagos y besos al aire. Llegue a la sala y no había ni un muerto, todo estaba en absoluto silencio lo cual me daba un poco más de tiempo para colocar mis ideas en orden y asumir que la vería. Sofía pasó y me saludo con dos besos.

Sofía: Estas preciosa, no me digas que te cortaste el cabello. El Juez acaba de llamarme y estará aquí a eso de las 10:40.

Emi: ¿Le has avisado a María Fernanda? –Acto seguido ella negó con la cabeza, me abrazo de forma extraña y salió de la sala con mucha delicadeza. Sofía era sin dudas una mujer atractiva y sumamente hermosa, siempre me había parecido alguien con quien podría salir, pero evidentemente era imposible ya que estaba casada y con hijos. Aunque en lo personal tenía la costumbre de ser muy cariñosa conmigo, en fin jamás me imaginaba cosas con ella ya que el respeto que le tenía y su porte impenetrable me mantenían al marguen.

Marcaban las 8:15 Cuando escucho la puerta. Era Fernanda, casi iba corriendo y cuando me vio pareció perder la estabilidad y por poco se cae. Yo vi toda la escena desde mi puesto, camino unos pasos más hasta llegar a donde yo me encontraba. Estaba perfecta, un pantalón de vestir negro con una blusa Gris muy bonita y una chaqueta a juego con el pantalón. Yo estaba loca por ella, me derretía con solo verla y su perfume inundo mis pulmones.

Fer: Lamento mucho mi tardanza, pero se me complico algo en casa. ¿A dónde han ido todos? –Decía cada palabra con un exceso de esfuerzo, se notaba que intentaba concentrarse en las palabras, como si evitaba decirme algo más-

Emi: Cálmate y siéntate, no tendremos nada hasta las 11 si es posible. El Juez se retrasó y nos toca esperar. Si quieres vuelve a tu casa y vienes a eso de las 10 am. –Trataba de ser lo más profesional posible, pero mi mirada se desviaba a su figura y volvía a sus ojos sin ningún recato-.

Fer: Preferiría quedarme aquí, sino te importa claro. No me apetece estar en casa a esta hora. –Decía todo muy subido de tono, comprendí que lo mejor era decirle que se podía quedar si así lo decidía- Por cierto, estas sumamente bonita. –Su sonrisa volvía a aparecer y respondí con un simple “Gracias” y una mueca parecida a una sonrisa-.

Pasó más o menos una media hora en la cual ella revisaba su celular, yo leía los documentos, las leyes y cada par de segundos nos mirábamos con esa complicidad que solo dos personas enamoradas entenderían.

Emi: Quisiera que habláramos, sé que te pedí tiempo y gracias por otorgármelo. He pensado mucho las cosas. –Fer soltó el celular y se sentó a mi lado con los ojos abiertos, tan abiertos que juraría que estaba sorprendida por mis repentinas ganas de hablarle-. Fer, yo… -Sujete su mano con la mía y me la lleve a mi pecho-. Yo te quiero, quiero cosas contigo. Sé que es difícil y no sé qué es lo que esté pasando con Andrea, pero quiero que sepas que estoy dispuesta a esperar el tiempo que sea necesario, solo por favor no te alejes tan pronto de mi lado. –Trate con todas mis fuerzas de que mis palabras se entendieran, el nudo en mi garganta era tan grande que pensé mil veces antes de hablarle-.

Fer: Yo también he pensado mucho y el no verte ni saber de ti todo el día de ayer, fue la cosa más complicada que jamás hice antes. Tengo un plan, no sé si funcione, no sé si sea lo correcto, pero me niego a dejarte ir tan pronto. –Muy dentro de mi supuse que algo loco iba a decir, pero no imagine que podría estar de acuerdo con que no podíamos separarnos, a pesar por supuesto de su novia- Necesito dos días para organizar todo, ten libre esos dos días por favor, yo te diré mañana cuales son y te pediré que dejes lista una maleta en tu camioneta con todas las cosas que te mandare por mensajes. Por ahora es complicado vernos, pero sin falta a las 2pm nos veremos en tu casa hasta las 7pm, le he dicho a Andrea que tengo que estar en el gimnasio y ella sabe lo importante que es para mí. –Tenía una ilusión en su rostro que prácticamente me contagio y ahí estábamos las dos, sonriendo y tan cerca que olía hasta el perfume de su cabello-

Emi: Esta bien, se hará como digas. Voy a reorganizar el horario de oficina y estaré para usted a partir de las 2 pm.

Fernanda sin previo aviso se lanzó a mi boca, nos besamos con una necesidad impresionante, como quien no ha probado jamás en su vida un delicioso trozo de chocolate, como quien jamás ha sentido ese escalofríos cuando el avión está despegando, como quien nunca ha probado el café, todas esas sensaciones eran nada comparadas con el delirio que era probar sus labios nuevamente. Estuvimos besándonos un largo rato, donde las caricias y el desenfreno pasaron a ser las primeras protagonistas.

De no ser por el lugar, seguramente le hubiese hecho el amor a esa mujer encima del escritorio del juzgado o en la silla del Juez. Ambas no paramos nunca de besarnos y para ese momento ella se encontraba encima de mis piernas y mis labios en su pecho, escuchamos mucho escandalo fuera de la sala y corrimos a arreglarnos antes de que alguien entrara y nos viera en semejante escena. Al cabo de unos segundos estábamos un poco más arregladas, pero con los colores en la cara como si algo muy picante estuviéramos haciendo.

Decidí asomarme en la puerta a ver cuál era el gran espectáculo y para mi sorpresa no era más que otra situación muy acostumbrada en mi país… Voltee a ver a Fernanda y ella comprendió que algo no estaba bien.


Hasta aquí el capítulo de hoy, lamento nuevamente haberme perdido de esta manera, pero como dije antes… Tengo excusas muy contundentes. Agradezco mucho sus comentarios.