A través del espejo

Nunca has pensado que lo que estabas viendo podía ser real.

A través del espejo.

La mesa está llena de telas, las dos mujeres las estudian, las miran, las palpan, se la pasan por el rostro para ver su suavidad, las aprietan y las sueltan comprobando su respuesta. Visten informales, jeans ceñidos, la rubia negros, la morocha azules; camisas azul cielo la rubia, blanca la morena. Las dos llevan mocasines lo que muestra la diferencia de estatura. Susana es más alta que Marisa. Es la mano de ésta la que busca la cola de su compañera para acariciar la respingona grupa.

Susana se gira y abraza a Marisa, el beso apasionado no se hace esperar. Las dos mujeres se acarician sin pudor . Es Susana la que coloca a Marisa ante el enorme espejo y comienza a abrirle la camisa.

Tras el espejo, Raquel no da crédito a sus ojos. Su cuñada tan convencional, tan mujer de su casa, metida en un rollo lesbiano, no lo puede creer. Se acerca a Pedro, el marido de Susana que a su lado se dispone a grabar con un potente cámara y le susurra al oído:

- ¿Va a pasar lo que me imagino?

- Más de lo que imaginas.

Marisita está hecha una viciosona. El primer día no las grabé, pero luego me hecho una colección de pelis que me van a servir para ilustrar más de un libro porno.-

Las manos de Susana

han tomado posesión de los pechos de Marisa, los acaricia mientras le besa el cuello y las orejas. La cara de su cuñada tiene una extraña expresión, mezcla de lascivia, alegría y poder, es una mujer nueva la que contempla Raquel. Una diosa del sexo que se vuelve para besar a su socia y luego quitarle la blusa con rapidez, ansiosa de que los torsos desnudos se encuentren.

Los pezones de las dos mujeres se rozan, se chocan, erguidos , duros, en una caricia morbosa. Las manos recorren la piel, sin separarse se sueltan los cintos, se abren la braguetas y tiran de los pantalones hacia abajo. Muslo contra muslo hacen que lleguen a los tobillos. Sacan los pies dejando en el suelo los zapatos.

Susana lleva un colaless negro, el de Marisa es blanco, contrastan con las pieles : sonrosada la de le editora, bronceada la de su cuñada. Se paran una frente a la otra. Raquel no deja de admirar la sonrisa de Marisa, alegremente lujuriosa. Brilla el deleite en los ojos de las dos mujeres cuando se miran al quitarse al última prenda. Se abalanzan una sobre la otra. Susana empuja a su compañera hasta la mesa, haciendo que apoye sus nalgas en el tablero, los pies le quedan en el aire. Se vuelven a abrazar entrelazando los muslos, se besan, se acarician , se masturban con el roce de las piernas en sus conchas.

Raquel está caliente, mira a Pedro, se ha sacado la verga y se la está acariciando sin dejar de grabar.

- ¿ Quieres que..?-

- Sí pero despacio, no quiero correrme hasta que acabe el espectáculo.-

Raquel se acerca más a su amigo y toma la polla en su mano derecha. Está dura. Comienza a masturbarle lentamente disfrutando del rabo que tiene en su poder. Le apetece tocarse, pero se da cuenta que no puede disfrutar del show, hacerle una paja a Pedro y al tiempo hacerse una ella. Decide seguir calentándose mientras sigue de mirona.

Susana está devorando la concha de Marisa que se retuerce de placer y agarra la rubia cabeza de su compañera pegándola aún más a su vientre. Raquel recuerda cuando fue ella la que comió a su cuñada, una noche que Benito , su marido la drogó para poder cogerla, rememora el sabor de sus jugos en su lengua exploradora en el interior de la morocha que ahora se retuerce de placer ante ella.

Ha debido acabar porque tira de los cabellos de Susana separándola de su sexo. La rubia se levanta para besarla en la boca, después se tumba en el suelo de madera abierta de piernas. Marisa se contonea mientras se agacha y repta hasta ella buscando su objetivo.

Se ha concentrado en devorar la concha de Susana que con los muslos abiertos, las piernas flexionadas, mira hacia el espejo y guiña un ojo a sus espectadores. La verga de Pedro está pétrea, Raquel se escupe en la mano para poder deslizarla con más suavidad por el falo que acaricia. Se da cuenta que está empapada. Le gustaría estar con las dos mujeres y comer y que la comieran.

Susana se ha concentrado en su placer, mirándole la cara Raquel piensa que su cuñada se debe haber convertida en una experta. Su amiga ha llegado a la meta del placer. Marisa recorre con la boca el camino del coño a la boca lamiéndola el cuerpo. Se besan apasionadamente, las manos bajan a las vulvas, se tocan con mimo.

La polla de Pedro parece querer estallar, Raquel acelera el ritmo de la masturbación.

- Un poco más lento, todavía no han acabado.-

suplica el hombre. Ella le hace caso, y agarra la cabezota del miembro y lo aprieta y lo suelta con los dedos acucharados.

Las dos mujeres se van girando, besando, lamiendo y mordiendo en el camino del 69, cuando llegan a la posición las dos cabezas desaparecen entre las piernas de la otra. Susana hace con la mano el gesto de triunfo hacia los dos mirones.

Raquel necesita tocarse, se siente empapada. Acelera el ritmo de su mano en la verga de Pedro, sabe que él no va a aguantar mucho más y ella podrá concentrarse en su propio placer. Además quiere sentir como se corre el hombre, le excita ordeñarlo. Le mira, parece que flota, jadea, a veces cierra los ojos como poseído. La mujer decide sacarle la leche, aprieta la base de la polla, con el pulgar en el glande hace más rápidos y largos sus movimientos. Cuando se da cuenta que el hombre va a estallar su mano empuña el ciruelo y ahí concentra los apretones hasta que la leche le moja la mano escurriéndose entre los dedos.

Con la izquierda se sube la pollera y tira de la bombacha hacia abajo, la derecha empapada de semen busca su clítoris, lo acaricia fuerte, sus propios flujos junto a la simiente del hombre hace que sus dedos deslicen suave sobre el botón erguido de excitación. Se están separando las mujeres cuando ella llega al orgasmo. Se chupa los dedos saboreando la combinación de fluidos.

Susana y Marisa se visten rápido, se nota que han acabado y que ambas tienen cosas que hacer tras su sesión de placer. Se besan en la boca al despedirse. Cuando su cuñada se ha marchado, su amiga abre la puerta del espejo.

- ¿ Se han hecho una pajita mirando? . Ya te dije que tu cuñadita era una tigresa suelta. Y es buena comiendo, pone afición. Anda, Pedro, ve a trabajar que el show se ha acabado.

Su marido le hace caso, las da un beso y las deja solas. Se besan y se ríen cómplices.

- Ves lo que se ha convertido tu cuñada, tan mojigata, tan cargada de moralina….es el gallego ese que la ha dado un vuelco. Daniel, tu hermano, siempre fue más convencional. Ese tipo debe tener un algo que …..potencia el sexo. Debías probar con él. Tu Benito es un mero mete y saca. Y nena, vos vales más. Te lo digo yo que te conozco bien bien. ¿Te apetece un …?-

mueve la lengua entre los labios haciendo muecas de una lamida de coño.

Raquel la abraza como contestación y la besa con lascivia.

Este relato pertenece a la serie de Marisa y Santiago.

La autora agradece comentarios e ideas y propuestas para el desarrollo de la serie.