A través de los ojos azules 4

Lisa sorprende a Pamela con un par de detalles y Pamela se sorprende a sí misma pensando en el impacto de Lisa en su vida.

El lunes estaba siendo un terrible día, mi horrible jefa nos había dejado una carga de trabajo masiva con pendientes para cerrar el mes. Eso significaba largas jornadas de trabajo y mucho estrés.

Durante el día, tenía momentos felices cuando intercambiaba mensajes con Lisa,  lamentablemente, no eran tan frecuentes como hubiera querido.

Eran pasadas las seis de la tarde, cuando recibí un mensaje de Lisa invitándome a cenar. Decidí llamarla, quería escuchar su voz, era lo que necesitaba para darme fuerzas para seguir trabajando.

L: Hola hermosa, ¿cómo estás?

P: Hola guapa, no muy bien que digamos. Dije decaída. Tengo que terminar unos pendientes del trabajo y saldré tarde, por lo que no podré aceptar tu invitación para cenar hoy.

L: No te preocupes, entiendo que luego hay días así en el trabajo. Tal vez mañana u otro día en la semana.

P: No lo sé guapa, estamos cerrando pendientes de mes y estos días estarán muy caóticos. No quiero hacer planes contigo y luego cancelarlos. Espero lo entiendas.

L: Claro, yo entiendo. Dijo desanimada.

P: Pero si llego a salir temprano un día, te aviso para que hagamos algo. Lo más difícil de esta semana será el no poder verte, eres la que me da ánimos.

L: Pero estoy segura de que puedes con eso y más. Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Prometo que cuando nos veamos nos relajaremos y disfrutaremos mucho.

P: No puedo esperar. Escuché que alguien llamaba mi nombre. Tengo que regresar a terminar unos trámites, hablamos después.

L: Espero acabes pronto, buenas noches.

Hablar con Lisa causó el efecto contrario al que quería, me frustré aún más con el trabajo, pues me di cuenta de que lo único que quería hacer, era estar con ella y mis pendientes lo impedían.

Aún con mi molestia y Lisa en mi cabeza, seguí trabajando y salí casi a las 10:00 p.m. y lamentablemente, no estábamos cerca de acabar. Sin duda, ésta sería una semana muy pesada.

Al llegar a mi casa, caí rendida y me dormí rápidamente. Al día siguiente, me levanté algo de malas, sabiendo el día que me esperaba.

Cuando salía de mi departamento hacia mi auto, vi a Lisa en la entrada del edificio.

Tan solo de verla, mi humor se había mejorado y una sonrisa se dibujó rápidamente en mi rostro.

P: ¡No lo puedo creer! ¿Qué haces aquí? Dije emocionada y sorprendida.

Me acerqué a ella para abrazarla, pero no respondió a mi abrazo, traía las manos detrás de la espalda.

L: Ya que esta semana será un poco complicada para vernos, decidí traerte unas sorpresas. Escoge una mano. Dijo con una sonrisa.

P: La izquierda. Dije apenas conteniendo mi emoción.

Me entregó un ramo de media docena de rosas preciosas e inmediatamente mostró su otra mano, donde traía un café de uno de mis lugares favoritos.

Me sentí sumamente conmovida por los detalles tan lindos, sobre todo, estaba impresionada con el café, pues era algo que le había comentado la noche que la conocí en la fiesta de Julieta, no podía creer que lo hubiera recordado.

Rápidamente la abracé, en ese momento, una lágrima recorrió mi rostro, pues me sentía abrumada de sentimientos por ella. Esta vez, sus brazos correspondieron al abrazo y después de un momento, la besé.

P: Es uno de los detalles más lindos que me han dado en toda mi vida. Muchas gracias, guapa. Dije mientras seguíamos abrazadas.

L: Solo quería alegrar tu día y aprovechar a verte aunque solo fueran unos minutos. Dijo con una sonrisa, mirándome a los ojos.

