A través de los ojos azules 3

Pamela y Lisa se siguen conociendo. Se presenta una conversación importante, con grandes beneficios.

Lisa y yo estábamos en la sala de TV viendo una película. Sin darme cuenta, estaba recostada sobre su pecho y ella estaba abrazándome. Me encantaba lo segura que me hacía sentir con sus brazos rodeándome.

De pronto, una de sus manos se dirigió a mi cabello y comenzó a acariciarlo suavemente, por momentos, postraba delicados besos sobre mi cabeza.

Estábamos en completo silencio, supuestamente observando la película, pero ambas sabíamos que nuestra atención estaba en la otra.

Nuestros cuerpos encajaban perfectamente, nunca antes me había sentido tan cómoda recostada con alguien, era tal nuestro contacto, que podía sentir cómo nuestras respiraciones se habían vuelto profundas y estaban sincronizadas.

Volteé ligeramente a verla y nuestras miradas se encontraron, esos ojos verdes intentaban decirme algo. Miré con más atención y cada vez se hacían más profundos, cada vez sentía que me perdía más y más en ellos.

De pronto ese verde se convirtió en luz, una luz deslumbrante que me anunciaba la llegada de la mañana a través de mi ventana.

Tallé mis ojos y miré el reloj, eran las 9:30, me quedé recostada y asimilé el sueño que acababa de tener. Nunca había tenido un sueño tan realista, pero eso no era lo que más me sorprendía, lo que me asombraba, era que un sueño tan simple podía hacerme sentir tanta paz y felicidad.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro y recree el sueño una vez más en mi cabeza, iba a perseguir ese sueño y lo haría realidad.

Tomé mi celular y le envié un mensaje a Lisa.

“Buenos días guapa, no pude dejar de pensar en ti toda la noche. Hoy en la tarde iré a tomar unas copas con unos amigos y amigas, ¿te gustaría acompañarme?”

Esperé un momento pero no tuve respuesta, a lo que me metí a bañar, al salir, volví a revisar mi celular, nada…

Pensé en la posibilidad de que siguiera dormida, así que terminé de arreglarme y salí a prepararme algo de desayunar.

M: Buenos días. Dijo desde la cocina.

P: Hola, Moni, buenos días.

M: ¿Qué tal dormiste?

P: De maravilla. Una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro.

M: Se nota. Rio.

Mientras Mónica y yo desayunábamos, miraba constantemente el celular, en ocasiones podía jurar que sentía que vibraba, cuando no era así.

M: Me estás poniendo nerviosa. Dijo fastidiada. ¿Qué tanto le ves a tu celular?

P: Invité a Lisa al plan de más tarde y no ha respondido. Dije desanimada.

M: ¿Y?

P: ¿Qué tal que no quiere ir y por eso me está ignorando?

M: A ver Pamela… recuerda lo que te dije ayer, Lisa no es Sara. Si ella no quiere ir, te lo va a decir, no tiene por qué ignorarte.

P: Tomé aire. Tienes razón. Volví a ver mi celular.

M: ¡Basta! Te voy a quitar el celular. Dijo molesta.

P: Sólo quiero que me conteste. Hice puchero.

M: Lo hará, ahora tranquilízate y lava los platos para distraerte. Dijo con humor.

Era cerca de la una de la tarde cuando mi celular finalmente recibió el mensaje que yo tanto anhelaba.

“Me encantaría ir contigo. ¿A qué hora paso por ti?”

Inmediatamente llegó otro mensaje.

“P.D. Yo también pensé toda la noche en ti.”

Corrí al cuarto de Mónica y sin avisar, abrí la puerta.

P: ¡Ya respondió Lisa! Dije entusiasmada.

M: ¡Pamela! Gritó enojada. ¡Me estoy vistiendo!

P: Relájate, estas en ropa interior y no es nada que no hubiera visto antes. Además, no eres mi estilo.

M: ¿Y cuál es tu estilo? ¿Alta, cuerpazo y de ojos verdes? Dijo indignada.

P: Ese se ha convertido en mi estilo. Bromeé. Pero mi tipo, son lesbianas. Soltamos una carcajada.

M: Bueno, ya dime qué te respondió Lisa.

P: Que si irá con nosotras… y que también pensó en mi toda la noche.

