A solas

Cuando nadie nos ve...

Son las ocho y hoy es viernes, de un tiempo a esta parte, el mejor día de la semana, pienso con una amplia sonrisa colgándome el bolso mientras ando hacia el ascensor.

Cojo un taxi y unos minutos después toco al timbre de la conocida casa en las afueras.

—Hola cielo, pasa cariño –ella siempre me recibe con la mejor de sus sonrisas, me adora y yo la adoro a ella, aunque lo dudéis en lo sucesivo.

—Ummm como siempre huele de maravilla, ¿Con que nos deleitas hoy? –pregunto ansiosa y hambrienta

—Hoy a cocinado Julio, no pongas ya esa cara chiqui. Además de tus primas vienen unos amigos.

—Vale, ya pongo mi mejor cara –le digo besando su mejilla.

Durante la cena en la mesa estamos ella, Julio que es su pareja, yo, mis primas María y Luisa con sus parejas y dos matrimonios amigos de los anfitriones

—Yo procuro no faltar ningún viernes a estas cenas, mis primas no pueden todos, y a veces como hoy hay más invitados, pero como mínimo todos los viernes ceno con la pareja –le digo a la mujer de unos cincuenta y muchos que me han sentado al lado, sonriendo a la anfitriona, agradecida.

—Ella sabe que me encantan sus visitas, pero solo viene los viernes, al menos nunca falla –me replica la anfitriona, intentando parecer que me regaña.

—Mira que os gustan las visitas y tener invitados –dice la mujer de la otra pareja.

La cena transcurre entre charlas varias, y como siempre nos enfrascamos en algún tema, y para no variar Julio, el anfitrión termina del otro lado, da igual cual sea, mientras se el opuesto al mío, no lo soporto, siempre discutiéndomelo todo, sacándole punta a todo lo que digo, a diferencia de ella, que es un amor, a él apenas lo soporto sin discutir.

—Vamos...siempre estáis igual. Haya paz. Estos dos siempre pensando tan distintos, algún día llegarían a las manos si no estuviera yo –dice la anfitriona con otra de sus mejores sonrisas

Y eso hace que me relaje, que la sangre que Julio ha acelerado, vuelva a correr por su cauce, con normalidad, y ambos olvidemos el tema con los postres. Aunque con el café surge otro. Esta vez es uno de los hombres de la pareja invitada quien corta el tema, dándome la razón, lo cual crispa la cara de Julio y pone una sonrisa en la mía.

Esas cenan terminan bien entrada la noche, mis primas y sus parejas ya se fueron hace rato, ellas apenas vienen a cenar y poco más, las otras dos parejas se quedan a tomar unas copas, y como nosotros disfrutan de un buen rato de sobremesa.

—Menos mal que no hay que coger coche, que todos vivimos por los alrededores –dice uno levantándose ya.

Finalmente nos tomamos la última, los anfitriones y yo.

—Julio ¿Acompañas a Eva? –le dice la anfitriona

—No importa, puedo llamar un taxi

—Venga ya, a él le encanta conducir, dice que por la noche además le relaja, cuando vuelve de llevarte yo ya hasta duermo... ¿Sigues enfadada con él por lo de antes? Ya sabes que es muy picajoso, no se lo tengas en cuenta –me dice aprovechando que estamos solas un momento.

—No es eso...

—Sé que no te cae bien cielo, a mí a veces tampoco, y desde que ni dormimos en la misma cama menos... (Dice con una sonrisa cómplice, porque sé que le adora a su manera)

—A veces me pregunto qué... –y no me dejé acabar

—Cielo, cuando tengas unos añitos más te darás cuenta que aunque la pasión se acabe, queda la convivencia y en eso es muy bueno.

— ¿Te llevo? –dijo el susodicho de pie en el marco de la puerta

—De verdad no hace falta... –le digo con cara de pocos amigos

—Venga vamos... –contesta cogiendo las llaves del coche

Diez minutos después, tras las despedidas pertinentes de la anfitriona, y con mi taper y bolsa con cosas que siempre me llevo, como de costumbre, le sigo al coche en silencio, arranca y la tensión se nota entre ambos.

— ¿Aun estas enfadada por lo de antes?

—Pues claro, te encanta saber que lo estoy ¿verdad?