P: Eres la mejor, aunque… ahora menos me quiero ir a trabajar. Quiero quedarme contigo.

L: A mí también me encantaría, pero las dos tenemos que ir a trabajar y antes de que se nos haga más tarde, mejor nos despedimos.

Para despedirnos, nos besamos con ternura por un momento y nos fundimos en otro cálido abrazo.

Lisa se esperó a que subiera a mi coche y cada quien tomó su camino.

Mi día en el trabajo fue igual al anterior, a diferencia de que todo el día estuve con una sonrisa en mi rostro.

Durante el día, se acercó Julieta a saludarme.

Ju: Hola, Pam. ¿Cómo va todo?

P: Más o menos, vamos sacando los pendientes como vamos pudiendo. Dije mientras seguía enfocada en la computadora. ¿Tú?

Ju: Igual, pesado. Hizo una pausa. En fin, sólo quería saludarte, no te quito más tiempo.

Julieta se estaba dando la media vuelta para irse, cuando regresó su atención a donde estaba.

Ju: ¿Y esas flores? Preguntó sorprendida.

P: Me las dio la chica con la que estoy saliendo.

Ju: ¿¡Qué!? ¿Estás saliendo con alguien? ¿Quién? ¿Desde cuándo? ¿Por qué no me dijiste?

P: Haces demasiadas preguntas, ¿no tienes que regresar a trabajar?

Ju: No evadas el tema, Pamela. ¿Quién es?

No me gustaba retenerle información a Julieta, me gustaba platicarle todo lo que pasaba en mi vida, pero recordé que Lisa quería mantener las cosas entre nosotras y Julieta al ser también su amiga, debería escucharlo por ella.

P: Es una chica que conocí en una fiesta.

Ju: ¿Van en serio o es tu más reciente conquista?

P: Va en serio o por lo menos eso espero. Dije sonrojándome.

Ju: ¡Ya! Dime su nombre, ¿por qué tanto misterio?

Antes de que pudiera responder algo, me llamó mi jefa y por primera vez en mi vida, me alegraba que lo hubiera hecho.

Ju: Te salvó la campana, pero esta conversación no se ha acabado.

Entré a la oficina de mi jefa y me pidió que fuera al día siguiente a una cita en una empresa con la que trabajábamos. Normalmente yo no asistía a ese tipo de reuniones, pero mi jefa, al ser “maravillosa” en su trabajo, empalmó dos citas y ya era demasiado tarde para cambiarlas.

Accedí y agradecí su error, pues eso me iba a permitir estar fuera de la caótica oficina. Cuando me puse a buscar la dirección de la empresa, me percaté de que estaba muy cerca de la oficina de Lisa, eso me había alegrado mucho, pues podría intentar verla a la hora de la comida.

Seguí trabajando y Julieta llegó nuevamente.

Ju: No me importa si tienes mucho trabajo, tienes que comer y lo harás conmigo, tenemos una plática pendiente.

P: Está bien. Dije resignada y tomé mi bolsa para ir a comer.

Llegamos a la cafetería de la empresa, nos servimos y nos sentamos en una mesa.

Ju: ¿En qué nos habíamos quedado? ¡Ah, sí! ¿Quién es tu enamorada?

P: No te puedo decir.

Ju: ¿Por qué, Pamela? ¿Por qué tanto secre…? Antes de que terminara la frase, gritó. ¡Es alguien que conozco!

P: Si. Dije apenada.

Ju: No tengo tantas amigas lesbianas, así que será fácil adivinar quién es.

Julieta comenzó a nombrar a algunas de sus amigas, trató de descifrar quién era la chica, pero ninguna de sus opciones era la acertada y después de un rato, se mostraba algo desesperada por identificarla.

Julieta enlistaba sus posibles amigas con las que pudiera estar involucrada y me causaba mucha gracia, que la respuesta sería alguien de quien no se lo esperaría en lo más mínimo.

