¿A quién le dan pan, que llore?
Me mire al espejo, no me despeine ni arruine el maquillaje. Me tumbe en la cama y miré al techo mientras exhalaba el humo del cigarro, suspire de placer y tranquilidad, había cogido rico.
¿A quién le dan pan, que llore?
Esa mañana había despertado caliente, ya estaba lista para salir, vestido negro de encaje, manga corta con escote cuadrado amplio, que dejaba ver buena parte de mis tetas, y por atrás, escote a media espalda, falda corta con vuelo, que dejaba ver la mitad de mis muslos, medias de red, que llegaban al comienzo de la falda y botines. Para las manos unos guantes largos de red a juego con las medias, cubrían hasta por encima del codo. Mi cabello planchado, teñido de negro, llegaba a mi cintura, maquillaje ligeramente pálido, sombra en los ojos y labial rojo sangre, mis épocas “darkys”.
Como dije, estaba lista para salir, unos minutos en el espejo para revisar que todo estuviera perfecto, las fotos para el Myspace, una vueltita, me acomodo la falda, la subo un poquito, me siento sexy, y lo que toda chica siempre hace, me inclino para ver hasta donde se me ve la cola, y no lo neguemos chicas, también vemos qué si lo que se va a ver, se verá bonito. Yo me gustaba y me gustaba consentirme, mimarme y disfrutarme. Y pues yo misma termine por calentarme y con lo caliente de la mañana, no me quedaba más que masturbarme.
Ni tarda, ni perezosa, me tumbe en el medio de la cama, boca arriba, con mis manos empecé a sobar mi panza y cintura, baje por las piernas subí de nuevo hasta mis pechos, los apreté, pellizque mis pezones, acaricie mi cuello, baje una mano hasta llegar a mi conchita, me sentí caliente, arqueé la espalda, gemí desde lo profundo, como liberándome, entregándome al placer. Me estaba seduciendo a mí misma y una vez más, cedí como una cualquiera que esta cachonda.
Flexione las rodillas y las alcance con las manos, baje por mis muslos y subí de nuevo, separe las piernas y continúe sobándome las, me manoseaba y no me resistí a mi vicio de tocarme la entre pierna, restregué con firmeza mis dedos contra mi ropa interior de encaje rojo, justo sobre mi clítoris, siento que me mojo aún más, me palpita el coño ligeramente, estoy caliente y no aguantare mucho, quiero un orgasmo.
Estaba pensando esto, cuando escucho que alguien sube las escaleras, me paro de un brinco y abro la puerta y de nuevo a la cama, busco que hacer para hacer como si estuviera haciendo algo, mi morral está en el buro junto a la cabecera y me estiro por él, ya ahí pienso en lo absurdo de todo esto, me enfado por boba, y me incorporo, para esto termine a gatas con el culo en alto, en eso pasa mi tío y me mira, ya más tranquila, deje el morral en la cama y saludé a mi tío, le di un beso en la mejilla y lo tome del codo, las preguntas de rigor. Y lo hago pasar a mi habitación, nos sentamos al borde de mi cama y le pregunto por la familia, le platico de la escuela, que voy de salida. Pero desde hace unos minutos lo noto distraído, nervioso, incrédulo quizá.
¿Qué te pasa? –le pregunto-.
No, nada, es que, ¿Qué es eso? –me señala al tocador, volteo y siento un calambre en el estómago que me recorre el cuerpo hasta la palma de mis manos, me da un vuelco el corazón, en la madrugada deje mi consolador en el tocador y lo había olvidado.
Nada, bueno pues me da gusto que todo estén bien por allá tío y ya te dejo, te digo que ya voy de salida- me pongo de pie y enseguida lo hace él, nervioso se despide y sale. Cierro la puerta y comienzo a dar de vueltas por el cuarto y me digo hasta de lo que me voy a morir por descuidada, me muero de la vergüenza por dentro, en fin, después de quince minutos, decido enfrentar la situación con mi tío, abro de nuevo la puerta y espero a que pase. Para mi sorpresa, enseguida se aparece.
Tío, ven- entra a la recamara.
Acompáñame con un cigarro, ¿quieres uno? – me siento a lado suyo, mientras saco la cajetilla del morral y busco el encendedor.
Yo tengo – me dice, al momento que saca uno de su bolsillo, toma un cigarro lo golpea contra su encendedor mientras espera que termine de poner mi cigarro entre mis labios, los cuales noto que mira con atención mientras me le acerco a su mano con el encendedor con la llama lista. Mientras lo prendo, levanto mi mirada recorriendo lo, hasta clavarme en su mirada.
¿Estás nervioso? – le pregunto.
¿No?, bueno un poco –sonríe tímidamente.
¿Por qué? –Insisto.
