A propósito de Cris

Cuando la amiga de mi novia se encapricha de mi...

Este es mi primer relato y por consiguiente mi primera infidelidad de facto. La historia que a continuación os voy a contar ocurrió realmente hace unos 5 años.

Llevaba 3 años con mi novia, Julia, y después de los 2 primeros años de enamoramiento casi ciego empezaron a aparecer las discusiones y dudas entre ambos. Yo soy un chico de 1,85cm, cuerpo atlético, aunque no excesivamente musculado, ojos verdes y pelo castaño. Ella era una chica de 22 años que estaba a mitad de carrera. Tenía un físico que atraía las miradas de ambos sexos. Talla 95 de pecho y firme, y un culo redondo y bien puesto. Rubia con pelo largo y ondulado. Como contaba, hasta entonces nuestra relación era casi perfecta, sexo casi diario y apenas discusiones, sin embargo, la diferencia de edad, 5 años, empezó a hacerse notar cuando nuestros intereses empezaban a chocar.

Durante el segundo curso de la carrera conoció a Cris, con la que empezó a tener una gran amistad ya que apenas vivía 2 calles encima, y se veían cada día. Empezaron a quedar para estudiar, y al cabo de 2 meses ya salían juntas de fiesta hasta bien entrada la mañana. Al día siguiente de volver un día de fiesta, me comentó que, en la disco, Cris la incitó a provocar a los tíos que habían, bailando sensualmente una con la otra, llegándose a morrear. Al principio le resultaba chocante ya que apenas se conocían, pero poco a poco se fue desinhibiendo y se convirtió en una práctica habitual, aunque Julia me aseguraba que solo lo hacía para divertirse y que jamás tontearía con otro chico.

En época de exámenes, fui a buscar a Julia a la biblioteca para ir a comer. Salió de la biblioteca con Cris y para mi sorpresa, se subieron ambas al coche. Fue la primera vez que la vi y por lo tanto la conocí. Era tal cual la imaginaba según cómo me la había descrito Julia, tanto físicamente como de personalidad. Físicamente; morena, pelo negro largo, pechos enormes (talla 110 calculé) y culo normal. Obviando las tetas, no tenía un físico espectacular, pero sabía resultar muy atractiva. En cuanto a su personalidad, era una chica muy alegre, extrovertida y siempre hacía bromas. Precisamente, esa forma de ser y su edad, tenía un año más que yo y 6 más que Julia, hizo que congeniáramos.

Una noche, volviendo Julia de fiesta más pronto de lo habitual, me despertó con ganas de jugar. Noté que venía algo bebida, sin embargo, me apeteció seguirle el juego. Empezamos a desnudarnos, y de repente se arrodilló y empezó a hacerme una mamada espectacular. No tenía gran habilidad en ello, pero esa noche parecía otra. Le dije:

- Madre mía, que cambio, ¿quién te ha enseñado?

- Te reirás, pero Cris, me dio algunos consejos

- Ya veo, ya. ¿Y que más te ha enseñado?

- No mucho más, dice que si quiero un día hagamos un trio y que me enseñará todo lo que sabe.

En ese momento me puse más caliente que nunca, y notaba que no tardaría mucho en venirme…

- Buena propuesta, ¿Y qué le has contestado?

- Que ni loca, que solo eres mío.

- Pero si con ella ya habéis tenido roce y os habéis morreado…

- Ya, pero me dice que eres muy guapo y atractivo y si hacemos un trio... temo que te guste más como ella folla…

En ese instante, me corrí en su boca y no tuvo más que tragarse todo el líquido por la gran cantidad descargada. Estaba en éxtasis, la levanté y la puse de cuatro patas. Intercambiaba por delante y por detrás. Gemía como nunca y aprovechaba para darle cachetes. Me dijo que no tardaría en correrse, así que me senté en el borde de la cama, la puse encima de mí y a medida que la penetraba le besaba las tetas y los pezones imaginándome que eran los de Cris. Tras varías envestidas, nos vinimos al unísono y nos quedamos tumbados en la cama hasta dormirnos.

Después de esa noche, ya no podía quitarme de la cabeza a Cris, y en cada polvo estaba presente. No hablamos de ella mas, hasta que un día nos la encontramos en un bar con un amigo especial que decía tener. Nos sentamos juntos y empezamos a beber. No podía evitar mirarla de reojo, y en más de una ocasión nos cruzamos la mirada, produciéndonos una discreta sonrisa. Cuando fui al baño, antes de entrar al w.c. de hombres, me encontré a Cris que salía del de mujeres. Fue fruto de la casualidad, aunque parecía que ella lo había preparado:

- Ya me ha contado Julia, que te dijo que me gustabas y que me gustaría hacer un trio con vosotros

- Ahh, am, si - No sabía que decirle-, algo así

- Ella no te quiere compartir, y es mi amiga por lo que no…, pero si tú me lo pides – Me cogió de una mano y la puso en su culo, y la otra en una teta – no creo que pueda resistirme – acercó su cara y me besó la comisura. – Tú decides – Me dijo mientras salí del baño.

En ese instante, la hubiese metido en el baño sin dudarlo ya que apenas corría sangre por mi cabeza, sin embargo, ella se fue dejándome con una calentura increíble. La noche siguió con normalidad, aunque yo estaba más ausente que antes sin apenas poder dejarla de mirar, aunque ella no me miró ni una vez.