El tiempo transcurría y Julieta no estaba más cerca de adivinar que se trataba de Lisa.

P: Julie, tengo que volver a trabajar, nunca vas a adivinar quién es.

Ju: Por favor, ya dime.

P: No puedo.

Ju: ¿Por qué?

P: Porque ella es quien debería decírtelo.

Ju: Ash. Refunfuñó molesta. Está bien, regresemos a nuestras labores para salir pronto de aquí. Sorprendentemente, desistió rápidamente.

Terminé de trabajar y por suerte, no estaba saliendo tan tarde como el día anterior. Lo malo, era que era lo suficientemente tarde como para poder hacer planes con Lisa, pues ya me había dicho que ya estaba en su casa.

Comencé a escribirle un mensaje para avisarle que ya estaba saliendo de trabajar, cuando sentí a alguien detrás de mí.

Ju: ¿¡Es Lisa!? Gritó asombrada y yo traté de cubrir la pantalla de mi celular, pero era demasiado tarde.

P: Julie…

Ju: No te creo. Estaba pasmada.

P: Por favor, no le digas nada, casi nadie sabe. Julieta seguía boquiabierta.

Ju: Está bien. Dijo después de unos segundos. No le diré nada, pero tú me tienes que contar todo.

P: Vamos a mi departamento, te invito una copa de vino y hablamos.

Llegamos a mi casa, saludamos a Mónica, quien estaba cenando y nos fuimos a la sala de TV.

Ju: Habla. Ahora. Dijo intrigada.

P: Está de más decir que la conocí en tu fiesta. Suspiré. Después de eso, el siguiente fin me invitó a salir.

Ju: ¿Ella tomó el primer paso? Abrió los ojos en asombro.

P: Técnicamente lo di yo en tu fiesta. Dije ruborizándome. Pero sí, después de eso, ella tuvo la iniciativa de que saliéramos.

Ju: ¿Y luego?

P: Hemos salido un par de veces, hablamos diario y no sé… me gusta mucho.

Ju: Wow, estoy realmente sorprendida.

P: ¿Por lo de Lisa?

Ju: Si y bueno, también por verte así. Hizo una pausa. ¿Quiénes saben?

P: Mónica y su novio, otras personas seguro lo sospechan, pero por parte de ella, no sé, creo que nadie.

Ju: ¿Ni su familia?

P: Tampoco. Suspiré. Por eso no te quería decir, acordamos mantener todo entre nosotras hasta que descubra la manera de hacerlo público.

Ju: Me imagino que debe ser difícil para ella. ¿Y tú?

P: ¿Yo qué?

Ju: ¿Segura vas en serio con ella?

P: Si, ¿por qué lo preguntas?

Ju: Tu historial amoroso es algo complicado Pam, Lisa es muy sensible y con todo esto siendo nuevo para ella, no quiero que vaya a salir lastimada. Me sentí sumamente herida por su comentario.

P: No pienso lastimarla. Dije defensivamente.

Ju: Yo sé que no lo harías con intensión, pero hasta donde sé, tu no creías en las relaciones amorosas, ¿eso ha cambiado?

P: Si. Reflexioné un momento. Mira, Julie, no sé qué es lo que tiene Lisa, pero quiero hacer las cosas bien con ella. Yo sé que no tengo la mejor reputación en cuanto a parejas y relaciones, pero lo que te puedo decir, es que planeo hacer mi mayor esfuerzo por hacer que esto funcione y nunca querría lastimarla y me duele que pienses que lo haría.

Ju: Lo siento, Pam, no quise ofenderte con ese comentario. Dijo apenada. Tu sabes que Lisa es una gran amiga para mí y estaba viendo por ella, pero tú también eres mi amiga y me da gusto que te sientas así. De verdad espero todo funcione entre ustedes.

P: Gracias, Julie.

