A su servicio de lunes a viernes
El verano suele ser la mejor estación del año, y donde casi cualquier cosa puede suceder...
El verano puede ser muy aburrido en un bloque de apartamentos, más si tu marido tiene que trabajar de lunes a viernes y te deja sola. Cada uno tiene sus hobbies para matar el tiempo, el mío es el sexo, así que me masturbo como el que se fuma un cigarrillo, con tanta frecuencia que a veces se me olvida bajar las persianas. Este descuido al parecer sin importancia, empezó a tenerla cuando recibí un sobre con unas bonitas fotos de no mucha calidad en las que aparecía completamente desnuda, muy abierta de piernas y con una mano hundida en el coño. "Puede ser cualquier rubia de tetas grandes como yo" pensé. Pero la última foto me mostraba completamente arqueada, en pleno éxtasis. Y una ampliación de mi cara gritando de placer.
Las fotos iban acompañadas de una corta misiva :
"Tenemos una imponente hembra en el bloque E, puerta 32, que todavía no nos ha enseñado sus tetas a los bañistas, pero esta tarde seguro que nos las va a mostrar a todos los que vayamos a la playa.
Vas a hacernos un generoso topless desde que pises la arena hasta que te marches, sabemos el tiempo que sueles tomar el sol, así que puedes estar más pero no menos. Si no hay topless o no estas el suficiente tiempo estas fotos se expondrán en una página Web que crearemos especialmente en tu honor. Y además haremos un bonito cartel publicitario que colocaremos en todas las farolas de la playa. En dicho cartel mostraremos esa foto tan reveladora que muestra como se corre una verdadera perra en celo y la acompañaremos con este incitador texto:
Me llamo Amparo, y veraneo en el Bloque E Puerta 32, podéis venir a follarme de lunes a viernes que es cuando no me folla mi marido, puedes mirarme en esta página Web..."
Esa tarde mis pechos tomaban el sol aplicándome abundante crema media hora más de lo habitual, por si acaso. Miré a mi alrededor constantemente pero no descubrí a nadie en especial. A la mañana siguiente un nuevo sobre con una única foto mía tomando el sol en topless, de mucha mejor calidad, y detrás ponía:
"Somos un matrimonio del bloque de enfrente, bloque J, puerta 58, te esperamos hoy a las 4, creo que será mejor que no faltes".
Nerviosa y bastante asustada acudí puntualmente a la cita. Aun no se realmente el motivo, pero me acicalé un poco mejor que lo habitual. Me puse mi mejor blusa y la lencería que usaba para las grandes ocasiones. Una deliciosa falda que acababa de comprarme completaba mi atuendo.
Tardé en vestirme más de lo habitual porque presa de los nervios y el temor, mi coño palpitaba descontrolado y tuve que masturbarme tres veces simultáneamente, hasta que mi corazón volvió casi a su ritmo normal.
Me abrió la puerta una mujer de unos 45 años muy bien llevados con quien me había cruzado algunas veces por el vecindario. Me miraba muy sonriente, como sonreiría un lobo a punto de comerse un cordero. El que sin duda era su marido estaba sentado tranquilamente en un sillón del salón y me miraba fija y descaradamente. Aparentaba unos 50, y su aspecto era distinguido y adinerado. En sus manos sujetaba una buena cámara digital. Sin mediar palabra, la mujer, que parecía llevar la voz cantante, al menos por el momento, me dijo, o más bien me ordenó:
No abras la boca, quédate ahí de pie, te voy a resumir en que va a consistir esto: sabemos que tu marido esta fuera de lunes a viernes, y durante esos días vas a ser, o mejor dicho, eres nuestra puta privada. Los fines de semana, cuando venga tu marido, eres libre. Te venimos observando varios días y sabemos lo solita que estas, tan sola que te pasas el día haciéndote pajas. Como ya sabes tenemos muchas pruebas de ello,( y con un suave ademán me señaló un equipo de fotografía con teleobjetivo que había en la terraza y que debía valer una pasta.).
Bien, si vas a ser nuestra puta de lunes a viernes
¡Abrete la blusa, sácate las tetas del sujetador, súbete la falda, bájate las bragas hasta las rodillas, y abre las piernas hasta que las bragas no den más!