¡Sí sé que era lo del tocador! –otro calambre pero más ligero, ya lo estaba esperando. Le doy una calada al cigarro, tiro la ceniza en lo que fue una lata de cerveza, miro como rueda el pedazo de ceniza y se deshace el chocar con colillas de anoche.
¿Entonces si ya sabias, para que preguntaste? –lo desafié.
No sé. –agacho la mirada, perdió.
Vale, no pasa nada. –le sonreí y le di palmaditas sobre su rodilla, le di otra calada al cigarro, viéndolo a los ojos, él sonrió un poco aliviado. Exhale el humo por la nariz, sonrió divertido, fumo e hizo lo mismo.
¿Estamos bien entonces, verdad? –pregunte al fin.
Sí. –contesto y me abrazó.
Eso fue de anoche, lo había olvidado. No me interrumpiste hace rato. –le dije mientras lo abrazaba.
Rayos – soltó.
¿Así que te hubiese gustado interrumpirme? –le dije con tono de sorprendida.
Interrumpirte no –contesto.
¿Encontrarme? –le solté. Solo agacho la mirada, creo que lo asuste, así que era cierto, le gustaría verme masturbándome con el consolador de veinte centímetros. Mi deseo de placer me tomo de nuevo.
Bueno, bueno, no es algo que quisiera ya de antes, bueno, tampoco es que lo quiera ahora, pero es que me sorprendió ver ese consolador, saber que es tuyo, es qué, no niego que noto que ya tienes el cuerpo de una mujer, pero siempre te veía como la niña inocente que bautice, y fue darme cuenta, que de niña… pues ya no tienes nada, verte así, empina dota, ese cuerpazo hermoso, como vas vestida, perdón, pero solo de verte así, me empezó una erección que crecía mientras más te veía y más te acercabas y hablabas, quise distraerme y me encuentro con eso en el tocador. Fue shockeante. –me causo ternura todo lo que dijo, pero mi lujuria me dominaba y no hacía más que pensar que quería probarlo como hombre.
Ya, pues así pasan las cosas, uno crece y se desarrolla y aprende cosas como… ¿Sabes? –encendí el televisor y el reproductor de DVD, y enseguida apareció lo último que vi, una escena porno en el que una tetona le hace tremenda mamada a un negro, al mismo tiempo ella estaba fumando un cigarrillo de esos largos y finitos.
Eso estaba viendo a noche. Me prendió mucho y me quede con la curiosidad de saber que se siente fumar y mamar al mismo tiempo –solo abrió los ojos como platos. Saque otro cigarro para mí y uno para él. Desabroche su cinturón y el botón del pantalón, lo abrí de piernas y me hinque frente a él, lo miré y le baje el cierre lento, metí mi mano y busque su pene sobre la trusa, cuando lo tome, respingo, se quitó el cigarro de la boca, exhalo, se notaban temor y sorpresa en su mirada, cuando tome directamente su pune con mi mano reacciono.
¡Eres mi sobrina!
Y tú eres mi tío- le recordé con una sonrisa-. Y te quiero coger –le dije mirándolo a los ojos.
Enseguida mire su pene, estaba erecto, palpitaba y aun crecía un poco más. Le tenía por la base, lo masturbe un par de veces, me eche el cabello a la espalda y me zambullí sobre su entrepierna, abrí mi boca para recibirlo con los labios rojos y mi lengua, lo trague hasta el fondo de mi boca.
Que rico mamas hermosa –yo estaba sube y baja con la cabeza, chupando delicioso su pene, le baje el pantalón a los tobillos. Su trusa también, le acaricie los testículos-. Chúpame los. –obedecí y me los metí en la boca, primero uno, luego el otro-, ¿Quién imaginaría que eras experta con esa boquita? –sonreí sin sacarme la de la boca. Lo mire mientras lamia su glande y lo sostenía de la base, lo solté solo con la mano, me incorpore un poco, me apoye con las dos manos, en la cama a cada lado de su cadera, vi que tenía el cigarro aún apagado en la mano. Lo mire de nuevo a los ojos y baje chupando centímetro a centímetro, todo el largo de su pene, hasta el fondo de mi boca y cuando lo sentí ahí, tome aire por la nariz y empuje más, no me detuve hasta que sentí su vientre contra mi nariz, aguante ahí unos segundos. Me la saque lentamente, con un gemido y un beso al final en la cabecita- ¡Wow! –Solo atinó a decir eso, yo le sonreí.
¿Tienes fuego? –y le señale el cigarro. Busco su encendedor, mientras lo prendía, masturbaba lentamente su pene y lo pegaba a mi cuello para sentirlo. Sonrió.
Igual que la película – mire atrás al televisor, y en la escena, también prendían otro cigarro a la actriz que también estaba mamando.