Ju: Sabes, nunca me imaginé que a Lisa le interesarían las chicas, pero conociéndola y conociéndote, no me sorprende que se hayan gustado, son sumamente compatibles.

P: ¿Por qué lo dices?

Ju: Ya lo irás descubriendo. Rio y después de unos segundos, habló de nuevo. No es por ser indiscreta, pero… ustedes ya…

P: Reí. Si, ya ha pasado un poco de todo.

Ju: ¿Y…? Preguntaba curiosa .

P: Lo hace bastante bien para ser novata. Dije satisfactoriamente y ambas reímos.

Ju: Bueno, pero con una maestra como tú, seguro se volverá experta en poco tiempo.

P: Hay muchas cosas que quiero enseñarle. Dije con picardía . Además, con ese cuerpo, como no ser la favorita de la maestra. Solté una carcajada.

Ju: Eres tremenda, Pamela. Reímos juntas. Bueno, debo irme, mañana nos espera otro día pesado. La acompañé a la puerta.

P: Julie, por favor no le vayas a decir a Lisa que sabes, no quiero que piense que no respeté su deseo de mantenerlo entre nosotras.

Ju: No te preocupes, Pam. Yo fingiré no saber nada y seguiría siendo así si yo no fuera tan chismosa. Rio. Descansa.

P: Buenas noches.

Me preparé para dormir y ya que estaba en cama, vi el florero donde había puesto mis rosas. Una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro, me sentía muy feliz.

Cerré los ojos y la imagen de Lisa vino a mi mente, sus ojos verdes, acompañados de esa sonrisa carismática, me fascinaban.

Realmente anhelaba que al día siguiente pudiera verla, solo de imaginarme abrazándola y besándola, mi piel se erizó. La sensación se mantuvo mientras mi mente volaba pensando sobre ella. Sin darme cuenta, ya tenía metida la mano en el pantalón de mi pijama.

Comencé a tocarme lentamente y empecé a fantasear. Me imaginaba recorriendo lentamente su firme cuerpo, mientras que nos besábamos desenfrenadamente y empezábamos a desvestirnos.

Pensar en su cuerpo desnudo provocó que mis dedos comenzaran a moverse con más rapidez mientras frotaban circularmente mi clítoris. Liberaba pequeños suspiros mientras me masturbaba y fingía que el placer que sentía, venía de Lisa.

Imaginaba que estaba ahí conmigo, que era ella quien me frotaba y cuyos dedos exploraban todo mi sexo.

Se movían por mi rajita y se adentraban entre mis labios para insertarse en mi vagina. Entraban y salían con facilidad, estaba sumamente excitada y mis gemidos se hicieron evidentes al acercarme al clímax.

Después de masturbarme por unos momentos más, exploté en un maravilloso orgasmo.

De pronto, no pude evitar en la competencia de orgasmos que tenía con Lisa, me preguntaba si el haberme tocado pensando en ella, le otorgaría un punto. De ser el caso, no se lo aceptaría, estaba determinada a ganar esa competencia.

Me sorprendí a mí misma cuando me di cuenta de que desde que había conocido a Lisa, no había pasado un día en el que no pensara en ella, ¿acaso eso significaba que me estaba enamorando?

Descendí de mi nube de placer y antes de tener la respuesta a mi cuestion, caí plácidamente dormida.

________________________________________________________________

Querido HombreFX, ese es el objetivo de esta serie, que descubran nuevas cosas y que las que conocen, se vean desde otro ángulo. Gracias por tu cometario, te mando muchos abrazos.

Estimada Animapersa, me alegra que te guste la historia desde esta perspectiva, sin duda es un panorama diferente que ahora presenta muchos momentos lindos, pero no olvides que más adelante hay drama. Te mando besos con mucho cariño.

Lindísima Angiehot, me hace feliz saber que estoy logrando un balance entre lo erótico y lo romántico que les agrade. Gracias por siempre comentar, te mando miles de besos y abrazos.