M: Dios, qué melosas. Bueno, ya déjame vestirme en paz. Dijo con una sonrisa, sabía que estaba feliz por mí.

Momentos después, Lisa estaba llegando puntual a la hora que habíamos acordado, sin embargo, yo me había atrasado un poco, por lo que aún no estaba lista.

Escuché que Mónica le abría la puerta y la invitaba a pasar.

P: ¡Pasa, Lisa! Estoy en mi recámara. Grité desde mi cuarto.

A los pocos segundos, Lisa estaba entrando a mi habitación y pude notar cómo se detenía abruptamente a verme. Espero se haya debido a que traía mi blusa abierta, dejando a la vista mi brasier y no a que aún no estaba lista.

Me acerqué a ella y la saludé con un tierno beso en la boca.

P: Hola guapa, ¡estoy feliz de verte! Disculpa la tardanza, pero prometo apurarme para que nos vayamos pronto.

L: No te preocupes, hermosa, tómatelo con calma. No hará daño que nos esperen unos minutos. Ambas nos quedamos impactadas en silencio unos segundos.

P: ¿Hermosa? Dije asombrada. No me esperaba que me fueras a decir así. Dije sonrojada.

L: ¿Y por qué te sorprendes? Si eso es justamente lo que eres. Dijo también ruborizándose.

No sé qué me derritió más: que me llamara hermosa o la respuesta a mi pregunta. Me sentía como una niña con juguete nuevo. Todo referente a Lisa era nuevo, diferente y maravilloso y eso me hacía sentir sumamente feliz.

De pronto, además de la felicidad, llegaron a mi unas ganas apasionadas de besarla. Nunca me imaginé que el cariño y la ternura, me excitarían más que una actitud de conquista y seducción.

Me abalancé sobre ella y la comencé a besar con fervor. Lisa respondía a mis besos y sentí sus manos moverse desde mi cintura hacia mis pechos. El momento en el que se postraron sobre ellos y los apretó delicadamente, fuimos interrumpidas por un grito de Mónica para que me diera prisa.

Terminé de arreglarme y nos dirigimos al bar donde habíamos acordado de reunirnos con los demás. Octavio, el novio de Mónica, nos había hecho favor de llevarnos al lugar.

Octavio, es un chico de estatura y complexión promedio, cabello negro, ojos cafés oscuro que casi se podían confundir con negro y usa lentes. Se ve algo “ñoño”, es algo serio y tranquilo, pero es buena gente y quiere mucho a Mónica, eso es lo más importante de todo.

Al llegar, saludamos a todos y Lisa y yo nos sentamos a platicar con dos amigos con quien Lisa tenía a un conocido en común.

Honestamente, la conversación me parecía irrelevante, no estaba prestando mucha atención, mi interés estaba en Lisa. Tenía una facilidad de relacionarse con las personas, que en cuestión de minutos, ya estaba conversando con los chicos como si fueran grandes amigos.

No puedo decir que me sentía celosa, me encantaba que Lisa se integrara con mis amigos, pero una parte de mí, quería que su atención fuera solo para mí y yo sabía justo la manera de conseguirla.

“Inocentemente” puse mi mano sobre su rodilla, comencé a subirla por su pierna y por encima del pantalón, comencé a tocar sobre su sexo. Inmediatamente, sentí como Lisa se tensaba, la había agarrado por sorpresa.

Mi mano seguía tocándola de manera traviesa, afortunadamente, los muchachos desconocían de la situación que estaba pasando bajo la mesa. Era entretenido ver a Lisa tratar de mantener la compostura, se había sonrojado y sus palabras no salían con la misma fluidez de antes.

Dirigí mi mano hacia el botón de su pantalón para abrirlo y tener un mejor acceso, disimuladamente, Lisa colocó su chamarra sobre su regazo y cubrió todo lo que estaba sucediendo. Eso me permitió tener un poco más de libertad para hacer lo que quería.

Saltando su ropa interior, fui directo al contacto con su sexo, el cual se humedecía cada vez más. Mis dedos frotaban su clítoris e intentaban recorrer su rajita, pero Lisa estaba muy tensa, a lo que seguí moviendo mis dedos suavemente.

