A través de los ojos azules 13

Un poco de distancia no significa nada para Pamela y Lisa, ellas están más cerca que nunca.

Desperté el domingo bastante descansada, sin embargo seguía algo adolorida por el ejercicio del día anterior. Me preparé de desayunar y en el transcurso de la mañana me enviaba mensajes con Lisa, quien estaba en un bautizo.

Yo aproveché el día para hacer algunas labores del hogar y cuando estaba terminando, recibí una llamada de Lisa invitándome a comer con ella y sus papás en su casa.

Momentos después estaba llegando y al tocar la puerta, Lisa me recibió en un lindo vestido azul, se veía hermosa.

P: Hola amor, te ves preciosa. Le di un disimulado pico en los labios.

L: Gracias. Se sonrojó. Aunque estaba a punto de cambiarme por algo más cómodo.

Al entrar a la casa, Lisa me guiaba a su cuarto, donde se iba a cambiar, sin embargo, me sentí algo incómoda con sus papás presentes, a lo que opté por ofrecerle mi ayuda a la mamá de Lisa en la cocina.

P: Buenas tardes, señora, ¿le puedo ayudar en algo?

ML: Pamela, qué amable en ofrecerte, serías de gran ayuda partiendo esos jitomates.

P: Con gusto. Dije con una sonrisa.

ML: ¿Cómo va todo con tu trabajo? Lisa me ha contado que tienes una jefa complicada.

P: Así es, por suerte, últimamente ha estado tranquila y no hemos tenido problemas.

ML: ¿No has considerado cambiarte de trabajo?

P: Lo he pensado, pero de otras opciones que he visto, no me han ofrecido nada que sea mejor o ni siquiera similar en la parte económica.

ML: Me imagino, es un factor importante.

Al poco tiempo, Lisa llegó a la cocina, ofreció su ayuda pero ya estaba casi todo listo a lo que nos fuimos a la sala a platicar y hacer tiempo para la comida.

Una vez ahí, Lisa me habló sobre una viaje de trabajo que haría a Los Ángeles el martes y regresaría el sábado. Una parte de mí se sentía triste de no ver a Lisa tanto tiempo, pero otra parte se alegraba por ella y el que avanzara en su vida profesional.

Comimos con sus papás y al terminar, decidimos ir al parque que está cerca de su casa. Compramos helados y nos sentamos en una banca a pasar el rato.

Por un momento, ambas nos quedamos en silencio disfrutando de nuestro helado, y a pesar de que nadie decía una palabra, el ambiente que nos rodeaba era cómodo y agradable. Me encantaba que con el simple hecho de estar con Lisa, mi día inmediatamente se volvía especial.

Un chico pasó paseando a unos cachorros, los cuales se acercaron a nosotras. Lisa, inmediatamente los acarició y entabló una cordial conversación con el muchacho. Yo, por otro lado, me quedé hipnotizada viendo a Lisa, quien siempre traía una sonrisa amigable y tenía una facilidad increíble para socializar.

Cuando el chico ya se había ido, Lisa se percató de que la miraba detenidamente.

L: ¿Qué pasa? Dijo con una sonrisa.

P: Nada, conejita. Acaricié suavemente su mejilla . Simplemente me encantas.

L: Tu a mí, hermosa. Se acercó y besó mi frente.

Pasó el tiempo y comenzó a oscurecerse, a lo que decidimos que era momento de volver a casa de Lisa y en mi caso, regresar a casa.

Lisa me acompaño hasta mi auto y antes de subirme, me acorraló entre el coche y su cuerpo. Sus manos me recorrían lentamente, el contacto de sus manos con mi piel era muy placentero.

L: No sé qué voy a hacer sin ti tantos días.

P: No te preocupes, mañana que nos veamos te daré algo para que la espera no sea tan insoportable. Dije con una sonrisa pícara. Te voy a extrañar mucho. Sujeté a Lisa con fuerza.

L: Yo a ti, conejita hermosa. Nos dimos un beso de despedida . Avísame cuando llegues a tu casa, por favor.

P: Si, mi amor. Te quiero.

L: Yo a ti, con cuidado.

Encendí el auto, me fui a casa y al poco tiempo, ya estaba en mi cama durmiendo plácidamente. Al día siguiente, el trabajo estaba algo pesado pues al ser inicio de semana, teníamos muchos proyectos que analizar para echarlos a andar lo antes posible.

