A través de los ojos azules 7

La culpa carcome a Pamela, ¿podrá solucionar todo con Lisa?

Al día siguiente, me metí a bañar y me arreglé para ir a trabajar, mis ojos estaban sumamente rojos e hinchados por haber llorado mucho la noche anterior y aunque me puse maquillaje, sentía que no ayudaba mucho.

Cuando escuché que Mónica se había ido, salí de mi habitación, pues no quería explicarle lo que había sucedido la noche anterior con Lisa.

Cuando iba llegando al trabajo, me topé con la última persona que quería ver en esos momentos, Julieta.

Ju: ¡Qué onda, Pam! Me saludó animadamente .

P: Hola, Julie, ¿cómo estás? Traté de sonar lo más normal posible.

Ju: Bien, gracias. ¿Estás bien? Te noto rara.

P: Si, bueno, creo que me voy a enfermar. Mentí.

Ju: Pobrecilla, espero no sea nada grave.

P: Gracias, nos vemos al rato. Apresuré el paso a mi cubículo.

Ju: ¿Nos vemos para comer? Alcanzó a decirme antes de que me alejara demasiado.

P: Te aviso.

Todo el tiempo que estuve trabajando, me la pasé pensando en Lisa y en lo culpable que me sentía por haber actuado así con ella. Sabía que el error que ella había cometido había sido involuntario y me pesaba que aunque actué impulsivamente, de alguna manera estaba consciente de lo que hacía. Quería lastimar a Lisa, pero no quería lastimar a Lisa, si eso tiene sentido alguno.

Cuando llegara la hora de la comida, evitaría a toda costa a Julieta. Si detectaba algo extraño en mí, no me dejaría en paz hasta averiguarlo y no podría mentirle sobre lo que hice.

Afortunadamente, logré evadirla, comí, reanudé mis actividades y al terminar, regresé a casa. Una vez ahí, recibí una llamada de un amigo llamado Enrique.

P: ¿Hola?

E: Hola, Pamelita, ¿cómo va todo?

P: Podrían ir mejor.

E: Lamento escuchar eso, pero tengo algo que puede alegrarte.

P: ¿Ah, sí?

E: Si. Rio. Te tengo a una morenaza de fuego, cuerpo excelente y un acento colombiano, que te mueres. Está de visita y quiere divertirse, ¿qué dices?

P: No lo sé. Dije vacilante.

E: Anda, ¿cuándo no has disfrutado de las chicas que te presento?

P: No estoy segura de a quién prostituyes, si a tus amigas o mí, pero sin duda lo haces bien. Bromeé . Está bien, me caería bien distraerme, ¿pasas por mí?

E: Excelente, llego en 30 minutos.

Enrique llegó por mí y nos dirigimos al bar donde se encontraban el resto de sus amigos. Me presentó con la colombiana, cuyo nombre era Sandra y de inmediato nos pusimos a conversar.

Sandra era una chica alta, de tez morena, cabello negro rizado, ojos cafés muy profundos y unos labios carnosos. Su rostro no era muy llamativo, sin embargo, su cuerpo sí que lo era. Tenía unos pechos firmes y de buen tamaño, una pequeña cintura y un trasero grande y redondo.

Al poco tiempo de que comenzamos a hablar, Sandra comenzó a acercarse más, su coqueteo era más evidente y cada que tenía la oportunidad, hacía pequeños contactos conmigo.

Mentiría si dijera que yo no respondía a sus avances, su cuerpo me llamaba mucho la atención y ese toque exótico de extranjera, la hacía ver más atractiva de lo que era.

De pronto, mientras conversábamos, sentí su mano postrarse en mi trasero, me halaba para acercarme a ella y lo hice, la distancia entre nuestros cuerpos era mínima. Respondí a su acercamiento y también coloque mi mano sobre su cintura.

Al estar tan cerca una de la otra, Sandra no tuvo dificultad de plantar un pequeño beso en mis labios. Me quedé inmóvil, estaba asimilando lo que sentía y mientras tanto, me besó de nuevo, con más pasión.

Esta vez, si reaccioné y di un paso atrás.

S: ¿Hice algo mal? Dijo extrañada.

P: No eres tú, lo siento.

Ligeramente confundida, Sandra retiró su mano de mi cuerpo y tomó su bebida. Se hizo un silencio incómodo mientras yo estaba pensando en lo que acababa de suceder y el por qué había pasado, la respuesta era simple: Lisa.

El beso de Sandra, su cuerpo y su presencia, me parecían ajenos, no lograba encontrarles el atractivo pues no venían de Lisa, no lograba sacármela de la cabeza.