No sabía si su tensión se debía a los nervios de ser descubierta o a su inexperiencia, pero yo me planteé como objetivo hacer que ella acabara y no pensaba irme de ese lugar hasta lograrlo.

Poco a poco, Lisa se fue relajando y le daba más movilidad a mis dedos, lo que me permitió penetrarla ligeramente con mi dedo índice y Lisa soltó un fuerte suspiro como respuesta.

Era momento de lograr mi cometido, así que mis movimientos fueron más rápidos y marcados, no me importaba si alguien lo veía, yo solo quería que Lisa tuviera un orgasmo y estaba cerca de lograrlo.

Se escuchó un fuerte ruido cuando a un mesero se le cayó una copa, en ese momento Lisa se dejó ir, recibió su orgasmo y liberó un suspiro de satisfacción. No sé si lo hizo a propósito, pero su momento sin duda fue oportuno.

Saqué mi mano de su pantalón, me llevé los dedos a la boca y saboreé de cada uno la miel que había brotado de ella. Lisa se quedó atónita ante lo que hacía y podía ver cierto asombro en su mirada, mi única respuesta fue un guiño seductor.

Después de un par de horas, los demás quisieron continuar la fiesta, mientras que Lisa y yo decidimos regresar a mi casa. Una vez ahí, la noté extraña, estaba distraída y distante.

Le pregunté si quería ver una película y no me respondió, tenía la mirada perdida.

P: ¿Hola? Movía mi mano frente a mis ojos para romper su trance.

L: ¿Qué pasó? Lo siento, no sé en qué estaba pensando.

P: ¿Estás bien? Te noto extraña. Dije preocupada.

L: Eso creo. Hizo una larga pausa. Lo siento mucho, pero creo que debo irme.

La miré consternada mientras recogía sus cosas para irse. Si no quería estar ahí conmigo, era mejor que se fuera, así que me quedé en silencio.

De pronto, llegó a mi mente el comentario de Mónica sobre no actuar con Lisa como lo hacía con Sara. Recordé las innumerables veces en las que discutía con Sara y cómo antes de marcharme, anhelaba que me pidiera que me quedara, pero nunca lo hacía, simplemente me dejaba ir.

Entonces, tomé toda la fuerza de mi interior y luché contra mis instintos, deseché todo lo que había aprendido a hacer durante los últimos años y la tomé por la mano para evitar que se fuera.

P: Por favor, no te vayas, habla conmigo. Las palabras apenas lograron salir de mí.

Lisa me miró preocupada y aceptó a quedarse. Se notaba nerviosa, pero logró hablar.

L: Me siento sumamente ridícula al decirte esto. Tomó aire y yo me quedé en silencio esperando que continuara. Tu sabes que eres la primer mujer con la que he estado y todo esto es nuevo para mí. Cuando Mónica dijo que hacíamos una bonita pareja, me saqué de onda, me di cuenta de que me gustas y si eso es mutuo, probablemente terminemos teniendo una relación.

P: ¿Y? ¿Cuál es el problema de eso? Dije irritada.

L: Que mi familia no sabe que soy lesbiana, bisexual o lo que sea. Temo a su reacción y a la de las demás personas, no sé cómo llevar a cabo todo esto. Aunado a eso, apenas estoy descubriendo y actuando sobre esta parte de mi ser, lo físico es maravilloso, pero lo profundo, o sea mis sentimientos y pensamientos respecto a ti, me parecen muy abrumadores. Nunca había sentido tanto tan rápido por nadie, hombre o mujer.

Lisa miraba el piso, se notaba avergonzada y vulnerable. Me sentía mal por ella, yo estaba tan enfocada en mis propios demonios y preocupaciones, que nunca me puse a pensar lo que sería todo esto para ella.

Yo no quería ser la razón de sus preocupaciones o problemas, quería estar ahí para ella, así que tomé su mano con delicadeza y planté un beso sobre sus nudillos.

P: Mira guapa, te entiendo perfectamente y tal vez nos estemos adelantando al hablar de esto ahora, pero si eso es lo que necesitas para estar tranquila no tengo problema en hacerlo. Me encanta pasar tiempo contigo y espero que lo sigamos haciendo y si te causa problemas que la demás gente nos vea como algo más, podemos mantener esta relación entre nosotras. Al final el que estemos juntas es lo importante. Y si se mantiene nuestra relación, en un futuro, cuando sea que estés lista, veremos la forma de hacerlo público. ¿Qué te parece?

