A través de los ojos azules 8
A pesar de la reconciliación, las cosas entre Pamela y Lisa no parecen ser las mismas.
Afortunadamente el viernes todo transcurrió sin problemas y cuando me di cuenta, ya era hora de la salida. Cuando iba caminando hacia mi auto, llamé a Lisa.
L: Hola hermosa, ¿cómo estás?
P: Hola guapa, todo muy bien, gracias. ¿Ya saliste de trabajar?
L: Aún no, estaba por salir pero mi jefe me pidió que me quedara para ver unas cosas.
P: ¿Tardarás mucho? Muero por verte.
L: Yo espero que no, ¿tenemos algún plan para la noche?
P: No por ahora, ¿qué te parece si cuando salgas te vienes directo a mi departamento?
L: Me parece bien, te mando un mensaje cuando vaya a salir de aquí.
P: Nos vemos pronto.
L: Te mando un beso, hermosa.
P: Mejor me lo das ahorita que nos veamos. Dije de manera coqueta.
L: Sin duda, adiós.
Al llegar a mi casa, decidí cocinar una lasaña, el platillo favorito de Lisa. Después de toda la situación, consideré que nos caería muy bien un tiempo a solas, aprovechando que Mónica no estaría en casa.
Mientras cocinaba, me llegó un mensaje de Lisa avisando que venía en camino. El tiempo fue justo para que metiera la lasaña al horno y cuando llegara, estuviera lista.
Cuando Lisa llegó, la recibí con un abrazo y pasamos a la sala a platicar. Me comentó que la habían ascendido en el trabajo y me pareció un buen momento para abrir una botella de champaña.
Mientras bebíamos, manteníamos una conversación amena, sin embargo, no nos comunicábamos como usualmente lo hacíamos. Todo se sentía extraño, pues cuando me abracé de ella, no me sentía cómoda, pero no por la posición sino por la vibra que ambas emitíamos.
La incomodidad era evidente para ambas, así que me puse de pie y fui a la cocina para terminar de preparar todo, mientras que Lisa se quedó esperando en la sala.
Durante la cena, las cosas se mantuvieron igual, no puedo decir que la estábamos pasando mal, pero faltaba esa chispa que siempre se presentaba cuando estábamos juntas.
Al terminar de cenar, Lisa se ofreció a lavar los platos, le dije que no era necesario, pero insistió. Mientras ella lavaba, yo recogía el resto de las cosas de la mesa.
La observaba desde lejos, estaba parada en el fregadero, ya había acabado de lavar los platos, pero se había quedado ausente mirando la ventana. Me dirigí a donde estaba y la abracé por la espalda.
Colocó sus manos sobre las mías, pero no se volteó.
P: ¿Qué nos está pasando? Dije con mi mejilla pegada a su espalda.
L: No lo sé, hermosa.
P: Pensé que todo estaría bien entre nosotras.
L: Yo también lo pensé, pero hay algo que simplemente no nos permite regresar a la normalidad.
Finalmente se dio la vuelta, la abracé con más fuerza, sentí un beso sobre mi cabeza y volteé a verla. Mis ojos estaban llenos de lágrimas y el rostro de Lisa igualmente se veía afligido por la situación. Buscaba las palabras para expresarle lo que sentía, para decirle que aunque la tenía conmigo, la extrañaba.
Antes de que pudiera decir algo, Lisa habló y me dijo que se marcharía. No quería que se fuera, pero tampoco encontraba las palabras para decirle que se quedara, así que accedí y me despedí de ella con un beso inexpresivo.
Al día siguiente, me desperté y me preparé algo de desayunar. Me sentía algo sola pues Mónica no regresaría hasta más tarde y yo había contemplado invitar a Lisa a quedarse la noche, cosa que no sucedió.
Cuando estaba lavando mis platos del desayuno, entró una llamada de mi mamá, habrá tenido unos 4 días desde su última llamada.
P: Hola, ma.
Mamá: Hola, hija, ¿cómo estás?
P: Todo bien, me da gusto saber de ti.
Mamá: Lo sé, princesa, Arturo (su esposo) me preguntó por ti y eso me recordó a llamarte. Ojalá te hubieras acordado por tu propia cuenta, pensé.
P: Qué bien. Dije desanimada. Mándale mis saludos.
Mamá: Claro que sí. Hizo una pausa. ¿Todo bien en el trabajo?
P: Bastante bien, en general, a excepción de la historia de siempre con mi jefa.
Mamá: ¿Qué pasa con tu jefa? Me molestó su pregunta pues siempre le platicaba sobre mis problemas con ella, probablemente no me prestaba atención cuando lo hacía.
P: No es nada, mamá. Dije irritada.
Mamá: ¿Tu padre sigue haciendo los pagos del departamento? Porque si no… La interrumpí antes de que se pusiera a quejarse sobre mi papá.