De pronto, pude jurar haberla visto pasar detrás de mí. No estaba segura si realmente era ella o si mi mente me estaba jugando trucos. Salí del bar y a la lejanía, pude ver que efectivamente era ella.

“Bien hecho, Pamela, como si antes no lo hubieras arruinado suficiente .” Me dije a mi misma.

Le pedí a Enrique que me regresara, pero él todavía quería quedarse más tiempo, así que pedí un taxi y regresé a casa.

Ya era algo tarde, así que cuando llegué, Mónica ya estaba dormida.

Al día siguiente, me sentía aun peor que el día anterior, el trabajo era tedioso y mi jefa, como siempre, hacía que todo fuera peor. Decidí ir a prepárame un café para distraerme un poco y tomar energías, cuando vi a Julieta en su cubículo y decidí acercarme a saludarla.

P: Hola, Julie.

Ju: ¿Qué hay, Pam? ¿Cómo sigues?

P: No muy bien, la verdad.

Ju: ¿De qué te enfermaste?

P: No me enfermé, lo que pasa es que tuve un problema con Lisa. Admití.

Ju: ¿Por qué no me dijiste? ¿Qué pasó?

P: No quería hablar de ello.

Le conté lo que había pasado y pensando en que Julieta me apoyaría y animaría, su respuesta fue todo lo contrario.

Ju: No lo puedo creer, Pamela, ¿cómo pudiste hacerle eso a Lisa y a sus papás? Pobrecilla. Dijo decepcionada.

P: No me lo tienes que decir. Dije apenada. Yo sé que arruiné todo con ella.

Ju: Eso es a lo que me refería cuando hablamos hace tiempo. En mi opinión, si ya arruinaste las cosas con ella, es mejor que le des su espacio y cada quien regrese a su vida.

P: Vaya, gracias por tu apoyo, “amiga”. Enfaticé la última palabra. Debo regresar a trabajar. Me di la vuelta y regresé desanimada a mi zona del trabajo.

Después de unas horas, poco antes de salir de la oficina, Julieta se acercó de nuevo a mí.

P: Si vienes a seguirme regañando, puedes ahorrártelo, ya me siento tan mal como podría.

Ju: Lo siento, Pam. Dijo apenada . Me dejé llevar por mi amistad con Lisa, que olvidé que tú también eres amiga mía y que si te habías acercado a mí, era porque necesitabas apoyo, no otra reprimenda. Me dio un abrazo. Realmente te importa, ¿verdad?

P: Si. Una lagrima brotó de mis ojos.

Ju: Ignora lo que te dije antes, si realmente ella es con quien quieres estar, búscala, dile lo que significa para ti y ve la manera de arreglarlo.

P: ¿Realmente crees que Lisa pueda perdonarme?

Ju: No lo sé, pero, ¿preferirías quedarte con la duda a arriesgarte?

P: Tienes razón, por lo menos debo intentarlo.

Ju: Avísame cómo va todo. Y nuevamente discúlpame, prometo no sucederá de nuevo, sabes que puedes contar conmigo.

Julieta tenía razón, no podía quedarme con la duda sobre si este era el final con Lisa y me rehusaba a aceptarlo sin antes intentar arreglar las cosas. Sin duda, había cometido un gravísimo error y quería encontrar un gesto que demostrara lo arrepentida que estaba.

Saliendo de trabajar, llamé a un servicio de florería para encargar un arreglo de rosas que sería entregado en su trabajo, para que lo primero que viera al llegar, fuera eso.

De igual manera, llamé al restaurante donde tuvimos nuestra primer cita y reservé un espacio especial para nosotras, donde finalmente podríamos hablar todo.

Pero no me parecía suficiente, quería hacer más por ella, así que me fui a una plaza comercial en búsqueda de algún otro detalle que pudiera tener con ella. Comencé a recorrer el lugar y en una de las primeras tiendas, una joyería, resaltó un collar con una esmeralda que me recordó a los ojos de Lisa.

Decidí recorrer otras tiendas, pues creía que sería demasiado y no quería comprometer a Lisa a que pensara que al ser algo caro, tenía la obligación de algo. Sin embargo, no me sacaba el collar de la cabeza, cada que lo observaba, veía sus ojos.

Acepté que probablemente no me gustaría nada más que el collar y entré a la tienda. Me mostraron de cerca el collar y me gustó un más. Era un espiral de oro con la esmeralda en el centro y tenían unos aretes de espiral dorados, que hacían el juego perfecto.

Lo compré y regresé satisfecha a mi casa, donde me encontré con Mónica cenando con Octavio.

P: Hola, chicos, buenas noches.

O: ¡Hola!

M: ¿Cómo estás, Pame?

P: Bien, gracias.