Mientras realizaba uno de los últimos pendientes del día, recibí una llamada del administrador del edificio. Aparentemente el apartamento superior al mío estaba teniendo una fuga de agua y se estaba filtrando hacia el mío, a lo que debía ir cuanto antes para que pudieran repararla y no se generaran daños de importancia.

Terminé mis pendientes y fui rápidamente a mi departamento. Llegué y me encontré con Lucio, el administrador del edificio, quien me informó que ya estaban a la espera del plomero para poder resolver todo.

Mientras conversaba con él y mi vecino sobre lo que procedería en cuanto a gastos y los daños provocados, recibí una llamada de Lisa.

P: Hola, conejita.

L: Hola, amor. ¿Ya saliste de trabajar? ¿Quieres ir a cenar para que nos despidamos?

P: Ya salí, guapa, pero se presentó una fuga de agua sobre mi departamento y estamos esperando al plomero para resolverlo, no sé cuánto tarde en desocuparme. Dije desanimada .

L: Qué mal, lamento escuchar eso.

P: ¿Si esto se resuelve pronto, quieres venir aquí y cenar algo?

L: No lo sé, hermosa, aún no termino mi maleta y debo asegurarme de que todo esté listo para mañana.

P: Entiendo, amor. ¿Te llamo acabando?

L: Si, conejita. Espero se arregle todo pronto.

Después de un rato, llegó el plomero, revisó todo y reparó la fuga. Afortunadamente, no hubo ningún daño de importancia, pero algunas de nuestras cosas estaban mojadas, a lo que Mónica y yo nos pasamos toda la noche trapeando y secando todo el desastre.

M: Se suponía que invitaría a Tere y Olivia hoy a cenar, pero con todo este desastre, les tuve que cancelar.

P: Igual yo, iba a ver a Lisa y por esto ya no me pude despedir de ella antes de su viaje. Hice una pausa. Deberías de decirle a las niñas que vengan mañana o podemos salir a algún lado.

M: Me parece bien, te aviso qué dicen.

Para cuando terminamos ya era tarde y ambas nos dormimos exhaustas.

Al día siguiente, mientras trabajaba, intercambie algunos mensajes con Lisa y finalmente, hicimos una breve llamada para despedirnos antes de que su avión despegara.

El resto del día, trabajé como de costumbre y en la noche, me puse a preparar todo con Mónica para recibir a las chicas. Cuando llegó la hora, solo estaba Tere. Una vez que nos sentamos en la sala, comenzamos a conversar.

M: ¿Por qué no vino Olivia?

T: Pueeeees… Trató de desviar la mirada.

P: No quiere verme, ¿cierto? Dije desanimada.

T: No lo diría de esa manera, pero al parecer necesita su espacio para procesar todo.

P: Detesto que estemos en esta situación, nunca quise lastimarla.

T: Sabemos que nunca fue tu intención y de alguna manera, Oli se lastimó a ella misma al no expresarte sus sentimientos. Mónica asintió en acuerdo.

P: ¿Creen que deba hablar con ella de nuevo?

M: Creo que debes darle tiempo, cuando esté lista para retomar su amistad contigo, lo hará.

T: Exacto.

Estábamos cenando, cuando llegó un mensaje de Lisa. “Buenas noches, conejita, ya estoy por dormir. No te llamé pues sé que estás cenando con las chicas, salúdamelas y hablamos mañana. Te quiero.”

Enseguida le respondí y me reintegré a la conversación, la cual era sobre la relación de Mónica y Octavio.

T: ¿Cómo les ha ido últimamente?

M: Es como si fuera novia de un témpano de hielo. Apenas puedo lograr que sujete mi mano cuando estemos juntos.

P: ¿A qué crees que se deba que actúe así?

M: No lo sé. Creo que es algo que se ha ido dando de tiempo atrás, pero ahora lo resiento más que nunca. Dijo cabizbaja. ¿Cómo le hacen tú y Lisa para siempre ser tan cariñosas una con la otra?

P: No sabría decirte, supongo que es algo que se nos da naturalmente. Mi respuesta desanimó aún más a Mónica.

T: No te desanimes, Moni, finalmente es hombre y la necesidad lo superará y en poco tiempo estarán en una sesión de pasión.

M: Pero eso no es lo que quiero, quiero que hagamos el amor, no solo que tengamos relaciones. Una lágrima escurrió por su mejilla. Lo siento, chicas, ¿podemos cambiar de tema, por favor?