Como respuesta, Lisa asintió, me dio un fuerte abrazo y comenzó a besarme. Nuevamente sentí ese fuego en mi interior y me hizo recordar lo que le hice en el bar, de pronto, se me ocurrió una idea.

P: Ahora que lo pienso, mantener el secreto no es algo necesariamente negativo, podemos usarlo para divertirnos un rato.

L: ¿A qué te refieres con eso? Preguntó intrigada.

P: Si nadie se puede enterar de nosotras, entonces tendremos que ser muy discretas, sin importar lo que nos haga la otra. Dije de manera seductora. Así como hoy en la mesa, ¿qué opinas? Lisa mostró una sonrisa pícara.

L: Me parece un excelente plan, de esa manera también le podremos dar uso a ese marcador de puntos que mencionamos. Por cada orgasmo que te dé me llevaré un punto y la primera en llegar a 10 puntos, podrá pedirle un deseo a la otra y ésta deberá de cumplirlo sin objeciones. ¿Trato?

P: Trato.

Me acerqué a besarla, sus fuertes brazos me rodearon de nuevo, me tenía sujetada con firmeza, a lo que me cargó y me llevó hasta la sala de TV. Me recostó sobre el sillón y ella estaba montada sobre mí, una de sus manos recorrió lentamente mi costado y solté una pequeña risa.

L: ¿Qué pasa? Dijo con una gran sonrisa.

P: Me hiciste cosquillas. Dije con ternura.

L: Con que eres cosquilluda… Dijo de manera traviesa.

Inmediatamente, comenzó a hacerme más cosquillas y empecé a retorcerme y a reírme de manera eufórica. Para evitar que me defendiera, Lisa tomó mis manos y las sujetó con fuerza por encima de mi cabeza.

Era muy fuerte, pues no lograba liberarme, mientras, Lisa con su mano libre seguía haciéndome cosquillas y ambas reíamos alegremente.

De pronto se detuvo y me miró profundamente a los ojos, algo estaba planeando.

P: ¿Qué me vas a hacer? Dije de manera seductora.

L: Lo que voy a hacer, es ganarme mi primer punto del marcador. Dijo de manera pícara.

Sin soltar mis manos, empezó a besarme apasionadamente. Su otra mano se encargaba de desabrochar mis botones de manera desesperada, Lisa tenía una urgencia por poseer mi cuerpo y yo se lo iba a permitir.

Algo exasperada por no poder retirar la ropa con más velocidad, liberó mis manos y de esta manera, ambas nos desvestimos rápidamente.

Lisa besaba mis pechos, se llevaba mis pezones a la boca y los succionaba delicadamente. Conforme se movía por mi cuerpo, liberaba pequeñas exhalaciones, las cuales anunciaban su excitación y su necesidad por tener todo mi cuerpo para ella.

Después de llenarme de besos, lamidas y caricias, Lisa llegó a mi sexo. Lo contempló unos segundos y sin más, se sumergió para comenzar a comerme.

Al principio la notaba algo insegura de lo que hacía, su lengua era torpe y no comprendía que cada una de sus lamidas y succiones, tenían un papel que cumplir. Sin embargo, cuando comencé a darle indicaciones de lo que me gustaba, aprendió muy rápido la lección.

En cuestión de minutos, mis indicaciones se habían convertido en gemidos y gritos y lo único que podía hacer, era sujetar su cabeza para mantenerla justo donde quería.

Sentí el orgasmo crecer en mi interior y a los pocos segundos, culminé de manera majestuosa, mientras que Lisa se quedó entre mis piernas, recibiendo mis jugos. Al terminar, volvió a besar todo mi cuerpo, empezando por mi monte y ascendiendo hasta mi boca.

Se quedó recostada sobre mí y postrando pequeños besos por mi cuello, habló:

L: ¿Te gustó? Dijo con un toque de inseguridad .

P: ¿Me gustó? Claro, lo has hecho increíble. Sonrió orgullosa.

L: Si no hubiera sido por los gemidos que hacías no hubiera sabido si lo estaba haciendo bien. Bromeó. Pero tenía que preguntar de todos modos.