P: Si, mamá, mi papá sigue pagando la renta del departamento.
Mamá: Bien, es lo menos que podría hacer. Me mantuve en silencio. Y bueno, ¿alguna otra novedad?
Estaba considerando seriamente hablarle sobre Lisa, pero me abstuve, pues consideré que sería mejor decírselo en persona.
P: No, ma. ¿Tú?
Mamá: Lo mismo de siempre, princesa. Estoy en Valle de Bravo con Arturo y los chiquitos (el hijo y la hija de Arturo), regresamos mañana en la noche.
P: Qué bien, disfrútenlo. Dije cortante.
Mamá: Escuché voces de fondo llamando a mi mamá. Bueno, hija, debo irme, me dio gusto saludarte, hablamos pronto.
P: Adiós.
Colgué con mi mamá y terminé de lavar los trastes, mientras tanto, traté de recordar la última vez que yo había pasado un fin de semana completo con mi mamá. Creo que había sido un par de años atrás para la boda de una prima, pero no estaba completamente segura.
A pesar de estar acostumbrada a esa dinámica con mis padres, no podía evitar sentirme algo triste y hasta celosa de saber que mi mamá compartía más tiempo con los hijos de su pareja que conmigo, que era su propia hija.
Traté de distraerme de la fea sensación que había dejado la llamada con mi mamá, poniendo un poco de música mientras me bañaba. Sonaba la canción de “Meant to Be – Bebe Rexha” y me cayó como anillo al dedo al pensar sobre Lisa.
A pesar de mi sentir, debía darle tiempo a las cosas para ver si Lisa y yo podíamos regresar a ser como antes y si estaba destinado a ser, sería.
Después de bañarme y arreglarme, Mónica regresó a la casa para la hora de la comida. Mientras comíamos juntas, me contó sobre su noche con Octavio y yo le conté lo que había sucedido con Lisa.
M: No sé qué decirte, Pame. Supongo que la forma en la que se sienten es normal después de haber discutido.
P: Puede ser, pero detesto estar así con ella. ¿Y si las cosas no vuelven a la normalidad?
M: Tal vez necesitan tiempo para ajustarse de nuevo.
P: Pues sí. Hice una pausa y cambié de tema. ¿Vendrán las demás después de comer?
M: Si, de hecho, no creo que tarden en llegar. ¿Invitaste a Lisa?
P: No he hablado con ella hoy, supongo que si me llama, la invitaré.
Al poco tiempo, ya estaban llegando Tere y Olivia y nos instalamos en la sala para platicar. Comenzamos a hablar sobre las trivialidades de la semana y después de un rato, Tere me preguntó cómo iban las cosas con Lisa.
P: No tan bien. Noté que Olivia mostraba una pequeña sonrisa.
T: ¿Por?
P: Tuvimos una discusión y pensé que era el fin de todo. Logramos arreglarnos pero las cosas no han vuelto a ser iguales y temo no vuelvan a serlo. Dije decepcionada.
O: Bueno, Pam, por lo menos ya te diste la oportunidad de tener algo serio con alguien.
M: No seas tan fatalista, Liv, aún siguen juntas y yo creo que si lo resolverán. Olivia pues puso los ojos en blanco.
P: Comenzó a sonar mi celular. Hablando de Lisa. Les mostré la pantalla de mi celular para que vieran que era ella quien llamaba.
P: Hola.
L: Hola, ¿qué tal te va?
P: Todo bien. Dije cortante.
L: ¿Te puedo ver? Dijo después de unos segundos.
P: Estoy en el departamento con Mónica y dos amigas, eres bienvenida, si quieres.
L: Llego en un momento.
L: Viene para acá. Dije contrariada.
T: Wow, con solo escucharte ahorita, ya me imagino cómo ha de estar todo de incómodo.
Después de un rato, Lisa había llegado y apenas nos miramos cuando se sentó en la sala con nosotras.
Yo estaba sentada entre Tere y Olivia y no pensaba cambiarme de lugar, quería evitar a toda costa que las cosas se volvieran más incómodas. Seguimos platicando sobre unos amigos que las cuatro teníamos en común, mientras que Lisa se veía sumamente confundida y fuera de lugar.
Me exasperé de la situación y disimuladamente le dije a Olivia que me acompañara a la cocina. Una vez ahí la abracé y liberé un pequeño sollozo, detestaba la forma en la que se sentían las cosas entre nosotras.
O: Tranquila, todo estará bien, aquí estoy. Acarició mi cabello mientras decía esto.
Levanté la mirada y nuestros rostros quedaron a solo unos centímetros de distancia. Olivia estaba a punto de besarme cuando bajé la mirada y me quedé observando el piso.
O:La discusión que tuvieron fue muy fuerte ¿verdad?, por eso están así.