Cambiamos el foco de nuestra conversación hacia Tere quien estaba por comenzar un nuevo trabajo. Nos habló un poco sobre ello y al terminar, ya se había hecho algo tarde, así que se marchó a su casa y nosotras nos fuimos a dormir.

El martes fue un día bastante tranquilo, lo que me permitió salir temprano de trabajar, ir al supermercado a comprar unas cosas que necesitaba e irme a casa a descansar.

Al poco tiempo de que había arribado, recibí una video llamada de Lisa, quien estaba en la tina del hotel llena de burbujas. Me alegré de inmediato al saber de ella.

P: ¡Hola, amor! Dije alegremente.

L: Qué hay, hermosa. ¿Qué tal tu día?

P: Bien, lo mismo de siempre. ¿Tú? Que cómoda te ves en la tina.

L: Hoy fue un buen día, no tuve que hacer muchas modificaciones a mi propuesta, por lo que pude salir antes para relajarme y hablar contigo. Estoy muy cómoda, sin embargo me haces falta aquí conmigo para que realmente disfrute de esto.

P: Me encantaría estar ahí contigo. Lástima que esas burbujas no me permiten ver lo que está bajo el agua.

L: Nada que no hayas visto antes. Bromeó.

P: Aun así me gustaría ver. Dije de manera coqueta.

L: Si hablamos lo suficiente, tal vez puedas ver algo conforme se disuelvan las burbujas.

P: Aguafiestas. Fingí indignación.

Seguimos platicando un momento y noté que las burbujas estaban por desaparecer, lo que generó que una sonrisa se dibujara en mi rostro.

L: ¿Qué te pasa? ¿Por qué tienes esa cara? Preguntó extrañada.

P: Ya casi se acaban las burbujas. Dije mordiendo mi labio inferior.

Lisa movió rápidamente la cámara para que enfocara solo su cara y no me permitiera ver nada más, lo que me llevó a reclamar.

P: ¡Eso es trampa!

L: Trampa es que yo esté desnuda en la tina mientras que tú estás completamente vestida.

Me encontraba en la sala de TV, así que me moví a mi cuarto, cubrí la cámara,  retiré mi ropa hasta quedar en lencería y al igual que Lisa, enfoqué únicamente mi rostro.

Lisa se salió de la tina y estaba recostada sobre la cama, vistiendo únicamente la bata blanca de baño.

P: Así es como van a funcionar las cosas. Enfoqué la cámara a mi cuerpo. Si quieres que me quite la ropa interior me vas a tener que contar, lo que quieres de premio por nuestra competencia de orgasmos. Es momento de que sepa lo que quieres. Después de un momento, Lisa respondió.

L: De acuerdo. Lo he pensado mucho y quiero que tengamos sexo de manera dominante/sumisa.

La petición de Lisa me sorprendió y excitó de sobremanera, una parte de mí nunca se esperó esa respuesta, pero por otro lado, estaba encantada de que Lisa quisiera cumplir una fantasía así, pues era algo que yo también deseaba explorar, especialmente con ella.

P: ¿Y tú qué quieres? ¿Dominarme o que te domine? Pregunté intrigada y comencé a retirar lentamente los tirantes de mi brasier.

L: Ambos, quiero someterte, pero también dejar que hagas lo que quieras conmigo. Al decir esto, había retirado completamente mi sujetador.

P: ¿Lo que quiera? Dije de manera seductora.

L: Si. Dije nerviosa.

P: Vayamos practicando entonces. Quítate la bata. Dije de manera autoritaria.

Comencé a darle unas pequeñas instrucciones a Lisa y ésta las obedecía, ambas nos estábamos masturbando y el placer aumentaba cada vez más y más. Podía ver a Lisa tocarse y más allá de cualquier sensación que yo provocara en mí misma, verla era lo que me daba la mayor satisfacción.

Cuando ella culminó se desató en mí la más grande ola de placer y en cuestión de segundos, ambas estábamos normalizando nuestra respiración después de nuestros orgasmos.

P: Sigo sin creer que aún a distancia tengas este efecto sobre mí. Dije con una gran sonrisa.

L: Un par de órdenes tuyas y me tienes a tu merced, no puedo ni imaginarme lo que va a suceder cuando lo hagamos en persona. Me vuelvo a excitar de solo pensarlo.

P: Gracias por compartirme tu fantasía, amor. Prometo hacer que cumpla con todas tus expectativas, eso déjamelo a mí.