P: Ha sido asombroso, guapa. Acaricié su mejilla. Una parte de mí no puede creer que yo sea la primer mujer con la que has estado. Eres toda una profesional. Dije con una sonrisa y le di un beso en la punta de su nariz.

L: Tal vez tantos años de fantasía me prepararon para darte todo el placer que pueda.

Nos quedamos recostadas disfrutando de nuestra compañía. De pronto tomó su celular y vio la hora.

L: Aún es temprano, ¿qué te parece si nos vestimos y vemos una película?

P: ¿Vestirse es obligatorio? Reí. Haré las palomitas.

Cuando regresé de la cocina, Lisa estaba sentada en el sillón escogiendo la película que veríamos. Me senté enfrente de ella y puse sus brazos a mi alrededor.

Lisa, de manera natural, me abrazó y nos quedamos acurrucadas viendo la película, tal como en mi sueño. No pude evitar darme cuenta de que lo que sentía no era como en mi sueño, era mil veces mejor.

Terminó la película y Lisa se estaba preparando para irse, quería pedirle que se quedara, pero sabía que tenía que regresar a su casa. Antes de acompañarla a la puerta, nos besamos con ternura por un largo momento.

Se marchó y mientras me cambiaba para dormir, me puse a pensar en la manera que reaccioné cuando Lisa se había puesto extraña.

Honestamente, me sentía orgullosa de mi misma (y cuando se lo contara a Mónica, ella estaría igual), había dado cara a una situación que si se me hubiera presentado en el pasado, hubiera ignorado o reaccionado de la peor manera.

Lo mejor de todo, es que vi los beneficios de hablar las cosas con calma, de no haber sido por eso, no habría pasado la noche en los brazos de Lisa.

Otra parte de mí estaba tranquila al saber que yo no era la única que tenía sentimientos intensos, solo podía esperar que se mantuvieran positivos, pues con Sara, también habían sentimientos explosivos y las cosas no terminaron bien.

Ya estaba en cama cuando llegó el mensaje de Lisa, le había pedido que me avisara cuando llegara a su casa.

“Ya llegué a mi casa, hermosa. Gracias por todo y espero nos veamos muy pronto, dulces sueños.”

Me llamó hermosa otra vez, sentía que mi corazón iba a explotar.

Inmediatamente escribí mi respuesta: “Te veré en unas horas, pues estoy segura de que soñaré contigo.”

“De nuevo”, esas eran las palabras que le faltaban a mi mensaje. “Soñaré contigo de nuevo.”


Querido HombreFX, me alegra que las historias se estén compaginando bien y les esté dando una perspectiva más completa de lo que es la historia de Pamela y Lisa. En futuros relatos, sabrás qué es lo que llevó a Pamela a dudar en cuanto a su ex. Espero te haya agradado este nuevo relato. Te mando muchos abrazos.

Carmen, gracias por tu comentario anterior, espero este capítulo haya sido de tu agrado y te mantengas interesada para descubrir más sobre Pamela. Besos y abrazos.

Estimada Eva, muchas gracias por tu comentario. Pronto vendrán más entregas donde les permitirá entender mejor a Pamela, definitivamente, su ex causó muchos estragos en ella. Te mando muchos abrazos.

Querido sasia, muchísimas gracias por tus lindas palabras. Me hace sumamente feliz saber que están disfrutando los relatos y que no los sientan repetitivos, sino complementarios. Te mando besos y abrazos con mucho cariño.

Linda Fabiola11, me has sacado una gran sonrisa al decir que estás enamorada de mis relatos, espero sigas así por muchos capítulos más. Espero te haya gustado esta entrega. Te mando mil abrazos de vuelta.

Animapersa, me alegra te esté gustando esta nueva perspectiva. Prometo seguir publicando mucho para mantenerte enamorada hahaha. Besos y abrazos, linda.

Angiehot, intentaré publicar más seguido, pero mis apreciados comentaristas deben prometer seguir comentando tanto como lo hacen ;) ya que me encanta leer de ustedes y saber que les gusta la historia. Besos de vuelta.

CostaRicanGurl, sin duda seguirás sabiendo más de Mónica, pues es una persona sumamente importante en la vida de Pamela. Pronto sabrás qué llevó a Pamela a tomar esas decisiones, te mando muchos abrazos.