A tus pies
Se acaba todo el poder y sólo queda el amor...
Por siglos he caminado
para postrarme a tus pies
de nuevo cual perro fiel
que te agrade y complazca en todo,
como quieras, a tu modo,
pues yo te acompañaré.
Aún usando corona
no fuiste llamado Dios,
mas no hay otro que vos,
sino, explícame como
logré más allá de todo
superar cualquier embrollo
con sólo pensar en vos.
Tan fuerte será el poder
del amor en mis memorias
que el pasado de tu gloria
se grabó a fuego en mi ser
y es todo lo que puedo ver,
en tu interior la grandeza
sólo digna de la realeza,
no importa en donde nacés.
Que mi cuerpo sea tu templo,
tu refugio mi corazón,
tú la visión que me falta,
caminando hacia el futuro
para así compartir juntos
mi Don de la Sanación.
La destreza de mis manos,
la dulzura de mi voz,
mis textos tan atrayentes,
mi fama de inteligente
no los tengo vanamente:
son para servirte a vos.
Dolor o placer lo acepto,
para mí estará perfecto,
no es más que un juego excitante
que nunca se acabará:
cada quien da lo que sabe
y toma lo que el otro quiere darle,
sin usar la fuerza para quitarle,
porque nunca se perderá.
Lo que sale de mi boca
es un regalo para ti,
si lo quieres aceptar
a cambio de que tus manos
me den como su regalo
un abrazo celestial.
Porque este fuego candente
que por dentro me consume
no tiene nada de infernal,
si más bien es placentero
y se ve una entrada al cielo
¡con tan sólo imaginar!
Ya no digo, pues, si un día
se cumple mi fantasía
de volver a casa juntos
después de un gran festival
y, siendo la noche lluviosa
e implacable el frío invierno,
buscando tu abrazo tierno
encuentre acaso algo más…
Y nuestros labios se unan
y de nuevo en mi interior
pueda sentir tu calor
y así mi placer cantarte
y en tus brazos cobijarme
comprendiendo la razón
de por qué antes de nacer
te nombraste “El Protector”.
Porque debo confesar
que tengo sangre caliente
y mi creativa y loca mente
ya empieza a revolotear
creando múltiples mundos,
a cual más acogedor
y te invito a su interior
si te permites disfrutar.
Por siglos he caminado
para postrarme a tus pies
al igual que una vez
vine a implorar perdón
después de un gran tropezón
sólo puedes entender
que se acaba todo el “poder”
y sólo queda el amor.