—Sí, me gusta casi tanto saberte cabreada, saber que te mueres por arañarme...casi tanto como saberte cachonda, con ganas de comerme el rabo. ¿Qué prefieres? Porque a mí me apetecen ambas cosas.

Joder y de repente empieza mi autentico viernes preferido, ese momento que empieza cuando nos quedamos a solas, cuando su mirada se oscurece como ahora, cuando no oculta su deseo tras la desidia, tras las ganas de discutírmelo todo...cuando solo quedan las ganas de poseernos el uno al otro sin barreras.

—Pues estas de suerte Julio, porque bien podría arañarte la polla antes de comértela –le digo llevando mi mano a su paquete.

—Cielín...ya estas tardando.

No necesito más incentivos, para que mi mano que acariciaba tire de la cremallera, y mientras él sigue conduciendo, como si fuera ajeno a lo que sucede entre sus piernas, mis dedos bajan la cremallera, mi mano saca fuera su polla, y mis uñas recorren la base con mimo, sin intención de dañar, pero haciéndose notar. Solo sus nudillos blancos, por agarrar el volante con fuerza, me indican que no es tan ajeno a lo que su sucede, y cuando mis dedos aferran su mástil para tallarlo sin prisas... de sus labios escapa un gemido.

— ¿Voy bien?

—Vas de fábula cielo...esta semana se me ha hecho eterna, me moría de ganas que acabara la cena, la charla... –dice mientras mis dedos suben y bajan, acariciando casi distraídamente.

—Yo también te he echado de menos, ¿Por qué no paras y te lo demuestro?

Me mira y sonríe antes de decir:

—Me vuelven loco tus ganas cielín –dice parando en un semáforo

—Pues desvíate, porque no quiero esperar a casa, mira como están mis ganas, comprueba tú mismo, que no miento –le digo cogiendo su mano

La llevo bajo la falda de mi vestido, la subo por mis muslos y la pego a mi braga que sé mojada, la aplasto contra la tela y me rio cuando suspira, con mis dedos muevo los suyos apartando entre ambos la tela de mis bragas, saco más el culo del asiento y hago que sus dedos recorran mi raja.

—Joder nena, estas empapada, caliente y mojadísima...

—Necesito correrme ya... –le digo mientras nos pitan, el semáforo ha cambiado y sus dedos siguen dentro de mis bragas.

Apenas recorremos unas calles, un camino oscuro... para al final y antes de que apague las luces... yo ya estos de rodillas en mi asiento, girada hacia él, dispuesta a inclinarme, a sacar la lengua y por fin saborear su polla, que llevo a mis labios empujándola con cuatro de mis dedos hacia mi boca, saco la lengua, repaso el glande y luego succiono, un par de veces, y la dejo llenar mi boca, mientras mis labios recorren el tronco. Me la meto hasta la mitad...él gime y yo sigo un poco más, un poco más y descorro el camino, procurando que sienta bien mis labios, terminando por apresar entre ellos con fuerza su palpitante capullo, el cual chupeteo con ganas.

—Cielín, que rico –dice recorriendo mi culo, subiendo la tela de mi vestido, estirando lo más que puede el brazo, para colar su mano desde atrás a mi sexo, lo que me empuja más contra su polla.

Y así, él sentado en su asiento al volante, yo de lado y de rodillas en el de copiloto, con su polla entrando y saliendo de mi boca... Julio comienza a masturbar mi coñito, sus dedos recorren como puede mi raja, se hunden, buscan, recorren de nuevo...

Solo se oye el chapoteo, los gemidos... se siente el calor que empaña los cristales...me clavo más polla, sus muslos se tensan, sus dedos me penetran, mi otra mano masajea sus pelotas...

—Cielín me voy correr, me corro preciosa, me corro cielo, me corro

Y llena mi garganta de semen, mi boca...y sus dedos se empapan de mis jugos cuando me uno a su orgasmo...ambos temblamos, gemimos...nos corremos...

—Joder cabrona, como necesita correrme

—Vamos a casa –le digo relamiéndome su leche de los labios.

Apenas hablamos durante el trayecto, con la mezcla de emociones a flor de piel, intentando recuperarnos, miro su polla aun fuera, volver a su estado normal, mientras conduce, y sonrío, relamiéndome, sintiendo aun el sabor de su semen en mis labios, ese sabor al que ya me siento adicta, tanto como a él.