P: Algo así. ¿La tensión es tan evidente?
O: Wey, esto está demasiado incómodo, no sé por qué le dijiste que viniera. Olivia me acorraló entre la estufa y su cuerpo.
P: Ya sé, tal vez no debí hacerlo. Dije triste y confundida a la vez.
O: ¿Qué vas a hacer? Colocó sus manos en mi cintura y pegó su cuerpo contra el mío.
P: No sé… Me moví ligeramente para que nuestros cuerpos no estuvieran en contacto.
O: Si las cosas siguen así, probablemente se termine yendo. Acarició mi rostro de manera coqueta y guiñó un ojo.
Sin saber qué responder a eso, salimos de la cocina y regresamos a la sala. Lisa no estaba, me comentó Mónica que había ido al baño. Cuando regresó, se sentó junto a mí, pues quedé sentada en la orilla del sillón.
Seguimos conversando y Lisa no aportaba nada, pues no sabía de lo que hablábamos, así que su interacción se limitó a escuchar y tomar de su vaso con agua. De pronto, se acercó a mi oído y susurró:
L: ¿Podemos hablar? ¿A solas?
Asentí y sin decirle nada a las demás, nos pusimos de pie y fuimos a mi recámara.
L: Yo sé que las cosas entre nosotras están un poco extrañas, pero eso no quiere decir que me voy a rendir. ¿Tú lo harás? Negué con la cabeza.
Nos sentamos en mi casa, Lisa tomó mis manos y me pidió que cerrara mis ojos, comenzó a hablarme sobre la noche que nos conocimos, sobre la química y conexión que habíamos sentido y cómo teníamos que enfocarnos en eso y en lo positivo que habíamos vivido, en vez de lo negativo.
Sentía como si una especie de energía brotara de sus manos hacia las mías y sentía un calor que recorría todo mi cuerpo. Un calor que sólo podía venir de ella y que me hacía sentir reconfortada.
Abrí los ojos y nuestras miradas se conectaron intensamente. Me acerqué a ella y la besé.
Como por arte de magia, todo el malestar e incomodidad había desparecido, la habilidad de Lisa de hacerme conectar con ella era inmensa. Nos abrazamos y regresamos con las demás, pues ya habíamos demorado bastante en regresar.
Regresamos tomadas de la mano y el resto de las chicas lo notaron. Nos sentamos de nuevo y nos unimos a la conversación, saqué un tema en el que Lisa pudiera participar y esta vez, todo fluía sin problemas.
De pronto, llamaron a Tere para invitarla a una fiesta, Lisa y yo declinamos la invitación y el resto se fue al cuarto de Mónica a arreglarse. Nosotras nos quedamos en la sala charlando.
Me cambié de posición y me senté sobre las piernas de Lisa, acariciaba su cabello y la besaba durante nuestra plática, Lisa me abrazaba fuertemente y a respondía con cariño a los besos.
Después de un rato, las chicas se despidieron y nosotras nos pasamos a la sala de TV para ver una película. Llevamos palomitas, dulces y bebidas y nos acomodamos en el sillón listas para disfrutar la función.
Al estar recostada sobre Lisa y ésta al tenerme abrazada, no podía ocupar sus manos para comer palomitas, a lo que yo le daba de comer en la boca. De pronto sentí una pequeña mordida en uno de mis dedos, grité y Lisa soltó una carcajada.
Como respuesta le aventé un puño de palomitas en la cara y comenzamos a juguetear, dejando en el olvido la película. Después de mucho jugueteo y forcejeo, Lisa terminó encima de mí inmovilizando mis manos.
Comenzamos a besarnos desenfrenadamente, Lisa mordía con fuerza mi labio inferior y eso me provocaba mucha excitación. Nos quitamos las playeras y seguimos besándonos sobre todo el desastre de comida que habíamos hecho.
Nos pasamos a mi cuarto para estar más cómodas, nos quitamos la ropa y antes de que me recostara sobre la cama, besó mi espalda y cuello.
Al estar completamente desnudas, Lisa abrió ampliamente mis piernas y se colocó entre ellas. Comenzó a frotar su cuerpo contra el mío y de esta manera, nuestros clítoris se estimulaban uno al otro.
Las sensaciones que recorrían mi cuerpo eran tan intensas, que comencé a gemir fuertemente y a pedirle a Lisa que no parara. Sentía el orgasmo crecer en mi interior y sabía que Lisa sentía lo mismo, pues se presionó con más fuerza contra mi cuerpo y aumentó la velocidad. En cuestión de segundos, ambas estábamos culminando simultáneamente.
Al terminar, Lisa comenzó a besar mis pechos, los succionaba y mordisqueaba y después de un momento, regreso a besar mi boca.