Mi marido quiere hacerte unas buenas fotos. Te prometemos que nunca haremos publicas ni estas ni ninguna otra fotografía si cumples bien, serán para nuestro álbum de fotos particular (dijo con ironía esto último), sino estas dispuesta o no crees en nuestra palabra, márchate y que todo el vecindario se entere que eres una guarra.
No se como pasó, pero aún no había acabado la mujer de hablar y yo ya tenía la blusa abierta, mis manos se movían con avidez como provistas de vida propia. Me saqué las tetas y expuse el coño tal como me habían ordenado. El hombre empezó a fotografiarme, rápidamente y desde todos los ángulos posibles. Yo no sabía donde mirar, y mis manos se retorcían nerviosas por detrás de la espalda. La mujer continuó hablando:
Muy bien, mañana por la tarde a la misma hora en punto, iremos a visitarte a tu apartamento, quiero la puerta entreabierta y una copia de las llaves sobre la mesa del salón para nosotros, estarás completamente desnuda y con las piernas abiertas esperándonos.
Ahora vístete y ya puedes marcharte.
No, las bragas déjalas en el suelo. Las consideraré como un regalo de aceptación.
Me vestí como pude y ya estaba saliendo por la puerta cuando la mujer tocándome el culo me susurró cerca de la oreja.
Y no se te ocurra masturbarte. Te estaremos observando, y además si me mientes te lo notaré enseguida. Una puta como tu no me puede esconder sus emociones . Y entonces si lo pasarías realmente mal.
Y con una fuerte palmada en el trasero me envió fuera del apartamento.
Hice el corto trayecto hasta mi casa como una autómata, incapaz de asimilar todos estos nuevos acontecimientos y emociones.
Me sentía asustada, pero había algo más que me avergonzaba reconocer, había disfrutado. Había disfrutado y mucho con la humillante y casi surrealista situación.
Y en lo único que podía pensar era en las acuciantes ganas que tenía de hacerme una buena paja y desahogarme.
Ya mi mano bajaba rauda hacia mi palpitante coño, libre y desprovisto de la protección de las bragas, cuando una mano invisible me detuvo.
Me habían prohibido satisfacerme y aquella prohibición multiplicaba por 100 el anhelo irrefrenable de alcanzar el climax.
Pasé casi toda la tarde encerrada en casa, dando vueltas como una drogadicta con el síndrome de abstinencia y dándome duchas frías, una tras otra, hasta perder la cuenta, pero ni eso conseguía atenuar mi calentura.
Al fin, hice algo sensato y provechoso. Salí a la calle y busque el cerrajero más lejano de la vecindad.
A las 4 del día siguiente, puntualmente tal y como habían prometido el matrimonio se presentó en mi casa, y como si fuera la suya propia, el marido cogió las copias de las llaves depositadas encima de la mesa y se las guardo en uno de sus bolsillos, mientras la mujer inspeccionaba la casa con ojos críticos. Yo estaba de pie completamente desnuda, con las piernas bien abiertas, y muy avergonzada porque estaba tan mojada que creía que antes o después la pareja se daría cuenta, pero ninguno de los dos me lanzó ni una sola miraba, como si yo fuera un mueble invisible, lo que contribuyó a aumentar mi inseguridad, humillación, y entrega.
La mujer se metió en el dormitorio y desde allí me llamó con autoridad:
Ven aquí enseguida, puta.
Estupendo, veo que todos los cajones tienen llave.
Y mientras hablaba iba vaciando todo el contenido de mi ropa en el suelo, donde pronto se formó un montón considerable de ropa desordenada.
No te preocupes por eso. - dijo al ver mi cara de espanto.
Ya lo recogerás todo mas tarde.
Ahora "vamos" a seleccionar la ropa que te esta permitido llevar de ahora en adelante, y la que podrás llevar libremente los fines de semana.
Fue una tarde larga en la que tuve que probarme una y otra vez todo tipo de prendas. Al final, la cosa quedó más o menos así: Para la playa utilizaría tangas o la parte de debajo de algún bikini de esos de tiras en los lados, siempre y cuando se me ajustara bien la parte de detrás al culo, además debería depilarme el coño de inmediato. De ropa interior, solamente tangas de cualquier estilo, y los sujetadores, por supuesto prohibidos. Mis grandes tetas deberían a partir de ahora moverse libremente al capricho de la gravedad.
