A través del ADN

Nada de sexo.

"A través del ADN....", decía el título de la revista.

"...Método de identificación", masculló en su pensamiento.

Sus ojos celestes se clavaron en el inconsciente marido, auscultando detalladamente el funcionamiento del respirador artificial, el goteo del suero, las blancas paredes del hospital.

Sentada en su sillón de acompañante, sus piernas largas dibujaban una esbelta figura, de abundantes curvas y gráciles líneas. Se adivinaban sus casi treinta años en un lomo fuerte y cuidado.

Su mente voló a la escuela donde su hijo seguramente disfrutaba del recreo y no pudo evitar mirar en su imaginación el rostro del niño, un Alberto en pequeño, apoderándose de ella la sensación más maternal que había sentido hasta entonces.

El recuerdo de Alberto le borró todo presente y allí estaba él, desde la ventana de la evocación, imponiendo su virilidad y despertando en ella sensaciones olvidadas.

"Espero que nunca se le ocurra...", pensó y siguió leyendo sobre el ADN y la paternidad mientras la realidad del hospital transcurría en su ritmo escurridizo.