M: ¿Ya más tranquila? Preguntó preocupada.

P: Algo así. Dije con una sonrisa

M: ¿Hablaste con Lisa?

P: No, pero espero mañana poder hacerlo.

Les platiqué mi plan para el día siguiente y ambos acordaron en que estaba haciendo lo correcto en esforzarme en arreglar las cosas con Lisa. A Mónica le encantó la idea del collar.

M: Me parece muy lindo que le des algo que te recordó tanto a ella.

P: ¿Tú crees? ¿No es demasiado?

M: Tal vez un poco, pero si es lo que quieres darle, hazlo. Seguramente lo valorará mucho.

P: Tienes razón. Hice una pausa. Bueno, los dejo terminar su cena, buenas noches.

Al día siguiente, me levanté más temprano de lo acostumbrado para ir a la oficina de Lisa a dejarle el regalo. Dentro del estuche, le escribí una nota que decía: “Exactamente del color de tus ojos, aunque tus ojos son más hermosos. Me encantaría vértelos puestos hoy en la cena en el lugar de nuestra primera cita. Estaré ahí a las 8:00 p.m., entiendo si no te presentas. Te quiero, P.”

Llegué con el portero del edificio y le di el paquete para que se lo entregara a Lisa cuando la viera salir.

Todo el día estuve ansiosa por ver a Lisa y lo que sería de nosotras, si es que había un nosotras que considerar…

Terminando el trabajo, me cambié de ropa y me fui al restaurante a esperarla. Mientras estaba ahí, mis manos sudaban y movía constantemente mis piernas, me sentía sumamente nerviosa. Sin embargo, el momento en el que vi a Lisa caminar hacia donde estaba, me tranquilicé y no pude evitar sentirme aliviada de que si se hubiera presentado, tal vez si había esperanza después de todo.

Al momento en el que se sentó, noté que no traía puesto el collar ni los aretes, sentí un hoyo en el estómago y los nervios regresaron, sin embrago, logré hablar.

P: Gracias por haber venido. Veo que no traes el collar ni los aretes que te regalé, ¿no fueron de tu agrado? Dije decepcionada.

L: Son muy hermosos, pero no estoy aquí por todos los regalos que me diste, estoy aquí porque quiero escuchar lo que tengas que decir sobre lo que sucedió la última vez que nos vimos. Puso el estuche de terciopelo sobre la mesa.

P: Me siento fatal por la forma en la que actué. Estoy muy arrepentida de haberte lastimado a ti y a tu familia. ¿Cómo lo tomaron?

L: Eso no me parece relevante discutirlo ahora, quiero saber en qué carajos pensabas cuando se te ocurrió besarme frente a mi madre y quién es la morena de la que ayer estabas tan abrazada.

Nunca había escuchado a Lisa hablar así, me impactó su vocabulario y la frialdad que demostraba.

Le expliqué sobre mi relación anterior, en la cual había una constante lucha de poder, donde no importaba si la otra persona era lastimada, celada o agredida con tal de defender nuestros egos. De alguna manera ese patrón afloró al haber actuado impulsivamente esa noche.

Le conté sobre Sandra y cómo aunque le seguí la corriente por un momento, terminé frenando sus avances, aun antes de verla salir del bar, ya que ella es la única que me interesa.

Le pedí una segunda oportunidad, no quería seguir siendo esa persona, Lisa se merecía algo mejor y yo quería ser mejor para poder ser lo que ella necesitaba. Al terminar mis explicaciones, me sorprendió su respuesta.

L: Quiero decir que sí, pero antes de que acepte también debo confesarte algo. Si vamos a darnos una nueva oportunidad me parece justo que yo también sea honesta contigo. Mi corazón se detuvo, no sabía qué es lo que me diría que parecía ser tan importante.

P: De acuerdo, ¿qué es lo que tienes que decirme?

L: Después de todo lo que sucedió, lo de mi casa y el haberte visto en el bar, estaba realmente devastada de no haber tenido noticias de ti. Pensé que dabas por terminadas las cosas y busqué a una amiga para que me consolara y al hacer eso terminé acostándome con ella. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. No sé qué fue lo que me pasó, nunca había sido del tipo de persona que se involucraba con alguien por venganza o despecho.

Me dolió profundamente lo que me dijo, pero aun así, no me sorprendió. Recordé las incontables veces que después de una discusión, Sara se iba con otra mujer para celarme, así que de alguna manera, esperaba que algo similar sucediera.

P: Lo que te pasó, fui yo. Yo te orillé a hacer eso al no comunicarme contigo. Por más que me duela saber que estuviste con alguien más, te perdono así como espero tú me puedas perdonar por lo que hice y lo que te hice hacer.