Terminamos la video llamada y preparé todo para el trabajo al día siguiente. El jueves y el viernes fueron días bastante ordinarios. Intercambié un par de mensajes y llamadas breves con Lisa, donde me avisó a qué hora regresaría y acordamos que nos veríamos cuando ella estuviera en su casa.

En la noche, Lisa salió con sus compañeros del trabajo y yo fui a una fiesta de un viejo amigo de la preparatoria, Toño.

Al llegar ahí, Toño me recibió afectuosamente y me llevó hacia un grupo de chicos y chicas con los que iba a la escuela. Me dio mucho gusto reencontrarme con ellos y era muy agradable ponernos al corriente después de tantos años.

De pronto, uno de los chicos del grupo, llamado Gustavo, se acercó a mí y nos quedamos solos platicando. Cada vez sentía que se acercaba más a mí, lo que generaba que diera pequeños pasos hacia atrás, hasta que quedé acorralada entre él y la pared.

G: Vaya, Pame, sigues igual de guapa que como te recuerdo en prepa. Podía oler su aliento alcohólico.

P: Gracias Gus. Dije algo cohibida . Deberíamos de ir a buscar a los demás. Intenté moverme de lugar pero no me lo permitió.

G: Si lo que quieres es ir a otro lugar, sé a dónde podríamos ir a pasar un buen rato.

P: Desde preparatoria sabes bien que me interesan las chicas.

G: Pensé que para estas alturas ya habrías cambiado de opinión. Dijo con petulancia.

P: No hay nada que cambiar y menos cuando hay hombres como tú, que actúan de esta manera. Lo empujé con fuerza y me abrí paso hasta llegar con mis amigas.

Estaba sumamente molesta con la actitud de Gustavo, a lo que decidí marcharme pues no quería exponerme a otra situación como la que acababa de ocurrir. Al llegar a casa, noté que Mónica no estaba, esperaba que estuviera con Octavio y que las cosas con él estuvieran bien.

Al día siguiente, me levanté con calma, me arreglé, preparé un letrero con el dibujo de un conejito y me dirigí al aeropuerto. A pesar de que habíamos acordado de que la vería en su casa, quería sorprenderla cuando llegara.

Mientras esperaba, me sentía sumamente ansiosa y emocionada. De pronto, la vi salir por las puertas de las llegadas internacionales. Vestía un atuendo casual de jeans, sudadera y tenis, pero aun así se veía guapísima.

Mientras que Lisa caminaba, su mirada perdida en el aeropuerto, se encontró rápidamente con la mía y una enorme sonrisa se dibujó en su rostro, e indudablemente también el mío.

Apresuró el paso y al llegar frente a mí, la rodeé con un enorme abrazo. Me encantaba volver a sentir su cuerpo y una parte de mí se rehusaba a volver a dejarla ir.

L: ¡Que haces aquí! Pensé que nos veríamos más tarde. Dijo con alegría.

P: Si quieres te dejo y nos vemos más tarde. Dije bromeando.

L: No me quejo, mi amor, que linda sorpresa. Gracias por venir a recogerme. Nos tomamos de la mano y caminamos hacia el auto.

Durante el trayecto del auto, Lisa y yo conversamos sobre nuestra semana. Ella me habló del éxito que había sido su presentación y sobre su salida nocturna del día anterior donde había ido a un antro drag.

Por otro lado, yo la puse al corriente de la situación de Mónica y Octavio, le comenté sobre la ausencia de Olivia y el incidente con Gustavo, entre otras cosas.

Cuando llegamos a casa de Lisa, me detuvo antes de que bajáramos del coche.

L: Tengo algo más que contarte. Dijo sin mirarme a los ojos.

P: ¿Qué pasa? Dije preocupada.

Lisa comenzó a hablarme sobre una chica llamada Ashley, a quien conoció el jueves en la playa. Me mencionó que era una mujer bastante atractiva, pero que solo habían tenido una conversación cordial.

L: Lamento no habértelo dicho antes, no sé por qué no lo hice. Se escuchaba un toque de arrepentimiento en su voz.

P: Pero dices que no sucedió nada, ¿cierto?

L: Nada, lo prometo.

P: Entonces no hay nada que preocuparse mi amor, creo que no pasa nada si a veces alguien se nos hace atractivo, con que no actuemos sobre ello o pase a mayores, todo está bien. Traté de sonar lo más convincente posible.

L: Soy una tonta, no sé por qué pensé que lo tomarías a mal. Te quiero.