En un sutil movimiento, giré a Lisa, terminé encima de ella y me quedé observándola.
L: ¿Qué pasa? Dijo con una tierna sonrisa.
P: Solo quiero contemplarte, cada centímetro de tu cuerpo, de tu rostro y de tus partes. Al decir lo último, toqué su sexo y sentí su cuerpo estremecerse. Me encanta que todo sea mío.
L: Tuya y de nadie más.
Volví a besarla, me recosté junto a ella y dejé que sus brazos me rodearan para quedarnos así dormidas.
De pronto, oí ruidos y escuché a Mónica hablar con Tere y Olivia. Recordé el desastre que habíamos dejado en la sala de TV y me levanté sigilosamente a recogerlo, pues si Olivia y Tere se iban a quedar, ocuparían ese espacio.
Me puse unos shorts diminutos y antes de ponerme la playera, noté unos chupetones en mi espalda, casi a la altura de mi hombro izquierdo. Reí para mí misma al saber que Lisa me había marcado, sabía que lo había hecho para decirme que era de ella.
Salí de mi recámara y fui a la sala de TV donde escuchaba que estaban las demás.
P: Hola, chicas, ¿qué tal les fue?
T: Bien, Pam, aunque no se perdieron de mucho.
M: Si, estuvo bien. Miró el desorden que habíamos hecho . ¿Se puede saber qué sucedió aquí?
P: Guerra de palomitas. Solté una pequeña risita y me ruboricé.
O: ¿Sigue aquí?
P: Si, está dormida en mi cuarto. Noté un toque de molestia en su rostro.
O: Lástima, sino me hubiera dormido en tu cuarto.
Tere y Mónica se miraron la una a la otra extrañadas por el atrevimiento de Olivia al decir eso.
P: En fin… Ignoré su comentario . Iré por las cosas para limpiar.
Fui a la cocina, tomé una escoba, recogedor y un trapo para limpiar los restos de chocolate derretido. Al terminar de asear todo, le ayudé a Mónica a darles las sábanas, cobijas y una almohada a cada quien.
P: Bueno chicas, me retiro a dormir de nuevo. Tomé nuestra ropa del suelo. Buenas noches.
: Buenas noches. Respondieron todas al unísono.*
Regresé a mi recámara y antes de dejar las playeras con el resto de la ropa, me llevé la playera de Lisa a la nariz y olí su perfume. Me encantaba su aroma, estaba segura de que con tan solo con el olfato podría reconocerla en donde fuera.
De pronto, se me ocurrió una pequeña travesura, tomé la playera de Lisa y la guardé en una cajón para que no la encontrara y me pudiera quedar con ella.
Consideré despertarla, pues sabía que sus padres no le permitirían quedarse a dormir, pero una parte egoísta de mi ser, quería tenerla un poco más conmigo. Así que la dejé dormir y antes de volver a la cama, me quité de nuevo la ropa. Me encantaba cómo se sentía el contacto de nuestros cuerpos al desnudo.
Me metí a la cama y Lisa, aun dormida, de manera instintiva, colocó su brazo a mi alrededor y se acercó para abrazarme de nuevo.
Volví a caer dormida, después de un momento, sentí un ligero beso en mi mejilla y entre sueños, me percaté de que Lisa se estaba preparando para irse. Después de un momento pude escuchar la puerta de mi cuarto cerrarse y supe que ya se había marchado. Con una enorme sonrisa en mi rostro, volví a caer dormida.
HombreFX, agradezco inmensamente siempre leer un comentario tuyo en mis relatos, significa mucho para mí. Espero sigas disfrutando de la serie, te mando muchos abrazos.
Estimado sasia, gracias por tus lindas palabras. Me alegra que quieras seguir leyendo la serie, me encargaré de mantenerte siempre así de enganchado. En cuanto a la colaboración con Eva, los mantendremos informados haha. Gracias por tus felicitaciones, te mando besos y abrazos con mucho cariño.
Linda animapersa, otro relato en lunes para alegrar tu semana. Como dices, Lisa ha ayudado a Pamela a ser menos arrebatada, creo que la persona adecuada debe ser alguien que traiga balance y armonía a tu vida, ¿tú qué opinas? Me alegra saber que tengo tu interés, ya enamórate completamente ¿no? Hahaha te mando muchos besos y abrazos.
Mi querida Angiehot, la realidad es que incluí a una persona con esa nacionalidad por ti, mi colombiana favorita. Gracias por los besos y te mando muchos más de regreso.
Carmen, no tienes nada que agradecer por mi respuesta del correo, por el medio que sea yo soy feliz de comunicarme con mis lectores. Me hace muy feliz saber que sigues disfrutando de los relatos. Díganme codiciosa, pero quiero enamorar a todas mis lectoras y lectores hahaha espero lograrlo. Te mando saludos con mucho cariño.