Desde aquella noche no podía dejar de pensar en nuestro próximo encuentro, y siempre preguntaba a Julia que tal la Uni para ver si me decía algo más de Cris, pero apenas me comentaba sucesos rutinarios de la propia universidad.

Hasta que llegó la noche. Julia me dijo que iba a salir con Cris y otra amiga de fiesta, y que Cris insistió que me viniera yo con otros 2 amigos para hacer “la noche más interesante”, palabras textuales. Al principio le dije que no tenía mucho ánimo (estaba deseoso), pero finalmente llame a 2 amigos y para mi sorpresa no me costó convencerlos. Nos encontramos en uno de los bares cercanos a la disco y empezamos a beber y hablar. Estábamos los 6 muy a gusto y riendo sin parar, aunque yo estaba algo molesto ya que Cris apenas me miraba y en ningún momento me hizo ningún gesto. Llegué a la conclusión que era una provocadora y que tan solo quería llamar mi atención y calentarme. Así que decidí ignorarla y pasármelo bien con mis amigos.

Eran las 3 de la mañana aproximadamente y fui a pedir una copa en la barra. Me encontré a Cris con su amiga. Mi primera reacción fue ver si Julia nos veía, pero esta distraida bailando con mis amigos, pero luego pensé que no le dedicaría mucho tiempo a Cris por lo distante que se había mostrado. En un principio no me hicieron mucho caso, pero mientras esperaba que me sirvieran la copa Cris me preguntó:

- ¿Quién crees que tiene las tetas más grandes?

- Mmmm, pues a simple vista no sabría decir, estas cosas se averiguan palpando, ya que con los push ups de hoy en día…

Se empezaron a tocar entre ellas, mirándome con una sonrisa para provocarme. Hecho que consiguieron de inmediato. A lo que les dije:

- Chicas, es de mala educación que seamos tres y solo disfrutéis dos. Parad por el bien de mi salud.

- Pues participa tú también – dijo Cris al mismo momento que toco mis pectorales – que nosotras te dejamos igual que tú a nosotras – entonces la amiga también empezó a acariciarme.

Me quedé inmóvil, así que Cris cogió mis manos y puso una por dentro de su camiseta y la otra sobre la teta de su amiga. Empecé a mover las manos, en un principio temeroso, pero luego, tratando de disimular al estar en una discoteca, fui acariciando con más ganas, incluso metí la mano por debajo del sujetador de Cris rozando su pezón. Finalmente dije que Cris las tenía más grandes (aunque no lo tenía tan claro) y ella saltó con repentina alegría celebrando su victoria y me dio un beso en la comisura rozándome los labios. Me giré a buscar mi copa, y cuando me di la vuelta, Cris se estaba pasando un hielo por el cuello y el canalillo, se lo puso en la boca y se lo pasó sensualmente a su amiga. Yo estaba deseoso de recibir tal hielo para pasárselo a Cris, y en ese momento, Cris le dijo algo al oído a su amiga. Esta se giró hacia mí y me pasó el hielo, pero rozando poco los labios, con prisa, y se marchó de repente. Me extrañó un poco todo, pero poco me importó al quedamos Cris y yo solos.

Gesticulé para ver si quería el hielo, y después de jugar con ella finalmente accedí a dárselo, aunque realmente ella me lo arrebató introduciendo su lengua con impetud y llevándose el hielo casi deshecho a su boca. Entonces dijo que me lo quedase yo mejor, y con el ademán de devolvérmelo se acercó introduciendo su lengua, pero esta vez sin hielo, solo lengua. Empezamos a besarnos con lujuria, rozándonos e intercambiando saliva como si nadie más hubiera en la discoteca, hecho que me hizo recordar que mi novia estaba en la misma sala, por lo que abrí los ojos para buscar a Julia, pero al ver que Cris había enviado a su amiga para distraerla bailando a la otra punta de la pista, dimos rienda suelta a la pasión del momento. Me cogió de la mano, y entramos en una habitación donde guardaban mesas y sillas a modo de almacén. No parecía que nadie tuviese que entrar y así fue.

Le quité el sujetador y le subí la camiseta para besar y lamer tan deseadas tetas, mientras ella no cesaba en estirarme del pelo y gemía sin parar. De repente me apartó la cara para besarme y se arrodilló, desabrochó el pantalón y totalmente erguida salió disparada mi miembro. En ese momento estuve totalmente entregado a ella ante tal mamada. Después de unos segundos o minutos de frenesí, se levantó, se bajó el pantalón y el tanga y me dijo – soy toda tuya -. La levanté apoyando su espalda en una mesa y la penetré con tal fuerza que debió escucharse su grito en toda la discoteca. Disfrutaba como nunca y más viendo que se corría cada minuto. Jamás había estado con una multiorgásmica, y fue delirante.

Era tal el desenfreno, que no éramos conscientes del tiempo que transcurrió. Después de varios minutos follando a un ritmo frenético, no podía aguantar más. Le avise de me inminente descarga y me pidió que lo hiciera dentro suyo. Ambos estábamos en el clímax y todavía con el lívido por las nubes nos besamos sin descanso, hasta tal punto que empezamos otra vez a buscar una segunda embestida, cuando de repente un golpe en la puerta nos alertó y decidimos salir.

Nos separamos y seguimos la noche con nuestros amigos como si nada hubiera ocurrido. Pero, en realidad no sería así. Esa noche marco un antes y un después, y a raíz de ello sucedieron diversos encuentros a cada cual más intenso, que serán descritos en los sucesivos relatos.