P: Yo a ti. Entremos, tus papás deben estar esperándote.

Genuinamente creía cada palabra que le había dicho a Lisa, pero aun así me sentía algo intranquila. Me preocupaba que el primer instinto de Lisa había sido el ocultarme la verdad sobre Ashley, en vez de ser honesta desde un principio.

Decidí no decir nada más al respecto, pues creía plenamente en lo que me dijo y si me había dicho que no había sucedido nada con ella, no había necesidad de seguirla cuestionando. Finalmente, Lisa no era Sara y sabía que podía confiar en ella.

Después de pasar la tarde con sus papás, Lisa y yo nos fuimos a cenar. Regresamos temprano pues ella estaba algo cansada.

Al estacionarnos frente a su casa, antes de despedirnos, comencé a llenar a Lisa de caricias. Con el tiempo que llevaba de conocerla, sabía que ese tipo de contacto le encantaba.

P: Te extrañé tanto, extrañaba sentir tu cuerpo. Acariciaba lentamente su brazo.

Nos acercamos y empezamos a besarnos apasionadamente. De pronto, me levanté del asiento del conductor y me senté sobre ella. Las manos de Lisa comenzaron a recorrerme lentamente por debajo de la blusa y postrándose sobre mis senos.

Una de sus manos descendió por mi abdomen y bajó hasta mi pantalón para abrir el botón. Una vez que su mano tuvo mayor libertad para moverse, uno de sus dedos se dirigió rápidamente hacia mi coño, el cual ya se encontraba muy mojado. Reacción que era totalmente normal y esperada cuando se trataba de Lisa.

P: Ahhhh, ya quería volver a sentir tus manos sobre mi piel. Mi voz salió como un susurro directo a su oído.

L: ¿Sólo mis manos? Llevó su boca hacia mis pechos y los besó sobre la ropa.

P: Todo, extrañaba todo de ti.

L: Debería de irme más seguido, si así me vas a recibir cada vez. Retiró mi blusa y se dirigió nuevamente hacia mis senos.

Lisa comenzó a frotarme cada vez con más velocidad y sin más, sentí su dedo introducirse en mí. Me encantaba lo que me hacía sentir, y quería más de ella.

P: Otro. Dije entre gemidos.

Sentí otro dedo introducirse y comencé a mover mis caderas para acompañar la penetración de Lisa. Al principio todo era lento, pero al momento en que Lisa se llevó uno de mis sensibles pezones a la boca, la excitación que sentí, fue creciendo y mi cuerpo reaccionó ante ello.

Yo me movía con mayor velocidad y Lisa me penetraba con rapidez, me sujeté con fuerza del asiento y después de un momento, sentí una gran explosión de placer.

Lisa retiró sus dedos y se los llevó a la boca, saboreando mis jugos.

L: Sabes delicioso, lástima que no te comí.

P: Mmm, no me puedes decir eso y esperar que no me excite otra vez.

Estábamos recargadas frente con frente, la besé, logrando saborear mi esencia de ella y me pasé de nuevo al asiento del conductor.

P: Anda, vete antes de que me arrepienta de dejarte de ir y lo hagamos otra vez. Supuestamente estabas cansada, ¿no? Dije bromeando.

L: Nunca estoy demasiado cansada para esto. Me besó con ternura. Gracias por ir por mi hoy, hermosa. Avísame cuando llegues a tu casa, por favor.

P: Descansa, conejita. Te quiero.

Vi a Lisa entrar a su casa y yo arranqué el auto camino a mi departamento, todo el trayecto, portando una enorme sonrisa.


Querida Eva, gracias por tu comentario, estoy ansiosa por que publiques relatos de nuevo. Te mando una fuerte abrazo.

Linda Angiehot, me alegra que te guste como se entrelazan las historias, espero mantener tu interés siempre. Besos y abrazos con mucho cariño.

HombreFX, agradezco siempre sus comentarios. Respondiendo al anterior, tal vez no pasó nada entre las 3 pero sabes lo que viene en camino haha. Espero estés bien, un beso.

Nalle, siempre me llena de felicidad saber que la gente devora mis relatos en pocos días. Realmente es un gusto para mi hacer historias que sean de su agrado y que compartan sus comentarios conmigo. Te mando muchos abrazos.

Animapersa, gracias por tus palabras, significan mucho para mí. Me alegra que te guste como se entrelazan las historias, espero seguir haciéndolo bien para todos ustedes. Te mando besos y abrazos.