A Través de la pantalla: Modern Family 1

Alex recibe la visita de una voz dentro de su mente que hará que su familia alcance unos niveles de modernidad sin precedentes. Y por primera vez en su vida, su amo la hará ser feliz.

El teléfono había sonado en mitad de aquel jardín residencial, y él había hecho un gran esfuerzo por mantenerse sereno mientras se llevaba el móvil a la oreja. Había sido una sorpresa que podía haber desembocado en un auténtico desastre. Pero nadie pareció alterarse mientras aquel hombre, vestido con una gabardina, cogía su Smartphone y respondía a la llamada.

_ ¿Qué te pasa por la cabeza, Bernie?_ Preguntó él, apoyándose en el árbol.

_ Han llegado tus nuevas chicas… se han adaptado muy bien._ Bernie hablaba con voz melosa._ Esa tal Melinda es una voyeur… y Andrea… es una fiera… Ha dejado a Penny hecha una piltrafa.

_ Pero no me llamas por eso._ Dijo él, que ya conocía a la rubia.

_… echaba de menos tu voz. ¿Cuándo vas a volver? Quiero que veas la mansión… y todo lo que tengo preparado para ti.

Él sonrió, aunque ella no pudiera verlo. Estaba claro que Bernadette había encontrado en él algo que quizá las otras chicas no.

_ Te veré pronto._ Dijo, sin concretar._ Ahora tengo trabajo que hacer. ¿Tienes habitaciones de sobra?

_ Sí… unas cincuenta._ Bernadette emitió una risita.

_ Me apetece mucho verlas… y las habitaciones también._ La rubia carcajeó._ Nos vemos pronto, Bernie.

_ ¡¿Quién eres tú?!

No había sido bernadette la que había hablado. Había una adolescente en el jardín. Era su casa, después de todo. Él colgó y la miró, sonrió. Al instante siguiente, se había esfumado.

Alex Dunphy aún tenía el teléfono en la mano. Había marcado el nueve y los dos unos. Tenía el dedo sobre el icono de llamada, pero no llegó a pulsarlo.

No será nada…

Aquella voz se mezclaba con sus pensamientos, creía que formaba parte de ellos y por eso asumió, que había sido su imaginación. Colgó el teléfono del todo y se lo guardó en el bolsillo. Debía volver a su habitación con Hayley y dormirse. Tenía un examen en dos semanas y debía estudiar. Se jugaba acceder a la universidad con sus notas y con ello su futuro. A sus dieciocho, su sentido de la responsabilidad no había cambiado en absoluto.

Estaba en absoluto silencio cuando subió, y por eso lo pudo oír. Era un leve gemido femenino. De su madre.

Qué cosa tan sexy…

Normalmente Alex, como una persona civilizada, acostumbra a rehuir la idea de imaginarse a sus padres en esas ocasiones. Pero… en aquel momento notaba cómo su sexo, habitualmente dormido, estaba latiendo. Estaba…

Estoy cachonda…

¿Qué? No podía ser. No podía excitarse con la idea de sus padres. Y sin embargo, al comprobar que, por azares del destino, parecían no haber echado ese pestillo que hacía años que le habían regalado. La puerta estaba entreabierta.

Sólo una miradita… no hará daño a nadie.

Alex se movió con soltura, con agilidad y movió ligeramente la puerta. Sus ojos se quedaron fijos, sin parpadeo, observando la escena. Claire estaba botando sobre su marido. Ambos intentaban mantener la voz baja, pero estaba claro que no era fácil.

Alex no pudo evitar mirar las manos de su padre, aferradas a las tetas de su madre. Y fue la primera vez que se percató de lo grandes que se habían vuelto sus propios pechos.

Voy a tocármelos.

Se llevó las manos a los pechos y se los sobó. Aquello era tan morboso que no se lo creía. Pero cuando sus padres cambiaron de postura, corría el riesgo de ser vista y se retiró. Nunca había estado tan excitada como en aquel momento.

Necesito alivio…

Sí… eso es. Necesitaba saciar un instinto primario. El instinto sexual, uno al que nunca había tenido tan despierto. Pero… ¿Cómo satisfacerse?

Ve a tu habitación.

Alex se soltó los pechos, notando lo apuntados que estaban sus pezones. Necesitaba sexo. Del mismo modo que el aire que respiraba. Pero en su cuarto sólo estaba…

Hayley…

Alex actuó como movida por un resorte. Sus manos acariciaron lentamente el trasero de su hermana mayor. Su sexo se lo recompensaba enviándole ondas placenteras.

Mm… Se está excitando.

Y era cierto. Hayley llevaba un rato despierta, notando las caricias de su hermana. Su primera reacción había sido lanzar un grito, pero sus labios habían sellado. Se giró y la miró a los ojos directamente. Alex mostraba lujuria en su mirada.