Llegamos en apenas unos minutos, él se coloca la ropa mientras me apeo, y oigo como cierra el coche, como me sigue en silencio al portal, donde entramos juntos, pero sin rozarnos.

Entramos en el ascensor y solo entonces de nuevo sabiéndonos a solas y libres, le saco la lengua, él da un paso y su estatura domina el pequeño habitáculo, me siento pequeña frente a él, retrocedo medio paso, y vuelvo a sacarle la lengua provocadora.

— ¿Crees que puedes escapar? –dice antes de inclinarse

No escondo mi lengua, se lo que hará, como así sucede, él saca la suya y lame mi lengua, obscenamente, una vez, dos...empapando la mía con su saliva...

—Llevo toda la noche deseando callarte así, bruja –dice antes de que nuestras bocas se devoren.

Mis brazos rodean su nuca, sus manos aferran mi culo, me pongo de puntillas, me pega más a su cuerpo, casi no rozo el suelo mientras nos comemos hambrientos. Jamás había sentido nada igual, nunca había deseado nada tan salvajemente, necesito ser suya, que sea mío...

El ascensor se ha detenido, probablemente hará minutos, suerte de la hora, porque ni somos conscientes de ello, que si no, habríamos ido y venido de piso en piso, morreándonos sin tregua, hasta que un vecino abriera la puerta.

Entramos en mi apartamento a trompicones, como cada viernes y eso que hoy debería ser más relajado. Apenas atino a cerrar la puerta con el pie y me lleva abrazada ante él por el pasillo, andando al mismo paso, acariciando mis tetas sobre la ropa, besando mi cuello...

Nada mas traspasar la puerta de mi habitación, y desde atrás me quita el vestido por la cabeza, me da la vuelta y se inclina, para lamer la piel de mi escote, chupa cada milímetro de piel que no cubre mi sujetador. Me encanta su boca calentando mi piel, su lengua mojada dejando un rastro a su paso... mientras sus dedos hábiles, (siempre me ha llamado la atención en esas manos tan grandes) desabrochan mi sujetador y me mira, sonríe e inclinándose un poco más muerde mis costillas con delicadeza, haciéndome notar sus dientes sin clavarlos, eso endurece mis pezones, y siguen los mordisquitos, subiendo por el lateral, mordisquea hasta mis tetas por los costados, hasta plantarse donde quiere, donde deseo, frente a ellas, mis pezones duros...y su lengua mimosa los lame, sus labios los succionan y finalmente los mordisquea haciéndome gemir, mientras mis bragas vuelven mojarse, y él va de un pezón al otro con su boca...

—Desnúdame mientras me como tus tetas –pide sin apartase

Y obedezco gustosa, le quito la camiseta con prisas y de un tirón, y desbrocho el pantalón sin miramientos haciendo que caigan a sus pies.

—Pero que bruta eres golfa... ¿Tantas ganas tienes? –pregunta más que encantado con mis prisas

—Más

—Pues ahora quiero ver cómo te quitas tus braguitas y te tumbas en la cama...así despacito, buena chica...si nena, en medio...dobla las rodillas y ábrete para mí, enséñame ese coñito en el que llevo pensando toda la puta semana –dice alentando cada paso que doy

Se arrodilla en el suelo, se inclina sobre la cama, y noto la humedad de su lengua en el empeine de mi pie, como sube lentamente por mi pierna...

—Ven cielín...

Y corro el culo hacia el borde, su lengua ahora lame mis muslos, sus dedos abren mi sexo...y uff que rico de nuevo sentir es lengua en mi coño.

Recorre toda mi rajita con suavidad una y otra vez, solo cuando está más que empapado, su lengua busca la entrada y me penetra con ella una y otra vez, jugueteando con toda su boca, hasta que no puedo más y busca mi botoncito inflamado, lo bordea, lo succiona, lo golpea con la punta de su lengua mientras lo presiona entre sus labios...

—Me corro Julio...me corro –grito aferrada a la colcha aun sin retirar

Y no contento con ese orgasmo que ha sacudido mi cuerpo y cuando este empieza a calmarse, sus dedos me penetran, uno, dos y tres, entran y salen, fuerte, con furia, el pulgar frota, el meñique presiona mi esfínter...