En cuanto a mis blusas, la mujer seleccionó de inmediato las más transparentes, y a las que no lo eran, se le quitaron unos botones de forma que quedaban indecentemente escotadas. Solo las minifaldas o faldas con una tremenda raja para enseñar bien las piernas fueron a parar a los cajones de entre semana. Me dejaron algún pantalón corto muy ajustado que me marcaba toda la raja coño. Y solo pasaron el examen dos vestidos, uno muy cómodo y holgado con tirantes que permitía quitármelo con un solo gesto, y que debería llevar a pelo, sin ropa interior. Y un vestido de noche que compré en Francia y que solo me atrevía a ponerme en casa para mi marido, ya que era enteramente de gasa negra y completamente transparente, y que la mujer eligió en seguida con satisfacción.
Este será perfecto para presentarte en sociedad dijo enigmáticamente con semblante vicioso.
Además, se me dieron ciertas normas de conducta:
No debería juntar o cruzar jamás las rodillas, debería arquear bien la espalda para sacar culo, y caminar siempre balanceando al máximo las caderas, como una puta buscando clientes.
Recuerda que eres nuestra puta y te has de comportar como tal. A partir de ahora todos tus orgasmos nos pertenecen y solo podrás correrte delante de nosotros o cuando te permitamos hacerlo.
Y dándose perfecta cuenta de que mi excitación iba cada vez más en aumento y que estaba ya completamente entregada a ella continuó:
Y quiero que tengas uno ahora mismo, así que ya puedes empezar a masturbarte, si te corres antes de tres minutos mi marido hoy no te sacará ninguna fotografía.
Pero Señora - protesté tímidamente Tres minutos es muy poco tiempo.
Esta bien, zorra, que sean cinco, pero quiero oírte gritar. Y para que no finjas el orgasmo te voy a meter un dedo en el culo.
El tiempo empieza a contar, ¡Ahora!
Empiezo a masturbarme con fuerza. Gimo. Chillo. Apenas a pasado la mitad del tiempo cuando el hombre coge su cámara, en medio de todo el frenesí un estúpido pensamiento me viene a la mente: Ni siquiera se como se llama.
Grito apresuradamente:
No espera ya me corro ya
Acelero todavía más mi ritmo. Abro bien las piernas hasta el límite. Arqueo el cuerpo, el dedo de la mujer se clava más y más en mi culo. Empiezo a temblar diciendo entre sollozos inconexos:
Graciaas . Gracias a los dos . Soy vuestra puta.
Aún no había dejado de correrme cuando se me ordena que apoye las manos en la mesa, separe las piernas y saque el culo hacia afuera.
Esperad dejadme que cierre las persianas. Nos pueden ver.
Si cerramos las persianas mi marido te enculará en vez de follarte responde sádicamente la mujer
La . vaselina esta en el armarito del baño.
Ja, ja, ja no será necesaria. Si te duele puedes gritar todo lo que quieras.
Soy enculada durante largo tiempo, estoy otra vez muy excitada pero no se me permite separar las manos de la mesa y acariciarme el coño, le suplico a la mujer que me friccione el clítoris.
Muy bien, pero a cambio mañana me arreglarás la casa completamente desnuda.
Antes de que le conteste ya me esta masajeando el clítoris enérgicamente. Mientras soy enculada y sobada sin piedad, pregunto con humildad:
¿Como te puedo llamar?
Por el momento puedes llamarme Señora. Y no te atrevas a volver a tutearme, pedazo de mierda.
Si Señora, a su . A su .. la miro fija y suplicante a los ojos.
¿Si, Amparo?
Me voy a correr, Señora.
Eso me da lo mismo. Acaba la frase o no te permitiré que acabes.
A suuuu .
Mi culo comienza a llenarse de leche, esa sensación me produce un orgasmo eléctrico que me paraliza de cintura hacia abajo. La Señora al darse cuenta aprieta con fuerza el clítoris y me pellizca un pezón, lo que hace que mis ojos miren hacia arriba, tanto que acaban poniéndoseme en blanco, aún así, y mientras siento que muero de placer, chillo, gimo y gozo. Al fin consigo articular:
A su servicio
Adaptación libre de un relato que leí hace varios años en una ya extinta pagina de relatos, y que siempre me gustó mucho.
Espero lo disfruten tanto como yo.
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latbird@yahoo.es