_ Estás cachonda, ¿Hermanita?

Alex sonaba distinta, con una seguridad increíble. Se giró y se quitó las gafas, dejándolas en la mesilla. Se abrió la sudadera y la dejó a un lado. Hayley no le quitaba la mirada de encima. La propia Alex estaba incrédula, pero la voz estaba al mando por completo y ella… ella no quería detenerla.

_ Lo estoy._ Dijo Hayley.

_ ¿Te das cuenta por fin de que soy mucho más guapa que tú?

De haber tenido control de sus labios, Alex se habría reído. Eso era una estupidez. Hayley jamás diría que…

_ Me doy cuenta._ Hayley se puso en pie y la miró._ Eres… preciosa.

Había adoración en los ojos de su hermana. La miraba como si fuera una reina… una diosa. Y eso hizo que Alex se sintiera aún más caliente.

_ Ponte de rodillas.

Hayley se dejó caer al suelo, sin dejar de mirarla. Alex no era aún capaz de creérselo mientras ella misma se bajaba los pantalones y las bragas y su hermana, sin pedírselo, empezaba a comerle el coño. Por fin empezaba a encontrarse satisfecha mientras, de forma dominante, cogía a su hermana por el pelo y le marcaba su ritmo.

¿Te gusta?

Me gusta._ Respondió Alex, al rincón más recóndito de su mente.

Puedo darte mucho más.

¿Más?_ Hayley parecía ahogarse, pero no la soltó.

Haré que todos estén a tus pies, que te idolatren… serás su reina.

Su reina…_ Incluso en su cabeza, Alex estaba gimiendo._ Suena… tan bien.

Por fin dejaría de ser la última, de no ser respetada a pesar de ser la más inteligente… de tener que fingir y decirse a sí misma que no era guapa.

A cambio… sólo quiero una cosa.

¿Qué quieres? Te daré lo que sea.

A ti. Serás mía.

_ ¡Seré tuya!

Alex lo gritó al mismo tiempo que se corría en la boca de su hermana. Parte de ello cayó al suelo, y la mayor de los Dunphey se lanzó y empezó a lamer el suelo.

Pero antes… doma a esa esclava. Demuéstrale quién manda.

Sí. Había que empezar por alguien, y no se le ocurría nadie mejor que aquella hermana mayor que siempre la había ninguneado y la había hecho sentir inferior. Iba a compensarla.

_ Quítame la ropa._ Le ordenó, sentándose sobre la cama.

Hayley parecía eufórica mientras le quitaba la ropa a su hermana. Sus labios fueron besando la piel de la chica a la que siempre había llamado empollona con adoración. Su piel tenía un sabor adictivo. Alex no hacía nada más que acariciarle el pelo. Cuando finalmente vio los pechos de su hermana, se quedó congelada mirándolos.

¿Cómo no había visto antes lo grandes y bonitos que eran? Debía ser por la ropa que se ponía, que disimulaba lo preciosa que era. Hayley se sintió afortunada cuando aferró ambos pechos. Sus manos casi no podían abarcarlos. Sus labios buscaron los ajenos, y la besó mientras magreaba sin detenerse.

_ Te quiero, Alex._ Murmuró entre sus besos._ Siento haber sido una hermana tan horrible.

Empujó con delicadeza a la menor sobre la cama y la observó al completo. Su coño se empapó como nunca lo había hecho con Dylan, o con Andy. Con ninguno de sus novios, a decir verdad. Y entonces aquella dulce voz resonó en su cabeza.

Demuéstrale tu amor… tu arrepentimiento.

Tomó el pie de su hermana y se lo besó. Olía un poco, pero no le importó. Siguió besándolo, bajando lentamente por el tobillo, el muslo. Alex se estremecía, pasando las manos por su cuerpo. Le acaricia el culo otra vez.

Ella es tu dueña. Es un honor que te toque.

Lo era. Se sentía honrada mientras volvía a subir, besaba lentamente su abdomen y finalmente llegaba a sus pechos. Se concentró en ellos. Besó su canalillo y luego subió hasta uno de los pechos. Besó levemente su pezón antes de chuparlo. Alex emitió un pequeño grito de placer.

Al escucharlo Hayley sintió que se corría.

Eres una buena chica.

Sí… era una chica sumisa, obediente. Eso era lo que ella era. Necesitaba que le mandaran. Necesitaba que Alex mandase sobre ella. Y cuando lo entendió todo fue mucho mejor. Se colocó sobre ella, sintiendo como los dos clítoris se rozaban. Se movió sobre ella, provocando gemidos gemelos por parte de las dos. Alex la cogió del culo, arañando sus nalgas.

Hayley gritó un poco, pero no dejó de moverse. Los gritos cada vez eran más seguidos y más intensos hasta que, como dos animales, tuvieron un furioso orgasmo. Hayley se desplomó y Alex la abrazó. Se sentía poderosa mientras acaricia el pelo de su hermana.