Exhalé el humo y lo masturbe más rápido.
¿Te gusta? ¿Lo hago bien? –y empecé a lamer su glande y chupar solo la cabeza, repetí esta operación un par de veces. Y me lo comí de nuevo todo, fume y exhale en su pene, lo recorrí con los labios por todo lo largo, fume y me la metí un poco, abrí los labios y deje escapar el humo. Continué mamando –mmm, que rica esta tu verga- chupe el glande y junto con mi mano, baje hasta meterla toda en mi boca, la saque-. Esta deliciosa –la lamí completa-. Rica. – lo masturbe más rápido y lo chupaba y lamía al mismo tiempo. Mi tío gimió, me tomo de la cabeza y me jalo para meterme la toda. Hasta el fondo una, dos, tres veces. Me dejo respirar. Empujo de nuevo, una, dos, tres veces, se detuvo cuando la tenía adentro, espero un segundo, y empezó a meterla hasta la garganta, hasta el fondo, me quería salir, pero no me lo permitió, empujó de nuevo tres veces y me soltó, se tiró de espaldas resoplando. Yo me incorpore completamente y empecé a toser, creí que vomitaría. Cuando recupere el aliento, saque un condón del buro, se le avente a mi tío, calló en su pecho, lo tomó.
¿En serio quieres hacer esto? –me puse de espaldas, levante mi vestido lo suficiente para que viera mi ropa íntima, la tome por los costados y comencé a bajarla, mostrándome por completo, solo escuche como abrió el condón. Me incorpore y subí a la cama a su lado, él se terminó de poner el condón y se recostó en el medio de la cama, me tomo de la cintura y la pierna e hizo ademán de que me subiera en él. Así lo hice, enseguida tome su pene y lo puse a la entrada de mi concha, me palpito y después solo vi estrellitas, de un empujón me clavo toda su verga.
Ahh, ahhh, me la metiste toda, hasta adentro, -recargue mi cara en su pecho-. Está durísima. –Sentía como me abría por completo, estaba a reventar, él hizo ademan de querer empezar a moverse, me tomo por las nalgas, las apretó y empujo su pelvis-. No, me duele, espera un segundo-. Espere unos segundos, puse mis manos en su pecho y me incorpore clavando más su verga en mi interior, se me escapo un gemido-. Mmm está muy adentro, ya casi estoy lista. –tome mis senos, jale el vestido hacia abajo y estos saltaron frente su mirada incrédula, me apoye en su pecho de nuevo y comencé a levantarme sacando lentamente su verga de mi interior, disfrutando cada centímetro, cuando lo creí oportuno, comencé a clavarme de nuevo, lentamente, gozándolo, él me tomo de las caderas y empujo, pero lo detuve-. No, yo me muevo. –no dijo nada, me dejo hacer, cerré los ojos, me incorpore, tome mis senos y comencé a clavarme, más rápido, con más cadencia, cuando bajaba empujaba más mi caderas para profundizar más la penetración-. Lo tienes durísimo.
Así me lo pones, estás apretadísima, caliente y muy mojada, no aguanto más. –me jalo hacia él, me abrazó por la espalda, impidiendo que me levantará y con una mano me todo de la cadera y empezó a penetrarme más fuerte, yo solo me deje, tendida sobre su cuerpo, recibiendo a su placer, las estocadas de su verga en mi concha húmeda.
¡Ahg… ahg… ahg… ay que rico! –le decía al oído, mientras me aferraba a su pecho, era como un toro mecánico-. Dámelo, me vengo, dámelo, así, así, ahhh… -para no gritar lo mordí en el hombro. Él solo gimió, por el dolor o por su venida, no sé, pero me dio dos estocadas más, rápido y me la dejo clavada has el fondo, y así me la empujo unas cuantas veces más y caímos rendidos en mi cama, resoplando, tratando de recuperarnos a nosotros mismos.
¡Wow! Fue…
Shh, no digas nada, fue genial, pero ya terminó, será un rico secreto. –baje mi mano a su pene semi flácido, se lo quite y me levante, lo envolví en papel y lo tire, él ya se estaba vistiendo-. Los demás ya están por regresar y yo ya iba de salida-. Le guiñe el ojo y sonreí.
Gracias. –y salió de mi cuarto.
Me mire al espejo, no me despeine ni arruine el maquillaje, con papel me limpié mis fluidos que empapaban la entrepierna, busque mi tanga, encendí otro cigarro para relajarme. Me tumbe en la cama y miré al techo mientras exhalaba el humo del cigarro, suspire de placer y tranquilidad, había cogido rico, sexo relajante para empezar el día, pensé y sonreí al recordar que fue con mi tío, en mi casa, en mi cama.