—Joder, joder... –vuelvo a correrme y ahí está su boca hambrienta para alargarlo, hasta que no puedo más.

—Así buena chica –dice aprovechando la laxitud de mi cuerpo para ya incorporado darme la vuelta en la cama.

Mientras intento volver al mundo tras los dos orgasmos seguidos sus manos acarician mi espalda, mi culo, mis muslos...

—Muy bien pequeña...-dice colocando una rodilla a cada lado de mi cuerpo justo sobre mis muslos.

Puedo notar su polla húmeda entre ellos, la agarra y mientras una mano acaricia mis glúteos la otra menea su falo, haciendo que este empiece a despertar de nuevo.

—Después de lo del coche, le cuesta un poco, pero nada que este coñito caliente y mojadito no pueda arreglar...anda se buena y ponte como una perrita –pide echándose un pelín hacia atrás y dejando de frotar el capullo por mis muslos

Me pongo como reclama, se pega a mí y de rodillas lleva su polla a la entrada, con sus dedos la coloca y a media asta, consigue que mi coño la engulla. Me aferra de las caderas y empiezo a apretarla, no es la primera vez que jugamos a esto y me encanta, sentir como su polla crece dentro de mi coño, como se endurece...

—Así nena, si cielín... ¿Lo notas? Buena chica...ponla dura preciosa... –dice doblándose sobre mi acariciando de nuevo mis pechos.

Su polla se pone de nuevo a tope, empieza a moverse, mis caderas le acompañan y finalmente se baja de la cama sin salir, tira de mí y sigue follándome con fuerza, saliendo casi por completo, entrando a tope, con fuerza...sin tregua, apoyo los codos, subo más el culo, me abre, se retuerce dentro, entra y sale...me vuelve loca...

—Córrete cielín, córrete en mi polla...mójala bien, para que pueda follarme tu prieto culito –dice metiéndome un dedo donde dice querer meter su polla

Un segundo dedo se cuela en mis entrañas, su polla no da tregua...uff y vuelvo a correrme casi entre sollozos, mi cuerpo aun vibra cuando su polla sale, noto la presión, el balano pugnando, unos segundos, y entra, me abre, me dilata, lentamente, aun tiemblo cuando sigue entrando, cuando sus huevos golpean mi cuerpo, cuando siento la rigidez de su cuerpo sobre el mío y empieza a moverse, caemos sobre el colchón, lame mi cuello...

—Voy correrme cielín, voy llenar tu culito de leche...te necesito, ven conmigo...

Dios... la necesidad que percibo en su voz, sentir sus profundas y pausadas acometidas, sus lamidas húmedas...meto mi mano entre el colchón y mi cuerpo... su peso...

—Vamos nena...ven...yaaa...me corro...

Y el primer latigazo de leche coincide con la nueva explosión entre mis piernas, otro más, muerde mi hombro...gimotea, empuja, se vacía y le acompaño, corriéndonos juntos, cayendo exhaustos en la cama inertes.

—Odio irme, cada viernes cuesta más cielín –dice veinte minutos después mientras se viste

—Tienes que hacerlo.

—Porque, si no dormimos ni en la misma habitación, nunca tuvimos buen sexo. Cuando éramos más jóvenes intentábamos encontrarnos en algún lugar a mitad de camino, entre los gustos de ambos, ahora hace años que ni nos lo planteamos. Dame una razón por la que deba volver a esa cama fría, vacía y dejar esta

—Porque de alguna manera aceptaste esa relación, con mal sexo, o sexo que no era de tu agrado, que se convirtió en nada con los años

—Pero ahora tengo lo que quiero

— ¿Quieres un motivo julio? Te quiero, follar contigo es la hostia y soy incapaz de pararlo, pero también la quiero a ella y no podría hacerle eso.

—Y nos lo haces a nosotros. Por no hacerle daño a ella me lo haces a mí

—Ella es mi tía, Julio. Si me quieres vuelve a casa con ella, por favor.

Y quizás ahora penséis... “pero follas con su marido”, si l quisieras como dices no le harías eso. Yo lo veo de otra manera, porque la quiero, dejo y hago que Julio, al que amo, se vaya cada viernes, y vuelva con ella, cuando deseo abrazarlo y que se quede a mi lado, para no ser como es siempre la ausencia que más duele en mi almohada cada mañana.

¿A quién crees que amo más de los dos?