_ Necesito que hagas algo por mí._ Hayley la miró.

_ Haría cualquier cosa por ti._ Besó su barbilla._ Pide… mi reina.

_ Vas a comprarme algo de ropa más acorde con mi nuevo estatus… y con el tuyo._ Dijo, tumbándose sobre la cama.

_ Será un placer vestirte…

_ Y ahora a tu cama._ Dijo, apartando la mirada.

_ Sí, su majestad._ Hayley se tumbó desnuda sobre su cama y se arropó. Sin apartar la vista de Alex hasta que rápidamente se durmió.

Te espero en el jardín.

Alex se despertó de inmediato y se dirigió hacia el jardín. Iba aún desnuda y pudo notar sus pezones duros y su vello púbico erizado. La voz ya no le hablaba directamente, pero allí estaba él, con su gabardina puesta. El hombre estaba allí esperándola.

_ Hola Alex…

_ Hola…

_ La palabra que buscas es Amo._ Dijo él.

_ Hola Amo._ Dijo ella, ya más convencida.

_ ¿Has disfrutado con Hayley?_ Él se acercó y posó las manos sobre sus pechos.

_ Sí… mucho._ Dijo, entre gemidos.

Las manos del amo estaban calientes y ella se estremeció sobradamente. Su cuerpo estaba frío, pero flujo helado escapaba de su sexo.

_ ¿Eres Virgen, Alex?_ Preguntó él.

_ Sí… salvo por lo de… bueno, Hayley._ Dijo.

Para ella el sexo siempre había sido algo secundario, en lo que no pensaba, siempre centrada en sus estudios, hasta aquella noche. Pensó en lo que había visto de sus padres y sintió deseos de imitarlo.

_ Deberíamos ponerle remedio._ Dijo ella.

Él la miró a los ojos, que estaban muy hermosos sin sus gafas… le ordenaría que se pusiera lentillas a partir del día siguiente.

_ Claro… pero antes… tienes que aprender a usar la lengua.

Él se bajó los pantalones y mostró su enorme miembro. Alex se llevó las manos al rostro de la impresión. Nunca se la había visto a nadie, y menos de esa guisa. La tenía grande y dura, y apuntaba directamente hacia ella.

_ ¿Me la tengo que meter en la boca?_ Preguntó, algo asustada.

_ No te preocupes, poco a poco.

La inocencia de la adolescente, que apenas tenía la edad legal, era lo que más excitado le tenía. Se puso de rodillas con mucha delicadeza y la cogió con la mano. En un gesto instintivo comenzó a masturbarle. Se ponía todavía más dura.

_ Puedes tocarte con la otra mano si quieres, Alex.

_ Gracias Amo._ Dijo ella, algo nerviosa.

Pero tocarse la ayudó a aplacar un poco esos nervios. Le dio unos besos tímidos antes de empezar a metérsela en la boca. El gimió, y eso la animó. Poco a poco consiguió metérsela entera en la boca. Él la acariciaba. Primero el pelo y luego de nuevo sus pechos. Eso la hacía sentirse recompensada.

Al final lo consiguió, se la tragó, y empezó un lento vaivén. Se sentía orgullosa cuando la sacaba del todo y la besaba, masturbándole, cada vez más deprisa.

_ Sabía que lo tenías dentro._ Alex le miró._ Abre bien la boca.

Alex no le contestó con un “Sí, amo”, como pensaba. Sencillamente abrió la boca. Pero él no fue muy preciso y le llenó el rostro y los pechos con su semilla.

_ Creo que nunca me había sentido tan viva._ Le dijo, llevándosela a los labios con los dedos.

_ Bueno, túmbate. Hagamos esto ya. ¿Te apetece?

_ ¡No sabes cuánto!_ Dijo ella.

Alex se colocó sobre la hierba y él le separó las piernas y la penetró muy despacio. Alex estaba muy mojada después de la experiencia vivida. Entró con facilidad y ella no tardó en gemir. Amó cada momento hasta que llegó hasta su himen. Se aferró a la hierba cuando se rompió. Dolió un poco, pero ahogó ese daño mientras él terminada.

Se quedó quieto en su interior un par de segundos en los que se inclinó y le dio un beso en los labios. Ella correspondió y empezó a mover la pelvis. Él entendió el mensaje y empezó a moverse, primero despacio, pero luego cada vez más rápido. El dolor desapareció rápidamente y Alex se estremeció cuando se corrió, justo después de sentirse llena por él. Y entonces, cuando parpadeó, él volvió a desaparecer.

¿Lista para lo que viene?

Alex estaba tirada en el jardín, con la cara y el sexo lleno de semen, pero había una cosa que tenía absolutamente clara.

_ Sí amo, estoy lista.