L: Tomó mi mano. No puedes aceptar la culpa por lo que yo te hice, pero te agradezco me hayas perdonado. Espero podamos seguir como si nada de esto hubiera sucedido.

P: Nada me gustaría más, guapa. Ahora que sé que aceptas mis disculpas, ¿puedes aceptar también mi regalo?

L: ¿Después de lo que te acabo de contar aun así me quieres dar ese lujoso regalo? No lo merezco.

P: Sin duda, lo mereces por ser una mujer increíble y que como yo cometió un error. Podemos usarlo como recordatorio de la pareja que queremos ser.

Me puse de pie detrás de ella, le coloqué el collar y postré un delicado beso en su cuello. Al tenerla tan cerca, pude oler su perfume, ese olor tan característico de ella, que aun cuando me senté de nuevo en mi lugar, lo seguía percibiendo.

“Perfecta” Dije al verla con el collar, me permití admirarla por unos segundos más, se veía sumamente hermosa.

Terminamos nuestra cena y nos paseamos por el jardín, antes de partir, nos abrazamos en la privacidad del quiosco donde habíamos cenado y comenzamos a besarnos delicadamente.

Los brazos de Lisa eran el lugar en donde siempre quería estar y pensar que eventualmente tendríamos que separarnos, me parecía devastador.

P: ¿Quieres pasar la noche conmigo? Susurré en su oído.

L: Sabes que me encantaría, pero creo que debemos de posponerlo y tomarnos las cosas con calma. Se separó un poco de mí y colocó su frente contra la mía.

P: Está bien, creo que tienes razón. Lo bueno que mañana ya es viernes y podremos pasar más tiempo juntas.

L: Así es, ya mañana veremos qué pasa. Besó mi nariz.

El momento que tanto temía llegó, nos separamos y decidimos que era hora de irnos. Mientras tomábamos nuestras bolsas, Lisa debió de haber notado que tenía frio, pues sin darme cuenta, sentí su abrigo sobre mis hombros.

Caminamos tomadas de la mano hasta la salida y mientras esperábamos que el valet trajera nuestros autos, nos fundimos en un beso apasionado.

P: Al parecer estamos haciendo una escena. Dije bromeando y retirándome.

L: No me importa que nos vean. Me jaló nuevo hacia ella.

Normalmente no hacíamos expresiones de afecto en público, en parte por mantener el secreto por Lisa, al parecer el haber “salido del closet”, le permitió liberarse un poco.

Ya no tendríamos que escondernos, podríamos ir a los lugares que quisiéramos como pareja y en pensar eso me hacía sumamente feliz.

P: Buenas noches. Hablamos mañana. Acaricié su rostro.

L: Descansa, por favor avísame cuando llegues a tu casa.

P: Igual tú.

Nos despedimos con un pico en los labios y cada quien se dirigió a sus respectivos hogares, al llegar a mi departamento, le escribí.

“Llegué sana y salva. Estoy feliz de que tengamos esta nueva oportunidad de estar juntas, estoy segura valdrá la pena. Por favor nunca te vayas de mi lado, te quiero.”

Pocos segundos después recibí su respuesta.

“Por siempre juntas. Te quiero, buenas noches.”


HombreFx, muchas gracias por tu comentario. Más adelante veremos más sobre Olivia y cómo vivió todo Pamela. Espero te encuentres muy bien, besos.

Querido sasia, muchas gracias por tus felicitaciones, espero mantenerte enganchado en la historia. En cuanto a Eva, acabo de ponerme en contacto con ella, ya veremos que sucede. Te mando muchos abrazos, nos seguimos leyendo.

Querida Angiehot, me alegra que te haya gustado el relato anterior y espero este también haya sido de tu agrado. Te mando besos y abrazos con mucho cariño.

Estimada Animapersa, espero te haya gustado esta nueva entrega. En cuanto a tu comentario anterior, tienes toda la razón al decir que Pamela es muy emocional, es uno de sus mejores y peores atributos. Hahaha tu avísame cuando te termine de enamorar y vemos qué hacemos. Saludos, linda.

Eva, ya me he puesto en contacto contigo a través del correo para escuchar tu propuesta y hablar un poco más al respecto. Me da gusto que te sigan gustando mis relatos, un abrazo.

Fabiola11, gracias por pasar a dejarme tu comentario, linda, me hace feliz saber que me sigues leyendo. Te mando muchos besos.

CostaRicanGurl, me da gusto que vayas leyendo las dos historias de manera simultánea, espero ambas versiones se complementen bien y disfrutes de la lectura. No te sabría decir en Costa Rica, pero si en México hahaha. Saludos con mucho cariño.